La Carta 44 Tomo 1: Velocidad de escape

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Edición original: Letter 44 Nº 1-6 USA (Oni Press, 2013-2014).
Edición nacional/ España: Norma Editorial (2015).
Guión: Charles Soule.
Dibujo: Alberto Jiménez Alburquerque.
Color: Guy Major y Dan Jackson.
Formato: Tomo rústica de 160 páginas.
Precio: 17,50€.

 

«Economía, política social, toda esa mierda ya no significa nada.»

El universo sigue siendo ese vasto y fascinante espacio lleno de misterios y secretos. En las estrellas todas las civilizaciones han intentando ver en algún momento las respuestas a las preguntas más importantes que se puede hacer la especie humana. Esas cuestiones que solemos ignorar en nuestra rutina diaria porque incluyen conceptos que simplemente dejan totalmente inservible nuestra imaginación y capacidad de entendimiento. Nos hacen sentir tan terriblemente minúsculos y perdidos. La ciencia ha intentando resolver estos dilemas con la observación y el análisis, mientras la religión ha optado por explicarlos mediante la fe, pero posiblemente ninguna de las dos llegue nunca a unir todas las piezas del rompecabezas. Mucha gente prefiere pues reducir el espectro a una escala humana, creyendo que eso les permite algún tipo de control y decisión sobre el tiempo que se les ha dado. No podemos entender el universo, pero sí las propias leyes humanas, la cultura y política, la base que pone en funcionamiento nuestra sociedad que ha parido nociones como la familia, la comunidad o la nación. No estamos destinados a alcanzar el futuro sino a intentar hacer más fácil nuestro paso por este mundo, lidiando lo mejor posible con los principios de una naturaleza en la que solo sobrevive el más fuerte.

No son pocos los autores que han tratado estos temas en la literatura, en el cine y otros medios, como mismamente el cómic, y otros tantos han conseguido maravillarnos y atraparnos con sus historias, dentro del campo de cultivo de la ciencia ficción, pero no tantos son los que han logrado hacernos reflexionar sobre nuestra misma existencia. En el mercado independiente hemos vivido un pequeño boom en los últimos años sobre este tipo de historias, recuperando el sabor pulp de las publicaciones de antaño pero añadiendo una visión de la ciencia fantástica, casi mágica, pero también peligrosa y terrible más allá del mero pánico nuclear de décadas pasadas. Este es el caso de obras como Nowhere Men de Eric Stephenson y Nate Bellegarde, Ciencia Oscura de Rick Remender y Matteo Scalera o Los Proyectos Manhattan de Jonathan Hickman y Nick Pitarra; títulos que representan una tendencia en el cómic estadounidense a la que ahora podemos sumar La Carta 44, la cabecera publicada por la editorial Oni Press y concebida por el guionista Charles Soule y el dibujante español Alberto Jiménez Alburquerque. ¿Qué la diferencia de otras propuestas similares? El enfoque social y político de su ciencia ficción.

En la edición española del best seller El Marciano, la primera novela del escritor estadounidense Andy Weir en la que se inspira la próxima película de Ridley Scott, el profesor, editor y escritor Miquel Barceló reflexionaba en su introducción sobre la decadencia de la ciencia ficción como consecuencia de que su temática haya ido incorporándose a nuestras vidas con mayor fuerza desde los años noventa, restando «especificidad a su narrativa», y pasando de tratar historias sobre la ciencia, la tecnología y su efecto en la sociedad, a centrarse en el «futuro cercano» y los thrillers tecnológicos. Esto puede ser cierto en relación a la literatura de género, pero el cómic actual no parece estar siguiendo exactamente este camino, la amalgama de influencias y referentes resulta en este caso mayor y el hecho de poder jugar con elementos visuales hace más fácil y estimulante tratar ideas y conceptos relativamente más atrevidos y arriesgados. Aunque esto no quiere decir necesariamente que el género en la viñeta sea más complejo y hermético, ni tampoco que tenga que dar pie a banalidades filosóficas y otro tipo de recursos a los que recurren muchos autores de ciencia ficción cuando no saben resolver y darle voz a sus propios planteamientos.

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Páginas interiores de La Carta 44 de Charles Soule y Alberto Jiménez Alburquerque

Para no caer en esta tentación Charles Soule lo que ha hecho en la presente La Carta 44 ha sido dividir la premisa del relato en dos frentes, ofreciendo distintas perspectivas del mismo tema, complementándose una parte con la otra, pero funcionando perfectamente por sí mismas de manera independiente. No hay prácticamente problema para pensar en ellas como compartimentos estancos. Por un lado tenemos una aventura y misterio espacial prototípico, con resonancias a filmes como la inapelable 2001: Una Odisea del Espacio de Stanley Kubrick o la excelente Contact en la que Robert Zemeckis supo transmitirnos la fascinación por el universo intrínseca a la persona y la obra de Carl Sagan. En esta parte también se intuye un relativo apego por temas como nuestra definición de humanidad y la presumible y teórica incapacidad para comunicarnos y entendernos con otras posibles especies extraterrestres; una cuestión muy ligada a la literatura del polaco Stanislaw Lem -imprescindible la lectura de Solaris, El Invencible o Fiasco– pero también presente de una manera más soterrada en la obra de Charles Soule como se puede evidenciar en su alabado paso por cabeceras como La Cosa del Pantano, Red Lanterns o Hulka.

Esto puede estar relacionado con su faceta, no como guionista de cómics, sino como abogado especializado en temas de inmigración, un tema que aprovechó, por ejemplo, en su corta estancia narrando las aventuras de la verdosa Jennifer Walters, pero al que verdaderamente acaba explotando y utilizando en el presente trabajo. Es la aventura espacial la que se nutre principalmente de este mensaje, o la que lo exterioriza con imágenes más poderosas, todas en manos de los lápices de Alberto Jiménez Alburquerque, pero también se replica de manera más sutil en ese segundo compartimento del que compone la historia. Este nos adentra en un atípico thriller político, aportando un elemento que define la verdadera acción del cómic, por encima del detonante de la historia que no deja de ser esa aventura espacial que pasa a un segundo plano en interés al perseguir enigmas más convencionales y transitados. De esta manera, Charles Soule consigue que lo más interesante de la propuesta no esté en la estrellas, sino en la Tierra, en la Casa Blanca y en las luchas de poder de su ficticio presidente de los Estados Unidos Henry Blades que luce un físico sospechosamente deudor del Reed Richards de Los 4 Fantásticos.

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Más páginas de La Carta 44 de Charles Soule y Alberto Jiménez Alburquerque

La historia gana mucho cuando se centra en este personaje y su gabinete y su continua lidia con el secreto que el anterior inquilino del Despacho Oval había ocultado a la opinión pública cuando siete años atrás la NASA detectó una extraña construcción, aparentemente alienígena, en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, a 250.000.000 kilómetros de distancia de la Tierra. En contraste, las vicisitudes de los astronautas de La Clarke -un nombre obviamente homenaje al popular autor británico Arthur C. Clarke-, las peculiaridades de su relación y su férrea voluntad por afrontar una misión tan solo de ida, cumple mínimos pero no enamora ni engaña a los lectores más resabiados conscientes de que esos misterios y la intriga de la trama puede acabar siguiendo una trayectoria del todo decepcionante. En cambio, «la visión de lo que se supone que es América» según la interpretación de Charles Soule, en un ejercicio similar al practicado por Brian K. Vaughan en Ex Machina, se roba la historia y nos aporta un entretenimiento que aún tiene visos de mejorar, y más importante, madurar y ofrecernos nuevos frutos. Siempre con grandes dosis de pragmatismo, pero sin descuidar el sentimiento, logrando un balance y empatía menos ásperos que los presentes en otras obras de características similares a las suyas.

No nos olvidemos del trabajo de nuestro compatriota Alberto Jiménez Alburquerque, un dibujante sobrio en las formas que evita, tanto en la caracterización como en la narrativa del cómic, los excesos y cualquier diseño rimbombante. Hay un cierto hieratismo y endogamia en la expresivadad de sus personajes pero narrativamente su trabajo, en general, resulta fluido y ágil, y en lo particular, logra mantener el tipo en las distancias cortas, en las estrecheces de los escenarios centrales de la historia: los fríos pasillos y cavidades de La Clarke y los despachos y espacios cerrados de la Casa Blanca. El color, en cuyo tratamiento se turnan Guy Major y Dan Jackson, aporta contraste a la historia homogeneizando mundos pero sin aportar mayor incentivo al apartado gráfico que no obstante no persigue epatar constantemente al lector sino adaptarse a la funcionalidad del guion de Charles Soule. En definitiva, La Carta 44 puede ser a primera vista la propuesta más comedida de esta «moda científica», pero también una de las más humanas puesto que no busca apabullarnos, no nos promete las estrellas, solo una visión de las mismas desde una óptica más a terrenal y cercana. No por ello descartando trazas de fantasía y, por supuesto, haciendo valer nuestra debilidad por los misterios y secretos de nuestro universo.

  Edición original: Letter 44 Nº 1-6 USA (Oni Press, 2013-2014). Edición nacional/ España: Norma Editorial (2015). Guión: Charles Soule. Dibujo: Alberto Jiménez Alburquerque. Color: Guy Major y Dan Jackson. Formato: Tomo rústica de 160 páginas. Precio: 17,50€.   "Economía, política social, toda esa mierda ya no significa nada." El…
Argumento y guion - 7
Apartado gráfico - 7
Interés - 7

7

VALORACIÓN GLOBAL

La Carta 44 es una historia de ciencia ficción en la cual la política toma el mando y se convierte en la parte más interesante y estimulante de la propuesta de Charles Soule y Alberto Jiménez Alburquerque. Para completar el puzzle el cómic propone una ventura espacial amalgama de algunas de las mejores historias de la literatura de ciencia ficción pero queda en un segundo plano en contraposición a las luchas del poder de su thirller político.

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Damián González
Damián González
Lector
31 julio, 2015 10:10

Gran obra, además escuché en una entrevista a Alburquerque, que Soule le pasa en vez número por número los guiones le envía arcos completos ya escritos.

Mr. Cesar
Lector
31 julio, 2015 10:14

Pues una excelente crítica, Jordi, con la que estoy completamente de acuerdo. Aunque yo no hubiera sido tan diplomático al tildar de «hierático y endogámico la expresividad de sus personajes», me hubiera limitado a decir que los caretos que se marca Alburquerque son bastante chungos, con unas narices de boxeador de-vuelta-de-todo tremendas y con unos parecidos entre personajes que, si no es porque los astronautas llevan etiquetas en su ropa, en ocasiones no sabrías decir de quién se trata.
Eso sí, los escenarios, las naves y el resto de parafernalia le sale muy cuco.
Sin duda el incentivo de este cómic –en esta ocasión– no reside en el dibujo, si no en el excelente tratamiento de personajes y situaciones que nos plantea el tito Soule. Estoy deseando saber cómo continua una historia que, desde que apareció la preview en «El Día del Cómic Gratis», me tiene enganchado como solo la buena Sci-Fi puede hacerlo.

frankchalmers
frankchalmers
Lector
31 julio, 2015 15:54

Gracias por la reseña. Aún no lo he leído, pero ya obra en mi poder. Y con lo que dices, mi confianza crece.

Eso sí, Norma, como siempre, hace que los coleccionistas nos rasquemos el bolsillo más de la cuenta: por mucho que brille la portada, siguen siendo 6 tebeos en tapa blanda. El precio es excesivo.

mivaga
mivaga
Lector
2 agosto, 2015 20:57

En este mundo existen mas de una persona con el nombre de Miquel Barceló. El que escribió la introducción de «El marciano», no es ningún pintor, sino un profesor de la universidad politécnica de cataluña que dirigió la colección Nova de ciencia ficción de Ediciones B

Alonso
29 marzo, 2017 10:51

Me está gustando mucho esta obra y me gustaría pedir recomendaciones a los lectores acerca de obras parecidas, de la misma temática, ciencia ficción realista.

Gracias