EX MACHINA: REALIDAD CONTRA FICCIÓN, de Brian K. Vaughan y Tony Harris

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Edición U.S.A.: Ex Machina #11-16; Wildstorm (DC Comics).
Edición España: abril de 2007; Norma Editorial.
Guión: Brian K. Vaughan.
Dibujos: Tony Harris.
Entintado: Tom Feister y Karl Story.
Color: JD Mettler.
Formato: tomo recopilatorio de 144 págs.
Precio: 12 €.

Reconocida por la crítica y por los lectores y merecedora de los más prestigiosos galardones, Ex Machina no ha tardado en consolidarse como una de las más destacadas colecciones del sello Wildstorm, merced a la acertada combinación de los talentos de Brian K. Vaughan y Tony Harris, dos de los más destacados autores del cómic norteamericano contemporáneo. Puesta en comparación con Estado de emergencia y La Marca, primeros tomos recopilatorios publicados en España por Norma Editorial, Realidad contra ficción presenta una estructura atípica, por estar integrado por una historia corta y dos pequeños arcos argumentales, que pasaremos a comentar a continuación, no sin antes caer en la cuenta de que en la contraportada de la edición española se puede leer la siguiente…

SINOPSIS: “Para poner un poco de normalidad en su ajetreada vida como alcalde de Nueva York y recuperar la confianza de los votantes, Mitchell se presenta a un sorteo para formar parte de un jurado popular. Mientras tanto, ha aparecido en la ciudad un álter ego superheroico de Mitchell, que se hace llamar el Androide y pretende ocupar el vacío dejado por el ahora alcalde.”

  • La fortuna favorece: En la primera entrega recopilada en este tomo, Mitchell tratará de reconciliarse con sus demonios personales, concretamente con el papel que jugó durante el 11-S, bajo la máscara de La Gran Máquina, su alter-ego superheróico. Los flashbacks que, como suele ser habitual en Ex Machina nos retrotraen a momentos pasados de la vida de nuestro protagonista, son puestos en relación con una medida que, como alcalde, se ve obligado a tomar: la intensificación del control ejercido sobre adivinos y pitonisos de la Gran Manzana, con el fin último de evitar las estafas perpetradas con impunidad por muchos de los miembros pertenecientes a este colectivo. En este sentido, jugará un papel determinante una misteriosa mujer llamada Zehala, quien tal vez altee el curso de los acontecimientos.
  • Realidad contra ficción: A continuación, Hundred tomará una curiosa determinación: requerido para formar parte de un jurado popular, en lugar de ampararse en la incompatibilidad entre desempeñar tal función, y ejercer las atribuciones inherentes al cargo político que ostenta, opta por cumplir con su deber cívico, en un intento de lograr despertar la simpatías de los votantes. Sin embargo, esta decisión puede llegar a resultar realmente problemática. Al mismo tiempo, la policía de Nueva York asistirá impotente a la aparición de Autómata, autoproclamado nuevo superhéroe de la ciudad, quien aplicando un peculiar sentido de la justicia mediante métodos demasiado contundentes, pondrá en jaque a las fuerzas del orden. Bradbury y Kremlin tratarán de arrojar luz sobre la verdadera identidad y auténticas motivaciones de este personaje.
  • Fuera del sistema: Journal, asesora de Mitchell, trata de convencer al alcalde para que permita a unos estudiantes de la Academia de Nueva York, filmar un documental acerca del estado de los túneles de agua de la ciudad. La insistente negativa de nuestro protagonista parece estar relacionada de algún modo con su infancia. Prácticamente sin solución de continuidad, el atípico edil recibe una inquietante llamada telefónica que provoca que, con carácter de urgencia, abandone temporalmente las calles de Nueva York, para realizar un viaje hasta el otro extremo de los Estados Unidos.

Mediante estas tres historias, conoceremos con más detalle a Mitchell Hundred, acompañándolo en su transición de ingeniero civil a superhéroe, y de superhéroe a alcalde de Nueva York. Por el camino, perderá buena parte de su idealismo, para transformarlo en el pragmatismo no exento de cinismo que caracteriza el ejercicio de su cargo político. El objetivo parece ser, en última instancia, el buscado con frecuencia por los guionistas más competentes: realizar un estudio de la personalidad de quienes protagonizan sus historias, sin desvelar todos los misterios, manteniendo para ello un complicado y meritorio equilibrio entre las preguntas resueltas y los nuevos interrogantes planteados. De este modo, tanto la evolución del personaje como la atención del lector parecen garantizadas, siendo el mayor mérito del guionista haber rechazado visiones estereotipadas de un personaje que ostenta dos facetas muy definidas (político y superhéroe), sin que esto signifique renunciar por completo a algunos de los más interesantes ingredientes de ambos géneros. Así, en un alarde de mesura, los guiones de Vaughan huyen los lugares comunes más insistentemente visitados por sus colegas de profesión, retratando a Hundred como un personaje carismático, pero imperfecto, propiciando que precisamente en su imperfección, radique el mayor de sus encantos: como todo hijo de vecino, Mitchell se ve acechado por las dudas, por su pasado, su presente, y el eterno conflicto entre sus ideales, sus sueños, y la realidad que le ha tocado afrontar y asumir. Un personaje decidido a desempeñar un papel protagonista en la ciudad que lo ha acogido, al tiempo que trata de reconciliarse con su pasado, con la pesada losa que se ha empeñado en cargar.

En definitiva, Vaughan se toma su tiempo para desvelar aspectos antaño inexplorados de la personalidad de nuestro protagonista, logrando que con cada entrega de la colección añadamos una nueva pieza al rompecabezas que resulta ser quien en tiempos pretéritos recibió el apodo de La Gran Máquina. Pero lo dicho en las líneas precedentes no debe entenderse como una loa incondicional hacia la planificación, el desarrollo y la plasmación de la historia de este fascinante personaje. Llegado a un punto en el que se han alcanzado las dieciséis entregas en su edición original, resulta evidente que en Ex Machina predominan las luces sobre las sombras. Sin embargo, Vaughan se mueve con frecuencia por pendientes resbaladizas, recurriendo a pretextos argumentales, paralelismos y detonantes de la acción que en ocasiones resultan un tanto forzados, traídos por los pelos. Concretamente, este tomo representa un significativo bajón de calidad respecto a los anteriores, aunque conociendo la obra de Vaughan, cabe sospechar que no tardará en enmendar cualquier posible error.

En cuanto al apartado gráfico, el más exigente de los lectores encontraría serios problemas a la hora de criticar negativamente el trabajo de Tony Harris, pues con su característico estilo hiperrealista, resulta tan convincente retratando una conversación, como deleitándonos con una ilustración de La Gran Máquina surcando los cielos de la Gran Manzana. Tal vez el único pero que se le puede achacar es que algunas de sus páginas se echa en falta más dosis de dinamismo, lo cual puede encontrar su razón de ser en el hecho de que, como es sabido, el talentoso y meticuloso dibujante utiliza referencias fotográficas en muchas de sus páginas. Pero tras prestar atención a cualquiera de las entregas de esta colección, no queda más remedio que obviar cualquier pretensión de menoscabar su labor, y terminar rindiéndose ante su clase, elegancia, y talento, en perfecta armonía y conjunción con el entintado de Tom Feister y Karl Store y el coloreado de JD Mettler. Sencillamente impresionante.

En resumidas cuantas, estamos ante una entrega más de una de las más destacadas colecciones publicadas en la actualidad, que si bien presenta un buen puñado de ideas, propuestas argumentales y conceptos más que interesantes, a lo que habría que añadir un apartado artístico impecable, parece haber perdido fuelle respecto a entregas precedentes. De todos modos, sigue estando muy por encima de la media de calidad de la gran mayoría de los títulos mainstream, y como comentaba con anterioridad, de Vaughan (casi) siempre cabe esperar lo mejor: quien escribe estas líneas está más que convencido de que La Gran Máquina remontará el vuelo.

Reseñas anteriormente publicadas en Zona Negativa:

Ex Machina: Estado de emergencia.

Ex Machina: La Marca.

Un saludo y hasta la semana que viene! (eso espero)

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Tim Drake
Tim Drake
Lector
30 junio, 2007 9:52

Tan solo me he leido el primer tomo «Estado de emergencia» y lo peor del comic eran esos continuos flashbacks que citas en el post. En mi modesta opinión, cuantos menos haya más agilidad narrativa adquiere el comic.

Raúl López
Admin
30 junio, 2007 13:56

Uno de los mejores comics de la actualidad, eso si, a mi este tercer tomo me ha parecido un poco más flojillo que los anteriores… a ver si esta tarde le pego una segunda lectura 🙂