JLA: La isla del Dr. Moreau

 

Edición original: JLA – The Island of Doctor Moreau (DC Comics), agosto 2002.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones, junio 2014.
Guión: Roy Thomas.
Dibujo: Steve Pugh.
Color: Patricia Mulvihill, Digital Chameleon.
Formato: Rústica, 72 págs. A color.
Precio: 6,95€.

 

Una fábula que helará la sangre y pondrá la carne de gallina a todos y cada uno de los leales súbditos de su majestad. La madre naturaleza corre un cruel peligro provocado por los repungnantes experimentos realizados por el creador de unas pobres bestias mudas en nombre de la ciencia y la justicia. Nadie que sea capaz de respirar se puede resistir a este osado y vigorizador relato sobre fieras criaturas que recorren la Tierra igual que nosotros con extraños poderes y habilidades superiores a los del común de los mortales.

Cuidado. Si sois sensibles e ingenuos, pues este apasionante relato sobre creaciones que desafían al Todopoderoso y sobre cómo persiguen, incansables, al azote de dos continentes, el repulsivo y homicida Jack el Destripador, no es para débiles de voluntad ni de corazón. ¡Y una vez contemplada, esta narración jamás se olvidará.

Esta es la actitud con la que hay que afrontar la lectura de este cómic, sin duda, si queremos extraer de él lo mejor que nos puede ofrecer. No hablamos de un relato de superhéroes disfrazado, sino de una historia de terror y ciencia ficción retro con un ligero maquillaje de cómic superheroico. O te implicas en el juego o no lo haces. Pero… ¿será suficiente?

Un poco la gracia de los Elseworlds es esa: la de poner a los personajes que conocemos en contextos extraños para ellos, muchos improbables, la mayoría imposibles… La fiebre de los llamados Otros mundos dio lugar a experimentos muy curiosos de desigual resultado, y ECC Ediciones se ha propuesto rescatar del olvido algunas de las obras que enmarcadas en esta línea publicó DC Comics hace ya tantos años. En su catálogo ya encontramos Batman: La maldición que cayó sobre Gotham, Kingdom Come, Gotham a luz de gas o Batman/Houdini: El taller del diablo y se anuncia para el mes de julio JLA: Sociedad Secreta de Superhéroes.

En esta ocasión, el título no da lugar a error, tenemos ante nosotros una versión superheroica, más o menos, de la novela clásica de H.G. Welles, La isla del Dr. Moreau. Y aquí es donde encontramos el inevitable baremo según el cual los lectores se acercarán a este cómic: siendo conocedores del original, o ajenos a él. Por desgracia creo que ninguno de los dos enfoques salvarán esta inusual adaptación.

Los que ya han leído el libro se llevarán las manos a la cabeza contemplando la gran cantidad de oportunidades argumentales desperdiciadas así como la omisión de las ideas clave de la obra y la forma tan superficial como ha sido tratada la trama, limitándose a convertir a la Liga de la Justicia en las criaturas bestiales de un obsesionado científico.

La ejecución de este cómic es pésima a diferentes niveles. Roy Thomas, un guionista curtido en un centenar de campos de batalla, se encuentra aquí realizando lo que parece ser un trabajo alimenticio, una de las contadas incursiones que ha hecho en la escritura desde 1990. En el dibujo encontramos a Steve Pugh, famoso ya entonces por sus “bestiales” dibujos en Animal Man para Vertigo. Parecía que el equipo creativo salvaría el cómic, pero no. Roy Thomas únicamente reconocible por la ampulosidad de los textos, que probablemente es lo que más ayude a dar el tono adecuado a la historia. El argumento no puedo discutirlo, es el que es por la necesidad del planteamiento, y el inicio es adecuadamente similar al del libro, pero la variación de la trama, lejos de resultar original, forzando justificar a las bestias como héroes, se convierte en algo tonto por momentos.

Las bestias no tienen personalidad alguna, simplemente se asemejan a los miembros de la Liga por sus habilidades, o por un oportuno vestuario, como en el caso de Wonder Woman, de la que en ningún momento se nos explica su atuendo de barras y estrellas. Por lo demás son animales, bastante serios y bastante sosos. Moreau da la impresión de estar enfadado constantemente, como si odiase el mundo del que necesita que le reconozca como un genio.

Steve Pugh parecía una buena opción para este cómic “de animales”, pero la acción brilla por su ausencia (como los fondos), y por lo general vemos a las bestias posando y con caras inexpresivas. No solo el argumento no se presta a que él se luzca, es que cuando tiene ocasión rara vez lo hace. Me hubiese gustado ver su versión de Batman, pero también entiendo que operar a un murciélago para otorgarle características humanas era bastante más difícil que hacerlo con un oso. O cuando menos el resultado hubiera sido diminuto y jocoso, lo que no hubiera ayudado nada a mejorar el panorama.

Las variaciones respecto a la historia original son las típicas en las que se pretende mejorarla, pero se acaba desgraciando lo poco bueno que había. Lo mejor de esta reimaginación es la inclusión de Jack el Destripador en la mezcla. Lejos de resultar un pastiche aporta frescura a la insulsa y obvia historia que se venía desarrollando. Forma parte orgánica de la historia de Moreau y la JLA en la civilización, y se convierte en un adversario adecuado, así como el desencadenante de los hechos que desde el principio esperábamos.

Pero nuevamente Thomas le quita la gracia al argumento haciendo que la progresiva bestialización no obedezca a un proceso natural, a una involución de los personajes basada en sus experiencias, sino que simplemente pasa.

En conjunto es uno de los Elseworlds de peor factura, fruto del oportunismo y la fiebre por los Elseworlds en la época. Su título, desde luego, no auguraba nada bueno, y lamento haber visto cumplidas mis expectativas.

 Artículo de Jorge García incluído en la edición española.