Lo mejor de Sir Tim O’Theo

Con Sir Tim O’Theo, Raf y Andreu Martín retratan una sociedad dividida en clases sociales donde prevalece el origen y no la capacidad de los individuos. Los autores utilizan un humor amable y cotidiano para ridiculizar a los detentores del poder y a los situados en las partes altas de la escala social.

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Edición nacional/ España: Lo mejor de Sir Tim O’Theo. Penguin Random House. Octubre 2018
Guion: Andreu Martín
Dibujo: Joan Rafart “Raf”
Formato: Cartoné, 232 páginas
Precio: 25’90€

 

La serie Sir Tim O’Theo es un clásico del tebeo español. La editorial Penguin Random House ha publicado un recopilatorio titulado Lo mejor de Sir Tim O’Theo que agrupa en un solo tomo las 5 historias largas del personaje. Son 5 relatos, la mayoría de 42 páginas, con guiones del escritor Andreu Martin y dibujos de Joan Rafart “Raf” que fueron publicados por entregas en la revista Súper Pulgarcito entre 1971 y 1973.

La auténtica prueba de fuego de una serie clásica consiste en comprobar como aguanta el paso del tiempo. Hay numerosos ejemplos de obras que nunca se marchitan; en el ámbito del cómic europeo, Las aventuras de Tintín sería una de ellas pero también Asterix el galo o Gil Pupila de Maurice Tillieux, por citar tan solo algunos ejemplos. De la inmensa producción de la Editorial Bruguera existen varios casos de colecciones que tuvieron mucho éxito en su momento pero que ahora resultan flojas o directamente desfasadas. No estamos ante este problema con Sir Tim O’Theo que, leída en la actualidad, conserva gran parte de sus cualidades y sigue resultando graciosa y entretenida para el lector contemporáneo. Sir Tim O’Theo no llega a la excelencia de las obras anteriormente citadas, pero su calidad la acredita, junto a Anacleto, Agente Secreto y Superlópez, como una de las grandes creaciones publicadas por la editorial Bruguera.

Los personajes creados por Raf y Andreu Martín, se mueven en un entorno paródico que ridiculiza los tópicos de las novelas de misterio de ambientación británica, pero también representan las diferentes clases sociales anglosajonas que soportan las desigualdades de una sociedad elitista. La relación entre los dos protagonistas es paradigmática de esta estructura social que prima la cuna a las capacidades intelectuales de la persona. Bajo una apariencia de humor ligero y comedia de situaciones, Raf y Martín ridiculizan incesantemente a los detentores del poder dentro de la sociedad occidental, mostrándolos como seres inútiles, pomposos y engreídos que basan su estatus en el talento y el trabajo de otros. Desde el burgomaestre, el sargento de policía, el Rajah pasando por el jefe de Scotland Yard o el alcaide de una prisión alemana todos los que detentan alguna posición de mando lo hacen desde la agresividad o la estulticia. Sin olvidarnos del principal protagonista que acredita su fama gracias al talento de su mayordomo que le resuelve los casos sin que él mismo se dé cuenta. En estas 5 historias, más extensas de lo habitual, Sir Tim O’Theo sale bastante mal parado aunque, a diferencia del resto de secundarios, nos resulte un personaje bastante simpático.

Las 5 historias largas contenidas en este recopilatorio son:

El secuestro del burgomaestre publicada en Súper Pulgarcito, II época, del 7 al 12 (1971)
La “verruga de Sivah” publicada en Súper Pulgarcito, II época, del 13 al 18 (1971-1972)
El sarcófago de Thuru-Rut publicada en Súper Pulgarcito, II época, del 19 al 25 (1972)
Contra Blackiss Black publicada en Súper Pulgarcito, II época, del 26 al 31 (1972-1973)
Reunión de fantasmas publicada en Súper Pulgarcito, II época, del 32 al 37 (1973). Esta historia también podemos encontrarla con el título de Pavoroso Pavor.
Agradezco a Antonio Tausiet su ayuda en la cronología de las historias.

Además, las dos primeras historias se publicaron en sendos álbumes de tapa blanda titulados El secuestro del burgomaestre (1972) y La verruga de Sivah (1973) dentro de la Colección Olé publicada por Bruguera. Finalmente RBA publicó en 2009 un recopilatorio titulado Sir Tim O’Theo en el que se incluían todas las historias largas – salvo Reunión de fantasmas – con algunas de las primeras historias cortas del personaje, todo en un álbum en cartoné dentro de su colección Clásicos del humor.

Todas estas aventuras tienen una estructura similar; están divididas en 6 episodios de 7 páginas – salvo Contra Blackiss Black que tiene 7 capítulos – que corresponden con las entregas publicadas en la revista mensual Súper Pulgarcito. Cada episodio tiene entidad por sí mismo y se cierra con el correspondiente gag final, pero remite a una historia global que se resolverá al final del sexto episodio. El nexo de unión puede ser un personaje, como el burgomaestre de la primera historia, un objeto preciado como una joya llamada la verruga de Sivah o un sarcófago egipcio o simplemente el reto de un personaje malvado como Blackiss Black o Pavoroso Pavor.

Los mecanismos del humor utilizados por Andreu Martín son sencillos pero efectivos. Contrapone la soberbia del torpe protagonista, un detective británico llamado Sir Tim O’Theo, contra la astucia de su humilde mayordomo llamado Patrick Patson, que es el que suele resolver los enigmas planteados. La acción trascurre en un pequeño pueblo llamado Bellotha Village, situado a unas millas de Londres. Este villorrio de la campiña inglesa está habitado por singulares personajes que enriquecen las historias con sus torpezas y excentricidades. Los principales secundarios de la serie son: el sargento Blops, un irascible y obtuso agente de policía que se beneficia de su colaboración con la pareja de protagonistas; el agente Pitts, un subalterno del sargento, bajito, nervioso e ingenuo que suele recibir las consecuencias del enfado de su superior a modo de dolorosas patadas; el burgomaestre y su esposa son otros característicos recurrentes de la serie, así como la adinerada Lady Margaret Filstrup, el dueño del pub The Crazy Bird llamado Hugguins y un fantasma que atormenta a O’Theo, que solo él puede ver y que se llama Mac Latha. Este compacto microcosmos presenta también escenarios recurrentes como son la mansión del detective llamada Las Chimeneas o la comisaría de Bellotha Village y por supuesto su taberna; The angry bird que suele ser rebautizada bajo varios nombres parecidos, entre los que destaca El ave turuta. En estas historias más extensas los protagonista viajan también a escenarios exóticos como la India, El Cairo, islas desiertas en el Mediterráneo, Alemania e incluso España.
Otro de los alicientes de la serie es la inmensa galería de criminales que acechan a los protagonistas, son ladrones como los hermanos gemelos Bell, de baja estatura y habilidades contrapuestas, el astuto Blackiss Black o Pavoroso Pavor autor, entre otros crímenes espantosos, de las canciones de verano.

Andreu Martín sabe dosificar sus argumentos, poblarlos de gags ingeniosos y jugar con las infinitas repeticiones que acaban provocando la risa cómplice del lector.
Martín nació en Barcelona en 1949, entró en la Editorial Bruguera a finales de los sesenta después de estudiar psicología. En esta editorial se encarga de escribir guiones para varios artistas como Jesús Blasco, Raf y otros. Sus obras más recordadas de esta época son Mr. Smog con dibujos de Andrea Bresciani, Dulce Frenesí con el arte de Jesús Blasco y Sir Tim O’Theo ayudando a su creador y dibujante Raf. Escribió también varias historias para la colección Joyas Literarias Juveniles.
A finales de la década de los setenta compagina sus guiones en revistas de cómics para adultos con la publicación de sus primeras novelas centradas en dos géneros; la literatura juvenil y la novela negra. De la primera categoría destacan la serie protagonizada por Flanagan, una serie de trece novelas realizadas conjuntamente con Julio Ribera y con la que ganarán el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. Del segundo género destacan sus obras A navajazos (1980), Prótesis (1980) que se adaptó al cine con el título Fanny Pelopaja (1984 dirigida por Vicente Aranda, Barcelona Connection (1988), Juez y Parte (2002) y Sociedad negra (2013) entre otras. Martín ha sido también autor de obras de teatro, guionista de cine y de series de televisión como Estació d’enllaç y Laberint d’ombres.
Su última novela negra lleva el curioso título de Los escupitajos de las cucarachas no llegan al séptimo sótano del pedestal donde se levanta mi estatua (2014) con la que ha ganado el Premio de Novela Ciutat de Alcira.

Otro de los puntos característicos de esta serie es el excelente trabajo gráfico realizado por Raf. Narrativamente esta serie muestra muchas diferencias con otras producidas por la misma editorial. Los recursos gráfico-narrativos del dibujante de Barcelona son ricos y variados. Divide su página en una estructura de 5 tiras de 3 o 4 viñetas pero en estos episodios altera esta cuadrícula en numerosas ocasiones. Emplea una amplia gama de encuadres y tamaños de plano. Podemos apreciar desde planos generales a primeros planos, huyendo así del abuso del plano figura que predominaba en la llamada escuela Bruguera. Además, enriquece los fondos con gran cantidad de detalles recurrentes que suponen un aliciente para el lector habitual. Son carteles de comercios, mobiliario urbano o fachadas de edificios que se repiten y son perfectamente reconocibles de una aventura a otra. El uso de la profundidad de campo, de viñetas con onomatopeyas y el montaje de continuidad son otros de los recursos aportados por el artista.
A medida que la serie se va afianzando, el dibujante irá simplificando su trazo, en una evolución que coincide con la entrada de ayudantes a la serie debido al enorme volumen de producción que exigía la editorial.

Joan Rafart, alias Raf, nació en Barcelona el año 1928 y murió en 1997. A los 26 años empezó su carrera como historietista de la mano de una serie llamada El Zorro. A mediados de la década de los 50 empieza a colaborar en revistas de humor como La risa con series como Levy Berzotas, Mr. Cha-cha-cha o Sherlock Gómez, un claro predecesor de Sir Tim O’Theo. También publica en la revista TBO con el pseudónimo de Roldán y en Florita, Paseo Infantil y Pinocho. En 1957 empieza a trabajar para Bruguera en series como Doña Lío Portapartes, Despistio, Don Pelmazo y otras. A principios de los sesenta colabora para la agencia Bardom Art y publica en el mercado británico. Ya a medidados de los sesenta vuelve a colaborar con Bruguera en series como Campeonio, Flash, el fotógrafo o Manolón, conductor de camión hasta que en 1971 crea Sir Tim O’Theo en la que trabajará hasta 1986. Este mismo año crea para la revista Guai! series como Mirlowe & Violeta y colabora con las revista El Jueves y Puta Mili. También trabajó para la animación en series como D’artacan, Cobi y Kati.
En 1992 recibió el Gran Premi del Saló Internacional de Còmic de Barcelona por el conjunto de su obra.

La serie Sir Tim O’Theo nació en 1971 en el #23 de la revista Mortadelo. Fue creada por el dibujante Joan Rafart pero rápidamente contó con la ayuda del guionista Andreu Martín que ayudaría a darle forma a la obra. La serie se compone de 5 episodios de larga duración – algunas fuentes hablan de 6 pero yo no he encontrado esta sexta historia larga en ninguna bibliografía – y sobre todo por cientos de relatos breves que solían tener una extensión de entre 2 y 7 páginas. Se publicó en numerosas revistas de la editorial Bruguera entre las que destacan Mortadelo, Súper Pulgarcito, Súper Tío Vivo, Bruguerlandia y Mortadelo Gigante, entre otras. Raf contó con la colaboración esporádica del británico Ron Clark en los guiones, cuando Andreu Martín dejó la serie, y de diversos dibujantes a los que acreditaba como Raf y equipo, uno de ellos fue Joseph August Tharrats, más conocido como Tha. La serie duró hasta 1986.

La edición llevada a cabo por Penguin Random House, dentro de su colección Bruguera Clásica es bastante decepcionante. El tamaño es algo mayor que el original y la impresión es buena. El papel también es bueno, la restauración de los colores excelente y en general presenta un aspecto remodelado y atractivo. La principal pega a esta edición es que reproduce los mismos errores que achacábamos a Bruguera; la falta de interés por el producto. El álbum no contiene ni un solo artículo que ponga en contexto la serie, ni tan solo la cronología de las historias, solo un desangelado texto introductorio de Andreu Martín que han incluido casi sin maquetar y sin imágenes de apoyo. Parece como si a esta editorial no le importase el producto que edita y se limitase a encuadernarlo y distribuirlo sin ningún criterio, ni responsable de la edición. Una auténtica lástima. El precio es razonable, aunque teniendo en cuenta que la edición anterior de RBA contiene cuatro de las cinco historias incluidas aquí, entiendo que muchos aficionados se lo piensen a la hora de gastarse los casi 26€ que cuesta. Y más si no se incluye ningún tipo de aliciente complementario o contenido extra…

Lo mejor de Sir Tim O’Theo es un recopilatorio que nos ofrece algunas de las mejores historias de esta serie. La obra de Raf y Andreu Martín contiene los suficientes alicientes como para interesar al lector actual. Su mezcla de velada crítica social con humor amable y cotidiano constituye uno de los mejores ejemplos de la denominada escuela de Bruguera y su calidad grafico-narrativa la destaca por encima de otros productos de aquella editorial. Lástima que la actual poseedora de los derechos no apueste a fondo por su producto, con esta filosofía editorial lo único que consigue es devaluar su negocio…

Salut!

  Edición nacional/ España: Lo mejor de Sir Tim O’Theo. Penguin Random House. Octubre 2018 Guion: Andreu Martín Dibujo: Joan Rafart “Raf” Formato: Cartoné, 232 páginas Precio: 25’90€   La serie Sir Tim O’Theo es un clásico del tebeo español. La editorial Penguin Random House ha publicado un recopilatorio titulado…
Guion - 8
Dibujo - 8.5
Interés - 7

7.8

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Un clásico español editado con desidia

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Linkin Boy
Linkin Boy
Lector
22 noviembre, 2018 14:35

Jo, un clasicazo inolvidable. A ver si Penguin se anima a rescatar otros algo más tapados, como el de mi avatar, el inolvidable Jarry Jarrón (o toda la producción de Marco, maldita sea)

sibaix
sibaix
Lector
22 noviembre, 2018 18:16

Lo que no entiendo es porque lo mejor son las historias largas cuando para mi lo mejor son las cortas y las primeras que aparecieron, en fin publican siempre lo mismo, recopila torio de Raf con sus personajes y por favor las cortas y de los 60 eso si que vendería.

Sedano
Sedano
Lector
23 noviembre, 2018 2:42

Al leer lo de que esta edición es bastante decepcionante he creído que pensábamos lo mismo, pero para mi sorpresa a continuación me encuentro con que piensas que «la restauración de los colores excelente»… ¡¿?! ¿Excelente? ¿Cómo es posible que pienses eso? Honestamente te diré que nada más comprarme el tomo pensé que es una tomadura de pelo que lo vendan como edición restaurada. ¿Por qué? Basten unos ejemplos: los hermanos Bell aparecen en varias viñetas con el pelo del mismo color de la cara, es decir, con el pelo color carne (y sin embargo, en otras páginas, aparecen rubios, como es más normal). El alcalde aparece en una escena con la cabeza vendada, aunque hay que echarle imaginación para distinguir si es una venda porque, sí amigos, la venda aparece pintada también del mismo color que el resto de la cabeza del alcalde: de color carne. El propio Sir Tim a veces tiene el pelo canoso, y a veces rubio, según le dé. También, el monóculo a veces es blanco (bien: se acepta como una manera sencilla de representar el color del cristal), pero a veces es del color de la cara. En la última página que aparece reproducida en este mismo artículo, viñeta número trece, podemos observar una lámpara, una pared y un cuadro: todos ellos de color rosa chicle… Y así numerosos ejemplos a lo largo de todas las páginas… Son fallos que se encontraban en la edición original que cuando se mantienen en una supuesta edición restaurada uno no se explica cómo es posible que no los hayan arreglado. Y menos aún que en un artículo como éste se califique el apartado de color como excelente. ¿Noto alguna mejoría respecto a la edición original? Sí, pero es realmente mínima: ciertos colores que en la versión original estaban aplicados con cierta irregularidad, como «con grumos» ahora aparecen más «uniformes» y también algún color que era muy oscuro ahora es más claro. Haber arreglado eso pero a la vez haber dejado un auténtico reguero de fallos de coherencia en los colores aplicados como los mencionados anteriormente y muchos otros, a mí no me deja opción más que de calificar como chapuza esta edición de este gran personaje de Raf al que tengo mucho cariño, a pesar de que el papel, tamaño y portada sean muy adecuados.

Sedano
Sedano
Lector
En respuesta a  Tristan Cardona
24 noviembre, 2018 3:49

Hola Tristán:

Con lo que dices creo entonces que, como dicen por ahí, podemos estar de acuerdo en estar en desacuerdo, jeje.

Restaurar en sentido estricto significa devolver al estado original una obra. La mayoría de las veces ese estado se ha deteriorado por el paso del tiempo. Resulta que lo que se ha hecho en este tomo de Sir Tim O’Theo no es recuperar las tintas y los colores que el paso del tiempo haya modificado y devolverlos a su aspecto original, no. La tinta negra se ve igual de bien (o de mal, según la viñeta) que en la versión original y eso incluye la rotulación. Los colores, sin embargo, se han modificado cuando se veían irregulares, con grumos, siendo sustituidos por un color similar, pero esta vez aplicado de manera más uniforme. Lo cual puede gustar o no, pero ya no sigue la definición estricta de restauración, pues esos colores no eran así cuando se publicaron. Las irregularidades y grumos no han aparecido con el tiempo: siempre fueron así. Con lo cual, si hemos sacrificado el aspecto original en pro de una mejora… ¿por qué no colorear, siguiendo el mismo criterio de mejora, con el color adecuado algo que en su momento se pintó con colores absurdos y faltos de coherencia ninguna? Más o menos como se ha hecho (menos mal) en algunas pocas páginas en las que los personajes tenían caras amarillentas o rosas y ahora lucen un color más saludable. Eso está bien, pero no se han corregido muchos, repito, muchos otros fallos.

Tenemos derecho cada uno a verlo a nuestra manera, pero a mi parecer, solo serían respetables los sinsentidos de color (¡vaya si lo son!) si fueran una decisión del autor. Si, por lo que fuera, a Raf le hubiese parecido, como autor de su obra que es, que lo mejor que podía hacer con una carretera es pintar el carril que va en un sentido de azul cielo, el otro carril de amarillo, y al Rolls de Sir Tim que circula por ella directamente dejarlo sin pintar, pues entonces… nada que objetar. Tan solo tendríamos derecho a opinar, a decir si nos parece una genialidad o un auténtico despropósito, pero nada más. El problema es que Raf no coloreaba sus propios dibujos, ni tampoco decidió que los colorearan así. Raf nunca pidió que le colorearan mal su obra (y me permito decir «mal» porque son cosas muy evidentes en las que no creo que nadie defienda una posible intención artística), e incluso me atrevo a decir que lo que le hubiese gustado a Raf es que lo hubiesen hecho con un poco más de cariño. Y ahí está el quid de la cuestión: esos colores son así porque se hicieron a contrarreloj, sin ningún miramiento, por trabajadores de la editorial Bruguera que trabajaban a destajo para cumplir con unos plazos inhumanos. Era colorear de cualquier manera o no llegar a tiempo para la imprenta. ¿Mi ejemplo de la carretera azul/amarilla con el coche que ni siquiera han coloreado es un poco exagerado? Pues es real. Compruébenlo en la página 56 del tomo que nos ocupa.

Dicho esto, a mí no me queda más remedio que considerar que, llegados a este momento en el tiempo en el que se decide recuperar esta gran obra de Raf, lo que se debería haber hecho es corregir la gran chapuza que se hizo en el coloreado. Cualquier otra decisión me parece querer dar una pátina de respetabilidad a lo que se hizo simplemente porque se hizo hace mucho tiempo. Y por cierto, si seguimos esa lógica ¿por qué tendríamos que eliminar nada de lo que se hizo? ¿Por qué se ha eliminado la irregularidad de ciertos colores, esos grumos de color de entonces? ¿No son tan respetables o más que la chaqueta cambiante de color de Sir Tim de la página 48, por decir un ejemplo, a la cual se le ha mantenido su poder mutante? ¿No podría considerarse ese color irregular «el estilo de la época», también? Mi opinión, por si no queda claro, es que está bien quitar los grumos porque quedan mal y nadie los pidió así, y por supuesto, también, se tendría que colorear la chaqueta de Sir Tim del mismo color en todas las viñetas.

Lo peor es que lo que se ha hecho en esta edición (o lo que se ha dejado de hacer, más bien) significa condenar a los lectores a seguir sin poder disfrutar de la obra de Raf con el esplendor que siempre debió tener y que a día de hoy aún no conocemos.

Linkin Boy
Linkin Boy
Lector
En respuesta a  Sedano
23 noviembre, 2018 12:38

Y ya podían haber cambiado esa tipografía de máquina de escribir típica de Bruguera sin tildes… Ya me me hacía sangrar los ojos cuando era crío, ahora ni te cuento…

Jose Manuel
Jose Manuel
Lector
En respuesta a  Linkin Boy
23 noviembre, 2018 16:48

Lo de la tipografía, es de juzgado de guardia. Con los buenos rotulistas que tenemos, se podrían haber esforzado un poco. Y lo del color, ahí tenemos la fantástica restauración que han realizado en Amaniaco Ediciones, con Don Talarico, de Jan. Si se quiere, se puede, y mas una editorial tan potente.

Sedano
Sedano
Lector
En respuesta a  Tristan Cardona
24 noviembre, 2018 18:42

Preguntas dónde está el límite… pues está clarísimo. Y además, tú mismo das los argumentos que deberían posicionarte para opinar esto mismo: el límite se encuentra en no tocar lo que es obra del autor. Ahí lo tienes. Ese es el límite. ¿Por qué hay que arreglar el color si está fatal? Porque Raf no es el autor del mismo, luego no es parte inherente de su obra y porque además nunca dijo que le gustase. Y además, en este caso, ni siquiera el autor del coloreado lo reclamaría como algo digno de conservar porque ya sabemos las pésimas condiciones en las que se hacía el coloreado en Bruguera. ¿Por qué deberían conservarse, entonces, los mofletes rosas del Príncipe Valiente? Tú ya lo sabes, lo has dicho aquí mismo: porque Foster los coloreó así. ¿No ves la diferencia con lo de Raf? Lo volveré a decir: Raf no coloreó así a su Sir Tim, luego no estamos alterando su obra, ni muchísimo menos. Es más, es el coloreado que se le dio el que altera su obra y no está a la altura de la misma.

Dicho esto, supongo entonces que, si no has cambiado de opinión, te parecerá mal que sí que se hayan cambiado las caras amarillentas y rosas de algunas páginas por caras de color carne, según tu propio criterio. A mí, sin embargo, es una de las pocas cosas que me agradan.

Permíteme que recoja una de tus frases: «Forma parte de la edición de aquella época y así se tendría que quedar.» Estoy totalmente de acuerdo. Lo que pasa es que yo esa frase la entiendo de esta otra manera: los errores que se cometieron forman parte de la edición de aquella época y allí se tendrían que quedar: en la edición de aquella época.

Un saludo.