Décima entrega de la sección. Para celebrarlo, nuestra impresiones sobre el único debut de la semana, la nueva serie de los videojuegos Halo. Los cómics basados en videojuegos suelen ser ignorados en Zona Negativa, y es hora de corregir ese error.
Halo: Lone Wolf #1, de Anne Toole y Kieran McKeown
Perdí mi interés en la saga de videojuegos Halo hace bastante tiempo. Sus historias se han vuelto cada vez más confusas y estúpidas sin ganar ni un ápice de profundidad. Pero echo de menos un buen cómic de la franquicia. Cuando Marvel se hizo con la licencia, autores como Moebius, Brian Michael Bendis, y Peter David hicieron historias memorables. La novela gráfica de Halo es, en mi opinión, el mejor cómic de un videojuego que ha producido la industria americana hasta la fecha. Un grandísimo ejemplo de que esta clase de productos pueden aspirar a ser algo más que publicidad para el siguiente juego de la franquicia.
Microsoft le concedió la licencia a Dark Horse hace unos años, y desde entonces la editorial no he dejado de publicar nuevas series. La mayoría de ellas están relacionadas con las dos últimas entregas de la saga, un buen motivo para huir de ellas. En cambio, con esta miniserie, subtitulada Lone Wolf, prometen un relato más accesible.
La miniserie asume que entiendes la jerga militar y los nombres de enemigos y planetas de los videojuegos. Al haber dejado de seguir la saga hace años, entendí más bien poco. Pero afortunadamente, la guionista Anne Toole reduce al mínimo esas referencias. Aunque no queden claro todos los detalles, el argumento es fácil de entender: la supersoldado Linda-058 recibe la orden de infiltrarse en un planeta hostil para eliminar a un científico renegado que huyó hace años y, si es posible, salvar a un grupo de humanos atrapados en ese planeta. Y superada la introducción en las primeras páginas, Toole nos cuenta una historia independiente de cualquier otro producto de entretenimiento.
Me ha sorprendido el buen hacer de Toole y su colaborador Kieran McKeown, no lo voy a negar. El grueso de Lone Wolf tiene a la supersoldado siguiendo pacientemente a varios objetivos. Con un ritmo acertado, presentando constantemente nuevos peligros sin hacer caótica la narración, hacen que algo tan simple consiga mantener nuestro interés. A través de sus acciones y sus conversaciones con la inteligencia artificial que la acompaña, nos damos cuenta del carácter estoico de la protagonista; como debería ser, no hace falta conocer los videojuegos para ello. Menos atención recibe el villano, pero en su breve aparición exhibe una motivación que aporta un poco de complejidad a la historia.
Halo es sinónimo de tiroteos espectaculares y escenarios preciosos.McKeown no aporta ninguna de esas dos cosas, y aún le queda mucho por mejorar. No obstante, en líneas generales hace un trabajo solvente que respeta la estética de la saga. Parece ser que este es el debut de McKeown en la industria americana, y en ese caso me aventuraría a decir que es un buen comienzo. Me apena que Dark Horse, a diferencia de Marvel, se niegue a contratar a dibujantes que aporten no solo calidad sino también una interpretación visual única del universo Halo; pero por lo menos se aseguraron de fichar a alguien que sabe contar una historia.
El primer número de Halo: Lone Wolf deja claro que la serie no posee la ambición de la novela gráfica de Marvel o las miniseries de Peter David. Sin embargo, Dark Horse y los autores implicados han sido capaces de hacer un cómic cumplidor que satisfacerá a los seguidores de la franquicia, especialmente aquellos incapaces de aguantar la espera de una nueva secuela o que leen hasta la peor novela de la saga.