Blueberry. Edición integral 3 y 4

Con los dos ciclos incluidos en los tomos 3 y 4 de los integrales de Blueberry llegamos a la etapa clásica de la serie. Charlier y Giraud revolucionan el western para adaptarlo a los nuevos tiempos y nos regalan dos sagas eternas.

4
8562
 

Edición original:Blueberry. Intégrales tomes 3 et 4 (Dargaud, 2015)
Edición nacional/ España:Blueberry. Edición integral 3 y 4. Norma Editorial. Mayo y octubre 2017
Guion:Jean-Michel Charlier
Dibujo:Jean Giraud
Formato:Tapa dura, 164 y 172 páginas
Precio:30€

 

La publicación en España de Blueberry. Edición integral por parte de Norma es un acontecimiento extraordinario. Este western firmado por Jean-Michel Charlier a los guiones y Jean Giraud al dibujo se ha convertido en el máximo exponente del género trasladado al cómic. Durante casi treinta años los dos autores firman una saga que combina los mejores valores del cine clásico del oeste con un tratamiento casi revolucionario surgido de las nuevas tendencias sociales y culturales del momento.

Los años 60 fueron uno de los períodos más convulsos y excitantes del siglo pasado. Los efectos de la Segunda Guerra Mundial ya habían pasado y una nueva generación más espontánea, menos disciplinada y más abierta pidió paso con fuerza. En Francia este cambio social acabará traduciéndose en la revuelta del Mayo del 68 pero anteriormente tanto los jóvenes como algunos adultos con visión de futuro anticiparon este movimiento en la cultura popular. En la música con el rock, en el cine con la Nouvelle vague y en el cómic con series como Blueberry se refleja perfectamente el signo de aquellos tiempos.

En 1963 el guionista Jean-Michel Charlier crea una serie del oeste para la publicación semanal francesa de cómics llamada Pilote. Buscando dibujante y por la expresa recomendación del experimentado Jijé (Joseph Gillian) el guionista acaba confiando en un novato llamado Jean Giraud. Así en noviembre de este mismo año la saga empieza su publicación en la revista bajo el título genérico de Fort Navajo.

Mike Steve Blueberry es un teniente de caballería del ejército de los Estados Unidos destinado en el oeste del país en la mitad del siglo XIX. De carácter rebelde, inconformista y pendenciero destaca por su habilidad táctica sobre el terreno y por su compromiso con las personas por encima de prejuicios raciales y sociales. Con el paso de los años y después de numerosas vicisitudes, Blueberry va desligándose paulatinamente de su compromiso con el ejército para unirse a la causa de los indios nativos del oeste. Finalmente, tras la paulatina marginación de las tribus indias en reservas inhumanas, Mike Steve Blueberry pasará sus días como jugador de salón y eventual aventurero.

Blueberry destaca por sus argumentos originales, por los desarrollos rocambolescos y por las conclusiones amargas que reflejan una concepción del mundo más acorde con la realidad de los adultos que la del público juvenil a la que en principio estaba destinada. Desde 1963 a finales de los 90 la serie va tomando un tono más amargo, más duro y más realista a medida que sus historias reflejan de manera crítica episodios históricos de la época y se llena de referencias a sucesos de la actualidad.

La serie principal se compone de 28 álbumes divididos en varios ciclos argumentales. Las primeras 23 historias están escritas por Charlier y dibujadas por Giraud. A partir del álbum 24 el dibujante se encargará tanto de escribir las historias como de dibujarlas debido al fallecimiento de su guionista. El álbum titulado Apaches (2007) es un remontaje de varias historias anteriores con el añadido de escenas inéditas realizadas por Giraud y está considerado como un apéndice de la serie principal.
A parte de este tronco principal la serie cuenta con dos ramas secundarias más.
La primera lleva el título genérico de La juventud de Blueberry compuesta por 8 ciclos de los que el primero está realizado por los creadores originales, el segundo está escrito por Charlier y dibujado por Colin Wilson. A partir del séptimo álbum las riendas literarias las toma François Corteggiani con la ayuda artística primero de Wilson y después de Michel Blanc-Dumont con el que llegará hasta el álbum vigésimo primero.
La segunda rama se titula Marshall Blueberry y cuenta con los guiones de Jean Giraud y los dibujos de William Vance, los dos primeros álbumes, y Michel Rouge, el tercero y último.
En algunas fuentes se separan los 5 álbumes finales de la colección original, con el añadido de Apaches, y los consideran como una cuarta colección que bautizan como Mister Blueberry. Son las historias escritas y dibujadas en solitario por Jean Giraud.

De dónde venimos.

La primera saga de la serie principal se titula Fort Navajo o también el ciclo de Las primeras guerras indias y comprende 5 álbumes. En estas historias – recopiladas en los tomos 1 y 2 de la edición integral – conocemos al protagonista, asistimos a su empeño por evitar la guerra entre el ejército y las tribus indias y saludamos a secundarios inolvidables como Jimmy Mc Clure, un trampero carismático y borrachín que ejerce de Sancho Panza en numerosas aventuras.
Los álbumes de este ciclo son:
Fort Navajo (1965)
Tormenta en el oeste (1966)
Águila solitaria (1967)
El jinete perdido (1968)
La pista de los navajos (1968)
Todos escritos por Jean-Michel Charlier y dibujados por Jean Giraud, salvo las páginas 17 a 38 de El jinete perdido realizadas por Jijé. La fecha es la de la primera publicación en álbum en Francia.

El sexto álbum se titula El hombre de la estrella de plata (1969) y es un episodio suelto – el único hasta Arizona love (1990) – que encontramos como colofón en el tomo 2 de la edición integral.

En este enlace podéis leer una reseña impecable del primer tomo integral a cargo del gran Alejandro Ugartondo.

Dos ciclos redondos.

Los dos ciclos comprendidos en estos dos tomos, tercero y cuarto de la edición integral de Norma, son los llamados del Caballo de hierro y el ciclo del Oro de la Sierra o también conocido como el de Los Montes de la Superstición.
El primero consta de cuatro álbumes:
El caballo de hierro (1970)
El hombre del puño de hierro (1970)
La pista de los sioux (1971)
El general “Cabellos Rubios” (1971)

La trama transcurre en un lugar indeterminado al norte de Denver en territorio de los sioux y no muy lejos del territorio de los cheyennes. El gobierno de los Estados Unidos impulsa la creación de una línea de ferrocarril intercontinental que atraviese todo el país hasta unir las dos orillas. Para este fin ha propiciado un concurso entre dos compañías concesionarias, la Union Pacific y la Central Pacific, que saliendo cada una de una costa deberá construir el mayor número de kilómetros de vía hasta unirse con las de su competidora. La que complete un mayor tramo de vía ganará la concesión de todo el recorrido. Esta competición propiciará todo tipo de sabotajes y episodios violentos. Blueberry es llamado por un viejo conocido, el general Dodge, que ahora trabaja en la Union Pacific para que negocie con los indios el paso de las obras por su territorio. Pero para la Central Pacific que su empresa rival se vea envuelta en medio de una guerra con los indios supondría el jaque mate final por lo que no reparará en medios para soliviantar a las tribus afectadas. Tras enormes esfuerzos todo parece volver a la calma hasta que llega cierto general con la cabeza poblada de una imponente melena rubia.

El segundo ciclo está compuesto por dos álbumes:
La mina del alemán perdido (1972)
El fantasma de las balas de oro (1972)

Blueberry y Mc Clure están arrinconados en Palomito, un pueblo de mala muerte cerca del desierto castigados por el general Mc Allister por los sucesos ocurridos en el álbum anterior. Un prospector y minero alemán, Prosit Luckner, afirma que ha encontrado una mina de oro en los Montes de la Superstición, en medio del desierto y en territorio sagrado para diversas tribus indias. El explorador necesita un socio para financiar la expedición y lo busca en el salón de Palomito. Allí otro minero lo acusa de haber asesinado a un amigo suyo con el que emprendió una anterior búsqueda del filón. Los ánimos se encrespan y Blueberry, como Marshall del pueblo, encierra al minero antes de que sea linchado por los lugareños. En la prisión Luckner convencerá a Mc Clure para que traicione a su amigo y juntos intenten encontrar la mina. Blueberry los perseguirá cada vez más convencido de la culpabilidad del minero. Además, una pareja de cazadores de recompensas también está tras la pista del alemán.

El primer ciclo parte de una trama densa, emocionante pero convencional para ir desembocando en una auténtica epopeya que denuncia la masacre de la etnia india americana a manos de generales ambiciosos y empresarios sin escrúpulos. Los esfuerzos titánicos que el teniente Blueberry realiza por aunar los intereses de ambas partes resultan estériles ante las enormes presiones políticas, económicas y militares a las que se enfrenta. Blueberry se erige en una figura bisagra entre dos mundos en colisión y sus esfuerzos le cuestan la carrera y casi la vida.

En la segunda saga la trama adopta un carácter más modesto y se circunscribe a una carrera enloquecida protagonizada por buscadores de fortuna sin escrúpulos ávidos por llegar a una supuesta mina de oro. El tono es más salvaje y amoral que lo emparenta significativamente a los primeros westerns de Sam Peckinpah o a La trilogía del dólar de Sergio Leone.

Gráficamente podríamos decir que algunos de los álbumes posteriores a estos dos ciclos serán incluso mejores que los comentados aquí, con secuencias y páginas memorables como la plancha inicial de Chihuahua Pearl (1973) o la escena final, completamente muda, de Angel Face (1975). Pero narrativamente este momento concreto de la serie es insuperable. A cada vericueto de la historia, a cada embrollo de la trama que Charlier le propone a Giraud, éste le responde con un despliegue narrativo aún más extraordinario. Tanto da que estemos ante unas colinas heladas con tres divisiones de caballería separadas y dos tropas de indios persiguiéndolas, o simplemente delante de una persecución a un minero por parte de una cuadrilla de indios interrumpida milagrosamente por una patrulla de caballería, Giraud encuentra siempre el encuadre perfecto, la secuencia medida, el punto de vista elevado preciso para que tengamos una visión privilegiada de la acción y al mismo tiempo no nos perdamos ni un detalle de los gestos y las expresiones de los protagonistas. Es un milagro narrativo de proporciones descomunales.

En este aspecto el álbum titulado El espectro de las balas de oro – me resisto a llamarlo fantasma – es el ejemplo más claro de los continuos alardes gráfico-narrativos que Giraud aporta a la historia. El continuo “puteo” que se someten mutuamente los protagonistas, divididos hasta en cuatro grupos, persiguiéndose y atacándose sin piedad es coreografiado por el artista galo de manera excepcional sin que en ningún momento el lector experimente ningún tipo de confusión o desorientación. Asistimos estupefactos a un desfile de traiciones, emboscadas, agresiones y trampas mortíferas entre 5 personajes perdidos en un entorno hostil que luchan sin cuartel para hacer prevalecer su voluntad por encima del cadáver del otro. Todo esto lo vivimos sin perdernos ni un detalle, sin tregua ni respiro.

Otro capítulo destacado de la puesta en escena es el protagonismo de la ambientación, de los decorados y sobre todo de los exteriores; del paisaje. Las laderas, los montes, las mesetas, los acantilados, las praderas, los ríos, los desfiladeros, las cuevas y los lagos – helados o no – nos parecen absolutamente reales. Cuando uno de los protagonistas pasa por ellos los sentimos presentes y cuando volvemos a pasar por allí siguiendo a otro de los personajes reconocemos los recodos, las rocas, la vegetación… Seguimos las pisadas en la arena, las rodadas de los carros en la nieve, saltamos de puentes majestuosos y esquivamos manadas de bisontes enloquecidos por el incendio de una pradera, vacilamos por si se rompe el hielo al cruzar el río y esquivamos en el último instante las enormes piedras que se nos precipitan encima. Desde Prince Valiant de Hal Foster no habíamos sentido el entorno de esta manera tan sensorial y hasta Haggarth de Víctor de la Fuente o El Cid de Palacios no volveremos a experimentar nada parecido.

Dentro de este capítulo también podemos destacar el peso narrativo de los fenómenos meteorológicos. Siendo como es una serie que transcurre principalmente al aire libre estos fenómenos adquieren una importancia fundamental en el desarrollo de los acontecimientos. En Blueberry notamos, casi padecemos, como en ninguna otra parte los diferentes cambios de condiciones climáticas como la nieve, la lluvia, el calor extremo o el fuerte viento. Nos helamos junto a los soldados del general McAllister obsesionado por masacrar a traición y en pleno invierno a las tribus indias. También nos asamos junto a Jimmy Mc Clure o el infame Prosit Luckner buscando desesperadamente la sombra en el desierto camino a los Montes de la Superstición. Y finalmente, agradecemos la llegada de la noche que pone final a la tortura que el astro rey nos infringe de manera inmisericorde. Creo que nunca he padecido tanto el frío y la humedad leyendo un cómic que cuando abrí por primera vez las páginas del álbum El general “Cabellos Rubios”. No es broma.

Además, en estos dos tomos también podemos encontrarnos con algunos momentos tan brillantes que una vez leídos se recuerdan para siempre, como el duelo a contraluz en medio del desierto entre Blueberry y los cazadores de recompensas, la espectacular y vergonzosa carga de la caballería confederada a una tribu india desprevenida en medio de las nieves más abundantes del invierno más riguroso o la magnífica secuencia final de El espectro de las balas de oro ubicada en las ruinas de un pueblo pre-colombino construido en una gigantesca cueva en medio de una pared que delimita un profundo cañón.
Todo este despliegue de recursos narrativos y artísticos los utiliza Jean Giraud para explicar unas historias hipnóticas y adictivas imaginadas por Charlier que está en la cima de su carrera y que con Blueberry alcanzará uno de sus mayores logros artísticos y comerciales.
Los logros que Charlier y Giraud realizan en estas páginas no serán superados por ninguna otra serie del oeste tanto europea como norteamericana. Tan solo algunos álbumes de Comanche de Greg y Hermann o algunos episodios de Ken Parker de Berardi y Milazzo pueden competir en igualdad de condiciones con lo que proponen aquí los padres de esta epopeya universal.

A dónde vamos.

Vamos hacia, como mínimo, una docena de álbumes posteriores absolutamente magistrales.
Los siguientes ciclos, el del Oro confederado, el del Complot contra el general Grant y el de Blueberry fugitivo son el tronco central en los que se sustentará la leyenda de esta serie inmortal. Conoceremos a personajes trascendentales como Chihuahua Pearl, Cochise o Chini. Maldeciremos a auténticos canallas como el coronel Vigo, el alcaide Kelly o incluso el General Mc Pherson, consejero militar del presidente de los Estados Unidos.
Pero todo se inicia en estas dos sagas que comentamos ahora donde el singular y cruel destino de Mike Steve Blueberry comienza a forjarse entre las nieves de las praderas indias y las hirvientes rocas del desierto de Arizona.

Biografía de Jean-Michel Charlier.

El padre literario de Blueberry nació en Lieja en 1924 y murió en París en 1989. En su currículum destacan numerosas series que le convierten en uno de los guionistas más prolíficos y respetados del cómic franco-belga. De su enorme producción podríamos destacar series como Barbarroja dibujada por Victor Hubinon, Las aventuras de Tanguy y Laverdure dibujada por Uderzo y Jijé entre otros, Marc Dacier ilustrada por Eddy Paape, Los gringos con el inmenso arte de Víctor de la Fuente, La patrulla de los castores ilustrada por Mitacq de la que escribió hasta 25 historias o Buck Danny dibujada por Hubinon de la que llegó a realizar 44 álbumes. Con Jean Giraud trabajó, a parte de Blueberry y La juventud de Blueberry, en la serie del oeste titulada Jim Cutlass que dejó inacabada en su segundo álbum al fallecer en julio de 1989.
Su estilo aúna de manera increíblemente fluida el clasicismo con la modernidad, lo juvenil con lo adulto y la aventura con el humor. Perteneciente a una generación de escritores profesionales que se adaptaban a cualquier encargo, supo imprimir un sello de calidad único en cada una de sus obras. Fue uno de los pilares de la revista Pilote y contribuyó decisivamente a la transformación de la BD franco-belga de un producto juvenil editado en revista semanales a un medio adulto que se expresa mejor en álbumes de venta directa.

Biografía de Jean Giraud y de su inseparable gurú llamado Moebius.

Jean Giraud nació en 1938 en Nogent-sur-Marne y murió en el 2012 en Montrouge. Ha sido dibujante y autor completo de numerosas obras y series de BD. Su trayectoria profesional está marcada por una disociación en dos carreras diferenciadas que a menudo se interrelacionarán. Por una parte, está su producción firmada por Jean Giraud o Gir y por otra su trayectoria bajo el pseudónimo de Moebius.
La primera etapa empieza con Blueberry, serie que le acompañará toda su vida y de la que llegará a realizar un total de 40 álbumes tanto como dibujante como guionista o autor completo. También como Giraud firma la serie Jim Cutlass de la que realiza el dibujo de los dos primeros álbumes escritos por Charlier y de la que a su muerte asumirá el guion de los cinco restantes para que la dibuje Christian Rossi.
Como Moebius asume su condición de autor total, más centrado en la ciencia ficción y la ensoñación filosófica. Fue uno de los pilares de la revista Métal Hurlant y de su empresa editora Les Humanoïdes Asociés. Las obras más representativas de esta encarnación son Arzach (1975-76), El garaje Hermético (1975-779, El Incal (1981-89), serie que realizó junto al guionista Alejandro Jodorowsky o Los mundos de Edena (1983-2001). Es coautor además de un relato corto de 16 páginas titulado The Long Tomorrow, con guion de Dan O’Bannon, donde establece las premisas de un cruce de géneros – la ciencia ficción y la serie negra – que marcará la cultura popular a partir de la década de los 80 del siglo pasado. A parte de sus trabajos en los cómics ha ejercido de ilustrador y diseñador de vestuario y decorados de cine para películas como Alien, el octavo pasajero (1979) de Riddley Scott.
Su estilo combina realismo, hiperrealismo y caricatura. Es elegante, preciso, poético y a menudo exuberante. Ha influido poderosamente a multitud de artistas de todo el mundo.
La mejor definición de su carrera la expresó a su muerte el guionista y autor español Santi Arcas: «Viendo su trabajo, a menudo pienso que, de no haber existido él, ninguno hubiéramos siquiera imaginado que lo que él ha hecho era algo posible. Habríamos creído que el techo estaba mucho más bajo«.

La edición de estos integrales a cargo de Norma Editorial sigue fielmente la colección original francesa de Dargaud. El tercer y cuarto tomo incluyen sendos prólogos a cargo del crítico musical Hugo Cassavetti que aportan información interesante. También cuentan con numerosa documentación gráfica adicional y el añadido de algunas páginas iniciales procedentes de su publicación en Pilote y que no fueron no editadas en álbumes anteriores. El color es el original de la época, la impresión ha mejorado muchísimo desde el primer tomo y el rotulado es correcto aunque no llega al nivel del original. La primera edición del tercer tomo salió con diversos con textos repetidos por error lo que obligó a la editorial a retirarla hasta poder subsanar los defectos en el segundo lanzamiento de noviembre del 2017. Es la edición que manejo y hasta lo que he podido apreciar está perfecta. Siendo quisquilloso me permito añadir un pequeño comentario de la traducción. En francés el título del decimo segundo álbum de la colección es Le Spectre aux balles d’or que aquí han traducido por El fantasma de las balas de oro cambiando espectro por fantasma, una opción que me parece innecesaria y mucho menos poética.

Conclusión.

Blueberry es un hito en la historia del cómic mundial. Por su calidad gráfica, por su nivel narrativo y por el interés de sus historias ha perdurado hasta nuestros días y seguramente lo seguirá haciendo durante muchas décadas. La oportunidad de disponer una edición de excelente calidad y fiel a la original no puede dejarse escapar. Como Prosit y Mc Clure, el aficionado al buen cómic ha de perseguir este tesoro antes que alguien más avispado se lo quite de las manos. Avisados estáis.

Salut!

  Edición original:Blueberry. Intégrales tomes 3 et 4 (Dargaud, 2015) Edición nacional/ España:Blueberry. Edición integral 3 y 4. Norma Editorial. Mayo y octubre 2017 Guion:Jean-Michel Charlier Dibujo:Jean Giraud Formato:Tapa dura, 164 y 172 páginas Precio:30€   La publicación en España de Blueberry. Edición integral por parte de Norma es un…
Guión - 10
Dibujo - 10
Interés - 10

10

Eterno

Si solo puedes seguir un integral que sea éste.

Vosotros puntuáis: 8.54 ( 18 votos)
Subscribe
Notifícame
4 Comments
Antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
View all comments
Nippur
Nippur
Lector
28 diciembre, 2017 16:30

¡Qué placer reencontrarse con estas joyas! Obras maestras e imperecederas. Una de las razones por las que tanto amo al comic

Luis Javier Capote Pérez
Autor
28 diciembre, 2017 16:34

«El General Cabellos Rubios» fue el primer álbum de Blueberry que leí, en una Navidad de hace mucho, mucho tiempo.

Krokop
Krokop
Lector
28 diciembre, 2017 18:04

Mu buen artículo.
Por lo poco que sé, Blueberry, además, tuvo una influencia directa en otras obras, hasta el punto de poder considerarlas casi apócrifas de esta serie.

«Los gringos» creo que surgió por una de esas legendarias discusiones entre Charlier y Giraud en la que éste amagó con dejar la serie, y Charlier concibió sus guiones para Víctor de la Fuente como sustituta. Cuando retomaron Blueberry, la otra quedó en un segundo plano, apuntalando así la relativa mala pata del dibujante español, cuya carrera seguramente mereció aún más éxito.

Bouncer, al parecer, también se creó a partir un proyecto que interesó a Giraud de realizar un ciclo con el personaje, ya en su vejez, como guardián en un saloon, que llevarían a cabo Jodo y Boucq. La familia de Charlier vio aquello demasiado alejado del concepto original y los autorees, finalmente, lo llevaron adelante tal y como lo conocemos, sin ninguna relación con el teniente de la nariz rota más que una ilustración que hizo Giraud-Moebius en la que aparecían ambos personajes.