#ZNCine – Star Wars Episodio IX: El ascenso de Skywalker. La redacción opina

La última película de Star Wars que cierra la saga Skywalker ha dividido nuevamente a los aficionados y ara muestra las opiniones de algunos de nuestros redactores. ¡Pasa y debate sobre la Fuerza!

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Aviso de Spoilers: La siguiente entrada tiene spoilers leves, medios y gordos sobre Star Wars Episodio IX: El ascenso de Skywalker. Si todavía no eres uno con la Fuerza, si crees que leer un spoiler puede provocar tu descenso al lado oscuro…¡evita entrar, joven padawan!

Dirección: J.J. Abrams.
Guion: J.J. Abrams, Chris Terrio.
Música: John Williams.
Fotografía: Daniel Mindel.
Reparto: Daisy Ridley, Adam Driver, John Boyega, Oscar Isaac, Domhnall Gleeson, Kelly Marie Tran, Joonas Suotamo, Ian McDiarmid, Carrie Fisher, Keri Russell, Billie Lourd, Lupita Nyong’o, Naomi Ackie, Richard E. Grant, Billy Dee Williams, Anthony Daniels, Dominic Monaghan, Mark Hamill, Matt Smith.
Duración: 155 minutos.
Productora: Lucasfilm, Bad Robot, Walt Disney Pictures.
Nacionalidad: Estados Unidos.

“Nadie se va realmente”.

Star Wars siempre ha sido una saga que ha dividido a sus aficionados, cada nueva entrega siempre ha venido acompañada de una polarización en las opiniones e impresiones de sus espectadores. Es una tradición que se ha mantenido desde el estreno en 1983 de El retorno del Jedi. No iba ser menos con la nueva entrega de la franquicia que además pretende ser la conclusión -y nosotros nos lo creemos- a la saga galáctica creada por George Lucas y, más en concreto, al legado de los Skywalker después de más de cuatro décadas siendo el centro de los acontecimientos de estas películas. El ascenso de Skywalker es la novena producción de la saga y J.J. Abrams ha vuelto a ella después de su paso por el El despertar de la Fuerza para reconducir -según dicen las malas lenguas- las decisiones tomadas por Rian Johnson en Los últimos jedi. Nuestro compañero Sergio Fernández ya compartió su crítica de El ascenso de Skywalker, ahora es el turno para comprobar si la redacción secunda sus impresiones. Para ello hoy contamos con las opiniones de Daniel Gavilán, Edu Sesé, Nacho Pena, Raúl Gutiérrez, Juan Luis Daza, Jordi T. Pardo, Pablo Menéndez, Víctor José Rodríguez, Luis Javier Capote Pérez y Giovanni Casella. ¡Que la fuerza los acompañe! ¿Y vosotros? ¿Ya habéis madurado vuestras impresiones sobre la película? ¿Qué os ha parecido? ¿La habéis disfrutado? ¿Os ha decepcionado?

Todos los caminos conducen a Palpatine Rey, por Daniel Gavilán

 

Una de las singularidades más únicas de Star Wars es cómo -aun en los momentos en los que se deja llevar too far in a few places– la franquicia de George Lucas tiene la capacidad de ofrecer propuestas más estimulantes que el 95% del cine blockbuster de los últimos treinta años. Pero también, la forma en la que se ve rodeada de un demencial escrutinio de cuchillo en mano, tanto del peor de los snobismos, como del hooliganismo más exacerbado que haya hecho frente cualquier fandom. Ya sea por la obstinación de los primeros por mantenerse aferrados a una injustificada vendetta personal autoasumida como de las exigencias irrealizables de las expectativas de los segundos, el resultado es que hay un montón de gente para la que La Guerra de las Galaxias es solo una razón para dejar salir de forma periódica ese lapidador que todos llevamos dentro, y que antes se entregaría al seppuku con sable láser que concederle algún tipo de virtud. Gracias a todo este efusivo fenómeno que rodea a la saga se han dado situaciones como el volantazo que supuso El Retorno del Jedi de vuelta a un cine más ligero y fácilmente digerible -tras las duras críticas recibidas por El Imperio Contraataca en su estreno-, como la sordidez tróspida de La Venganza de los Sith, con un Lucas más decidido a poner fin a la pesadilla que estaba viviendo que en permitir que Samuel L. Jackson e Ian McDiarmid tuvieran oportunidad de algo más que la primera toma, durante festivales del exceso como el asalto de la Orden Jedi a la oficina de Sheev Palpatine.

Todos somos responsables en mayor o menor medida de que Star Wars sea la única franquicia en la que -desde 1977- participar equivale a sentenciarse a terapia post traumática similar a una verdadera guerra, y que durante décadas se mantuviese esa máxima según la cual las terceras partes siempre son las que lo joden. El Padrino, Superman, Tiburón, Blade, el Spider-Man de Sam Raimi… A pesar de que la proliferación de sagas de este siglo ha permitido que la realidad se revele mucho más compleja, durante un largo periodo de tiempo este credo se mantuvo de forma tan férrea, que hasta Bryan Singer lo invocaría para hacer un meta-comentario sobre su participación en la saga X-Men. Y cuando lo hizo, por supuesto, fue apelando a la trilogía original de Star Wars. Porque fue con ella -y no con ninguna otra- donde empezó a gestarse la idea de que las terceras partes siempre son las que lo joden.

Llegada para poner colofón a una trilogía que comenzó con la mayor pompa y celebración con la que se haya recibido el regreso de una saga cinematográfica -y continuar como la más discutida, debatida y obsesivamente analizada de la historia de internet-, que El Ascenso de Skywalker iba a ser responsable recuperar esta tradición de la tercera maldita era una profecía condenada a autocumplirse, desde el momento que comenzó a concebirse la idea de algo llamado Star Wars Episodio IX. Porque para empezar sería absurdo hablar de la película de J.J. Abrams y Chris Terrio, sin considerar simultáneamente las disparatadas expectativas que han rodeado el proyecto, desde mucho antes de que ambos se implicasen en él. Olvídate de Infinity War. Olvídate de la octava temporada de Juego de Tronos. Olvídate de Endgame. Por muy multitudinarias que las sagas a las que pertenecen fuesen, no dejan de ser finales de un suma y sigue episódico, donde todo se resume en lo satisfechos o no satisfechos que quedaran los parroquianos. Star Wars hace tiempo que se convirtió en escenario de demasiadas guerras, en las que -independientemente de lo que quisieran contar los autores de El Ascenso de Skywalker– nunca iba a tener peso como la necesidad de cada uno de nosotros de tener razón.

Y aquí prácticamente se ha visto de todo. Desde los que no se quedaban en la superficie y ahondaban en porqué El Retorno del Jedi repetía la estructura de Una Nueva Esperanza, a los que preferirían lanzarse a las mandíbulas de un Rathtar antes de reconocerle a J.J. Abrams que El Despertar de la Fuerza es una de las películas mejor dirigidas de la saga. Desde ver en propuestas tan estimulantes como la confrontación mental del interrogatorio de Rey y sus encuentros en la Furza con Kylo Ren mucho más que el festival de refrito que tanto prolifera en el cine blockbuster actual, a los que -aun con toda la renovación que Brick, Los Hermanos Bloom, Looper, Los Últimos Jedi y Puñales por la Espalda han llevado a sus respectivos géneros- seguirían negándole a Rian Johnson su más que merecido derecho a estar entre los cineastas más interesantes del panorama actual. Desde los que aguardaban El Ascenso de Skywalker como la oportunidad de consagrar una trilogía histórica, a los que lo más que podrían concederle era ser La Venganza de los Sith de lo que hasta entonces solo había sido una excusa para reivindicar las precuelas. Desde los que aguardaban que la nueva generación protagonista se consagrase en la mitología de la saga, a los que afilaban sus cuchillos para recibir cualquier intento de que Rey trascendiese al grito de “¡Mary Sue!”.

Como una película de Schrodinger que podía haber sido todas las cosas y a la vez ninguna, El Ascenso de Skywalker era tanto una oportunidad de reafirmar a los que venían defendiendo El Despertar de la Fuerza y Los Últimos Jedi, como una excusa para que sus detractores las condenasen definitivamente a la infamia. Desde una razón para apoyar el método colaborativo empleado por J.J. Abrams y Rian Johnson, hasta el pie de entrada para culpar a cualquiera de ellos de todo aquello que la narrativa de turno estimase oportuno. Desde una razón para elevar aun más la saga, hasta el tropiezo que la dejase coja durante muchos años venideros. Estrenada, lo más que podemos decir de la película es que todo lo dicho se ha cumplido, y a la vez nada. Que efectivamente la historia se ha repetido, y que tenemos tanto la bajada de gravedad respecto a su predecesora que fue El Retorno del Jedi, como el vámonos haciendo ruido que esto ya es un dolor de cabeza de La Venganza de los Sith. Una película que tienes las características de ambas y la vez ninguna. Una película que busca contentar a todos, y a la vez ha acabado encandilando de verdad a muy pocos.

Definición de nadar y guardar la ropa de libro, hay mucho bueno que se puede decir de El Ascenso de Skywalker y -a la vez- mucho de lo malo. Se le acusa incluso de ser una suerte de traición a Rian Johnson al cambiar de rumbo respecto a las ideas introducidas por el director y guionista de Los Últimos Jedi. Esta sin embargo es una afirmación que se antoja aventurada, ya si partimos del hecho de que el núcleo de la cinta de J.J. Abrams y Chris Terrio se construye sobre la dinámica entre Rey y Kylo Ren presentada por Johnson. Ni siquiera es que se pueda decir que lo que hacen sea diferente a lo que Episodio VIII llevó a cabo respecto a El Despertar de la Fuerza, tomando el testigo de su predecesor, para empujar la historia hacia nuevos rincones a partir del que durante estos cinco años ha sido el tema central de la trilogía. Y es aquí donde cualquier postulado sobre un presunto cambio severo de rumbo respecto a El Despertar de la Fuerza y Los Últimos Jedi pierde toda su razón, desde la consideración de que todo lo introducido por Abrams y Terrio en El Ascenso de Skywalker es para seguir desarrollando toda esta temática en relación al peso del pasado, y cómo su legado lidia con la herencia que deja tras él.

Presente tanto en la mirada nostálgica de El Despertar de la Fuerza -en la que los héroes de la trilogía original se veían enfrascados en un ciclo de eterno retorno con el resurgir del mal que tanto sacrificio hicieron por derrotar- como en Los Últimos Jedi con su desmitificación crítica como única vía constructiva con la que abordar el pasado, que El Ascenso de Skywalker ahora proclamase que “¡Los muertos hablan!” no suponía otra cosa que seguir ahondando en esa misma dirección. Sobre todo si tenemos en cuenta los diferentes niveles en los que la película de J.J. Abrams y Chris Terrio abordaban esta propuesta, no solo a través de la reaparición de Palpatine, sino con esos Jedi del pasado con los que tan insistentemente Rey trata de contactar, o en esa búsqueda del legado perdido que tanto la atormentaba en las dos anteriores entregas de la trilogía. Por sórdida que resulte la manera de presentar esta idea de unos muertos que -de repente- entran en escena para tener poder sobre todo, difícilmente podría estar más vinculada con el core de una saga, en la que la comunicación entre vivos y muertos ha sido una constante desde que la voz de ultratumba de Obi Wan Kenobi le indicase a Luke Skywalker el momento exacto para destruir la Estrella de la Muerte.

Desde entonces, tanto los Fantasmas de la Fuerza como Qui Gon Jinn siendo la llave de la salvación tras su muerte o Palpatine usando la obsesión de Anakin Skywalker para atraerlo con habilidades del lado oscuro que muchos pueden considerar… antinaturales han mantenido en marcha un juego, en el que la trilogía secuela se ha metido de lleno desde el principio, con adiciones tan sugerentes como las que Abrams y Terrio nos plantean en esta ocasión. Así, tenemos el uso que El Ascenso de Skywalker da a los Textos Jedi -de nuevo, elemento directamente sacado de Los Últimos Jedi– como una suerte de ouija con la que intentar entrar en conexión con los muertos. Porque, ¿qué es la palabra escrita, sino eso? ¿No es precisamente ese puente que nos permite conectarnos en busca de sabiduría con aquellos que vivieron antes que nosotros? Presente en varios niveles y forma, el poder de los muertos para influir en los vivos se palpa en El Ascenso de Skywalker no solo a través del pútrido cadáver zombificado de Palpatine insistiendo en no morir, los clásicos Fantasmas de la Fuerza, voces del más allá, Textos Jedi y objetos con ecos de otro tiempo como la legendaria espada que embarcara a Rey en su viaje -así como esa búsqueda del pasado negado que será lo que la guíe a través de la cinta- sino también de memorias sin afeitar, o secuencias como en las que Poe Dameron busca consejo ante el cuerpo de su mentora, cuando no está apelando al legado de los padres ausentes como motivación para emprender la lucha. En una trilogía que empezaba con Rey soñando con las estrellas entre los restos de las guerras del pasado y Kylo Ren proclamaba que terminaría aquello que su difunto abuelo empezó -por no hablar de Los Últimos Jedi, en donde tan pronto Luke Skywalker nos hace un resumen de la historia de la saga en el Primer Templo Jedi, que su sobrino esgrime aquello de Deja el pasado morir. Mátalo si hace falta-, El Ascenso de Skywalker no hace otra cosa que seguir sumergiéndose de lleno en ese núcleo común, por mucho que la introducción total de Palpatine como enemigo secreto en la sombra no haya sido hasta este Episodio.

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El problema es que -en su regreso a la saga- J.J. Abrams trae consigo un viejo fantasma que ya estuvo presente en El Despertar de la Fuerza, y que por mucho que pudiéramos haber olvidado sigue ahí y -esta vez- multiplicado por mil. Y es que, ya en 2015, la primera contribución del director de El Ascenso de Skywalker a la saga mostró una visible tosquedad a la hora de reintroducir a los espectadores a la franquicia. Tal cual se afirmó en no pocas críticas, señalando cómo el contexto que presentaba traía más confusión que respuesta, si considerábamos que lo último que supimos de sus protagonistas era el estatus en el que se encontraba la Galaxia al final de El Retorno del Jedi, y que ya desde el opening crawl El Despertar de la Fuerza alteraba demasiados como para que resultase fácil digerir el nuevo escenario sin más. Claro que en aquella ocasión nos encontramos con un Episodio VII con un ritmo muy pausado, en el que todo lo que J.J. Abrams no consiguió con la historia a gran escala, lo hizo a base de dedicar espacio a unos personajes que destacaban por su cercanía humana (cuando no lo estaba invirtiendo al festival de nostalgia contemplativa). El problema es que la carta de la nostalgia no se puede usar toda la vida, y que lo que en El Despertar de la Fuerza era un ritmo pausado que nos permitía establecer vínculos con Rey, Finn, Poe Dameron y Kylo Ren aquí se sustituido por una frenética vorágine de información que nos bombardea sin descanso, en su obsesión de encajar nueve planetas y cuatro horas de trama en dos horas y media, aunque sea a martillazos.

Elevando exponencialmente los problemas de Episodio VII a la vez que reduce sustancialmente el espacio útil para su punto fuerte, toda sensación de desconexión entre El Ascenso de Skywalker y Los Últimos Jedi se antoja más una suma de los problemas de J.J. Abrams para presentar con fluidez la historia que quiere plantear, y la frenética sobredosis de información que quiere hacernos digerir. Lo hace, sin brindar apenas un segundo para el descanso, lo que deriva en que -sobre todo en un primer visionado- Episodio IX se convierta en una experiencia convulsa y extenuante, que sirve más de invitación a la saturación, que a fluir de forma natural con la historia planteada.

Porque más allá de eso, no hay nada en lo introducido por El Ascenso de Skywalker que no pudiera haber funcionado orgánicamente respecto a El Despertar de la Fuerza y Los Últimos Jedi, si a Abrams no le hubieran perdido las prisas por convertir Episodio IX en un «¡Corre, Star Wars, corre!» a velocidad hiperespacial. ¿El Emperador? Siempre fue la encarnación del lado oscuro en la saga Skywalker. Que ahora vuelva como un mal cadavérico que insiste en resurgir -y en continuar alimentándose de nuevas generaciones con las que prolongar antinaturalmente su vida- no solo da cohesión a las tres trilogías, sino que tiene sentido dentro de todo lo que las secuelas venían narrando, respecto a cómo repitiendo los errores de los que vinieron antes que ellos, los protagonistas originales habían dado pie a que resurgiese la oscuridad que tanto esfuerzo les llevó derrotar. ¿La vinculación de este con Rey? Desde el primer momento se nos han estado dando señales de que la chatarrera tiene una fuerte conexión con el lado oscuro, ya sea con su presentación rodeada de restos Imperiales -como su miedo a eso que había dentro de ella- en El Despertar de la Fuerza, como en cada ocasión que la vimos dejarse llevar por las voces que la invitaban a arrojarse al lado oscuro durante su entrenamiento en Ahch-To (Los Últimos Jedi).

Que en la hoja de ruta original sobre la que trabajaban Rian Johnson y Colin Trevorrow no plantease la propuesta de J.J. Abrams para traer de vuelta a El Emperador -algo confirmado por el propio Trevorrow, quien poco antes del estreno de Episodio IX declaró que cuando él y Johnson se organizaron para el segundo y tercer episodio de la trilogía, ninguno tenía intención de recuperar a Palpatine-, no es razón para que Abrams no pudiera haberlo hecho de forma orgánica. Porque si algo sabe de sobra cualquiera suficiente vinculado a la elaboración o análisis de guión, es que no todas las ideas tienen porque estar ahí desde el principio, y que lo verdaderamente importante es que -sea cuando sea que se ponga sobre la mesa- encaje con lo previamente establecido. Y a nivel de lógica interna, hasta lo más discordante -el aparente desde cierto punto de vista que se marca Kylo Ren al pasar de «tus padres no eran nadie» a «eligieron no ser nadie»– esta justificado desde el momento en el que se nos plantea una escena en la que El Emperador le advierte aquello de «pero ella no es quien tu crees«. Pero repetimos, una cosa es atar los puntos, y otra que estos estén trenzados de forma que transiten orgánicamente. Y es ahí, donde lo que J.J. Abrams y Chris Terrio nos proponen en El Ascenso de Skywalker tropieza continuamente sobre si mismo.

Retomando la comparativa con El Despertar de la Fuerza, el contraste entre un planteamiento argumental ligero con mucho espacio para desarrollo de personajes -Episodio VII- y la condensación argumental masiva de desarrollo acelerado resume a grandes rasgos los diferentes resultados entre la primera contribución de J.J. Abrams a la saga y El Ascenso de Skywalker. Tanto, que de nuevo los personajes vuelven a ser el punto fuerte de la misma, ya sea por el dedicado trabajo de su elenco protagonistas, como por los momentos en el que disponen del suficiente sosiego para hacer algo más que correr de un lado para otro. Es en esto último donde incluso se puede ver a Abrams y Terrio más libres del corsé del Sota, Caballo y Rey, en un film cuyo mayor alarde narrativo al margen de intentar contentar a todo el mundo es eludir -al menos durante su nudo- la grandilocuencia de las mega batallas cósmicas, para centrarse en el viaje personal de Rey, Finn, Poe Dameron, Kylo Ren y la dinastía Skywalker. Lo hacen con una estructura que es a su vez una inversión de la base argumental de El Despertar de la Fuerza, y un homenaje al trabajo de Steven Spielberg, George Lucas, Kathleen Kennedy y Lawrence Kasdan en la saga Indiana Jones. De este modo, si en Episodio VII los héroes estaban embarcados en la búsqueda de un mapa que les permitiría encontrar a Luke Skywalker -emprendiendo su viaje descubrimiento de la Fuerza-; ahora recorren la senda inversa, con un mapa que les llevará hasta Palpatine, mientras se adentran progresivamente en el reverso tenebroso.

Como en Indiana Jones y la Última Cruzada, este hilo narrativo se presenta en forma de varias pruebas de paso a través de diferentes localizaciones, en la que los protagonistas se enfrentarán a desafíos que les permitan llevar a cabo descubrimientos personales para proseguir su viaje, pero que a la vez se cobrarán un alto precio al obligarlos a entrar en colisión con su propia oscuridad. Así tenemos el internamiento en la Guarida de la Serpiente, el descenso al Mundo del Crimen, el regreso a las Ruinas del Reino Sumergido, la vuelta al Santuario en busca de sanación… Todas ellas paradas modeladas a imagen del Viaje del Héroe clásico, y en la que además se mantienen una serie de constantes, como puede ser la presencia en todas ellas de un guía / mentor, o que -conforme avancemos en el viaje- se nos muestre una faceta cada vez más invasiva de la ocupación de la Primera Orden. Del desértico Pasaana donde los Aki Aki siguen con sus vidas bajo el vigilante ojo de los Stormtroopers, al desolador escenario de la ocupación en Kijimi -con redadas y ejecuciones sumarísimas que evocan poderosamente a la peor cara de la II Guerra Mundial-, para llegar a una post-apocalíptica Kef Bir que es toda en si misma un homenaje al cine de Franklin Schaffner.

Hay hasta elementos sutiles compartidos entre todos estos mundos por los que se desarrolla el viaje, como es la constante de los niños, en una película que además presenta un fuerte carácter saturnal. Así sucede especialmente con Palpatine, quien en El Ascenso de Skywalker prácticamente es un Cronos devorando a sus hijos cuyo fin último es seguir perpetuando su oscura existencia a través de la nueva generación. No importa si trata de Kylo Ren, Rey, los cachorros fascistas de la Primera Orden o toda la galaxia en general. Tanto con su confrontación como su unión, todos los caminos conducen a un nudo gordiano irresoluble en el que Palpatine es el único beneficiado, alimentándose de unos y otros para volver a ascender. Así lo vemos sin ir más lejos con el destino del General Hux -cuya ambición no termina siendo otra cosa que un cadáver humeante a los pies de los viejos Imperiales de siempre-, pero también cada vez que se nos señala la dedicación de la Primera Orden al secuestro masivo de niños.

No es ni mucho menos un tema nuevo en esta trilogía, presente tanto en el trasfondo personal de Finn y los otros Stormtroopers en El Despertar de la Fuerza, como en los niños esclavos a merced de un sistema corrupto en su propia codicia -que tan alegremente brindaba las llaves del reino a la Primera Orden- en Los Últimos Jedi. Ni siquiera es un tema nuevo en la saga si tenemos en cuenta la condición de esclavo del pequeño Anakin Skywalker y el proceso de adoctrinamiento de los younglings. En El Ascenso de Skywalker esta idea de la infancia robada está presente casi desde el comienzo de la película, con el regreso -al recurrir Kylo Ren al lado oscuro para volver a abrir el vínculo entre ambos- de esas visiones de la separación de los padres que continúan atormentando a Rey. Durante el viaje de esta es un elemento que se mantiene, ya sea con los pequeños felices disfrutando de su infancia ante los que se queda absorta en Pasaana -antes de verse invadida por augurios de oscuridad, fuego y muerte al establecer contacto Kylo Ren de nuevo con ella-; como en Kijimi, donde es Zorii Bliss quien le narra a Poe Dameron como la Primera Orden se ha llevado a todos los niños, y que en su lugar solo quedan gritos. En Kef Bir -por supuesto- se continua esta trama, a través de la introducción de la legión de Stormtroopers renegados encabezados por Jannah, como una suerte de niños perdidos abandonados a su suerte en las ruinas que el Imperio va dejando a su paso.

No es la única constante que encontramos en este viaje por etapas hacia el lado oscuro, y así volvemos a tener a dos personajes femeninos ejerciendo de guías / mentoras de Poe Dameron y Finn, manteniendo patrón -no solo cromático- con las que ambos tuvieron en Los Últimos Jedi. De este modo, Dameron vuelve al rosa con Zorii Bliss recibiendo el testigo de Amilyn Holdo, y Finn al amarillo terroso y los caballos con Jannah continuando el trabajo de Rose Tico. Hay además un factor común entre estas dos nuevas mentoras respecto a las que el piloto convertido en general y el ex-Stormtrooper tuvieron en Los Últimos Jedi, y es que si Holdo y Rose mostraron a Poe y Finn aquello aquello que podían llegar a ser -un líder cabal que no se dejase guiar por su temperamento en el caso de Dameron, alguien con algo por lo que luchar más allá de la muerte por la muerte en el caso del Trooper-, Zorii y Jannah entran en escena para mostrar verdades intrínsecas que no pueden negar de si mismos. Así ocurre con Poe y su pasado como narcotraficante, pero también con Finn y esa conexión con la Fuerza con la que J.J. Abrams venía jugando desde Episodio VII, y que en El Ascenso de Skywalker termina al fin por abrazar.

Pero sin duda la principal constante es esa suerte de baile de la muerte que Rey y Kylo Ren entablan a lo largo de la cinta, como una suerte de confrontación de desgaste a través de todos y cada uno de los planetas por los que transcurre el viaje. Ese vínculo único en forma de relación de amor y odio -que en esta ocasión se permite algún guiño al clásico de los clásicos Duelo al Sol– no solo es una de las mejores aportaciones de la trilogía secuela, sino que en esta ocasión sirve como eje central de El Ascenso de Skywalker. Y es en sus enfrentamientos -de lo mental a lo físico, de lo verbal a lo imposible, de lo visceral a la tragedia…- donde la película de J.J. Abrams y Chris Terrio da lo mejor de si misma. Condenados a enfrentarse por esa dramática ruptura de posiciones irreconciliables que ambos vivieron al final de Los Últimos Jedi -pero a la vez representando esa parte del otro que ninguno puede negarse a si mismo-, da igual que punto o ubicación elijas: La interacción entre Rey y Kylo Ren siempre será lo mejor de la película. Aquí podríamos hablar largo y tendido de la nueva confrontación mental -esta vez sin sala de interrogatorio de por medio-, en la que cada uno de ellos se ve asediado por los recuerdos de lo que le atormenta (el trauma con sus padres en el caso de Rey, Luke y su familia en el de Kylo Ren). Podríamos hablar de un hallazgo tan simbólico como como la prístina túnica Jedi de Rey manchándose hasta arriba de tierra oscura y porosa que lo cala todo, cuando la irrupción de Kylo Ren la saca de su esforzado entrenamiento. Podríamos hablar de ese paladín oscuro que se empeña en no morir, caminando frente a los restos humeantes de su TIE Whisper, en un bellísimo guiño de J.J. Abrams a Andrei Tarkovski. Podríamos hablar de Rey y Kylo Ren reviviendo su confrontación en el salón del trono de Snoke, con el AAL-1971/9.1 de la Primera Orden ocupando el lugar del sable de Anakin Skywalker (pero con resultados igualmente destructivos, en este caso más si cabe al servir a la chatarrera para hacer frente a su verdadera naturaleza). Podemos hablar del enfrentamiento en doble espacio que ambos tienen en Kijimi, o la sensación de extenuación que ambos transmiten entre las olas de Kef Bir, fallando paso a paso en fuerzas mientras no dejan de chocar el uno con el otro, probando desesperadamente diferentes estilos de lucha como si eso fuera a cambiar de alguna forma su interminable contienda. Hablemos del momento que hablemos, ambos siempre serán -con permiso de la interacción con otros compañeros de aventura- lo mejor de la película.

Desgraciadamente aquí es donde se pierde toda la contención y saber centrarse en hacer grande lo pequeño que J.J. Abrams y Chris Terrio hacen gala en la introducción y nudo de su película, a favor de un clímax hipertrófico nada trabajado, en el que ambos hacen gala de la peor de sus caras. En primer lugar porque a pesar que se agradece que dediquen más espacio a los personajes que al conflicto global, este último queda en tan segundo plano que -cuando llega el momento de ocupar el foco- todo parecen soluciones sacadas de la manga para no tener que complicarse la vida. ¿Que además de fomentar la creación de la Primera Orden el Emperador tenía una suerte de flota Katana escondida a espera de quién sabe qué? Venga va, aceptamos barco por aquello de que la Orden Final no deja de ser algo simbólico, como representación de la monstruosa bestia en la que la organización del General Hux y sus fascistas espaciales se convertirá cuando alcancen todo su potencial. ¿Que Palpatine las tiene escondidas en un sitio del que casualmente no pueden salir, si no es con un muy complicado sistema de guía? Venga va, aceptamos por aquello de que se supone el plan es guardar el proyecto en secreto. ¿Que para salir de allí las naves necesitan guiarse por una única antena, cuya destrucción implicaría que la Última Orden no pudiera salir de Exegol? Eu… Venga va, aceptamos barco porque al menos se han dado cuenta antes de que se la reventaran. ¿Que aun así el General Pryde decide que solo su nave tenga la señal, lo que eventualmente conllevara a que -de todas formas- la flota quede atrapada? Venga… va… Aceptamos barco por aquello de que no deja de ser un tipo cegado por su propia ambición, y cuya ansia de ser quien destaque le ha hecho firmar el desastre de los suyos. ¿Que además resulta que… ¡Venga ya! Son tantas las suspensiones de la incredulidad que exige la batalla final, tan corta la imaginación y tan gratuitas las respuestas que se dan a cuestiones complejas, que es donde la película pierde todo el nervio que se le pudiera ver bajo su extenuante carrera hacia delante.

Entiendo que se trataba de que -a través de ser esa falla en el sistema que proclamaba la Capitana PhasmaFinn y otros Troopers renegados fueran los que condenasen a la Primera Orden / Orden Final a destruirse a si misma. Valoro que en lugar de presentarlo de forma grandilocuente, se tratase de un pequeño gesto que hiciera que la organización militar de la que procede se desmoronase como un castillo de naipes. ¿Pero de verdad no había una forma más estimulante de hacerlo que ponerle una bomba a una maldita antena? Y sí, entiendo que ha sido a través de su viaje por esa oscuridad negada que Poe Dameron y compañía han conseguido que -esta vez sí- la galaxia acudiese en masa para ayudarlos. Pero por mucho que Lo Últimos Jedi acabase con los niños de Canto Bight accediendo a la fuerza inspirados por la leyenda de Luke Skywalker, por mucho que Lando Calrissian apareciera en Pasaana para recordarles que no están solos, mucha confraternización con contrabandistas y stormtroopers renegados que hayan llevado a cabo en Kijimi y Kef Bir, y muy inspirador que pueda haber sido el discurso que el General de la Resistencia ha lanzado desde Ajan Klos… ¿Qué ha pasado para que en Crait no acudiese nadie, y aquí hayan acudido todos?

Y no empecemos con la confrontación final contra Palpatine, porque -empacho de horrible CGI en el escenario aparte- prometo que van a pasar mil vidas antes de que termine de tener claro que pretendían contar J.J. Abrams y Chris Terrio ahí, más allá de abordar todas las opciones plausibles sin casarse del todo con ninguna. Opción A), Rey confronta a Palpatine, pero se resiste a su propia oscuridad y se niega a matarlo como él quiere, lo que inevitablemente -por la tradición del reverso tenebroso- la convertiría en el receptáculo viviente de todos los Sith. Opción B), es gracias al apoyo de Ben Solo que Rey puede enfrentarse a Palpatine, compartiendo entre ambos esa espada que -al soltarla- evita que Rey dé el paso de matar a su abuelo y convertirse en el receptáculo de él, y a la vez que Ben pueda consumar esa integración familiar que le permita hacer frente a su propio lado oscuro. Pero claro, resulta que -opción C)- Rey tiene otra espada, y ambos pelean al unísono, para acabar los dos sincronizados en posición de guardia frente a El Emperador. Vale, pero ¿para hacer qué? ¿No se supone que no podéis matarlo, porque -de hacerlo- entonces os poseerá? ¿Que se supone que hacéis en frente de él con las espadas en ristres, si nada de lo que le hagáis con ellas va a servir para nada? Porque -ah, amigo- están volviendo a repetir el error de su familia, y manteniéndose firmes ambos en el lado de la luz todo lo que están haciendo es fortalecer a El Emperador, que -sin que él mismo supiera que iba a pasar- se revitaliza con la unión de ambos, y empieza a lanzar relámpagos al espacio como si esto fuera Imperio Oscuro meets Unlimited power!. Opción D), imagino. La unión de ambos los lleva a la condenación, y El Emperador gana. Pero espera, resulta que hay una Opción E), y es que -tras empoderar al Emperador– este mate a Kylo Ren, y está vez sí, Rey decida que hay que matarlo. Porque es eso o que los fría a todos. Pero claro, matando al Emperador, Rey se está matando también a si misma, así que ella muere sacrificándose para que la galaxia pueda vivir. Opción F). Pero ¡espera!, como -a lo largo de la película- Ben Solo ha aprendido a renacer de sus propios abismos, vuelve de entre los muertos para salvar a Rey y ambos acaban juntos. Aquí tienes la Opción G). Pero -eh-, ¿te acuerdas de aquello respecto a que los poderes de sanación se cobraban el precio de tener que transmitir parte de tu esencia vital? Al final Ben si que muere, sacrificándose para que Rey pueda vivir. Opción… Madre de Dios película, ¿quieres casarte con un único final de una vez y llevarlo hasta -eso- el final, con todas sus consecuencias?

¿De verdad hacía falta presentar todas las variables posibles en una única película? Porque ya solo con lo que ocurre con la llegada de Rey y Ben Solo a Exegol daba para un largometraje entero si J.J. Abrams y Chris Terrio querían haber explorado todas las variables que proponen debidamente. A base de dar bandazos entre una posibilidad y otra todo lo que consiguen es el clímax más histriónico de toda la saga, en el que por quererlo hacer todo, lo único que consiguen es transmitir la sensación de que no han hecho nada. Y sí, esta plagado de momentos inspirados como esa confrontación de Palpatine a las consecuencias de ese reguero de muertos sobre el que ha venido construyendo su trono desde la Orden 66. Pero queriendo ser todo, la resolución de El Ascenso de Skywalker no consigue otra cosa que -en realidad- no plantear nada de firme. Y aquí es donde toca hablar de nuevo de El Retorno del Jedi, porque -a pesar de sus muchos problemas- sigue teniendo uno de los mejores finales de la historia del cine. Aquí es donde toca volver a hablar de La Venganza de los Sith, ya que -aunque George Lucas estaba tan quemado para dar el visto bueno al «¡Noooooo!» más parodiado de la historia del cine- sigue teniendo un final tan nítido y claro como el funeral de Padme Amidala y el nacimiento de Darth Vader narrados al unísono.

Y es aquí, justo en su final, donde El Ascenso de Skywalker acaba tirando por tierra lo que -a pesar de sus problemas- podía haber acabado siendo una muy digna heredera de la trilogía original. Es aquí, justo en el momento en el que de verdad había que ser resolutivos, cuando J.J. Abrams y Chris Terrio más ceden bajo el peso que cargaban sobre sus espaldas, y acaban cometiendo los mismos fallos que El Retorno del Jedi y La Venganza de lo Sith. Donde no solo intentan contentar a todo el mundo más allá de lo imposible, sino que proceden a arrojarnos todo, más con la desconexión del que busca ver si algo de todo lo lanzado finalmente adhiere, que con verdadera convicción. Y lo peor, es que no lo hacen de la misma forma, sino donde -precisamente- los otros dos finales de trilogía eran más resolutivos. Que no lo hacen en cualquier parte, sino justo al final. Al final de la trilogía. Al final, de la trilogía de trilogías.

Quedando como una madeja pendiente de resolución, quien sabe si al final todo no sea otra cosa que mera cuestión de tiempo. Tiempo que -ante la necesidad de escribir, producir, dirigir y post-producir El Ascenso de Skywalker en un calendario muy ceñido- hizo que Abrams y Terrio pagasen la novatada del que llega a la fecha límite sin haberse guardados las espaldas con un final con cimientos suficientemente acorazados. Tiempo, que seguramente duren las discusiones, lecturas y debates que -durante los próximos años- van a seguir alimentando Star Wars. Tiempo que -quien sabe- si acabará dándonos una nueva lectura o respuesta, como tantas veces ha ocurrido ya en esta saga. Tiempo, como el que seguramente nos lleve considerar si creando toda esta presión inhumana hemos sido nosotros mismos los que -como aquella Orden Jedi que acabó siendo responsable de que la profecía de Anakin Skywalker supusiera su condenación- hemos hecho que lo que podría haber sido el cierre de una trilogía magnífica, haya traído de vuelta la maldición de las terceras partes.

Sostenida por la notable El Despertar de la Fuerza y la sobresaliente Los Últimos Jedi -más todas la producción paralela que entre Jedi Fallen Order, El Mandaloriano y The Clone Wars permiten disponer de un colchón que de otro modo no habría- no es ni mucho menos que a El Ascenso de Skywalker le falten aspectos positivos. Es más, en cada una de nuestras reviews podéis encontrar una ingente cantidad de los mismos, por mucho que sea una película tan convulsa, que difícilmente va a ser un viaje placentero para el espectador casual. Pero eso tampoco es que sea ninguna novedad para una saga que -como ya decíamos- hasta en los momentos en los que se deja llevar por sus irregularidades, suele ofrecer planteamientos cinematográficos y narrativos más interesantes que el blockbuster promedio. Y en el caso de El Ascenso de Skywalker, con su espídica narración, su trama argumental hipercondensada y lo caótico de su resolución, esto no es diferente. Para nada diferente.

Lo que pasa es que siendo la saga que es, y con los precedentes de los que venía, el baremo con el que esta guerra santa de Star Wars no era precisamente cualquiera. Y no ya solo por lo cinematográfico o cómo resolviera tal o cual, sino hasta por lo mucho o lo poco que respaldase o discrepase con Rian Johnson, como los minutos que dispusiera cada personaje y lo que hiciera con cada uno de ellos. Y sí, más allá de lo citado son muchas las resoluciones en las que siento que la película de J.J. Abrams y Chris Terrio ha patinado más que dado en la diana. Desde el sinsentido de vincular de esa manera a Snoke y Palpatine, a que no haya encontrado la manera de darle un rol más activo al personaje de Kelly Mary Tran, pasando por que hayan hecho lo contrario a concederle a Oscar Isaac lo que llevaba cinco años peleando con Poe Dameron o la ya citada cuestión de un final que -a día de hoy- me trae más conflicto que resolución. Pero de igual forma, tampoco puedo ignorar las razones que igualmente entreveo tras esas decisiones. Que por mucho que yo lo hubiera hecho de otra manera y que -a título personal- considero Snoke y Palpatine funcionan mejor como entidades separadas / rivales, tampoco es menos cierto que el que el segundo estuviera detrás del primero refuerza una interesante propuesta argumental, sobre cómo tras cada nuevo alzamiento fascistas no hay nada nuevo, sino los mismos poderes de siempre. Que aunque sin lugar a dudas quiero más de Rose Tico, como personaje que en Los Últimos Jedi encarnaba todo aquello que representa la Resistencia, su lugar durante el viaje al lado oscuro de sus compañeros estaba más cerca de Ajan Kloss -con la Resistencia- que volviendo a dar paseos entre festivales Aki-Aki, entornos criminales y similares. Que por mucho que no atreverse a dar el paso con Poe Dameron -y además plantarle un innecesario amago de interés romántico- es un acto de cobardía impropio de 2020, sigue siendo la primera película de una saga blockbuster que a día de hoy ha mostrado un beso entre dos personas del mismo sexo.

Y con esta recopilación de aspectos que casi sí -pero que se empeñan en quedarse aferrados al frustrante no– podría resumirse una película en la que J.J. Abrams ha intentando hacer de Rian Johnson, pero que me temo que ha sido más un vuelo accidentado que uno que haya terminado de consumar todo lo que prácticamente estaba acariciando con la yema de sus dedos. Es en ese haber estado a punto de tocar el cielo que podría haber dado una trilogía histórica, pero que para siempre va a quedar como La Nostálgica, La Estimulante y a La Que Se Le Fue de las Manos. Pero por muchas discrepancias y cuestiones que pueda tener en cuanto a su agotador primer visionado, la poca fluidez de J.J. Abrams a la hora de ofrecer un despegue sin turbulencias y un desmadrado clímax final con el que sospecho seguiré teniendo problemas durante muchos años por venir, tampoco puedo ignorar lo mucho que me apasiona casi todo que tenga que ver con la conexión entre Rey y Kylo Ren. Lo que he disfrutado en cada nueva revisión con prácticamente todo lo relacionado al viaje de la primera junto a Finn, Poe Dameron, Chewbacca, C-3PO y BB-8 en homenaje a aquel elenco de la saga original. De lo mucho que me atraen multitud de las temáticas desarrollas por si sola o en conjunción con el resto de la saga, o lo elegantemente que gestiona tramas como la vinculada a Finn (negándose a abdicar a la tentación de exponer explícitamente que es lo que le agita por dentro a lo largo de la película). De la masiva profundidad que plantea casi todo -casi- lo que hace en relación a la dinastía Skywalker, y en cómo esto se presenta como desencadenante directo de Ben Solo y Rey.

El Ascenso de Skywalker dista mucho de ser la película de Star Wars perfecta. Dudo mucho que alguna vez vaya a estar entre mis favoritas de la saga. Pero a la vez posee ese encanto de los pequeños desastres, en el que son tantas las aportaciones que sí que me ganan, que ni siquiera siento la necesidad de que lo sea. En la que sin ápice de dudas es mi entrega favorita de la saga desde El Imperio ContraatacaLos Últimos Jedi-, Rian Johnson nos reconciliaba a todos aquellos que alguna vez hemos tenido problemas con los puntos más convulsos de la saga planteando aquello de que Star Wars no siempre tiene que ser perfecta para ser importante. El mejor maestro el fracaso es, que lo resumiría Yoda. Bien oportuno es que justo después de la misma venga un El Ascenso Skywalker con tantos puntos interesantes como caóticos, y con la que -por muchos problemas que pueda tener- difícilmente podía encontrar mejor ocasión para aplicarlo.

El personaje – El núcleo formado por Rey, Kylo Ren, Finn, Leia Organa, Luke Skywalker, Poe Dameron y Hux

La escena – Kylo Ren haciendo las paces con la memoria de su padre

Lo peor – Lo convulsa que resulta en su bombardeo constante de información sin descanso que apenas da tiempo a digerir. La cobardía respecto a no haberse atrevido a dar el paso con el personaje de Poe Dameron, que Rose Tico quede tan en segundo plano y una resolución en la que se echa en falta precisamente eso, resolución.

Lo mejor – Los personajes. En gran parte por la enorme dedicación puesta por los intérpretes que les dan vida, y que ojalá puedan continuar prolongando sus historias durante años venideros.

Ranking Star Wars – 1. El Imperio Contraataca; 2. Los Últimos Jedi; 3. Jedi Fallen Order; 4. Darth Vader (Dark Lord of the Sith); 5. Rebels; 6. Una Nueva Esperanza; 7. Clone Wars (Tartakovsky); 8. Doctora Aphra; 9. Han Solo; 10. The Clone Wars (serie); 11. Galaxy of Adventures; 12. El Despertar de la Fuerza; 13. El Retorno del Jedi; 14. La Amenaza Fantasma; 15. Rogue One; 16. Darth Vader (serie); 17. La Venganza de los Sith; 18. El Ascenso de Skywalker; 19. Star Wars (serie); 20. Vader Inmortal; 21. El Ataque de los Clones; 22. Inferno Squad (Battlefront II); 23. Resistance; 24. Poe Dameron (serie); 25. The Clone Wars (película); 26. Force of Destiny

 

Un Frankenstein espacial, por Edu Sesé

 

Se acabó. La trilogía del Ratón llega a su fin, y lo hace tal y como comenzó su andadura: con la muchedumbre dividida entre la emoción y la ofensa, la ilusión y la pereza. El Ascenso de Skywalker pone el broche al tercer arco de la saga más famosa del cine, y cuando los créditos finales aparecieron no podía dejar de preguntarme: ¿cómo? ¿Cómo han podido ser tan torpes?

Vaya por delante que servidor fue a ver esta película como siempre el día de su estreno en esa ya mítica sala 25 de Kinepolis Madrid, como mandan los grandes estrenos del friki de pro, pero esta vez iba con pocas expectativas, con pereza. Los Últimos Jedi fue una película que finalmente creo que apruebo por los conceptos tan innovadores que plantea, pero que me parecen muy mal ejecutados, con una trama que salvo por su espectacular clímax final se hace pesadísima, y con cierta escena supermaniana que trato de olvidar. Mi fe estaba baja, y en cuanto las letras iniciales empezaron a aparecer en pantalla, terminó de quedar sepultada: “Palpatine está vivo”.

Así, sin más. El Emperador, del que no ha habido ni una sola mención en dos películas anteriores hace acto de presencia, avisando por radio a toda la galaxia, para decirnos que no solo no está muerto, cargándose toda la profecía de Anakin Skywalker, sino que en un planeta al que solo se puede llegar con la brújula de Jack Sparrow tiene a todo un ejército de minions que le han construido una gigantesca flota (por algún motivo, bajo tierra). No hay explicaciones, no hay contexto, no hay nada más que el profundo deseo de que tirar de nostalgia mediante personajes icónicos pueda reactivar el interés que el público pareció perder con el episodio anterior. Y me consta que hay a quien le vale, y ojalá estar con ellos, pero a mí me temo que me perdieron en esos primeros diez minutos de película.

El Ascenso de Skywalker es un constante guantazo en la cara a casi todo lo acontecido en su entrega anterior, así como esta lo fue para el Episodio VII. Y no voy a meterme en qué enfoque es el más acertado, porque creo que tanto J.J. Abrams como Rian Johnson han cometido errores y aciertos. Simplemente me pregunto cómo es posible que teniendo un producto tan valioso en las manos, los responsables de esta trilogía, cuya cabeza principal es Kathleen Kennedy, hayan permitido que lo que debería haber sido una historia con un mínimo de uniformidad haya quedado convertido en una serie de escenas y tramas que se van contradiciendo las unas a las otras durante tres películas. Quizás una trilogía llevada por Abrams habría estado bien, quizás una trilogía llevada por Johnson habría estado bien, ¿pero esto? Esto es como ese trabajo de universidad que hacéis entre cinco sin hablar entre vosotros, juntando párrafos sin tener en cuenta lo que ha escrito el anterior.

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Pero no es solo que el Episodio IX sea un mal cierre de saga, es que es mala película. Abrams, no sabemos si siguiendo las órdenes de sus mandamases o rebelándose contra el director anterior, ha pretendido contar toda una trama nueva en la que parece que todo el empeño que pone en regalarnos imágenes espectaculares es el que le falta para tratar de justificar algo de lo que sucede en pantalla. Lo mismo uso una daga milenaria para señalar unos restos de la Estrella de la Muerte que no tienen más de 40 años que te digo que Hux es un espía enrabietado para matarlo en la siguiente escena sin consecuencia alguna. Lo mismo te doy a unos Caballeros de Ren que son la vergüenza ajena que te regalo unas apariciones de Lando dignas de Saturday Night Live. Todo ello eclipsado por el doble salto con pirueta de desvelar que Rey, por supuesto sin más explicación, es nieta de Palpatine, elegida por este para que cruce al Lado Oscuro matándolo y ocupe su lugar, hasta que decide que no, para que Rey termine matándolo sin que eso suponga que cruce al Lado Oscuro. Para cuando Rey mira la puesta de sol de Tatooine con la canción más bonita del cine, yo ya estoy tan extenuado que me tengo que secar el sudor con la caja de palomitas.

Por si fuera poco, estoy especialmente ofendido por dos detalles extracinematográficos con esta película. En primer lugar, el personaje de Rose Tico me gustó bastante poco en el Episodio VIII, pero que después del acoso que su actriz sufriera por parte de los muchos tarados que pueblan Internet Disney haya preferido priorizar el contentar a los fans que apoyar a una compañera víctima me parece absolutamente lamentable. En segundo lugar, que después del cacareado feeling entre Finn y Poe tanto por algunos fans como por el propio Oscar Isaac, se haya puesto tanto empeño en buscarles intereses femeninos metidos con calzador, denota qué clase de postura tienen las grandes compañías aún con respecto a la homosexualidad: metemos a un par de lesbianas besándose de fondo para darnos bombo como empresa abierta de mente, pero nada de protagonistas que parezcan gays, no vayamos a incomodar a alguien.

En fin, que esta trilogía finalmente no ha sido para mí. Por dejar alguna nota positiva, me quedo con Adam Driver, del que estoy profundamente enamorado y cuyo Kylo Ren, a pesar de haber llegado al final muy desdibujado, ha sido el personaje clave de la trilogía. Y sobre todo, me quedo con la ilusión de ver a toda una sala de cine iluminada por decenas de sables láser mientras aparecía el logo de Lucasfilms. Supongo que eso es Star Wars al fin y al cabo.

El personaje – Kylo Ren, o lo que queda de él

La escena – «Sé lo que tengo que hacer, pero no sé si tengo la fuerza para hacerlo.»

Lo peor – Casi todo

Lo mejor – Que termine la trilogía y se medite un poco sobre lo que se ha hecho mal

Ranking Star Wars – La Venganza de los Sith, El Imperio Contraataca, El Retorno del Jedi, Una Nueva Esperanza, Rogue One, Solo, Los Últimos Jedi, El Ataque de los Clones, La amenaza fantasma, El Ascenso de Skywalker

 

El ascenso del fanservice, por Jordi T. Pardo

 

Los últimos jedi había supuesto un cambio de rumbo en la cansina rutina y en los caminos recurrentes de la saga galáctica cinematográfica por excelencia. En una franquicia tan popular un giro de este tipo siempre va a dejar insatisfecha a parte de su audiencia -léase sus veteranos (y algunos más recientes) incondicionales- que ya tienen una imagen muy consolidada de lo que debe ser una película de Star Wars. Hay dos maneras de concebir una producción de este tipo: dando al público lo que espera o intentar algo nuevo y arriesgado. Rian Johnson optó por lo segundo y, pese a que su visión ya ha comenzado a revalorizarse, la polémica sobre los cambios introducidos en la franquicia tuvo consecuencias. El principal ha sido el «regreso a los orígenes» en El ascenso de Skywalker dando como resultado una película mucho más plana, superficial y descuidada que intenta cubrir sus vergüenzas con toneladas de fanservice mal entendido y unas buenas dosis de nostalgia.

En parte, eso es lo que uno esperaría de un final de etapa como el que aborda J.J. Abrams, pero los motivos en este caso están muy lejos de responder a decisiones creativas como sería lo apropiado. Nadie va a discutir el poderío visual que el director de Super 8 despliega en El ascenso de Skywalker, posiblemente una de las entregas con una fotografía y escenas más impactantes de la saga, un hecho que sumado a la banda sonora de John Williams es capaz de generar magia por sí misma. Pero sobre este armazón -que parece ser lo primero entorno a lo que se ha edificado el resto- tenemos una trama que hace aguas por todos lados, una historia en la que la Fuerza se ha convertido en el deus ex machina definitivo para explicar todos los giros y sorpresas de la película. ¿No sabemos cómo pasar de A a B? ¡Ya tendrá algún presentimiento algún personaje! Puedo detectar a una persona a kilómetros de distancia -entre otras cosas- pero cuando el guion lo requiere he olvidado convenientemente esa habilidad. Puedo volar, puedo sanar, resucitar… ¡Y me hubiesen dado tiempo incluso podría haber escrito un guion para esta película!

El videojuego definitivo de Star Wars, sino fuese porque la franquicia ha inspirado juegos con argumentos muchos más sólidos y bien desarrollados. Pero el principal problema de El ascenso de Skywalker es la reescritura y marcha atrás respecto a la anterior saga. Por mucho que J.J. Abrams y el guionista Chris Terrio insistan en que todo estaba planificado de antemano las señales de esos cambios están todavía presentes en la propia película y muchas veces están resueltos de la forma más burda. Puede que con el ritmo que sus responsables imprimen a la cinta no nos acabemos de percatar en una primera pasada, pero ahí tenemos esa revelación sobre Rey sacada de la manga que contradice totalmente lo explicado en Los últimos jedi, ahí tenemos a un Cameron Poe al que de pronto hay una necesidad acuciante de buscarle una pareja para salvaguardar su heterosexualidad, un General Hux al que se obliga a pasarse a la Resistencia de manera torticera y un Kylo Ren que en lugar de tomar el mando como gran villano de la saga se enfrenta ahora a una resurrección que vuelve a enhebrar los hilos de la marioneta que había cortado Rian Johnson.

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Esto son solo algunas de las contradicciones del filme en la que mucho -demasiado- han decidido los ejecutivos de Disney. Si creías que Star Wars podía ser un espacio en el que tuviesen espacio personajes femeninos capaces de reivindicarse por sí mismos y en el que la relación entre personajes de distintos sexo, género o raza se viese de forma natural… ¡Estabas muy equivocado! Si en Vengadores: Endgame los Anthony y Joe Russo se quisieron poner la medalla por mostrar al primer personaje homosexual de Marvel Studios en pantalla -un personaje terciario y anónimo sin más repercusión en la trama- J.J. Abrams se quiso colgar similar galardón por mostrarnos a una pareja besándose de fondo de una escena de la película. ¡Un pequeño paso para la humanidad, pero un salto para Star Wars! Mientras, en otras escenas tenemos a Poe y Finn teniendo discusiones que realmente son más propias de una pareja, incluso con momentos en los que no podemos ver más que los celos del primero por Rey, por mucha filosofía de la Fuerza que J.J.Abrams y compañía hayan querido meter en la reescritura del guion para justificar esas hormonas.

El ascenso de Skywalker no pasa por ser formalmente la peor entrega de la saga. Eso hay que reconocerlo. Pero si es una entrega que ha sido cobarde en sus planteamientos, está llena de momentos simplemente absurdos y otros que deberían ser emotivos y no logran serlo porque si algo ha quitado J.J. Abrams a la saga ha sido el interés por el devenir de los personajes. Ni nos interesa Rey, ni Ren, ni Leia, ni el pobre Chewbacca, unos por la pobre ejecución de los que tendrían que ser sus momentos culminantes y otros porque sabemos que nos están tangando. Por otro lado, es lícito no abordar ciertos temas y decisiones en una franquicia como esta, pero si vendes esto a lo largo del viaje y luego echas marcha atrás lo menos que mereces es el ostracismo porque tus principios valen una cagada de Ewok. ¡Eh, esa referencia sí la pille! En definitiva, el cine por mucho que sea un negocio tiene que ser lo más trasparente y sincero posible con el espectador. Todo lo que envuelve a El ascenso de Skywalker no resulta serlo en ningún momento y eso juega en su contra. Es nostalgia para hoy y hambre para mañana. Pero así sobrevive hoy mucho del cine de entretenimiento que se hace en Hollywood.

El personaje – Rey sigue siendo el personaje más interesante de esta saga aunque el guion de esta última película no le haga justicia.

La escena – Rey saltando para derribar la nave de Kylo Ren.

Lo peor – El guion que no se molesta en tener una mínima coherencia y cuya explicación a muchas escenas resulta inexistente.

Lo mejor – La fotografía de la película puede ser de las mejores de la saga.

Ranking Star Wars – 1) El imperio contraataca 2) Los últimos jedi 3) La venganza de los Sith 4) El despertar de la Fuerza 5) Una nueva esperanza 6) El ataque de los clones 7) El ascenso de Skywalker 8) La amenaza fantasma 9) El retorno del jedi

 

Perdidos en el espacio, por Juan Luis Daza

 

Sólo tres años después de haber adquirido Lucasfilms por 4.000 millones de dólares Disney puso en funcionamiento una nueva trilogía que daría continuidad a la clásica ideada por George Lucas entre los años 70 y 80. Para iniciar tan complicada empresa, que hiciera olvidar el mal sabor de boca generalizado producido por las precuelas rodadas por el mismo Lucas, Kathleen Kennedy, presidenta de la productora desde 2012, solicitó los servicios del también productor, guionista y director J.J. Abrams, que venía de insuflar nueva vida a la otra franquicia galáctica, Star Trek. Con la ayuda de Lawrence Kasdan, viejo conocido de la saga, y Michael Arndt (Toy Story 3) el autor de Super 8 diseñó Star Wars Episodio VII: El Despertar de la Fuerza, un efectivo largometraje con muchos, puede que demasiados, puntos en común con Star Wars Episodio IV: Una Nueva Esperanza que a pesar de su conservadora conceptualidad funcionó a las mil maravillas arrasando en taquilla y agradando notablemente a la crítica.

Dos años después, ya en 2017, Kathleen Kennedy y sus colaboradores dieron una vuelta de tuerca a la recién estrenada trilogía, como si quisieran acallar las voces de los que afirmaron que El Despertar de la Fuerza había sido más de lo mismo, y destituyeron a J.J. Abrams en favor de Rian Johnson, cineasta iniciado en el cine independiente con films como Brick y que poco antes había facturado una potente muestra de ciencia ficción titulada Looper protagonizada por Joseph Gordon Levitt y Bruce Willis. El autor de Puñales Por la Espalda (Knives Out) llegó para ofrecer una visión rompedora y controvertida no sólo de la nueva trilogía, sino también del lore adscrito a dicho microcosmos. Star Wars Epsodio VIII: Los Últimos Jedi se convirtió en una de las entregas más polémicas de la franquicia dividiendo al fandom entre furibundos detractores y apasionados seguidores.

Es más que probable que la polvareda levantada por el film escrito y dirigido por Rian Johnson fuera el catalizador de la recuperación de J.J. Abrams para cerrar la trilogía intentando contentar a aquellos que salieron airados de la proyección de Los Últimos Jedi y es ahí donde una propuesta como Star Wars Episodio IX El Ascenso de Skywalker comienza a edificarse sobre unos inadecuados cimientos a los que remitiremos un poco más tarde. J.J. Abrams volvía para ponerse a los mandos de la nave y al guión le acompañaba Chirs Terrio (Argo, Batman v. Superman: El Amanecer de a Justicia) sobre un argumento escrito por ellos mismos con la ayuda de Colin Trevorrow y Derek Connolly. En el reparto repetían los habituales Daisy Ridley, Adam Driver, Oscar Isaac, John Boyega, Joonas Suotamo o la fallecida Carrie Fisher, resucitada por obra y gracia del CGI.

Con Star Wars Episodio IX: El Ascenso de Skywalker sucede algo inaudito y es que el famoso y tradicional texto introductorio que contextualiza espaciotemporalmente el argumento de la película que vamos a ver ya da muestras de la inoperancia manifiesta del guión. La inexplicable, innecesaria e ilógica aparición de Palpatine no tiene ningún sentido y denota una alarmante intencionalidad por satisfacer a los fans molestos con el anterior film inyectándoles en vena inusitadas dosis de fanservice gratuito. Esta primera concesión de cara a la galería será la que bascule y vertebre la trama del largometraje con una reprobable y vergonzosa obsesión por contentar a todo el mundo, algo no sólo imposible de conseguir, sino un error garrafal que menoscaba cualquier intencionalidad de inquietud artística por parte de sus máximos responsables.

El ritmo vertiginoso, en el que no se da un respiro al espectador viéndose este asediado por escenas de acción a gran escala y pasajes dramáticos de notable trascendencia para los personajes principales, no consigue eludir que el guión esta construido a base de aleatoriedades casi insostenibles en las que una serie de McGuffins impulsan una trama que sale adelante por medio de la visceralidad y la conexión emocional con el espectador conocedor del microcosmos creado en su origen por George Lucas y no por una cohesión narrativa que ofrezca una solidez estructural al relato. Para un servidor es un hecho que el libreto de Star Wars Episodio IX: El Ascenso de Skywalker necesitaba una revisión a fondo antes de haberle dado el visto bueno y no sólo por las carencias mencionadas, sino también por la ya mencionada idea de satisfacer a todo el mundo, una entelequia inalcanzable en sí misma.

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Casi todas las consecuencias resultantes del rupturismo y descreimiento adscritos a la mirada de Rian Johnson en Los Últimos Jedi son obviadas, revertidas o aceptadas de mala gana por parte de un J.J. Abrams, no sabemos si volviendo a las raíces de lo que iba a ser la trilogía cuando él se encargaba de ella o con la insidiosa idea de deshacer todo lo elaborado por aquel que ocupó su puesto detrás de las cámaras. Independientemente de si se trata de una u otra cosa El Ascenso de Skywalker apela de manera pueril y cuestionable a la nostalgia, a la referencia en sesión continua y a dar en bandeja de plata al fan todo aquello que echó en falta en el anterior episodio, abriendo así un peligroso camino dentro del cine comercial en el que en un futuro posiblemente se dé más importancia a lo que digan en redes sociales los seguidores de tal o cual producto antes que a lo planificado por productores, guionistas y directores.

Pero si hay un apartado en el que no se puede poner una sóla queja a Star Wars Episodio IX: El Ascenso de Skywalker en general y a J.J. Abrams en particular es en el técnico. La última entrega de La Guerra de las Galaxias es una space opera a escala descomunal con pasajes brillantes desde una perspectiva estilística y visual. En este aspecto el director de Misión Imposible 3 o Stark Trek: En La Oscuridad despliega todo su talento como artesano al servicio de Hollywood. Batallas intergalácticas con cientos de naves implicadas, persecuciones por tierra mar y aire o combates con sable láser perfectamente coreografiados. Podemos afirmar que esta mezcla de épica desencadenada y crepuscularidad de fin de ciclo están ahí para tapar las ya citadas carencias del guión, pero lo cierto es que se agradece que al menos en la realización Disney y Lucasfilm lo hayan dado todo.

En cuanto al trabajo de los actores es de recibo mencionar que J.J. Abrams y sus colaboradores son conscientes de que Rey y Kylo Ren son los dos roles capitales tanto de esta última entrega como de toda la trilogía y en ellos depositan todo el poso dramático y emocional. Por descontado Daisy Ridley y Adam Driver exprimen hasta el límite los últimos minutos de metraje que comparten juntos y la química que ya se vislumbraba en el Despertar de la Fuerza y se desarrollaba adecuadamente en Los Últimos Jedi encuentra en El Ascenso de os Skywalker una muy digna catarsis que sólo se ve ensombrecida por un mínimo detalle innecesario que cae en lo tópico y previsible. Para el que suscribe ambos intérpretes y personajes están entre lo mejor adscrito al universo Star Wars por bien tratados y perfilados aunque no se les ofrezca aquí la mejor de las conclusiones a ambos dos.

En lo referido a los secundarios volvemos sobre nuestros pasos para seguir hablando de la polémica con la toxicidad de cierto sector del fandom adherido a Star Wars. Partiendo de que a excepción de Kylo Ren y Rey todos los demás personajes han quedado reducidos a sidekicks llama la atención que tanto a Poe como a Finn les aparezcan interesas amorosos del sexo opuesto para acallar las voces que hablaban de una posible relación homosexual entre ambos. Más lejos se llega con el personaje de Rose Tico, de gran relevancia en Los Últimos Jedi y reducido aquí a dos escenas. Después de haber recibido Kelly Marie Tran amenazas de racistas y misóginos obligándola a abandonar sus redes sociales es un fallo monumental que Disney agache la cabeza y dé de lado a una actriz que hizo bien el trabajo que le fue encomendado. En esta caso trascendemos el tema sobre si un personaje nos gusta o no, porque nos referimos en la vida personal de una actriz a la que se agravió y a la que sus superiores deberían haber dado todo su apoyo.

Contrariamente a lo que pueda parecer por esta reseña disfruté notablemente con el visionado de Star Wars Episodio IX: El Ascenso de Skywalker. Pero siendo un moderado fan de la saga creada por George Lucas y un espectador con cierto nivel de objetividad y raciocinio no podía pasar por alto las carencias de un producto con tanta relevancia como el presente. A pesar de ello no fueron pocos los momentos en los que me emocioné viendo esta última entrega de La Guerra de las Galaxias, porque he conectado con varios de sus personajes y soy afín a bastante de lo planteado y desarrollado en esta nueva trilogía que estando a años luz de la clásica, como es lógico, también me parece muy superior, en cualquier aspecto, a la que nos narró las precuelas de este universo al que, para bien o para al, y aunque ahora parece que va a tomarse un descanso en pantalla grande, todavía le queda mucho por contarnos sobre aquello que sucedió hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana.

El personaje – Kylo Ren

La escena – El combate final

Lo peor – La alarmante inconsistencia estructural del guión

Lo mejor – La relación de Kylo Ren y Rey

Ranking Star Wars – 1 El Imperio Contraataca, 2 Una Nueva Esperanza 3 El Retorno del Jedi 4 Rogue One: Una Historia de Star Wars 5 Los Últimos Jedi 6 El Despertar de la Fuerza 7 El Ascenso de Skywalker 8 Han Solo: Una Historia de Star Wars, 9 La Venganza de los Sith 10 La Amenaza Fantasma 11 El Ataque de los Clones

 

J.J. Abrams destruyendo el trabajo de Rian Johnson con una bola de demolición, por Nacho Pena

 

Recuerdo cuando Disney se hizo con los derechos de Star Wars y se anunció la intención de rodar una nueva trilogía de películas. La emoción estaba a flor de piel. Un lustro después esta trilogía ha llegado a su fin y toca analizar el impacto que ha causado en el universo galáctico y la huella que dejará en años venideros.

Esta película está marcada por el regreso de J.J. Abrams, director de la primera película a la franquicia. Confieso que esto no me hacía especial gracia en mi caso, Rian Johnson (que entre esto y el éxito de la genial Puñales por la Espalda debe estar disfrutando) se marcó con Los Últimos Jedi una de las películas más notables en la historia de la saga y Abrams con trabajos como el Episodio VII, EL Despertar de la Fuerza, una actualización del Episodio IV o su reciente miniserie de Spiderman junto a su hijo, para mi el peor cómic del año pasado, vienen a corroborar que el apartado creativo no es su fuerte (que no el técnico) y con temor a dos cosas: Que Disney decidiese a retroceder con las decisiones más arriesgadas para contentar a todos los públicos, incluso al fandom más tóxico y también un Abrams que se ha negado a respetar la mayoría de decisiones de su predecesor para volver a imponer su visión, y eso es lo que ha sucedido.

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Vaya la verdad por delante de que Star Wars: El Ascenso de Skywalker me parece una película entretenida después de haberla visto dos veces. No me parece el remake glorificado que supuso el Episodio VII. Tiene sus ventajas, como por ejemplo seguir forjando eficientemente el camino de Kylo Ren, interpretado sobresalientemente por Adam Driver, quizá el mejor actor junto a Ewan McGregor de las 9 películas de la franquicia principal.

Sin embargo, los «peros» superan a lo bueno. Es el caso de Finn, cuyo personaje ha ido derritiéndose como un azucarillo durante las dos últimas películas de la saga una vez que ya se supo que no iba a ser el jedi de turno y no, no las declaraciones de John Boyega no ayudan en absoluto a que el personaje sea recordado por los fans. Especialmente flagrante es la terrible decisión realizada en torno al personaje de Rose Tico interpretado por Kelly Marie Tran, una concesión a Disney realizada a ciertos grupos de fans que se lanzaron en contra de la actriz y cuyas líneas realmente puede haber heredado el personaje de Hannah, al cual también le han dado muy poca profundidad. Una pena que la compañía no tenga interés en salvaguardar a sus trabajadores e intérpretes. Otro problema es el famoso «queerbaiting» como el beso de dos mujeres que solo dura 2 segundos en pantalla o buscarle «partenaires» del sexo opuesto tanto a Finn como a Poe Dameron para dejar constancia de su heterosexualidad y que países como China o Rusia no entren en cólera y no tener que trabajar mucho en la postproducción. Y es que mientras fluya el dinero da igual que se vulneren derechos. Otra cosa es el apartado técnico, hasta el careo entre Rey y Kylo en el desierto parece que la película va a una velocidad acelerado, como este mito de la gente que pone a mayor velocidad las películas de Netflix.

Recurrir a Palpatine como antagonista era algo lógico teniendo en cuenta la decisión de matar a Snoke en la anterior película. Se nota mucho que Ian McDiarmid se lo pasa bien volviendo al personaje aunque su plan esta vez parezca más el de un supervillano que del viejo senador que movía los hilos entre bambalinas (aunque no deja de hacerlo en este film). Al final su aparición queda algo descafeinada pero tampoco es nada terrible, como si lo es, por ejemplo, el debut de los Caballeros de Ren. No dejo de tener cierta sensación de que es una película a la que le han pasado la tijera (como por ejemplo en Batman v. Superman) y se han cortado muchas cosas, y los antiguos camaradas de Kylo Ren son un ejemplo de ello: no hablan, no se sabe de donde han salido ni porque luego actúan como actúan. Está claro que la miniserie Star Wars: The Rise of Kyle Ren de Charles Soule está destinada a responder muchas de esas preguntas pero no deja de ser una decisión errónea tener a personajes que no aportan nada a la película.

Finalmente toca hablar de la gran protagonista de la película, Rey, que creo que sale bien parada de este cambio de rumbo y que por suerte permanecerá entre los fans durante años venideros (y seguro que saldrá en más proyectos futuros). En definitiva, El Ascenso de Skywalker no deja de ser un final populista (y no quiero utilizar así este término pero es que Disney ha decidido sacrificar calidad en base a contentar a fans incluso algunos potencialmente perniciosos). Pese a todo se pasa un rato agradable viéndola y, aunque a algunos les pese, Rey, Kylo y compañía serán recordados por toda una generación de fans que han descubierto este maravilloso universo.

El personaje – Kylo Ren

La escena – Kylo Ren haciendo frente a su pasado

Lo peor – Lo hecho con Kelly Marie Tran, Disney debería estar avergonzada.

Lo mejor – La construcción del personaje de Kylo Ren

Ranking Star Wars – 1. El Imperio Contraataca. 2. La Venganza de los Sith. 3. Los Últimos Jedi 4. Una Nueva Esperanza. 5. Rogue One. 6. El Retorno del Jedi. 7. El Ascenso de Skywalker. 8. La Amenaza Fantasma. 9. El Ataque de los Clones. 10. El Despertar de la Fuerza. 11. Solo.

 

El sentido de un final, por Pablo Menéndez Fernández

 

Vaya por delante que nunca he sido el mayor fan de la galaxia de Star Wars. Me gusta la trilogía original, sí, y reconozco sus méritos. Pero nunca la he considerado una obra maestra de nada, y creo que a la larga hizo mucho mas daño a la industria que bien. La segunda trilogía me parece superior en muchos aspectos a la primera, y creo que, juntas, las seis películas forman un todo bastante compacto que habla sobre el legado.

Las tres películas de la «nueva nueva» trilogía también versan sobre lo mismo. Pero desde un punto de vista distinto. Un punto de vista que ya estaba presente (sutilmente) en las historias originales, pero que o bien nadie ve o nadie quiere ver. Ese punto de vista es el siguiente: lo destructivo del concepto del legado.

Anakin Skywalker no tenía padre (hasta que punto es Anakin una figura mesiánica o luciferina lo dejaremos para otro artículo). Luke Skywalker solo alcanza su verdadero destino al derrotar a su padre y al desentenderse de los preceptos jedi. Rey solo se completa cuando desecha su propio legado. Lo mismo para Kylo Ren.

Así pues uno escucha a un montón de gente quejándose por esta nueva cinta y se pregunta «¿qué se esperaban exactamente?» Porque este será un final predecible (que no aburrido) y la cinta tendrá sus fallos (algunos graves), pero El ascenso de Skywalker es la única conclusión posible que Star Wars podía tener.

Una mención aparte merece la espectacular fotografía de algunas escenas de esta entrega. Visualmente, las secuencias que transcurren en el planeta de los Sith son lo más potente que se ha podido ver en todo la saga. ¡Y no estoy exagerando un ápice! Si por algo se caracteriza Star Wars es por ser tremendamente evocadora (ya desde el principio, con esas dos lunas del planeta Tatooine que representaban la esperanza y el anhelo), y el planeta de los Sith marca un nuevo hito. Es puro Alien. Es pura abstracción. Es una prueba de que dentro del puro entretenimiento pueden expresarse cosas interesantes más allá de los agudos chillidos de muchos fans.

El personaje – Kylo Ren/em>

La escena – Kylo Ren en el planeta de los sith

Lo peor – Algunos fallos de guion

Lo mejor – Kylo Ren

Ranking Star Wars – 1 – El imperio contraataca 2 – La venganza de los sith 3 – El retorno del Jedi 4 – Una nueva esperanza 5 – El ataque de los clones 6 – Los últimos Jedi 7 – El despertar de la fuerza 8 – El ascenso de Skywalker 9 – La amenaza fantasma

 

Agridulce Final, por Raúl Gutiérrez Martínez

 

Cuando en el año 2012, hace ya seis años, supimos que Disney había comprado Lucasfilm, la reacción del fandom, de la industria, y de todo el mundo o se hizo esperar. El gigante Disney, no contento con haber adquirido Marvel, adquiría la empresa responsable de entre otros proyectos, la franquicia Star Wars. Franquicia que, al fin y a la postre, había hecho a Lucasfilm quien era, como la empresa hasta ese momento gestionada por un controvertido George Lucas que, en opinión de este redactor, malentendió su propia saga con la constante remasterización y retoque de la misma, y con unas precuelas que, francamente, es mejor olvidar.

La compra de Disney a nivel puramente fan, suponía en mi humilde opinión, una oportunidad para devolver a la saga galáctica a su antiguo esplendor, y es que la compañía del ratón había demostrado que sabía hacer muy bien las cosas con las películas basadas en los personajes de la Casa de las Ideas, habiendo batido todo tipo de récords en ese mismo año 2012, Los Vengadores, el auténtico golpe en la mesa que marcó un antes y un después en el género superheroico, un género que hasta entonces no era si no un hijo bastardo del cine de acción.

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Pues bien, no hubo que esperar mucho. En la navidad de 2015 el comienzo de una nueva trilogía episódica galáctica estaba aquí, y Star Wars: Episodio VII, El Despertar de la Fuerza, llegaba para a través de un remake de la saga original, volver a conquistar al público de toda la vida, mientras que conseguía familiarizar con el Universo de George Lucas a sangre nueva, niños que vivieron con ilusión las aventuras de Finn, Rey y Poe Dameron contra una Primera Orden que amenazaba la Nueva República bajo el yugo de un misterioso Líder Supremo Snoke y del oscuro Kylo Ren, a.k.a. Ben Solo, hijo de Leia y Han y a la sazón, sobrino de Luke, quien además había sido su maestro.

Pese a quien pese, aquella película consiguió lo que se proponía. Batir récords de recaudación y volver a poner a la franquicia Star Wars en boca de todos. Al mismo tiempo, Disney, al ser propietaria de Marvel Comics, volvía a realizar cómics de Star Wars, por lo que el negocio del gigante roedor se convertía así en redondo.

En 2016, y habiéndose comprometido Disney a regalarnos una película episodica cada dos años hasta finalizar la trilogía, llegaba el primer spin off en cines de la franquicia, Rogue One, la magnífica historia de como unos rebeldes que tenían todo que perder, conseguían los planos de la Estrella de la Muerte aún a riesgo de su propia vida, con el fin de salvar la galaxia del yugo imperial. Rogue One nos demostró que Star Wars podía ser muy grande en cines, más allá de las películas principales de la saga, y que Disney sabía lo que se hacía.

2017 fue el año en el que llegó el episodio VIII, Los Últimos Jedi, la que hasta ahora para mí, es la mejor película de Star Wars a nivel cinematográfico (impresionante fotografía, un tratamiento de personajes increíble, una evolución de los mismos recogiendo los ingredientes de la película previa que la hace imbatible en ese aspecto…) y una de las mejores de toda la saga. En esta película, odiada por el fandom, y parece ser que amada por unos pocos, se desmitificaba la figura de los Jedi, de Luke Skywalker (presentado aquí con un maestro viejo y cansado que había renunciado a su vocación y a su misión vital perseguido por los fantasmas del pasado y por el remordimiento), y lo más importante: Rey no era una Skywalker como muchos habrían deseado. Rey, protagonista absoluta de la nueva trilogía no era nadie, y ello no importaba. Porque cualquiera podía brillar en la fuerza, porque allí donde una víctima sufriera presa de los desmanes de la primera orden, pero también de los ricos y poderosos, habría esperanza para la Resistencia y para los Jedi. Y es que, hasta un niño esclavo de una ciudad casino puede invocar a la fuerza… aunque sea para poder cumplir con sus tareas diarias más fácil.

Esta película, que tiraba por tierra las aspiraciones de muchos hizo algo muy importante: Arriesgar. Demostrarnos que Star Wars era algo más que los Skywalker y que en la eterna lucha entre el bien y el mal, lo más importante no era el apellido, si no la voluntad.

En 2018, y para amenizar la espera para el desenlace final de la saga, Solo, precuela spin off que narraba la historia del contrabandista corelliano más famoso, llegaba a los cines de todo el mundo. Y tan solo en tres años, el regreso de Star Wars ya empezó a mostrar signos de agotamiento. A favor de esta película estará siempre lo divertida que es, y como ofrece una fotografía distinta y a la que no estamos acostumbrados (la oscuridad de Corellia) en los primeros minutos de la cinta.En su contra, estará el hecho de querer contar toda la historia de Han Solo en poco más de dos horas, pasando por todos los momentos que hicieran su existencia legendaria. Aún con todo, una película muy entretenida que aguanta muchos revisionados, pero que quizás hoy en día, tan solo un año y medio después, en el que el panorama televisivo ha vuelto a alcanzar otro punto de inflexión, hubiera funcionado mejor como serie de televisión.

Y por fin, estas navidades, en el año 2019 llega El Ascenso de Skywalker. Mi opinión al respecto de esta película está llena de contradicciones. Y es que, por un lado me ha hecho reir, me ha hecho llorar, me ha encantado, me ha entretenido… pero también me ha cabreado. Y es que, no puedo entender como Disney cree que es importante escuchar al fandom. Una productora tiene que hacer lo que considere y no basar sus productos en las opiniones de otros, por mucho ruido que hagan en redes sociales. En ese sentido, mutilar completamente a Rose Tycho, uno de los mejores personajes secundarios de esta nueva trilogía, resulta doloroso. Que no se llegue a más con el colectivo LGTBI+ cuando las películas previas parecían indicarlo, también duele, si bien desgraciadamente resulta comprensible, pues la película debe ser vendida en países como China que la prohibirían si saliera una sola escena de este tipo (de hecho, existe una escena de medio segundo que ha sido eliminada en la edición para este país).

Al respecto del leiv-motiv de la película, lo que más me gusta, a pesar de lo manido que les ha resultado a muchos, es la resurrección de Palpatine. Y es que, si Rian Johnson, en su fantástica y nunca suficientemente valorada entrega para la franquicia, continuó con la evolución de Kylo Ren hasta el punto de que habría resultado muy artificial que este fuera el villano, y a su vez, acaba con el Líder Supremo Snoke dejando claro que él no es el temible enemigo a batir, había que buscar un nuevo villano para este desenlace. Y en ese sentido, resultaba más valiente resucitar al verdadero villano de Star Wars, el todo poderoso Emperador, que crear uno nuevo. Además, la explicación de por qué Palpatine estaba detrás de todo, incluso de la creación de Snoke y de la caída de Kylo, resultaba más creíble que nunca.

Sin embargo, si tras la película anterior, pensábamos que cualquiera podía destacar en La Fuerza y que el apellido no importaba, la película echa por tierra este razonamiento al convertir a Rey en una nieta de Palpatine, pero a la vez, se reconcilia justo al final con el mensaje del episodio VIII, al presentarse al final de la cinta Rey como una Skywalker, porque cualquiera puede ser un Skywalker si se lo propone o, visto de otra manera, cualquiera puede ser alguien. Esta es la forma en la JJ Abrans trata de respetar el trabajo de un Rian Johnson al que apenas ha tenido en cuenta en su película, que es hija directa de un Eposodio VII también dirigido por Abrans en el que se hablaba de unos Caballeros de Ren que aparecen por sorpresa en esta última película y de los que jamás hemos recibido explicación alguna que pueda hacernos ver qué importancia tienen en la trama.

Por contra, he llorado con la muerte de Leia, con el sacrificio de Kylo, con la conversación de éste con Han Solo, he reído (y creo que por primera vez en mi vida) con C3PO… si Star Wars es entendida como una película de fantasía épica en el espacio (que no es lo mismo que ciencia ficción), familiar, que ha de entretener a todo el mundo y arrancarte sonrisas y llanto por igual, esta película aunque cobarde respecto de su predecesora, ha conseguido lo que yo pretendía al ir a verla al cine. Y llamadme conformista, pero quizás con esto baste.

A pesar de todo, y sea como fuere, lo que parece que está claro, y es algo que francamente, este redactor no entiende, es que a Star Wars hay que amarla u odiarla, al menos en lo que se refiere a le era Disney. Y es que, las opiniones que se leen y escuchan en casi todos los lugares, resultan casi siempre del todo extremistas. Disney ha sido más timorata con esta franquicia que con Marvel, y es que se ha demostrado que no se puede explotar a Star Wars igual que a los personajes de la editorial tebeística, puesto que en cuatro años se ha producido mucho menos y se han recibido, desgraciadamente, resultados mucho peores.

Quizás el futuro esté en las series de televisión como The Mandalorian, que entendidas como productos hermanos y de menor presupuesto, producen para bien o para mal, mucho menos ruido.

El personaje – Sin lugar a dudas, Kylo Ren. El personaje que mejor se ha tratado en toda la saga a nivel de evolución. Y es que, es complicado, odioso, enternecedor, inmaduro… y tan real como somos los seres humanos

La escena – – Papá… – Lo sé.

Lo peor – Echar por tierra el trabajo de Rian Johnson en el Episodio VIII al respecto del mensaje que daba Los Últimos Jedi

Lo mejor – La épica derrota del Emperador y de todos los Sith con el poder de Rey de todos los Jedi

Ranking Star Wars – 1. El Imperio Contraataca. 2. Los Últimos Jedi. 3. Una Nueva Esperanza. 4. Rogue One. 5. El Retorno del Jedi. 6. El Despertar de la Fuerza. 7. El Ascenso de Skywalker. 8. Solo. 9. La Venganza de los Sith. 10. El Ataque de los Clones. 11. La Amenaza Fantasma

 

Skywalker para cada generación o cómo explotar la finca adquirida, por Luis Javier Capote Pérez

 

Ya está aquí, ya llegó, es el cierre de la tercera trilogía que ya aterrizó y, cómo no, con la sana virtud de no dejar indiferente, lo cual y desde mi punto de vista, es en sí mismo un punto a favor. Vaya por delante que a mí la película me ha gustado, porque me hizo pasar un rato entretenido. Sabía lo que iba a ver y, grosso modo, intuía lo que podía encontrar, así que no me puedo considerar decepcionado en modo alguno. Ahora bien, dicho lo anterior, tengo que advertir que no le haya visto diversos problemas a la película, algunos coyunturales y otros, estructurales.

En el primer apartado, debo mencionar el detalle de la ausencia de Carrie Fisher. Siguiendo la pauta de las dos entregas precedentes, esta iba a ser la película de la general Leia Organa y, si bien es cierto que en la producción se salva buena parte del mobiliario, no es menos cierto que la ausencia de la actriz ha dejado un vacío ciertamente ostensible. Siempre quedará la duda de lo que hubiera dado de sí una película con Fisher ejerciendo un rol central, pero así es la vida.

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En el plano positivo, me ha gustado ver escenas en las que Rey, Finn y Poe Decamerón interactúan, de forma parecida a lo que hacían Luke, Leia y Han en su momento. Parece pues que se ha conseguido dar con el relevo generacional y solo el tiempo dirá si este trío es tan icónico como su predecesor. Por de pronto, diría que el droide Berberecho ya tiene algo de ese estatus.

En el plano no tan positivo, la impresión de que, en sucesivas revisiones, a la película se le vean las costuras pero, siendo sinceros, eso es común a toda la franquicia, así que, siendo como es cine de aventuras y evasión -nunca la he visto como ciencia-ficción- solo queda sentarse con las cotufas, las papas fritas y la bebida y a disfrutar.

En el plano nostálgico, la innumerable cantidad de guiños, homenajes y menciones a todo el bagaje precedente. Los giros argumentales -ya desvelados en el habitual prólogo descriptivo de toda película de la enealogía- convierten una historia que contaba el ascenso, caída y redención de una persona en una suerte de forzada epopeya familiar, con dos posibles ramas y dos bandos, contenidos en el anverso y el reverso de la fuerza.

El personaje – Leia Organa, pues su ausencia es casi palpable

La escena – Luke y el sable de luz, al ejemplificar la relación entre este episodio y el anterior

Lo peor – la sensación de que la historia ha vuelto al punto en que había quedado tras el episodio sexto.

Lo mejor – los intentos por reforzar los vínculos con el resto de entregas de la nonalogía y ciertos productos canónicos.

Ranking Star Wars – 1. Una nueva esperanza. 2. Los Droids y los Ewoks. 3. Las Guerras Clon

 

El retorno de Palpatine, por Giovanni Casella

 

El lunes 6 de enero fui al cine a ver Star Wars: El ascenso de Skywalker como autorregalo de Reyes, y la verdad es que, visto lo visto, tendría que quererme un poco más, sobre todo como propósito de año nuevo. Lo de J.J Abrams, en el fondo, tiene mérito: hice todo lo posible por no dormirme en el cine ante tal aburrimiento de película, carente de alma, guion, diversión, ideas, entretenimiento, y visión personal de las cosas. Reconozco que me costó, y tuve que hacer un enorme esfuerzo para no caer en los brazos de Morfeo. Eso sí, cuando llevaba 73 minutos de proyección, miré el reloj (no fue la única vez que lo hice durante todo el visionado), y es algo que casi nunca hago en un cine, pero el gran Abrams consiguió lo que otros directores no son capaces de hacer; aburrirme hasta límites insospechados, y desear que acabara todo ese despropósito de una vez por todas y lo antes posible.

Tiene mérito también el hecho de no importarme nada de lo que les pasara a sus personajes, carentes de carisma, planos e incapaces de transmitir la más mínima emoción humana. ¿Han ido alguna vez a un restaurante y les ha sentado mal la comida? Posiblemente sea por el aceite, que esté reutilizado. Ésa es la sensación que me da esta película y el modus operandi de Abrams, el rey del refrito y la fotocopia sin personalidad alguna. Star Wars: El ascenso de Skywalker no es más que un aceite que se ha usado tantísimas veces que al probarlo es una bomba directa contra nuestro estómago y nuestro buen gusto.

Crecí con la trilogía original que es culmen dentro del cine de entretenimiento y que hoy en día Hollywood es incapaz de alcanzar ese nivel; desprecié la nueva propuesta de George Lucas (que ahora me parece buena en comparación con la última), y, por último, la actual trilogía la rechazo de pleno no porque sea un ultraje a la saga creada por Lucas en los 70, ni porque mancille ese recuerdo infantil que tengo; no, no, es mucho más sencillo. Simplemente, la trilogía que comenzó Abrams es un atentando contra el cine en general, y el del entretenimiento en particular. Lo último que se puede hacer dentro de este tipo de cine (perfectamente válido) es aburrir, y es algo que me ha sucedido a lo largo de estas tres películas continuamente.

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El problema está en la base; en la producción. Kathleen Kennedy ha ido dando palos de ciego al fichar y despedir sucesivamente a nombres que despiertan cualquier tipo de cosa menos la esperanza por hacer grandes cosas. Es decir, Abrams, Rian Johnson (su filmografía es un ladrillo), Gareth Edwards y Colin Trevorrow, entre otros, no son el relevo generacional de Lucas, Spielberg, Zemmeckis o Dante, por citar algunos grandes nombres del cine comercial estadounidense del pasado. Hollywood sigue amasando millones, pero sus productos distan mucho de tener un mínimo de calidad comercial como sí era frecuente de encontrar entre los directores de los años 70 y 80, precisamente las décadas de la trilogía original de Star Wars.

Este refrito carente de ideas tiene su máximo exponente en la vuelta atropellada y metida con calzador de Palpatine. Todo lo que tiene que ver al respecto de esto da bastante vergüenza ajena y destila una falta de profesionalidad y de talento alarmante. Todo esto me recuerda a ese partido de fútbol en el que va perdiendo un equipo, y su entrenador sin ideas, mete a la desperada a su jugador estrella que estaba en el banquillo medio lesionado, a ver si le saca las castañas del fuego en los últimos compases del encuentro. Y no, ni por esas. Es más, todo esto tiene un efecto rebote porque deja en evidencia que no había un plan de desarrollo para esta nueva trilogía. Y lo que es peor de todo es que si le aplicamos la regla básica de James Bond, aquella que dice que una película de 007 es tan buena como bueno sea su malo, vemos que toda esta trilogía hace aguas. Hemos pasado de Kylo Ren a Snoke, y de Snoke a Palpatine. Ni había un malo constante ni a la altura de las circunstancias.

Para mí, y es mi opinión personal e intransferible, esta película no funciona ni como fan service, ni como película de Star Wars, ni como cine de entretenimiento, y mucho menos como cine de calidad. John Williams es uno de los más grandes compositores de la historia del cine, pero nunca casaron tan mal sus partituras con las vacías imágenes a las que acompañaba en esta última entrega de la saga galáctica. Espero que Martin Scorsese no vea esta película (recuerden que Scorsese y Lucas formaban cuadrilla en los años 70) porque puede que le dé un patatús, aunque bien pensado, seguro que Scorsese se quiere más a sí mismo que un servidor, y dedica su tiempo a otras actividades de mayor provecho.

El personaje – Ninguno.

La escena – Los títulos de crédito finales.

Lo peor – Todo salvo los títulos de crédito finales.

Lo mejor – Cuando se acabó la película.

Ranking Star Wars – 1. El Imperio Contraataca. 2. Una nueva esperanza. 3. El retorno del Jedi.

 

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Aviso de Spoilers: La siguiente entrada tiene spoilers leves, medios y gordos sobre Star Wars Episodio IX: El ascenso de Skywalker. Si todavía no eres uno con la Fuerza, si crees que leer un spoiler puede provocar tu descenso al lado oscuro...¡evita entrar, joven padawan! Dirección: J.J. Abrams. Guion: J.J.…

VALORACIÓN GLOBAL

Daniel Gavilán - 7.5
Eduardo Sesé - 3.5
Jordi T. Pardo - 4
Juan Luis Daza - 7
Pablo Menéndez Fernández - 6
Nacho Pena - 6
Raúl Gutiérrez Martínez - 6
Luis Javier Capote Pérez - 7
Giovanni Casella - 2

5.4

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Linkin Boy
Linkin Boy
Lector
10 enero, 2020 20:27

Es una pena que, ahora que alguien le había echado un par y había hecho algo diferente (¡gracias, Rian!), hayan tirado por tierra todo rastro de innovación y hayan prefabricado semejante mamarrachada. Para mí, de las peores de la saga. No paré de soltar «WTF?» durante toda la proyección.

2/10

Sith
Sith
Lector
10 enero, 2020 22:20

Realmente me genera mucha bronca y frustración todo lo que hizo Disney con esta trilogía (o mejor dicho lo que no hizo), no puedo creer que tuvimos que esperar tantos años para que ellos tiraran por la borda todo el universo construido por George Lucas en forma tan brutal.

Coincido con muchas de las criticas que vierten en este artículo, es tal cual, no existe la menor coherencia en esta trilogía, la armaron a las apuradas con el solo fin de recaudar sin tener un plan de que iban a hacer, para colmo los sujetos elegidos para desarorrar y dirigir las películas resultaron no estar núnca a la altura de las circunstancias.

Es increible que con todo el dinero y recursos que dispone Disney no puedan hacer algo digno como mínimo, ya fue una mala señal cuando bajaron a Lucas y se termino de confirmar con el estreno de la primera parte de la trilogía.

Para mi el problema en esta última película no es que hayan intentado arreglar los horrores de Ryan Johnson que ya de por si fueron tremendos, sino que no había ninguna coherencia entre todo lo desarrollado, en ninguna de las tres partes lograron armar algo decente que tuviera un hilo conductor.

Se partió de la base de dar solo golpes de efectos y que los personajes fueran detrás de los acontecimientos sin ton ni son, y como si fuera poco las actuaciones son terribles.

El mayor pecado que cometen es que tenían gran cantidad de material para poder disponer como fuente en que basar los guiones de estas películas, y no hablo solo de libros sino también de novelas y comics, y todo eso lo tiraron por la borda como si nada.

hammanu
hammanu
Lector
En respuesta a  Sith
10 enero, 2020 23:51

Hay le has dado Sith. Al contrario que el Marvel cinematográfico, la han cagado y a lo grande. No hay nada que analizar en esta peli, simplemente es un fan-service para los que no gustaron de la segunda parte. Algo que semanas antes no tenían problemas en reconocer echando pestes de Ryan Johnson y su enfoque. En esta pues habran hecho uno y mil cortes para agradar a todo el mundo y es como taponar una via de agua con un dedo. Supongo que en un tiempo empezaran de cero y con otro enfoque para recuperar al fandom. Pero por desgracia y como bien dice Scorsese estamos en una época que el cine es mas un producto que un proceso artesanal… y asi nos va

Daniel Gavilán
En respuesta a  Sith
11 enero, 2020 0:02

«tenían gran cantidad de material» Precisamente esta película toma una infinidad de elementos que están sacados de dicho material, que va desde Heredero del Imperio, a Imperio Oscuro, pasando por todo el tema del entrenamiento de Leia a manos de Luke o la sanación Jedi, por lo que si algo no se les puede achacar, es justamente eso

Nerevar
Nerevar
Lector
En respuesta a  Daniel Gavilán
11 enero, 2020 12:51

Ya, y lo que parece es que confundieron la carpeta de cosas a usar con la de «no usar ni locos». Puedo rastrear todas las pifias a equivalentes del viejo UE.

Sith
Sith
Lector
En respuesta a  Daniel Gavilán
11 enero, 2020 16:57

No dudo que usan elementos, si quieres puedo nombrar el tema de Palpatine y su resurección como la mayor muestra, y mira como los usaron que hicieron un desastre.

Nerevar
Nerevar
Lector
En respuesta a  Sith
11 enero, 2020 17:05

La mayor muestra es Kylo Ren. Es que clava al Jacen Solo caído de El Legado de la Fuerza. Te lo quieren poner como imponente y es un pringado emo que se da lástima a sí mismo mientras acumula pilas de cadáveres. Le apodaba Darth Imbécil y me quedaba corto. Y Ren tiene pintas de haber jugado demasiado al KotoR y tener un póster de Revan en su cuarto.

Chronicles
Chronicles
Lector
10 enero, 2020 23:55

Yo personalmente sigo sin entender el mérito que se le da a Rian Johnson con el episodio VIII. Tiene cosas buenas, sí. Abraza la ciencia ficción y tiene decisiones valientes pero en el camino otras tantas decisiones se cargan todo. Y en el episodio IX pues están más pendientes de arreglar cosas y de añadir novietas para Finn y Poe que de generar un guion coherente

Al final la mejor de la trilogía va a ser el Despertar de la Fuerza, por descarte sobre todo.

Fletcher
Fletcher
Lector
En respuesta a  Chronicles
11 enero, 2020 12:44

totalmente de acuerdo… Las decisiones de Johnson pueden ser catalogadas de valientes, pero parecen que fueron tomadas unilateralmente y deja descolocado al fan que entro con ganas…
Con Marvel habia un plan, 10 años de peliculas y un camino… con Star wars, ni camino, ni plan ni nada

AlbierZot
AlbierZot
Lector
11 enero, 2020 8:56

Por fin entiendo a los haters XD.

La peli tiene imágenes y secuencias muy poderosas y ya. Luego cuando no es una comedia loca en la que los actores se pisan unos a otros es metraje encontrado de Spaceballs.

Al final, lo más lamentable de todo es que termina arrastrando a Rey. Lo único realmente valioso de esta nueva trilogía

Duma
Duma
Lector
11 enero, 2020 9:29

A ver si en otro momento tengo un rato para dar mi opinión sobre la peli y el articulo. Pero ahora quiero destacar el enorme mérito que veo al episodio IX de haber destapado fans del XVIII. Fue una película que me encantó en el cine y que recibí un sopapo de autoestima fan cuando leí las opiniones mayoritarias de Internet y de los comentarios de esta web poniéndola a caer de un burro.

Cuando leo que lo peor de la ultima es romper con los atrevimientos de Johnson me caigo de espaldas ¿donde estabais hace dos años? No quiero ni releer comentarios de entonces porque me podría llevar una sorpresa con alguno.

Lo peor de la peli de Abrams para mi esta en su montaje, igual que me pasó con la Liga de l Justicia. La sucesión de tomas y escenas no es «trepidante» sino atropellada, en cuatro segundos de corte no puedes pedir interpretación ni involucrar emocionalmente al espectador en lo que está pasando, aunque te apoyes en John Williams.

Aunque el rollo superhéroe de los Jedi que Lucas explotó en la primera trilogía y que parecía abandonado por la última (respetando más el Canon original) vuelve de manera absurda con la escena final y el ataque del Emperador a la flota. Pero de nuevo más que por sus superpoderes por el agujero de guión que supone si lo trasladas a la original: en 40 años de Imperio, sin esconderse, con el interior y el exterior de la Galaxia bajo su mando… ¿no podía haber construido flotaw como esta a mansalva? Que va, ¡¡el tipo se pasó media vida conspirando para que lo eligieran canciller!! La suspensión de la incredulidad necesaria para procesar la historia del Episodio IX es otro de sus defectos cinematográficos a los que hacía referencia.

No quería dar opinión y me estoy lanzando, sigo en otro momento. Adelanto que a mi me ha gustado el tratamiento de personajes, he disfrutado mucho de la peli y, como nota de humor, que he descubierto leyéndolo por Internet a posteriori que se supone que Poe o Finn eran gays. No que había gente que le hubiera gustado, sino que eran sin que lo supieran sus creadores y que no se han atrevido a dejarles brillar. Internet me fascina.

ultron_ilimitado
ultron_ilimitado
Lector
11 enero, 2020 12:40

La mejor crítica a la película es la que hace Loulogio en un vídeo de 46 minutos que es un descojone. Lo cierto es que, aunque es entretenida (qué menos), la película no hay por donde cogerla. Pero en su descargo diré que tampoco les habían dejado mucho margen. Toda esta trilogía nació viciada en El despertar de la fuerza. Es una trilogía completamente redundante que viene a ser un remake de la trilogía clásica y que cuenta básicamente lo mismo. De hecho me parece que aporta tan poquito que hasta las denostadas precuelas me parecen más arriesgadas y que cuentan algo más interesante.

Vansalth
Vansalth
Lector
En respuesta a  ultron_ilimitado
11 enero, 2020 15:40

Es que las precuelas son mejores. Lo que pasa es que son películas infantiles para gente que ya no recordaba que la primera trilogía (episodios IV, V Y VI) eran películas infantiles, ya que tenían 30 años más. De hecho a mucha gente que vio los Episodios 1,2 y 3 con 9 o 10 años les encantó y las recuerdan con gran cariño. Igual que quien vio las originales siendo niños son los que las recuerdan con cariño. Yo vi el episodio IV, V Y VI con 15 años, en el 2005,por primera vez, y me parecieron infantiles y bastante malas. Quizá con excepción de la primera.

Lo de estas nuevas es infumable lo pilles por donde lo pilles.

Jack
Jack
Lector
En respuesta a  ultron_ilimitado
12 enero, 2020 17:53

Totalmente de acuerdo esta trilogía hace mejor a los episodios I al III. Al menos esta película es algo mejor que la anterior que daba pena verla. No entiendo que algunos colaboradores la sitúen tan alto en el ranking. Es la primera vez que he deseado que se los carguen a todos. Especialmente a Finn. Un personaje totalmente prescindible. Y para Rose Tico mejor que no apareciera era insufrible. Al menos nos queda The Mandalorian que hasta visualmente me gusta más.

Anónimo
Anónimo
11 enero, 2020 16:08

Cine hueco, personajes «de escuadra y cartabón». Como mucho, comedias involuntarias.
Chao.

JoeBarbaro
JoeBarbaro
Lector
12 enero, 2020 13:15

Una puta mierda pinchada en un palo. Una bazofia inmunda. El egocentrismo de J.J. Abrams que ojalá no vuelva a dirigir nada en su puta vida. Una propietaria que no vale ni para toma por culo. Una trilogía que no ha existido cual final en la serie «Los Serrano».
Personajes que dan puto asco, Kylo ‘cara palo’ Ren, Rey ‘Mira como entreno’ Skywalker, Finn ‘Puto Negro sin gracia’, JJ ‘Me suda la polla todo’ Abrams.
Esto es la nueva trilogía de mierda, al igual que no se puede discutir que Sandman es una obra de arte, no se puede discutir, que esto es vomitivo siendo amable.

Moderación ZN
En respuesta a  JoeBarbaro
12 enero, 2020 17:23

Por favor, JoeBarbaro, recuerda que según las normas de la web, no está permitido el uso de lenguaje de ese tipo ni el empleo de insiltos. Gracias.

JoeBarbaro
JoeBarbaro
Lector
En respuesta a  Moderación ZN
12 enero, 2020 23:56

Disculpame, no volverá a pasar, solo quería dar un comentario soez y vulgar para probar un poco dde humor entre los foreros de aqui, no volverá a suceder, muchas gracias por permitirme hoy la licencia. Saludos.

Carlitos
Carlitos
Lector
12 enero, 2020 15:45

Es la mejor de las tres pero sigue siendo mala a rabiar. Se nota que no había planificado nada: ni una historia, ni la evolución de los personajes, ni su relación, ni nada.

La batalla de haber quien la tiene más grande entre Abrams y Johnson es evidente:
– En el Ep.VII se nos insinúa un origen misterioso para Rey, en el Ep.VIII Johnson pasa de esto para decir que es una don nadie, pues llegamos al Ep.IX para que Abrams diga que no, que es nieta de Palpatine (que además queda muy forzado).
– A Rian Johnson no le gustaba el casco de Kylo, asi que decide destozarlo, pero se ve que a Abrams si le gusta, lo vuelve a reparar y encima en una escena sale una mujer diciendo: me gusta como le queda.
– El personaje de Luke no le gustó ni a Mark Hamill en Ep.VIII, asi que aqui Abrams en la única escena que lo saca es para decir que se equivocó. Ya lo de decir que respete el arma de un Jedi cuando en la anterior fue él quien lo despreció, es un claro mensaje a Johnson.
– Rose tampoco le gustó a nadie porque, seamos sinceros, el personaje es una mierda. Pues aquí ni historia de amor con Finn, ni nada, fusilamos el personaje y hasta luego. Ya se encargará Chris Terrio de inventarse alguna excusa durante la promoción.
– Kylo mata a Snoke en el Ep.VIII para hacer lo que Vader nunca pudo, ser él quien dirija la galaxia. Se ve que a Abrams esto no le gusta y metemos a otro gran villano con calzador y sin sentido.
– ¿Os acordais del chaval que cogia una escoba con la Fuerza? ¿De la trama desaprovechada pero interesantísima que cuestionaba la venta de armas tanto a la Primera Orden como a la Resistencia? Abrams no, pasa de eso.
– Seguimos sin saber como recuperaron el sable luz azul de Luke. Tampoco entiendo porque lo repara Rey y no se fabrica el amarillo desde el principio como hizo Luke en El retorno del Jedi. Sinceramente me hubiera gustado mucho más verla con el sable amarillo toda la peli.

Despropositos del guión tenemos también a patadas, por mencionar algunos:
– El Emperador quiere que Kylo mate a Rey, pero luego su plan consiste en que ella le mate para que todos los sith entren en su cuerpo y se convierta en la Sith definitiva. Esta claro que la edad no perdona y el hombre chochea. Si tu plan era ese, ¿para que le pides a Kylo que la mate?
– El Emperador tiene una flota de 1000 destructores cada uno de ellos armado con un cañon que tiene el poder de la Estrella de la Muerte. No sabemos porque los tenía escondidos bajo tierra, tampoco porque los ha escondido durante todos estos años y los saca ahora.
– Que casualidad que después de una persecución caigas en unas arenas movedizas que dan a una cueva donde está el objeto que estaban buscando. También es mucha casualidad que justo lleguen a Endor y justo en ese mismo punto Rey coloque la daga en horizontal y le muestre el punto exacto donde esta lo que busca. Cosas de la Fuerza supongo.
– Conversaciones tipo:
Qué hacemos ahora?
Vamos a Kijimi!!
A Kijimi? Por qué?
Hummmm, lo pone en el guión.
-Momento de vergüenza ajena, como el que nos brinda Finn:
Oh dios mio, la antena que teniamos que desactivar ya no vale, todo esta perdido!!!
Vamos a desconectar la de aquella nave mejor.
Por qué esa nave?
Tengo un presentimiento

De los personajes comentar que solo Kylo Ren tiene un mínimo de interés. Rey ya sabemos que todo lo puede porque sí. Finn da autenctica pena, es un pagafantas sin gracia y con carisma cero, ya era difícil hacer un personaje más estúpido que Jar Jar, pero lo han conseguido. Poe Dameron es un Han solo de Hacendado que no transmite nada de nada. Lando está ahí para cubrir nostalgia y Leia tampoco pinta mucho.

Espero que la nueva trilogía ambientada en la Antigua República este a cargo de Favreau y Filoni.

(Perdonad si hay faltas de ortografía, estoy escribiendo desde el móvil)

Gusgus
Gusgus
Lector
13 enero, 2020 2:32

Si, he de ser honesto, ver esta película me divirtió, pero no por las razones correctas. A los 5 min. sólo me puse a ver que actor y de donde lo conocía, aparecía (hey! Billie Lorde de AHS, Hey! Dominic Monaghan…y así) y después identificando las escenas plag…ehhh…rob…ehhhh…honradas y en que película, serie o comic la habia visto.
Hay cosas salvables, pero mínimas, los efectos especiales están muy bien empleados; por fín, el personaje de Finn hace algo medianamente interesante (igual sigo creyendo que está a la altura de Jar Jar),en fin, destellos.
Los que se sorprendieron con la «supermaneada» de Leia en la anterior, deben estar de los pelos con los nuevos poderes que otorga la fuerza, al final ni el propio Goku se upgradea tan rápido en Dragon Ball.
En fin, una pelicula, divertida, pero olvidable, y que no merece un segundo revisionado, a mi parecer.
Todavía no ví The Mandalorian, pero por los comentarios, parece que el futuro de la fuerza está en la televisión, siempre que los productos tengan el nivel de Rebels, o Clone Wars.

Daniel Gavilán
En respuesta a  Staple
11 enero, 2020 2:29

No creo que -de momento al menos- Adam Driver, John Boyega, ni Daisy Ridley tengan mucho de lo que quejarse respecto a la trayectoria cinematográfica que están teniendo, más allá del grado de acoso que puedan haber recibido alguno que otro. Aparte de esto, Star Wars solo puede tener un futuro real mirando hacia delante, y siendo que si algo han destacado -hasta las críticas más negativas de la trilogía- ha sido la química entre sus protagonistas. Que porque haya a quien por H o por B se le hayan atragantado vayan a enterrar sin más a los protagonistas de una de las trilogías más taquilleras de la historia, no parece muy probable

Daniel Gavilán
En respuesta a  Staple
11 enero, 2020 8:22

No es chiste, es simple experiencia en franquicias como para saber que hasta los personajes más denostados acaban siendo reivindicados de vuelta, algo que tenemos muy presente en el mundo del cómic, con casos tan evidentes como Bucky Barnes -que hasta se volvió una broma interna dentro de Marvel, con afirmaciones directas de «Todos los personajes pueden volver de la muerte, salvo Bucky»-, Tim Drake, Matanza, La Chica Ardilla, Ben Reilly… Algo que en Star Wars ni siquiera tengo que esperar a que ocurra, ya que ya he visto cómo sucede desde con las propias precuelas, a Jaxxon o Ahsoka Tano. Todos ellos repudiados de forma que casi parecía unánime hace a penas un lustro, a ser reivindicados y -en muchos casos- hasta convertirse en foco masivo de fans https://www.youtube.com/watch?v=siVys4vMxPs
Y con los personajes de la trilogía actual no solo es que no haya visto ese nivel de rechazo que hubo en su día con los citados, sino que hasta me he topado con grupos de fans dedicados hasta a personajes como Hux, reivindicando que hubieran querido más de su personaje en El Ascenso de Skywalker. ¡Hux! Que a nivel de trascendencia solo es la comadreja traicionera de esta trilogía. Que con esos precedentes Lucasfilms vaya a enterrar sin más conceptos con tanta posibilidad como una suerte de «ronin de la Fuerza» que ha quedado como heredera única de las grandes dinastías del pasado o de legiones de troopers despertados a la misma solo porque haya quien se pueda sentir incómodo porque los nombres de «Rey» o «Finn» estén vinculados a ellos… Me parece muy poco probable

Nerevar
Nerevar
Lector
En respuesta a  Staple
12 enero, 2020 8:42

Jar Jar y las mitocondrias er… midiclorianos son pre-Disney, o sea que creo que no serían.parte de la tesis. Y me he hecho esa misma pregunta.

hammanu
hammanu
Lector
En respuesta a  Daniel Gavilán
11 enero, 2020 10:33

Vamos a ver Bucky Barnes volvió porque se conto con el una buena historia, y no hay otra. Te aseguro que por mucho que digan los proyectos con esta gente no van a llegar a nada. Ya que ahora mismo suena una peli de la Alta Republica que es un pretesto para obviar estos últimos capítulos. Como aquí si que no es posible el reboot van a tener que apechugar igual que los capítulos 1, 2 y 3.
O sea lo enfocaran de otro modo para no recordarnos lo menos posible esta saga. La prueba la tienes en que como comente mas arriba la propia Disney (permitiendo las declaraciones) que denostasen el capitulo 8 y resucitasen al emperador como cuando traes un personaje muerto de los comics porque te de la gana. La idea no es mala si no como todo en esta saga es un corta y pega.
Si quieres hacer una buena historia creas una base lógica y a partir de ahí sigues construyendo la historia, y amen de introducir buenos personajes y no el club Disney de protagonistas

ultron_ilimitado
ultron_ilimitado
Lector
En respuesta a  Daniel Gavilán
11 enero, 2020 12:34

Dudo mucho que volvamos a ver nada de estos personajes. Después de todo es el cierre de la saga de Skywalker y seguir usando estos personajes haría que desapareciese la sensación de cierre. Y tampoco es que sean personajes de los que la gente se haya enamorado al instante y vayan a echar de menos. Más bien son personajes «meh».

Daniel Gavilán
En respuesta a  hammanu
11 enero, 2020 10:41

No solo es que lo de la Antigua República de momento solo son rumores -muy probables, pero rumores a fin y al cabo-, Hammanu. Es que fue exactamente lo que hizo Lucas al dejar de lado sus planes para Episodio VII, VIII y IX para centrarse en las precuelas, y dudo mucho que se pueda afirmar que lo hizo para «obviar» IV, V y VI

hammanu
hammanu
Lector
En respuesta a  Daniel Gavilán
11 enero, 2020 15:14

Es la Alta Republica o sea unos 400 años antes del primer episodio y que jamas o apenas se ha explorado ya sea en libros, comics y demás. O sea asi nadie puede rajar de que en las novelas o videojuegos lo que contaban estaba mejor que la/s nuevas películas. Por decirlo mas o menos es un minireboot donde pueden hacer y deshacer a su gusto. Ya que si Lucas hizo las precuelas fue para vender aun mas merchandaising pero no le fue la cosa al tomar el todas las decisiones. Cuando algunas de las mejores ideas de esta las tuvieron sus colaboradores. De hecho el mismo se contradice en bastantes cosas en ella y mete la pata hasta el fondo (contradiciendo algunas cosas de la saga, aunque por arreglo a sus propias ideas)

Se supone que este proyecto es el que iban a realizar los de Juego de Tronos: ahora visto por mucha gente como unos parias a raíz de la ultima temporada

AlbierZot
AlbierZot
Lector
En respuesta a  Pedro Luis
12 enero, 2020 14:52

Pobre Kylo. Aquel despunte de nihilismo aterrador reducido a un guiñapo. En finn

JoeBarbaro
JoeBarbaro
Lector
En respuesta a  Staple
13 enero, 2020 17:30

Staple hay veces que es necesario dejar los formalismos de lado y las cosas claras y esta trilogía se merece una critica como lo haríamos con nuestro mejor amigo, con este despropósito e insulto de cintas. Estaremos atentos a próximas películas que haya que guillotina, jején, saludos

JoeBarbaro
JoeBarbaro
Lector
En respuesta a  Staple
12 enero, 2020 23:58

Por supuesto que lo digo en serio querido Staple, se que mi tono y lenguaje no es correcto, pero me consta que no soy el único en este sentir, a veces hay que deja de lado formalismos y decir las cosas como son xD. Saludos amigo