#ZN Series – Ms. Marvel. Episodio 6 – Atípica

X-Men Orígenes: Ms. Marvel, por Jordi T. Pardo

Estaba claro que Ms. Marvel se iba a guardar el plato fuerte para el último episodio de su serie. Hemos tenido que esperar hasta este momento para poder ver a la buena de Kamala Khan dar un par de puñetazos seguidos y exhibir sus poderes de manera de manera más contundente. Está claro que en ello influye una cuestión de presupuesto y que Disney Plus nos supo camelar muy bien en su día con productos como WandaVisión, y El Mandaloriano dentro de la franquicia de Star Wars, que «lucían como una película en gran pantalla». La realidad es que las posteriores producciones de la compañía han sido algo morosas y eso hace que nos hayamos dado cuenta -más tarde que pronto- que esa revolución televisiva no ha sido tal ni ha supuesto un cambio de paradigma. Esta serie de Ms. Marvel lo deja bien claro, no hay una diferencia respecto a lo que hacen otras plataformas en la actualidad y tampoco lo hay propiamente respecto a las series superheroicas de Netflix y The CW. Todo es fachada, o brilli-brilli en este caso.

Pero como decíamos, en este último episodio se encauzan algo las cosas y encontramos un auténtico oasis de acción. No obstante, la serie de Bisha K. Ali no ha recuperado la personalidad que exhibía en sus primeros episodios, ni Iman Vellani ha vuelto a ser la misma respecto a esa primera toma de contacto. Hemos estado a la deriva durante demasiados episodios, especialmente después de un viaje a Pakistán que parecía buena idea sobre el papel pero que no era en ningún caso necesario para lo que después se nos ha contado. Además, los principales villanos de la función, esos Cladestine que nada tienen que ver con la creación de Alan Davis, desaparecen antes de la conflagración final dejándonos un último episodio sin un villano y/o amenaza real para Ms. Marvel. Todo pasa por una metáfora no del todo lograda de la paranoia Post 11-S y la xenofobia y un juego con el «temido y odiados» que nos remite a los X-Men y que encarna el personaje de Kamran.

Este último episodio, como los anteriores, están llenos de decisiones que solo responden a la necesidad del guion. Para muestra, lo que ya comentábamos el pasado mes: los padres de Kamala. Unos progenitores a los que se nos ha retratado en base a su sobreprotección sobre su hija, a la que no dejan ir a una simple convención y a la que montan considerable pollo por su cosplay, pero que no tienen problema alguno en que su hija sea una superheroína que pone en riesgo en su vida contra fuerzas desconocidas y se enfrenta a las fuerzas de seguridad. Está claro que no había tiempo y espacio para abordar el tema, pero era tan fácil como ignorarlo y dejarlo para más adelante ofreciéndonos a cambio una cosa casi inédita en el universo compartido de Marvel Studios: un superhéroe que sea capaz de salvaguardar su identidad al menos durante un par de días.

En definitiva, Ms. Marvel da la sensación de llegar agotada a la meta y aunque a lo largo de la serie había ideas potentes por explorar todo se queda en un quiero y no puedo. Poder ver a Kamala sirviéndose de sus poderes nos hace esbozar una sonrisa, pero al mismo tiempo los efectos especiales brilli-brilli están poco trabajados y nos hacen fruncir el ceño. Esperemos que en sus posteriores intervenciones en la gran pantalla y en la futura Marvels esto pueda ser corregido. Por lo demás, a nivel personal me nos deja una sensación agridulce porque ser una verdadera oportunidad perdida. Los primeros episodios nos planteaban una historia de orígenes, pero diferente y original, actualizada a los tiempos actuales y con un personaje carismático más “peterparkiana” que el propio Peter Parker que hemos visto en este universo compartido de Marvel Studios. Pero la deriva la convirtió en una miniserie montonera y bastante por debajo de la media.

El caso es que Marvel Studios siempre nos deja alguna perla y si este episodio y la serie de Ms. Marvel pasarán a la historia será por ser la primera producción de la compañía en el que se nos insinúa la existencia de mutantes en este universo. Lo hace en una escena que casi sabe a postcréditos en la que Bruno confirma a Kamala que hay algo raro en su ADN. Esta afirman viene acompañada de una melodía por todos conocida que todavía nos pone los pelos de punta. Y en la escena postcréditos propiamente el esperado cameo de Brie Larson que aunque sencillo nos hace preguntarnos qué está pasando. Y es que al final de eso trata esto: de mantenernos el suficiente tiempo en pantalla para que algo nos llame la atención y sigamos montados en la ola del universo compartido de Marvel Studios. Pero puede que empiece a ser hora de comenzar a ser más selectivos.

The Marvelous Ms. Marvel, por Juan Luis Daza

No Normal pone el punto y seguido a las aventuras audiovisuales de Kamala Khan y su alter ego superheróico, Ms. Marvel. Después de tres episodios en los que se alejó del tono festivo de las dos primeras entregas para adentrarse en el drama y la denuncia, la producción impulsada por Bisha K. Ali vuelve sobre sus pasos para facturar un clímax final más acorde con aquel inicio que nos enamoró a muchos y que se fue perdiendo gradualmente con el devenir de acontecimientos protagonizados por el personaje creado por G. Willow Wilson y Adrian Alphona para las viñetas. El resultado es estimable, pero no llega a alcanzar las cotas de brillantez de aquellos irrepetibles Capítulos 1 y 2.

Después de su viaje a Karachi con el consiguiente regreso a New Jersey Kamala Khan y sus compañeros se enfrentan a la batalla final contra el equipo de Control de Daños, abrazando sin prejuicios el tono más sense of wonder del proyeto. El problema aquí reside en que pese al buen ritmo, y las esforzadas secuencias de acción, tan eficientes como despersonalizadas y poco reseñables; nos encontramos con un defecto que emparenta a Ms. Marvel con otro superhéroe de la Casa de las Ideas, el mismísimo Reed Richars y es que los poderes de ambos personajes son dificilmente llevados a imagen real sin que queden rídiculos en pantalla. En viñetas, animación o videojuegos funcionan al 100%, pero a la hora de utilizar el CGI para insertarlo en «nuestra realidad» el resultado a nivel estilístico es bastante cuestionable.

Tras su finaliación Ms. Marvel deja un sabor agridulce por convertirse en la muestra quintaesencial del clásico «lo que pudo ser y no fue». Asentando una bases que la podían haber hecho destacar e incluso abrir un nuevo camino para las producciones de Marvel Studios para Disney Plus con un tomo más adolescente, sin insultar este a la inteligencia de ningún tipo de espectador. Por desgracia su cambio de rumbo la transformó prematuramente en algo ya visto y oído en decenas de ocasiones dentro del Universo Cinemetográfico Marvel, pese a su sana intención de abordar temas sociales y políticos. A pesar de todo nos quedamos con lo bueno, que es esa joven promesa llamada Iman Vellani que no tardará mucho en hacer equipo con la Capitana Marvel de Brie Larson, con inevitable cameo en este último episodio, predisponiéndose para un más que probable futuro próspero (y mutante) dentro de las producciones de Marvel Studios. Ojalá que así sea.

Bienvenida, Ms. Marvel, por Samuel Secades

La primera temporada de Ms. Marvel ha llegado a su fin, y lo ha hecho con una audiencia dividida por el recorrido que ha tenido la serie sobre todo a partir de su segundo capítulo. Y es que esta Ms. Marvel arrancaba hace poco más de un mes con un ritmo alegre, una estética rompedora y una protagonista sencillamente estupenda, para ir cambiando poco a poco hacia una exploración de las raíces tanto de los rediseñados poderes de Kamala Khan como, sobre todo, de la historia de sus orígenes familiares y étnicos, en un viaje a la historia del pueblo pakistaní y la comunidad emigrante que formó en Estados Unidos. Una decisión arriesgada por parte de la showrunner Bisha K. Ali que explicaba estos días en una interesante entrevista en Variety y que apelaba a un tema a menudo tabú entre las familias pakistaníes como fue la trágica Partición en la que familias enteras se vieron separadas. Hay que reconocer que todo ese arco fortalece los orígenes y motivaciones de Kamala para con su comunidad, y este último episodio no ha hecho sino ahondar en ese aspecto una vez Kamala ha regresado a Nueva Jersey y se ve arropada por los suyos una vez confirmada como Ms. Marvel.

No ha sido este episodio final, eso sí, una ruptura con lo anterior que convenza a los espectadores desencantados con el devenir de la serie; manteniendo el tono juvenil y desenfadado de aquellos primeros episodios (ese absurdo plan de atrincherarse en el instituto, igual de alocado que la escapada a la Avengers-Con), el final de Ms. Marvel nos ha servido para verla controlar al fin de una manera más aproximada al cómic sus poderes y convertirse en la superheroína local que tanto echábamos de menos, a la vez que ampliaba su historia hacia sorprendentes vertientes mutantes y cósmicas para abrir paso a The Marvels. Básicamente es lo que esperábamos del final, excepto por ese cambio en el status de Kamala de Inhumana a mutante que, sin duda, hará correr ríos de tinta sobre el futuro inminente del esperado grupo en el MCU.

A pesar de las críticas, esta Ms. Marvel me ha resultado una serie más que satisfactoria, sabiendo, eso sí, a lo que veníamos: una serie mucho más abierta y juvenil que sus antecesoras, pero que a la vez se ha preocupado en darnos un contexto mucho más profundo no ya de Kamala como personaje (completamente fusionado con la extraordinaria Iman Vellani) sino de los cimientos de su comunidad, mezclando historia y fantasía en un relato conmovedor que ha mirado al pasado y al futuro. Claro que el tono juvenil se ha notado en decisiones narrativas torpes, como esa familia que pasa de ser sobreprotectora con Kamala con aceptar de golpe sus poderes y el que salga al mundo a poner su vida en riesgo, pero es algo a su vez consecuente con el tono de la serie a la hora de tratar al entorno de Kamala. En definitiva, una serie que ha mirado de tú a tú a las nuevas generaciones de fans del MCU y que, como poco, nos ha traído una nueva figura cargada de carisma y personalidad en la figura de Kamala y de su contrapartida real, una Iman Vellani que ha llegado para quedarse. Una serie que, como se comentaba estos días, al fin parece una serie y no una película alargada y troceada (no miramos a nadie, Obi-Wan Kenobi), a la vez humilde en su planteamiento adolescente y ambiciosa en el alcance de su historia. Un entretenimiento semanal más que digno y un personaje que sirve como puente entre la admiración al legado del MCU y su futuro más prometedor. Para los viejos y conservadores del lugar, y como decía Marty McFly después de interpretar Johnny B. Goode en los 50: “supongo que aún no estáis preparados para esto… pero a vuestros hijos les encantará”. Lo dicho, bienvenida, Ms. Marvel.

Jersey Shore, por Sergio Fernández

Llegó el momento de la despedida. Tras seis episodios, Kamala Kahn dice hasta la próxima. Concretamente, el personaje estupendamente interpretado por Iman Vellani dará el salto a la gran pantalla en julio del próximo año. Lo hará acompañada de Brie Larson y Teyonah Parris, a las órdenes de Nia DaCosta (Candyman). Así pues, llegará el momento de juntar a la recién bautizada Ms. Marvel con su máximo referente: Carol Danvers. Precisamente, la actriz ganadora del Oscar por La habitación se ha hecho de rogar con su pequeño cameo en la última serie de Disney + gracias a esa jugosa escena postcréditos. Sin embargo, su presencia ha sido una constante cada vez que visitábamos la habitación de Kamala bien fuera en forma de poster o, simplemente, mencionándola.

Ms. Marvel ha sido una serie que ha ido de más a menos. Aunque a nivel técnico ya descubrimos en el primer episodio que la producción iba un tanto limitada, lo cierto es que el carisma de su protagonista y la propuesta refrescante contrastaba con la pretenciosidad de otras entregas que comparten el mismo universo. Dirigida a un público, principalmente, adolescente, el arranque consiguió conectar con el fandom gracias a sus continuas referencias al MCU. Siguiendo los pasos del Peter Parker de Tom Holland, Kamala derrocha entusiasmo y proximidad. Su pasión por los superhéroes enganchó, en un primer momento, con una audiencia moderadamente entregada. Eso sí, en cuanto surgieron los poderes… aquello ya fue harina de otro costal.

Como si de una botella de Moët Chandon se tratara, la fuerza se fue con el descorche. Durante buena parte de la trama, el objetivo ha sido conocer los orígenes de Kamala, su fuente de poder. Así fue como conocimos a los clandestinos, procedentes de otra dimensión que ansiaban volver a su hogar aunque ello supusiera cargarse el refugio que habían tenido durante largo tiempo. Como suele ocurrir en estos casos, todo se solucionó por amor. Aisha, bisabuela de Kamala y miembro del citado grupo, vivió su particular exilio dentro del exilio tras enamorarse y tener un bebé. Lejos de perdonarla, Najma acabó con su vida no sin antes aparecer Kamala en un viaje al pasado provocando un bucle infinito para salvar a su abuela. Paradojas del destino.

En su particular periplo de descubrimiento, la futura Ms. Marvel viajó a Pakistán. Aunque sigo alabando el esfuerzo por parte de sus creadores por acercar la cultura islámica a occidente, toda esa frescura que comentaba anteriormente se iba diluyendo. Ojo! Y no porque la historia de la Partición no resulte interesante, todo lo contrario. Sino porque no supieron conseguir el equilibrio en una serie que demandaba ser ágil y divertida en todo momento. El entretenimiento ha resultado irregular, probablemente por la falta de medios. Aunque nos encontremos ante un producto de Marvel Studios, es justo decir que Ms. Marvel no ha tenido la espectacularidad que el MCU acostumbra. Si tanto Marvel como Star Wars siempre habían sido sinónimo de calidad a nivel audiovisual, la infatigable producción en masa está descuidando los pequeños detalles. Pudimos comprobarlo en Obi-Wan Kenobi y Ms. Marvel, desgraciadamente, recuerda a series de CW en lo que acción se refiere.

Una vez dejado Pakistán, tocaba volver a Nueva Jersey, antiguo hogar de Los Soprano y de los Nets. En la particular traca final se ha querido repetir la fórmula del episodio piloto, urdiendo un plan para cuya explicación se utilizaba imaginativa animación. En la línea de Solo en Casa, Kamala, Kamran, Bruno, Nakia y Zoe han formado equipo preparando diferentes trampas para frenar la ofensiva del Control de daños. Deever, que no Danvers, se pasa por el forro las órdenes de su superior y está a punto de acabar con la vida de varios menores de edad y distintos civiles testigos del momento. Tanto Kamala como Kamran dan muestra de su poder, pero estos siguen luciendo fatal en la pequeña pantalla. Si bien Ms. Marvel nos ha mostrado los primeros pasos de una adolescente con poderes, la serie también ha adolecido de un villano de entidad.

No obstante, este último capítulo dirigido por Adil El Arbi y Bilall Fallah ha tenido momentos memorables. El primero de ellos, gracias a Muneeba (la madre de Kamala interpretada por Zenobia Shroff) quien le ha entregado a su hija el precioso traje que lucirá a partir de ahora. El segundo de ellos, gracias a Yusuf (padre de Kamala, a quien da vida Mohan Kapoor) quien, en un precioso paralelismo con el nombre real de la protagonista, ha bautizado a la nueva heroína como Ms. Marvel. Ambos progenitores, que tan sobreprotectores se habían mostrado con su hija desde los primeros compases, comprenden que la pequeña está destinada a cotas mayores. La quieren, la respetan y la apoyan. Fuera de la familia, pero con sentimientos de por medio, se encuentra Bruno. Después de presenciar los diversos arrumacos entre Kamran y su amada amiga, el joven cerebrito ha revelado que Kamala cuenta con una analítica muy diferente al del resto de su familia. En el momento que Bruno verbaliza “mutación” ciertas notas clásicas nos ponen la carne de gallina. Si el Charles Xavier de Sir Patrick Stewart sembró la primera semillita para la llegada de la Patrulla-X en Doctor Strange en el Multiverso de la Locura, Ms. Marvel sigue allanando el camino. Sea como fuera lo que está por venir, esperemos que no acaben de agotar la fórmula mágica.