EL momento de la verdad para Black Adam
«I am… dying…»
La casualidad. Viene peli de Black Adam y es el único superviviente de la matanza del JLA 75. Adquiere un protagonismo importante en Dark Crisis y estrena serie limitada.
Lo dicho, la casualidad.
Pero estamos de enhorabuena. DC ha “encasquetado” el encargo a un equipo solvente y eficaz. A la cabeza Christopher Priest, un guionista que revitalizó a Deathstroke, un personaje con carisma y personalidad. Le acompaña un Rafa Sandoval que está como nunca, le sientan de maravilla las ideas de Priest.
Vamos al cómic. Los hechos están vinculados a la continuidad oficial. Lo sabemos por el cartelito en forma de aviso en el que nos dicen que lo que se van a narrar es anterior a la muerte de la liga. Parece que el papel de Black Adam en Dark Crisis será muy importante (la casualidad) y eso quitaría libertad a Priest para desplegar su talento en esta colección.
La acción se inicia con una batalla que hace temblar las páginas y el encuadre de las viñetas. Black Adam le pega una paliza brutal al mismísimo Darkseid.
¿Es eso posible? ¿Es normal que el tirano de Apokolips caiga tan fácilmente?
Resulta que se trata de una ilusión. Sin embargo, vemos como al héroe de Kahndaq le muta la piel de la mano. Parece que es un tipo de necrosis, se está pudriendo y no sabe cómo parar o revertir el proceso.
Black Adam se está muriendo y debe buscar un heredero.
Además de la acción, la trama del cómic está imbricada en elementos de política internacional, el noir y (presuntamente) la denuncia social.
El trabajo de Priest es el de un autor que respeta a los lectores y los trata como adultos. La lectura es densa, con saltos en el tiempo, no lo da todo masticado, obliga al lector a realizar inferencias. Se da mucha información en las elipsis y silencios. La cadencia es rítmica y nos deja a la claras la profesionalidad y el dominio del medio del escritor. Se le ve sobrado de recursos para despachar a un personaje con un par de frases y dotarles de una voz propia y un lenguaje distintivo.
Visto el desarrollo de Deathstroke a manos de Priest, parece que DC quiere poner a Black Adam en las mejores manos posibles y no perder oportunidad que supone que el personaje sea el centro del mundo durante unos días debido a la película. Es obvio que Black Adam no es Batman y necesita aprovechar cualquier tren para conseguir la relevancia que el kahndaqiano merece.
Rafa Sandoval a los “lápices”. El autor español está en un momento dulce. Las páginas de este primer número destacan por el equilibrio entre el espectáculo y la mejor narrativa. Es bueno en las apabullantes páginas de acción y detallista cuando lo requiere la trama.
Los planos se mueven para generar intensidad, las perspectivas se retuercen, los escorzos dan una sensación vertiginosa… pero no se queda allí, ya que como hemos dicho, se pone al servicio de la narrativa, multiplica el efecto y la calidad del guion.
El dibujo es además detallado, con textura y un buen gusto para los fondos. Sandoval no ahorra esfuerzos y se sitúa a la altura de su compañero a los guiones. La solvencia del dibujante demuestra que se encuentra en un momento de eficacia y madurez que le capacita para enfrentarse a cualquier tipo de proyecto con garantías de calidad.
Primer número cortito, solo 24 páginas, algo extraño últimamente cuando se quiere lanzar una nueva serie, pero de mucho nivel. Pasan muchas cosas, hay emoción, peleas, giros y trama subterránea como le gusta a Priest. Es un cómic atractivo que será muy agradable para el fan de toda la vida y una buena oportunidad de saber más de un personaje bastante menos conocido fuera de los lectores habituales.
Ojalá todos los productos vinculados a un evento cinematográfico con la intención de sacar rédito tengan este nivel de calidad.
Lo mejor
• La madurez y solvencia de Rafa Sandoval.
• El guion de Christopher Priest, funciona a todos los niveles.
Lo peor
• Es un número corto, deja con ganas de más.
• El temor a que Dark Crisis eclipse esta miniserie.
Solvencia y calidad
Guion - 8.5
Dibujo - 8.3
Interés - 8
8.3
Dos buenos profesionales al servicio de un personaje y una historia que da mucho juego y tratan al lector como un adulto con criterio propio.
