Iron Man: La Llegada del Mandarín

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Iron Man: La Llegada del Mandarín

Tony Stark es el Invencible Iron Man. Bueno, esta frase parece un tanto manida hoy en día, pero hubo un tiempo en que no era tan común.

El tomo que voy a reseñar hoy, viene precisamente de aquellos tiempos en que el industrial ocultaba su identidad bajo la máscara inexpresiva del héroe blindado más popular de la Marvel.

Hubo un momento en que el misterio giraba en torno al hombre que vestía la armadura roja y dorada. Un tiempo en que sus empleados, sus amigos, sus compañeros vengadores y el público en general desconocían la identidad del héroe. Casi al principio de su historia. Y hasta allí nos llevará el tomo Iron Man: La Llegada del Mandarín.

Regresamos, pues, al punto en que Tony Stark todavía mantenía relaciones con el gobierno, ofreciendo la tecnología punta de sus empresas al ejecutivo. ¿Por qué hago hincapié en este salto atrás en la historia de Marvel? Sencillo. Cuando fue creado, Stark no era sino un traficante de armas. Legal, sí, pero que hacía negocio con la venta de tecnología superior y, por tanto, con las manos manchadas de sangre. La historia de Iron Man comenzaría con la redención de Anthony, último heredero del imperio Stark, de la manera más radical posible.

De tal modo, Iron Man nacería siendo un héroe de su tiempo, un convulso momento que aún guardaba en el inconsciente colectivo de todos el final de la Segunda Guerra Mundial y se desarrollaría en un período de combate activo contra el comunismo por parte de los americanos, representado especialmente en dos figuras esenciales: la extinta URSS y la China legada por Mao.

Como suele pasar con el llamado “tiempo Marvel”, hay orígenes que requieren una actualización para seguir siendo consistentes y no mostrar las arrugas que se esconden en realidad bajo los antifaces, máscaras y mallas varias. Así, los 4 Fantásticos no nacieron fruto de la pugna estadounidense por ser los primeros en viajar al espacio. Nick Furia tuvo que ser inyectado con un suero de envejecimiento retardado para guardar sus días de antaño en cartera y Frank Castle no participó jamás en la guerra de Vietnam, sino en la más cercana históricamente del Golfo. Iron Man no podía ser menos. Como es natural, si Tony Stark hubiera sido secuestrado durante en conflicto en Vietnam y se hubiera enfrentado al comunismo durante los tiempos del Telón de Acero, no podría conservarse tan joven y lozano como lo encontramos hoy en día. Por tanto, se precisaba una actualización, para él mismo, y para el villano que ocupa el número uno del ranking de sus enemigos mortales: El Mandarín.

La historia

Nos encontramos pues, ante un Anthony Stark joven, recién formados los Vengadores, que emplea el pretexto del guardaespaldas molón para vestirse de Iron Man en secreto y actuar como el máximo ejemplo de héroe de última generación.

Y allí que, mientras él juega al capitalista desorbitado, en China –cuya situación política no ha variado en exceso de la que poseía en aquellos días- un hombre, descendiente directo del mismo Gengis Khan, encontraría una nave alienígena de la que extraería una avanzada tecnología que le situaría por encima del común de los mortales. Con unos deseos irrefrenablemente expansionistas y las venas inflamadas por el legado de los conquistadores, este hombre se convertiría en el Mandarín, un tirano cuyo objetivo es poner el mundo a sus pies.

Pero hete aquí que se va a encontrar con un enemigo inesperado.

SHIELD, alejada aún de la dirección de Nick Furia, recurrirá a Stark para solicitar la ayuda de los Vengadores. Tony tomará la iniciativa enviando a su guardaespaldas como avanzadilla y prometiendo avisar al resto de los héroes si la situación se desmanda. Así, Iron Man y el Mandarín, se convertirán en los encarnizados enemigos que conocemos hoy en día.

Retrocontinuidad con toques de modernidad en este tomo que representa una pequeña puesta a punto en el origen de Cabeza de Lata.

La edición española

Nuevamente, Panini apuesta por el formato tomo para recopilar esta miniserie destinada a presentar en el “nuevo” viejo pasado del Hombre de Hierro a uno de sus enemigos más mortales. Y nuevamente, desde mi concepción de la industria en nuestro país, acierta de pleno.

El tomo resulta imprescindible para los aficionados que siguen las aventuras y desventuras de Iron Man y será referente más o menos aceptado al emplear la fórmula atemporal para situar los acontecimientos.

Buena edición y mejor trabajo de los responsables de la línea Marvel de Panini que cuenta, además, con dos interesantes artículos a cargo de Julián M. Clemente (Viajes, Aventuras, Nuevos Enfoques) y Celes J. López (Enemigo Mío), más unas páginas extra del propio dibujante, Eric Canete, en las que nos mostrará cómo realiza él una página de cómic.

El precio, como nos tiene acostumbrados Panini, resulta bastante asequible. 9,25 € por seis numeritos. Os dejo a vosotros realizar el cálculo mental – cálculo rápido para obtener el resultado de cuánto habríamos pagado si se hubiera editado en grapa.

Siempre respetando las portadas originales que nos ofrece, además, insertadas antes de su correspondiente episodio. Y sin omitir ninguna, ejem, ejem… algo que, sin duda alguna, es digno de agradecer.

Los autores

Joe Casey comenzó a ser reconocido en Marvel gracias a su trabajo en la serie de Cable, donde alejó a su protagonista de las armas y le acercó más a la espiritualidad convirtiéndole en el líder de los Askani.

Pero antes de esto, ya había medrado como escritor de algunos episodios de diversas series de Wildstorm. Desde entonces hasta ahora. Joe Casey ha trabajado en prácticamente todas las empresas de cómic americano existentes –alguna le queda, pero no demasiadas- reafirmándose como uno de los guionistas más prolíficos y maleables de la industria.

Así, sólo reseñaré algunas series en las que ha colaborado –para más información podéis consultar la red de redes-.

Aunque la mayor parte de sus guiones han sido para Marvel, también ha escrito algún número de Flash para DC, donde también realizó algunos episodios de las Aventuras de Superman. Sus inicios en Wildstorm aportaron como resultado números curiosos de series como Gen¹³ o Mister Majestic. También trabajó en The Authority: Devil’s Night o WildCATS. Realizó cómics para Image o AiT/Planet Lar, una compañía que promueve la cultura pop. Ha picoteado en otras empresas como Dark Horse, Funk-O-Tron, America’s Best Comics o Devil’s Due Publishing trajando con personajes populares de estas franquicias, como Tom Strong o Hellboy. Pero, indudablemente, donde ha llevado a cabo la mayor parte de su labor como guionista y escritor es en Marvel, donde se ha encargado de cabeceras como Cable, el Increíble Hulk, Alpha Flight, X-Men, la Patrulla-X, los Últimos Defensores, los 4 Fantásticos: La Primera Familia, este Iron Man: La Llegada del Mandarín o Deathlok.

A título anecdótico comentaré que Renny Harbin dirigió en 2004 un film basado en una de sus novelas gráficas: Full Moon Fever.

¿Alguien no pilló el homenaje?

Eric Canete es un ilustrador que ha trabajado tanto en el terreno del cómic como en animación, algo que se desprende de sus dibujos. Entre sus trabajos animados encontramos series como Aeon Flux, Men in Black, Dark Fury, Batman, Liga de la Justicia Ilimitada o Ben10, mientras que en mundo de la viñeta, sus trabajos principales han sido Cybernary 2.0, Iron Man: La Llegada del Mandarín, Comic Book Tatoo y The End League.

Mi valoración personal

No voy a mentir. A mí, particularmente, no me ha gustado esta aventura del héroe blindado de la Casa de las Ideas. Soy consciente de que los autores habrán puesto toda la carne en el asador, pero el tomo no ha conseguido conquistarme en absoluto. Esto no quiere decir que no os recomiende echarle un vistazo. ¿Por qué digo esto? Pues tras mucho reflexionar sobre el tema en mi blog, creo sinceramente que yo os puedo ofrecer mi opinión, pero debéis ser vosotros quienes os forméis una propia. Por poneros un ejemplo, todo el mundo pierde el trasero por el trabajo de Grant Morrison y a mí, particularmente, no me llena. Ahora la mayor parte del público escupe sobre Greg Land y a mí, me encanta, a pesar de ser un narrador gráfico nada más que regular. Por eso, os animo a que os acerquéis a vuestra tienda especializada y le echéis un ojo al tomo. Después, la decisión es vuestra.

Ahora, en lo tocante a éste que suscribe, pues no, definitivamente no está entre mis cómics favoritos del mes. La historia –quizá porque juega contra la gran baza de que odio esta clase de reajustes, aunque comprendo que para la compañía sean necesarios– no me ha tocado el corazoncito en absoluto. El retrato del Mandarín, desde mi humilde punto de vista, está enormemente desaprovechado, quizá todo ello en detrimento del homenaje que Casey intenta hacer a los villanos megalómanos tan populares en la época.

El dibujo de Canete tampoco es que haya resultado santo de mi devoción. Ni me agrada su estética, ni me gusta su ritmo narrativo y, por si esto fuera poco, tiende a resultarme confuso y exangüe.

Tiene algún punto positivo y guiños varios que, en esta ocasión, sí me han agradado. Pero en general -y sin poder decir que me ha decepcionado, porque no esperaba gran cosa– no me ha interesado prácticamente nada.

Ahora, esta es mi opinión. Ya os digo, vedlo por vosotros mismos y entonces, y solo entonces, decidid.

Desde el palacio del Mandar… ¡ouch!… este… del Emperador Mandarín, informó Iván para Zona Negativa.

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northstar
11 agosto, 2009 12:43

Lo de Greg Land va en serio? Y solo una pregunta…qué le ves? Qué ves en él como artista que te guste? Se que es una valoración muy personal y que a veces uno no sabe porqué le gusta un autor,  pero si puedes  ‘analizar’ porqué te gusta Greg Land me gustaría que me dijeses lo que le ves.

John Space
John Space
11 agosto, 2009 13:03

«a pesar de ser un narrador gráfico nada más que regular»
En realidad, es una fotocopiadora en color.

dario
11 agosto, 2009 13:21

Sin querer contestar por Iván, pero, no siendo fan de Greg Land para nada, puedo comprender que haya gente a la que le guste el uso que hace de los contrastes, el que use fotos como base para sus dibujos (cosas que muchos hacen pero con menos obviedad) dandole una pletina realista, la atmósfera sombría que suele dar, etc.
Si fuera un pintamonas no hubiera currado para las grandes, estaría haciendo cómic íntimo y personal (vale, eso último ha sido innecesario XD).

En todo caso siempre hay razones para que a otra persona le guste algo, por ejemplo a mi la película de TDK me parece la bazofia del siglo y hay muuucha gente a la que se le hace el culo pepsicola solo de oirla nombrar.
Asína es la vida…

sputnik
sputnik
Lector
11 agosto, 2009 13:32

«Si fuera un pintamonas no hubiera currado para las grandes.»

Como si Marvel y DC no estuviesen llenas de tipos que deberían estar haciendo fanzines. El nivel del dibujo en el cómic americano es muy bajo.
Nah, Greg Land tampoco me gusta. No sólo son las fotos, es que además mete demasiados errores de proporcionalidad, de anatomía, de sombreados o de simple física en una sola viñeta.
Nada. Como a mí sí me llama este tipo de dibujo y el «revival retro», muy posiblemente me miraré este tomo.
Y me han entrado ganas de volver a verme Rocketeer. ¿Alguien se la ha visto últimamente? ¿Qué tal ha envejecido? 

Indepit
Indepit
11 agosto, 2009 13:37

Yo la he visto, Sputnik. Y, a mi humilde entender, sigue teniendo el mismo encanto que antes o sino más. Salvando las distancias, es como revisionar Flash Gordon, simplemente la disfrutas y como la disfrutas.

dario
11 agosto, 2009 13:41

«Como si Marvel y DC no estuviesen llenas de tipos que deberían estar haciendo fanzines. El nivel del dibujo en el cómic americano es muy bajo.»
Me parece mucho decir, la verdad. Pocos fanzines te has leido.

A mi me encanta el deco, el retrofuturismo, etc. y en este cómic solo te vas a encontrar la portada en ese plan (bastante regulera si la ponemos al lado de la de Dave Stevens), a ese nivel la parte gráfica me decepcionó bastante, porque al fin y al cabo la portada fué el reclamo para mi…

sputnik
sputnik
Lector
11 agosto, 2009 13:49

Joder, es que hay fanzines MUY malos. Pero la mayoría del dibujo que ves publicado en las series regulares (y muchas veces en seies importantes) americanas no es nada profesional y tiene unas carencias del quince. Supongo que se debe a una política de «tenemos que sacar muchos cómics al mes y esto es lo que hay», pero…

Indepit: pues me la veo hoy mismo. Gracias, majo. 

El Señor Lechero
11 agosto, 2009 14:06

Ha envejecido bastante bien, o me lo parece a mí. Curiosamente, a mí la película me recordaba a los videojuegos ochenteros, porque el argumento era clavado a un juego de PC llamado «Rocket Ranger».

Martin
Martin
11 agosto, 2009 17:09

Ivan, no te gusta Morrison??? voy a empezar a leerte con mas cariño!!! jajajajja

Si Dario, TDK es una basofia jaja

Y ahora destrocenme!

lord deu
lord deu
12 agosto, 2009 2:51

Pero si no te bgusta Morrison es totalmente coherente que no te guste TDK…… apuesto que te gusto Secret Invasion y House of M y ya tenemos un patron establecido….

Martin
Martin
12 agosto, 2009 4:44

No, tampoco me gustaron! perdon por arruinar tu patron intelectualoide

jové
jové
12 agosto, 2009 8:25

Lo de Tony Stark puede ser en un a guerra o en otra, pero lo de Punisher, al igual que el Capitán América, si lo cambias de conflicto pierde gran parte de su significado. Frank Castle tiene que ser un veterano de Vietnam, es lo unico que justifica su razonamiento.

dario
12 agosto, 2009 9:34

>Pero si no te bgusta Morrison es totalmente coherente que no te guste TDK…… apuesto que te gusto Secret Invasion y House of M y ya tenemos un patron establecido….

Me gustan las ideas originales bien llevadas, por eso me gusta Morrison y no me gusta TDK. Lo siento también por el modelo.