MundoManga: Viñetas en prosa, aprender es querer: Dos libros teóricos de Dolmen Editorial

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INTRODUCCIÓN: De los fanzines a los libros, metainformación sobre nuestra afición y sus derivados.
O como el manganime hizo aflorar otros hobbies, intereses culturales o turísticos

Las profesiones más importantes suelen tener un reflejo de su magnitud en la cantidad de libros que se pueden encontrar en las librerías y tiendas que repasan la historia, alcance, pormenores o simplemente ofrecer una introducción de la susodicha actividad profesional. Quizá el ejemplo más claro es el de la informática: miles de libros editados en todo el mundo engloban las más distantes vertientes dentro de esta actividad, desde la simple instalación de un software hasta los secretos mejor guardados del lenguaje de programación a más bajo nivel. Con las actividades de ocio ocurre algo parecido, aunque en un nivel más modesto: si un hobbie ha pasado del ostracismo a verse codear su popularidad en las estanterías de las tiendas con otras aficiones ya consolidadas es que se ha convertido en algo habitual para mucha gente y lo que es más importante, asumido por la sociedad. Algo así pasa con el manga. Por un lado hemos pasado de los tímidos intentos en época de Candy Candy o Mazinger Z, donde se publicaban obras sobre las series pero sin ser las originales, o estaban coloreadas, o dibujadas por autores semi profesionales, a ver consolidado desde hace años un Salo del Manga en Barcelona (L’Hospitalet), otro en Madrid (Expomanga) y un montón de jornadas manganime por todo el territorio nacional que solo hacen que fomentar aún más el interés por estos cómics, sobretodo por la gente más joven. Entremedio, pasamos por el boom de las primeras series manga y anime, éxitos mediáticos como Campeones o DragonBall, la publicación ya profesional de títulos, primero bebiendo las versiones de VIZ USA, posteriormente adoptando el formato tomo directamente desde la versión original, y hasta el día de hoy, donde se puede llegar a los 70.000 visitantes durante el Saló de L’Hospitalet.


Evolución de la edición de mangas en España.
El Saló de L’H el año pasado, fotografía copyright Ficomic
Por otro lado, la percepción de la sociedad también ha cambiado: de verse como algo peligroso por parte de ciertas organizaciones respaldadas por algunas noticias tendenciosas en algunos telediarios se ha pasado, si no a ser un éxito masivo de público (muchos factores en contra, la crisis, el nulo interés por la cultura por parte de la sociedad),

al menos sí a verse reconocido y respetado. Sin salir de eso que se llama “subcultura”, al menos el hecho de que la generación de los 80 hay crecido y continúe enganchada a los mismos hobbies que cuando tenían 15 años hace que los “mayores” se interesen por estas actividades o al menos no se alarmen. Juegos de rol, afición por la lectura de géneros como el medieval o las aventuras heroicas en tiempo de dragones y mazmorras, los videojuegos (que es lo que más ha crecido llegando a superar en volumen de negocio al cine) o el mismo cine experimental o independiente se han visto favorecidos de este cambio de mentalidad. Hay varios autores que han publicado libros explorando la historia, los límites o la teoría del medio, como Scott McCloud o el maestro Eisner, o patrios como Antonio Martín o Rafael Marín. En lo que respecta al manga, de forma espaciada pero constante han ido apareciendo libros que trataban estos temas. Bien formando parte de una temática más amplia, como la excelente Una historia de los cómics: del tebeo al manga, de Antoni Guiral, bien protagonizando el libro, como los distintos libros escritos por Alfons Moliné, desde una enciclopedia de mangas hasta un recorrido por la vida y obra de Tezuka. Esto indica que el manga, como afición, ha arraigado desde hace años fuerte en el país, quedando muy lejos la famosa frase “al manga le quedan dos años” (pronunciada en los primeros Salones del Manga cuando se veía como un hijo despreciable y perecedero del “gran” Saló de Mayo) o las surrealistas cartas al director de alguna madre quejándose de la emisión de alguna serie anime no apropiada para niños (asesinatos en Conan, violencia continuada en Dragon Ball o Yuyu Hakusho, la impertinencia de Shin Chan, etc Sería muy interesante hacer una recopilación de las muchas cartas aparecidas en los periódicos).

Hasta ahora lo más habitual que nos podíamos encontrar en una librería generalista eran estudios sobre obras concretas, con la historia de Son Goku a la cabeza. Pero poco a poco han ido apareciendo otros títulos que abarcan otras series. Son la evolución lógica de los fanzines dedicados exclusivamente a las series de moda, desde Ranma 1/2 hasta Evangelion. Posteriormente revistas especializadas (detrás de las cuales había los mismos aficionados que años atrás sacaban como podían esos fanzines) dedicaron monográficos a las series de moda: Neko, Minami o Mangazone sacaron especiales de las series del momento. Pero todos crecemos, y el siguiente paso era profesionalizar este contenido, colándolo en las grandes librerías, ni que sea de forma testimonial, o en grandes almacenes como El Corte Inglés o Fnac. Estar codo con codo con grandes autores de la literatura universal se puede resumir en una palabra: DIGNIFICAR el medio. El hecho de salir del “guetto” propio y que un profano en la materia se encuentre un libro como los de Moliné o el gran Mil Años de Manga que un servidor ya reseñó , dan un aire muy distinto a la afición, como si hubiese madurado o convertido en mayor de edad. Continuará habiendo manga para muy jóvenes (es más, NO DEBE desaparecer), pero todo esto, junto con la creación de líneas Seinen y Josei, hacen que el Universo del Manganime, con todas sus distintas facetas y niveles, se mueva, evolucione, no se estanque.

Algo curioso que se ha dado con los años en el mundo del manganime es la diversificación de los hobbies: quién nos iba a contar a nosotros, los chavales de los 80 y principios de los 90, que eso que empezaba a ser conocido como manga acabaría haciéndonos disfrazar con ropa extraña o cantar a grito pelado palabras en un idioma que no entendemos…… En efecto, la popularización del manga llevó consigo el auge de otras actividades de ocio, inexistentes hasta el momento o no exclusivas del manga. El cosplay es una actividad típicamente japonesa que consiste en disfrazarte de tus personajes favoritos de manganime. Las ComiKet japonesas (Comic Con) están repletas de chicos y chicas con disfraces muy trabajados sobre personajes que les han gustado. Desde clásicos como Son Goku, Rei o Kenshin a novedades como L de Death Note o de series americanas como Futurama. Y no solo de mangas, sino también de videojuegos (Kingdom Hearts, Final Fantasy, Resident Evil,…). Y de todas las edades, aunque predominan los jóvenes claro, pero también hay parejas que han crecido siendo otakus y sus retoños también van disfrazados sin levantar un palmo del suelo…. Importado a este país, el cosplay va ligado principalmente a convenciones, salones y jornadas, hasta el punto que ha “invadido” el hermano mayor, el Saló del Cómic de Mayo en Barcelona. Pero esta “invasión” nipona no para aquí, sino que trae consigo el gusto por la comida japonesa, el karaoke (también en festivales), los intentos de dibujar como Otomo o Katsura (ya han aparecido múltiples libros al estilo de “Como dibujar manga”, da para un post para ellos solos), y muchas más actividades que tienen como epicentro las viñetas en papel (por no hablar de los pases de anime en centros lúdicos, traducción de videojuegos que nunca llegarán a Europa, etc).


Frikis disfrazados, todo sea por una entrada gratis al Saló! Fans de Kubrick, le hubiese gustado la violencia en el manga. Y estos niños haciendo de Death Note….WTF??!!!!!


Una de las editoriales que más están ayudando a esta evolución hacia la normalidad de ver libros sobre manga en cualquier rincón es Dolmen, que ya lleva más de 10 títulos de su colección Manga Books. La mayoría son monográficos sobre series (con DragonBall a la cabeza y sus 2 libros, o Naruto, Bleach o clásicos como Saint Seiya). Pero últimamente han ido más allá abriendo las miras de la colección, sin limitarse a hablar de las series en boga. Han abordado autores como CLAMP y su heterogénea variedad de géneros, y próximamente publicarán un libro sobre todo lo que se debe saber sobre Death Note, que promete ser muy interesante.

Hoy abordamos los tomos 10 y 11 de la colección, ejemplos de la diversificación que está experimentando esta serie de libros: ya no hablamos de manga sino de DONDE suceden los mangas. Y más concretamente la capital nipona está presente en muchos de los mangas que hemos podido leer durante todos estos años, ya sea trasladando sitios típicos (la torre de Tokio es la más evidente) o inventados (como el barrio Beika en Detective Conan). Y la diversificación de aficiones en torno al manga aconseja tener muy claros algunos conceptos, esto es lo que nos solucionará el segundo libro reseñado.

Y es que a los frikis otakus siempre nos quedará el Museo Ghibli……

TOKIO PARA OTAKUS: See ya in Akihabara!!!

Edición original: T. para Otakus SPA
Fecha de edición: 2009
Guión y dibujo: Cesar A. Monroig y Laura Villanueva Pueyo
Color: B/N
Formato: Libro, 21x21cms, tapa blanda, 210 páginas.
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Antes mencionábamos algunas de las actividades que han ido apareciendo en España gracias al éxito del manga. La afición por la lectura ha hecho aparecer otra: el interés de los lectores por el país propiamente dicho. Poder visitar el país y más concretamente su capital y cercanías es el sueño de cualquier otaku o simple fan del manga (recordad que en Japón otaku puede tener connotaciones negativas como el Hikikomori o quedarse encerrado en casa durante años en tu propia habitación). No veo ningún aficionado a los superhéroes deseoso de ir a algún sitio donde en teoría se pueda ver un Daily Bugle o el Edificio Baxter, aunque si están basados en algo real me retracto. Pero no me negaréis que no hay un afán generalizado entre los fans de visitar estos sitios. Quizá los fans de Linux quieran visitar Helsinki, pero no veo ningún DCero queriendo visitar el Polo Norte a por kryptonita xDDDD. Sea como fuera, Japón siempre ha atraído a los jóvenes. Al menos los de mi generación, babeábamos con los juegos que se traían los de Konami para nuestro adorado MSX. Imaginaos si viene de lejos nuestra afición por el país nipón. Por todo esto, de algunos años a esta parte se ha popularizado el viajar al país, ya sea para comprar manga en versión original o visitar los lugares más emblemáticos de la ciudad, estén relacionados o no con viñetas. Hasta tal punto que jóvenes emprendedores como Alessandra Moura (conocida como chiisai) montaron páginas webs como PortalJapon para informar, gestionar y promocionar viajes al país. La web es una referencia dentro del mundillo, en parte porque su fundadora ya tenía un nombre anteriormente.

Aunque en el anime o el cine japonés se retratan sitios más dispares, como Hokkaido o la campiña japonesa de Mi Vecino Totoro, muchos de los mangas tienen lugar en Tokio. La Torre de Tokio, el Tokio Dome o el palacio de la Dieta son sitios habituales donde transcurren los mangas, básicamente los shojos (por eso de invitar a tu chica a los mejores sitios de la ciudad para impresionarla), aunque también hay shonen como X donde la ciudad se erige como un protagonista más. Pero hay muchos más sitios, algunos más interesantes o bonitos que otros, pero todos están en este libro.

Tokio Para Otakus pretende ser una guía turística a añadir a la que se pueda llevar por defecto a cualquier país (La serie de El Trotamundos, por ejemplo). Es un listado de los sitios que se pueden encontraren Tokio que tienen relación con mangas, animes, o películas no animadas. Este listado se complementa con otro que comprende sitios interesantes cerca de la capital. La parte más “académica” de la guía es una introducción desde el punto de vista del que quiere preparar el viaje, con información útil sobre las épocas en las que visitar el país, documentación necesaria, etc. Para que no nos llevemos un disgusto, también se incluyen recomendaciones sobre donde comer barato al llegar a la ciudad, y temas de electricidad, cobertura de teléfonos móviles etc. La parte final del libro está dedicada al folklore japonés, con sus leyendas e historias para no dormir, con un listado de fiestas y festivales. Cabe remarcar que la sección de fiestas incide en el hecho de que durante esas fechas hay mucho movimiento interno por el país, por lo que los trenes o aviones pueden ir más llenos de lo habitual. Pero el manga también está presente en esta última parte al incluir un pequeño resumen de las más de 80 series mencionadas durante todo el libro, con el añadido de remarcar las zonas de Tokio donde se desarrolla la acción de estos mangas. Hay una brevísima biografía de personajes ilustres. De forma lógica el libro finaliza con un mapa pormenorizado del Metro de la ciudad al ser éste el medio más usado para moverse por la ciudad.

La estructura de la parte central del libro es muy simple: recorriendo de norte a sur y de oeste a este, se van desgranando todos los barrios de la capital nipona, pormenorizando los sitios de interés para el aficionado al manganime y afines. La página suele organizarse de forma en que el texto queda en el centro del libro, con 2 columnas por página. A izquierda y derecha de estas 4 columnas (muchas veces 3 y media) encontramos abundantes fotografías de los lugares comentados, y sus réplicas de ficción en mangas, OVAs o películas de imagen real, y un pie de foto explicativo. Dentro de cada subpunto englobado en uno de los barrios encontramos información útil como los mangas o similares donde aparece ese rincón de la ciudad, como llegar hasta ahí, horarios de apertura y cierre si son edificios o exposiciones, precio de las entradas etc. Es una lectura amena, con un contenido ponderado entre texto e imagen. La primera impresión es que mandan las imágenes, pero el texto está lo suficientemente bien resumido como para que quepan muchas cosas en poco espacio, en parte por el tamaño de letra, pequeño pero perfectamente legible gracias al espaciado entre letras (justificado). Pese a esto hay algunos errores, algún gramatical, y los más abundantes de información redundante, como en el caso de detallar cada una de las plantas de un edificio y poner debajo de cada una el metro más próximo. Creo que indicándolo al principio del subcapítulo es suficiente. Entiendo que de esta forma se aligera la lectura cuando estás en el país, ya que no tienes que ir buscando otra información por el resto del libro, pero una lectura secuencial (en casa, para una reseña, para información general antes de visitar el país, etc) detecta esta repetición de información. Pero como que una guía está hecha para su uso rápido y ágil in situ en el país, y no para leerla reposado en el sofá, pues es comprensible que aparezcan estas repeticiones.

Lo que sorprende de este tomo es el nivel de detalle con el que explican donde aparecen las “postales” de Tokio en los muy diversos mangas y demás productos que aparecen en el tomo. La lucha de tal con cual, la primera cita amorosa de dos tortolitos, reuniones importantes para el futuro del país en cierta planta de cierto edificio….. muchas escenas, algunas sin demasiada importancia como para ser recordadas, que delatan o bien que tienen un retentiva muy grande o que han hecho un repaso brutal de los mangas que poseen o prestados para la ocasión, amén de apuntar y escanear las páginas donde sale el trasfondo de la ciudad. Y no solo de manga, sino de la mucha producción para TV y cine del anime y de películas de imagen real que hayan podido rodarse en la ciudad (como Lost in Translation por ejemplo). Realmente un gran trabajo de documentación, aunque se nota una inclinación por autoras como CLAMP (lógico al pensar que muchas de sus obras suceden en la ciudad). Una gran selección pese a que siempre habrá títulos que se queden fuera.

Lo sé, voy a ser quisquilloso y algo pedante (viene la parte de los puntos negativos!): un aspecto que me llamó la atención justo abrir el tomo fueron las fotografías: por motivos evidentes de precio el tomo es en Blanco Y Negro. Las fotografías provienen de las mismas visitas hechas por Cesar y Laura a muchos sitios distintos, con ellos posando delante de la cámaras, como haría cualquier otro turista. Por otro lado hay multitud de imágenes de mangas, animes y resto de productos que se hayan podido rodar o focalizar en Tokio. Por último hay imágenes captadas por terceros reproducidas con la autorización pertinente. La primera impresión que se tiene es que algunas de estas imágenes (sobre todo las de los dos primeros grupos) no es tan nítida como cabría esperarse. Sin que aparezcan borrosas sí se nota la diferencia entre algunas fotografías hechas por los autores y otras escogidas hechas por terceros no especialmente para este libro, posiblemente con mejores cámaras. Ignoro qué cámaras llevaban los autores para la realización del libro, pero si el viaje se hizo con vistas a la publicación de una guía, debería haberse usado una cámara mejor, al menos una bridge/puente o una compacta con buena óptica. No es que las fotografías estén mal, ni mucho menos, pero se nota en falta algo más de claridad. Mejores están algunas panorámicas como la del Puente Rainbow o los jardines Kiyosumi (aparentemente también de su propiedad porque no aparecen en el listado de fotografías con copyright cedidas para el libro). Por otro lado, tenemos los scans o capturas de mangas y animes que ilustran el parecido o no que se consigue en su versión de ficción con respecto a la realidad. Aquí es donde se ve el arduo trabajo de buscar centenares de referencias, algunas totalmente secundarias y sin peso en la memoria colectiva de grandes escenas del manganime, en miles de páginas de cómic y centenares de horas de animación y películas de imagen real (en menor parte). Cuando hablo de “referencias secundarias” pienso en situaciones normales dentro de una historia, como pasar por delante de un parque, o entrar en un gran centro comercial, o ir en tren, o ver la Torre de Tokio a lo lejos, usada como punto de referencia de donde pasa la acción. Pues estos momentos también están reflejados aquí. Para finalizar con el tema de las imágenes, comentar que a veces da la impresión de haber fotografiado y dar demasiada importancia a edificios “feos”, sin historia. En una misma página se comentan al mismo nivel un parque y un edificio que puede albergar algo muy valioso, pero que por fuera no tiene ningún interés. Pues aparece el edificio. La Dieta, el Tokyo Dome o el T. Big Sight tienen una justificación (por ser visualmente atractivos, al menos los 2 últimos), pero otros mucho más anodinos justifican su presencia por el hecho de reconocerlos libro en mano recorriendo las calles de la ciudad. Paralelamente a lo que comentaba antes, en una lectura no in situ del libro estas fotografías están de más, pero está claro que el libro tiene una intención decididamente manejable de forma rápida en el país, no en nuestro sofá, por lo que su inclusión es comprensible.

Insisto en que estas apreciaciones negativas se hacen desde la suposición y no tengo información de cómo se han recopilado estas fotos y si la cámara era mejor o peor. Y por supuesto no empañan el buen hacer de los autores y la mayoría surgen del hecho de no estar leyendo el libro en su hábitat natural, que es de viaje por el país del Sol Naciente. Aunque tampoco podía dejar pasar la ocasión de enumerarlas.

Viendo las innumerables localizaciones que los japoneses usan para sus productos, os planteamos esta pregunta: por qué el mercado europeo y americano no usa ese telón de fondo que son las ciudades o localizaciones más conocidas? Sin querer decir que no haya ninguno, me cuesta pensar en un ejemplo de cómic español donde se pueda ver claramente representado partes conocidas de ciudades del país. Por ejemplo, Ibáñez usa Barcelona como telón de fondo para alguna de sus historias, quizá las más “planificadas”, mientras que en sus aventuras más viejas la ciudad no deja de ser una calle en primer plano y un par de edificios al fondo (los cuáles cambian de color en cada viñeta xD). Otros cómics como Barcelona ambientan las historuias en sitios conocidos. A nivel europeo, tenemos el claro ejemplo del viajero Tintin, o del futbolista Eric Castel. En los USA, Spiderman lanza sus redes por toda Nueva York, igual como Los 4F tiene su centro de operaciones en la ciudad. En cambio DC prefiere darle un matiz de ficción a sus ciudades y usa Gotham y Metrópolis para hacer una analogía de la misma NY. Pero incluso habiendo ejemplos en el cómic americano, europeo y español, tengo la sensación de que es en Japón donde las localizaciones adquieren mayor importancia, donde la gente se cita “al lado del perro de Hachiko” o en las tiendas de manga Animate. Dos poderes enfrentados pueden destrozar medio Shinjuku en X, o un pobre diablo como Keitaro se obsesione en entrar en la exclusiva Universidad Todai. Esto quizá se deba a que durante muchos años el manga se ha hecho para uso y disfrute interno, dentro del país, por lo que un lector de Hokkaido o Fukuoka conocen al menos de forma suficiente los pasajes por donde discurre la acción de la lectura. El hecho de tener las “fronteras cerradas” ha significado que todo el archipiélago sea escenario de los mangas, animes y películas, siendo la capital el mayor campo de batalla. Al saber que sus principales lectores conocen las localizaciones, los autores no se preocupan en especificar su origen, porque ya se presupone esta información. Actualmente, y por mucho que el manga tenga éxito fuera de las fronteras, los mangakas siguen dibujando para el lector interno, por lo que dudo que esta tendencia cambie y empecemos a ver notas a pie de página del mismo autor con información del sitio visto en la viñeta. Al fin y al cabo, ¿necesitaríamos los españoles información adicional si vemos la estatua de Colón, la Alambra, las Torres Kio o el Guggenheim?

Conclusiones: Realmente es meritorio la cantidad de información que puede llegar a ofrecer esta guía. Con unas dimensiones idóneas para su inclusión en cualquier equipaje de mano listo para explorar la ciudad, y una cuidada estructura que te permite acceder rápidamente a la información que te interesa en cada momento, se convierte en un compañero de viaje ideal e imprescindible para los que se aventuren a visitar la gran capital nipona. Creedme si os aseguro que hay información PARA ABURRIR, y desde luego una visita normal de pocos días no da para ir ni tan solo al 30% más “interesante” que puedas encontrar. Aún sabiendo que poca gente irá al Teatro Kabuki o al Palacio de la Dieta, su inclusión arma de valores culturales una visita que podría ser meramente de ocio (compra de manga, videojuegos, tecnología, etc) y amplía los horizontes del libro. Su metódica estructura facilita la información rápida en el momento justo, ya sea en el apabullante centro de Akihabara como en la paz del silencio delante de un templo.

Como comentábamos en la introducción, el manga está tan arraigado en al sociedad japonesa que se mezcla a la vez que origina otras formas de ocio, a la par de que te encuentras con rasgos de manga en cualquier rincón de la ciudad (dibujos del León Kimba de Tezuka, estatuas de Detective Conan en su pueblo natal, etc). Este aspecto es “devuelto” en los propios mangas situando la acción en zonas muy conocidas. El libro no se limita a un exhaustivo repaso de los mangas o animes donde ha aparecido tal o cual sitio, sino que abarca otros campos como la música (el cementerio donde reposa el cantante de X Japan), los videojuegos, modas en el vestir (parques donde se reúnen las Gals, Lolitas y demás tribus), y un larguísimo etcétera. Todo ilustrado con un impresionante trabajo de documentación gráfica, enseñando las versiones en papel o celuloide de enclaves reales, con algunos encuadres calcados al original. Pese a algunas fotografías podrían ser mejores tanto en calidad como en contenido (prefiero ver parques bonitos a edificios feos), entiendo que tienen su uso mientras se está de viaje.

Y si con esto no tienes suficiente, el libro se reserva una segunda parte llena de información adicional sobre festivales, leyendas, listado de manga con sus correspondientes sitios a visitar (de alguna forma sirve de índice a la inversa que la primera parte del libro, ya que es útil por ejemplo si quiero visitar todos los sitios donde se pasean las protagonistas de Sailor Moon. En caso de no existir el turista tendría que repasarse toda la primera parte de más de 100 páginas buscando qué zonas fueron incluidas en su manga favorito). Uno tiene la sensación de que la guía es un pequeño universo en sí misma, está todo relacionado para que puedas navegar fácilmente, desde el índice hasta cualquier detalle. Personalmente hubiese obviado el pequeño listado de autores reconocidos a nivel mundial (Tezuka, Miyazaki, etc los conocemos a todos) y habría incluido alguna información referente al folclore y monstruos japoneses, como los kappa (si tenéis curiosidad podéis ver la película de Takashi Miike La Gran Guerra Yokai en DVD por Versus Entertainment). El hecho de que esta segunda parte del libro (aunque los clasifiquen como anexos) ocupe casi lo mismo que la primera parte da idea de la intención de empaque que se le quería dar arrojando más datos útiles para un posible viaje al país.

La lectura del libro es doble: el evidente, usarla como referente a aspectos que una guía normal no incluye mientras descubres la ciudad y sus alrededores, y por otro lado aprender mucho más sobre la ciudad desde la comodidad de nuestra casa. Podemos estar seguros que la próxima vez que nos crucemos con un manga, anime o película que acontezca en algún sitio mencionado en esta guía, podemos tener la sensación de haber estado ahí, por la sucinta pero suficiente explicación que nos ofrece el libro. Análogamente como pasó con Mil Años de Manga, leer con fruición esta guía hará que las próximas experiencias de lectura de cómic japonés tengan un añadido y una plusvalía que antes no poseían, debido a que reconoceremos sitios y enclaves basados en la realidad de esta metrópolis.

Pese a algunos errores ya comentados y algunos otros de errores de transcripción o expresiones que pueden quedar bien en un blog pero no en un libro, éstos no empañan el gran trabajo realizado por Cesar y Laura, auténticas enciclopedias andantes del manga y la cultura japonesa, que han sabido como verter muchísima información de forma ordenada, sintética y agradable de leer. También demuestra que la generación de mediados de los 70 crecimos con ciertos resortes (máquinas arcade, ordenadores MSX, los primeros animes en T5, etc) que nos hicieron fijar la vista en ese lejano país, intuyendo ya de alguna forma cuán distintos son de nosotros, pero qué cerca nos podemos sentir de ellos consumiendo sus productos. Una generación que ha conseguido salir adelante en los aspectos importantes de la vida (familia, trabajo, etc) pero sin olvidar esas aficiones que germinaron en nosotros de pequeños y que han ido creciendo a lo largo de los años a medida que teníamos más información. Una guía que se convierte en imprescindible desde YA para todos los que algún día planeamos viajar a Japón, aunque es muy recomendable hacer una criba muy severa de los sitios a visitar, y en qué orden, antes de iniciar el viaje, aparte de hacer caso al a recomendaciones de hospedaje, época del viaje, dinero a gastar, etc, que nos brindan los autores. Una auténtica gozada tanto si planeas ir como si no, y una demostración de hasta que punto el cómic está arraigado en la cultura japonesa. Muy recomendable.


Laura y Cesar en la calle más romántica de Tokio: La Calle Naranja de Kimagure «del amor caprichoso o enigmático»

ZN RECOMIENDA: MANGA ABC, DICCIONARIO DE MANGA PARTE I (A-J):
Para los altos, para los bajos, para los que saben y para los que ignoran

Edición original: Diccionario de Manga parte 1 ITA (?)
Fecha de edición: 2009
Guión y dibujo: Igor Gobbi
Color: B/N
Formato: Libro 21x21cms, tapa blanda con solapas, 190 páginas
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Decía en la introducción que esto del manga se ha ido haciendo cada vez más grande. Cada vez hay más títulos (aunque la crisi ha dejado cierta mella en el sector), más editoriales (grandes o pequeñas, aparezcan o desaparezcan luego), más presencia, en definitiva, parece desde hace unos años que la cosa va viento en popa, hasta el punto de liderar las ventas por encima de otros “géneros” (léase cómics con otros orígenes). Cada cierto tiempo se forma un triunvirato ( o de cualquier otro número, pero suelen ser pocas las «elegidas») de series con gran impacto, aparentemente grandes ventas y revuelo mediático, incluso hasta llegar a verse por TV su versión animada. Y la cosa no acaba aquí porque la llamada “cultura manga” abarca muchos otros sectores, como hemos dicho antes, desde la música jpop hasta el visionado de cualquier producto audiovisual que provenga de Japón, sea de anime o de imagen real. Y no solo de Japón, festivales de cine como el Fantástico de Sitges confirman el interés por la cinematografía de otros países, como por ejemplo las películas de Park Chan Wook (Old Boy, versionando un manga, con lo que ya de forma interna hay un transvase entre países orientales, un coreano se basa en un japonés; o Thirst, en tareas de producción) o pequeñas maravillas como la catastrofista Haeundae de Yun Je-gyun o la sencilla en su planteamiento pero agradable Merantau del indonés G. H. Evans. Como podéis comprobar, el abanico es cada vez más grande, el interés no decae (comprobable en las cifras de asistencia del mismo Festival de Sitges o en los últimos Salones de L’Hospitalet, siempre crecientes o al menos estables, pese a la crisi). Es comprensible que un neófito que quiera entrar o experimentar con alguna serie, ya sea en manga, anime u OVA, se vea abrumado. Si incluso alguien como un servidor (que consulto continuamente webs de información y blogs) tampoco está al 100% encima de algunas cosas (dejo aparcado el jpop y el cosplay, por ejemplo, aunque conozco algunas cantantes jpop), e incluso dentro del manga hay títulos que se me escapan (ciertas editoriales como Ivrea, o categorías como el shojo más predecible y juvenil), ya ni os cuento alguien que lo máximo que ha leído es un número perdido de Dragon Ball o que vio Mazinger Z en su niñez y ahora le pica la curiosidad. Es normal, la burbuja cada vez es más grande y no parece que tenga que explotar, pese a algunas malas noticias de cancelaciones de títulos o editoriales que han cerrado (esto da para todo un post, otro dia).

Para estos intrépidos que se aventuran a leer manga ahora, y para los que llevamos años en el mundillo pero no podemos abarcarlo todo (edad, trabajo, familia, hijos, malas rachas, etc), Dolmen junto con la Asociacion Cultural del Comic Japonés han dado forma a este libro, con el trabajo capitaneado por Igor Gobbi, un italiano que creció con las primeras emisiones de anime en Italia por parte de Tele5, lo que le llevó con gran entusiasmo a estudiar el cómic y el dibujo animado. En España, y dentro de esta misma colección, ha publicado Inuyasha, Garras y Acero, un estudio sobre esta longeva serie de la veterana Rumiko Takahashi. En Italia, su primer trabajo fue un ensayo sobre la figura clave del anime japonés moderno Hayao Miyazaki.



Precisamente este libro pretende abarcar todo este multiverso relacionado, desde el cosplay hasta la práctica de artes marciales. Todo está relacionado, y de cualquier afición puede aparecer una relación con el manga. Unas cantantes de jpop pueden llegar a tener tanto éxito que hasta pueden llegar a tener su propio manga, posiblemente un canal más de autopromoción pero que ahí está. Y un manga de tremendo éxito puede hacer subir las matriculaciones en dojos (Yawara!), o hacer visitar un país europeo por haberlo visto en un OVA (Italia es uno de los países favoritos de Hayao Miyazaki; o bien Alemania está muy presente en Monster). Pero no se olvida del auténtico corazón de todo: el manga, su historia, los primeros autores, sus categorías, sus curiosidades, pequeñas perlas a descubrir o productos olvidados de grandes estudios de animación. Con estas premisas, el lector se puede preparar para un torrente de información.

Y es cierto, las primeras páginas de este Diccionario ya sirven para ver qué nos depara más adelante: obras desconocidas de estudios tan importantes como Gainax, o pequeñas reseñas de obras hentai (mercado que podría dar para un libro entero para sí mismo), lo que nos llevan a pensar el grado de profundización que caracterizará la lectura del tomo.

El volumen abarca las letras A a J, y su estructura por cada letra del abecedario es la siguiente: una ilustración ocupando toda una página pone de manifiesto el autor, serie o circunstancia más importante de ese subcapítulo. Por ejemplo, para la A no podía ser para nadie más que para Astroboy. Seguidamente nos encontramos una tabla con todas las entradas del subcapítulo (letra), y posteriormente, todas las entradas mencionadas en la tabla. Debajo del título de cada entradilla tenemos un subtítulo para categorizar la entrada, ya sea un manga, autor, profundización de un tema concreto, definición, editorial, etc Sin ningún apéndice en este volumen, es de imaginar que el segundo tomo incluirá una tabla especificando las categorías mencionadas y las páginas donde podemos encontrar esa información, ya sea del primer o del segundo tomo. Es decir, la información recogida a la inversa, aunque en formato tabla. El propio autor reconoce que han dejado de lado algunas entradas, ya que en algún momento tenían que “cortar”, pero que en un annexo del segundo libro incluirán todas esas series que han ido recopilando y que no habían tenido cabida en el tomo actual. También anima a los lectores a enviar datos de series no incluidas de cara a estos anexos del segundo volumen.

Cabe destacar que en principio usa los títulos de las series originales, por lo que podéis ir olvidándoos de buscar series con el nombre español, como por ejemplo Ace O Narae (Raqueta e Oro) o Besame Licia. Pero en bastantes entradas usa los títulos españoles, como El Inmortal (Mugen No Juunin), La Familia Robinson o Fenix (Hi No Tori). No encuentro justificación o explicación al porque algunas entradas están en japonés y las otras no, ni tan solo el hecho de haber pasado por las TV españolas, ya que hay casos contradictorios. Incluso parece que algunas entradas tengan el nombre español traducido de como se conocen en Italia, como es el caso del mismo El Inmortal, que aquí siempre se ha conocido (desde la primera edición de Norma) como La Espada del Inmortal. Esto choca un poco y enfría un poco la opinión que tenía del libro, que pese seguir siendo buena, no me esperaba un error de esta índole, a no ser que se dé alguna razón por la cual existen estos desajustes.

Dejando de lado esta circunstancia, el trabajo de documentación sigue ahí y la calidad general no merma. La propia reseña no es tan extensa com la del anterior libro porque (aparte de que lo he conseguido dias después) la propia estructura del libro impide muchos más párrafos. La página, parecida en forma a la usada en el libro anterior, deja más espacio para el texto (al fin y al cabo una Diccionario abarca muchos temas) mientras que las fotografías se limitan a enseñar la serie de manga, anime, pelicula, merchandising, etc que pertoque.

Pese al aparente error de los títulos de las entradas del libro, la edición se lleva la etiqueta de Recomendado debido a que es útil tanto para un neófito como para alguien que lleva años en el mundillo. Pero no significa para nada un desmerecimiento de la guía de viaje para los Otakus que visiten la capital nipona. Ambos libros tienen una calidad muy alta que no hace más que confirmar la calidad de la colección Manga Books de la Asociación Cultural del Cómic Japonés con la ayuda editorial de Dolmen. Sin duda una serie de libros que han sabido crecer y que pueden dar muchas sorpresas positivas en un futuro, el más próximo la publicación de un tomo dedicado a Death Note, con lo que sumado a la edición del tomo 13 (muy especial) del manga por parte de Glénat y a la salida al mercado de las 2 novelas, conformarán un momento ideal para quienes quieran introducirse en esta intrincada historia de libretas asesinas, problemas éticos y personajes rocambolescos.

Mientras tanto, todos podemos aprender mucho con ambos libros.


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Daniel Santos
Lector
28 octubre, 2009 14:18

«No veo ningún aficionado a los superhéroes deseoso de ir a algún sitio donde en teoría se pueda ver un Daily Bugle o el Edificio Baxter, aunque si están basados en algo real me retracto.»

Habla con cualquier fan de Marvel y preguntale si quiere ver New York con el Empire State, la Cocina del Infierno, …

jessica jones
28 octubre, 2009 15:28

Solo tienes que ser friki para visitar un lugar que aparezca en tu peli, serie, comic, favorito, no es exclusivo de lso otakus.
Esta clase de guias siempre me han parecido un fraude e inutiles (la de Kirai es lo peor, y no sirve para nada), y es que hoy en dia publican lo que sea simplemente por estar relacionado con Japon.

En cuanto a la enciclopedia, no creo que lo mejor para adentrarse en el mundillo manga sea leer un libro sobre el tema (aun menos de este tipo tan generico, de esos tipico que se habla de mucho sin profundizar lo que se deberia), sino informarse un poco por internet, buscar recomendaciones, y pedir cosas prestadas. Despues ya es cosa de ese lector si seguir por su camino y comprarse tus propios mangas.

Jack
Jack
29 octubre, 2009 9:33

Uffff, he estado ojeando el libro de «Tokyo para otakus» y la verdad es que mi primera impresión ha sido bastante mala. Cualquier aficionado (y no menciono la palabra otaku) a la cultura japonesa ya conocerá la información que se ofrece en el libro, y no queda siquiera el consuelo de disfrutar de unas buenas imágenes de Tokio, pues las que abundan son aquellasfotos  que los mismos autores el libro se han sacado en su viaje a Japón.

Esto último, por cierto, me parece muy muy poco profesional.

En fins…