#ZNGames Homefront: The revolution

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Título: Homefront: The Revolution
Desarrolladora: Dambuster Studios
Plataformas: PC/ XBOX ONE/ PS4
Idiomas: voces y textos en castellano

 

EEUU en manos de Korea

Hace algunos años nos sorprendimos con un juego de Kaos Studios; una superproducción ambiciosa que pareció quedarse a medio gas pero aunó una buena cantidad de fans. La premisa era un shooter con algunos elementos roleros en que se narraba la invasión de EEUU por parte de la superpotencia de Korea del Norte. La buena factura y el buen guión (que más tarde se adaptaría en una película de Sylvester Stallone) le granjearon cierta aceptación y fama pese a algunos fallos y desencantos. Su segunda parte se ha hecho esperar y ha estado en el aire en múltiples ocasiones, sobretodo por culpa del cierre de THQ, su distribuidora. Sin embargo, la revolución ha comenzado por fin. Y esta vez, la guerra de guerrillas contra Korea del Norte es la premisa.

Un juego criticado

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Qué gusto da, no os lo podéis creer, cuando un juego que mucha gente critica te encanta. Me vais a permitir que esta sea una review algo más personal y que tire de la primera persona en múltiples ocasiones, pero de verdad que a veces no hay quien entienda a la crítica. Y lo digo siendo parte de esa crítica. Hay juegos a los que no se les perdona nada y juegos a los que se les perdona todo. Homefront: The Revolution es esa chica que apenas se maquilla, que se recoge el pelo en una coleta y viste una camiseta normal y aún así, está irresistible. Es ese tío fondón, friki y con cara de bonachón que siempre está rodeado de gente que le tiene en altísima consideración. Es esa camiseta vieja que no queremos dejar de ponernos. Pero hay otros, las grandes marcas, los Zara y los H&M, que te dicen que la tires y te compres una nueva. Que lo viejo, por mucho apego que le tengamos, es mejor echarlo de nuestra vidas.

¿A qué viene esto?

Pues a que Homefront: The Revolution no tiene unos gráficos al nivel de The Division o Uncharted 4. No los tiene, y ya está. Tampoco tiene una tecnología increíble y es cierto que adolece de algunos bugs (gráficos sobretodo, nada importante) y que tiene algunos tirones que pueden dar por culo. Pero igual que Fallout 4. Y fijaos en las notas de ambos. A una saga tan importante como la de Bethesda, se le perdona todo. Se le perdona incluso que coja el mismo sistema de juego que su anterior entrega y lo simplifique, quitando lo que lo hacía grande y dejando todo lo demás tal cual. Se le perdona que la historia sea mediocre e incluso se le perdona que los fans guarden mejor recuerdo del capítulo de la saga que desarrolló Obsidian y no Bethesda. Y le ponemos una gran nota (algunos me habéis criticado mucho por el escueto 7 que le puse, que es la nota que creo que se merece). Y a Homefront: The Revolution nos lo cargamos.

Pues ahí va un aviso para caminantes: este va a tener mejor nota que el citado Fallout.

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¿Por qué? Primero, porque ha sabido escuchar a sus fans. El primer Homefront bebía de muchas fuentes: tenía un poco de Call of Duty, otro poco de Fallout, bastante de Far Cry. En esta segunda entrega, el juego ha buscado su propia fórmula. Sí, no inventa nada y parece más Far Cry que nunca, pero ha encontrado su propia manera de hacer las cosas. Primero con una historia potente: Korea del Norte consiguió invadir los Estados Unidos y nosotros somos la Resistencia. Los pobres y harapientos que luchan contra el estado totalitario. ¿Cómo? A pequeña escala: guerra de guerrillas en los barrios de Filadelfia. Este escenario se nos presenta en zonas rojas y amarillas: las rojas, son zonas de guerra abierta, donde deambular por la calle nos pinta una diana en la espalda y los edificios están derruidos, las casas abandonadas y los vehículos tirados por la calle para que los cojamos y echemos a correr cuando los «norcos» nos divisen. Las zonas amarillas son las de población, donde deberemos emplear las técnicas sutiles, la infiltración y el escondite para llevar a cabo pequeñas misiones que vayan sublevando a la población para, finalmente, inspirar una revolución en el barrio y expulsar a los norcos.

Es esta dualidad de conceptos, estas dos zonas separadas en que podremos desfogarnos disparando contra todo lo que se mueva y también emplear la estrategia, analizar las situaciones y hacer la guerra al pie de calle, lo que da al juego una profundidad especial. Y es que la asfixiante sensación de sentirnos al margen del sistema, prófugo de la nueva justicia koreana, no nos abandona en todo el juego. La dificultad se presta bastante a ello, suponiendo un verdadero reto incluso en la versión más fácil y un infierno las zonas rojas. Disponemos de una buena cantidad de armas, modificadores y objetos para crear, por lo que nuestras ansias de Diógenes en abrir armarios y demás se ven suficientemente satisfechas, y la exploración no se queda atrás, en un mapa bastante amplio y un mundo abierto por zonas a nuestra disposición.

En lo que a combate se refiere, estamos ante las clásicas mecánicas al estilo Far Cry, por lo que el juego resulta muy intuitivo y sencillo de comprender, pero no por ello se nos hará fácil. La variedad en las misiones es rica y lo bastante amplia como para no caer en la monotonía, teniendo que sabotear centros de propaganda, asesinar objetivos, liberar presos, sabotear estaciones eléctricas, fotografiar drones y almacenes de armamento… Una variedad de misiones que se agradece y nos obliga a pensar mucho en la estrategia que deberemos seguir.

Problemas técnicos

No voy a mentir, los hay. El que más me ha molestado, son los «tirones». Esos momentos en que el juego se está autoguardando y la imagen se queda congelada unos instantes. A estas alturas de la actual generación de consolas y PCs, estas cosas no deberían pasar y es una lástima. Por otro lado, se ha criticado mucho sus gráficos. ¿Qué queréis que os diga? Los gráficos son como los de Fallout 4: a medio camino entre PS3 y PS4 o Xbox 360 y One. Si esto no os molesta, no sufriréis mayormente. Y algunos bugs graciosos, de los que acaban un recopilatorio de YouTube, de los de NPCs haciendo locuras, pero de momento no hemos jugado nada que nos haya corrompido la partida o que nos haya impedido avanzar.

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Una revolución a la altura

Para terminar, no puedo por menos que acabar como empecé este análisis. Creo que es injusto el trato de favor que tienen algunas compañías y algunas sagas. Homefront: The Revolution no tiene más problemas técnicos que otros grandes lanzamientos, y sin embargo eso le condena al ostracismo. Es un juego inmersivo, de los de perderse, con una buena narrativa y diversión. Lo más importante: diversión. Porque no me canso de decir que un videojuego tiene, ante todo, que ser divertido. Si te van los mundos abiertos, las historias bélicas revolucionarias, si disfrutaste con The Division y quieres algo que suponga un reto, no te lo pienses. ¿Podría haber sido mejor? A cualquier juego dale un año más de desarrollo y 50 millones de dólares y será mejor. Pero aquí no juzgamos lo que podría haber llegado a ser, sino lo que es. Y Homefront: The Revolution es un muy buen juego.

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  Título: Homefront: The Revolution Desarrolladora: Dambuster Studios Plataformas: PC/ XBOX ONE/ PS4 Idiomas: voces y textos en castellano   EEUU en manos de Korea Hace algunos años nos sorprendimos con un juego de Kaos Studios; una superproducción ambiciosa que pareció quedarse a medio gas pero aunó una buena cantidad…

Valoración

Gráficos - 8
Jugabilidad - 8.5
Historia - 9
Sonido - 8

8.4

Valoración

Un juego que hay que probar, con unas mecánicas bien trabajadas, con un buen argumento y un reto para los amantes de los FPS, con algunos problemas técnicos que esperemos se corrijan.

Vosotros puntuáis: 7.8 ( 1 votos)
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