ZN Recomienda: Marvel Gold. Los Vengadores: La guerra Kree–Skrull

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Marvel Gold. Los Vengadores: La Guerra Kree-Skrull
Guión: Roy Thomas
Dibujo: Sal Buscema, Neal Adams y John Buscema
Entintando: Tom Palmer
Formato: Libro con solapas, 208 páginas – 15€

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Comenzaría con el acecho a una solitaria figura en las sombras nocturnas de Miami, atacado por tres Vengadores al que perseguirán sin tregua hasta atraparle gracias a la traición de alguien a quien creía su compañero y amigo.

Así es como comienza una de las etapas más recordadas de los comics Marvel y de los Vengadores en particular, con su número #93 en el que los Héroes Más Poderosos del Mundo tendrán que demostrar su valía no sólo en la Tierra, ese pequeño planeta azul que les vio nacer, sino ante razas primigenias vástagos de las estrellas.

Todo sucedió hace décadas, a primeros de los 70, y sus artífices fueron Roy Thomas como escritor, Sal y John Buscema y, eternamente recordado como puntal destadado de esta saga, Neal Adams, como dibujantes.

Ahora, y aprovechando la coyuntura de la llegada a nuestras tierras de la última saga marveliana, Invasión Secreta, Panini Comics nos ofrece una recopilación de nueve números de los Vengadores, que comprende desde el número #89 al #97 en su Marvel Gold. Los Vengadores: la Guerra Kree–Skrull.

¿Qué decir de la historia? Es posible que muchos de vosotros ya la conozcais, pues ha sido publicada en varias ocasiones. A lo largo de los números veremos multitud de tramas y escenarios, momentos álgidos plenos de dramatismo y otros de acción desbordante. Acompañados de los Vengadores, visitaremos la Zona Negativa donde mora una criatura comprometida en la aniquilación de todo ser viviente; el Círculo Ártico donde se encontrará, de forma inexplicable, una región reverdecida que ha retrocedido en el tiempo millones de años; descubriremos la ciudad prohibida y oculta de una raza protegida por un muro impenetrable y abocada a la perdición por las locuras de su líder; visitaremos mundos distantes años luz de nuestro pequeño Sistema Solar donde moran, por un lado, los insidiosos y metamórficos Skrulls y, por otro, en el otro confin del espacio, los Kree, la raza militarizada dirigidas con mano de hierro por Ronan que ha tomado el poder con un golpe de estado enclaustrando a la Inteligencia Suprema al humillante confinamiento de una celda transparente.

En sus primeros números, los dibujados por el eficiente y rítmico Sal Buscema, los peones –nunca mejor dicho– se moverán en sus casillas disponiendo el tablero en la forma apropiada para que tenga lugar la partida cósmica que debería zanjar el dominio absoluto de dos razas condenadas a eliminarse mutuamente, pues las galaxias son sus reinos y milenios de batalla no se pueden olvidar así como así.

Roy Thomas, mano derecha de Stan Lee y amplio conocedor de cada rincón y suceso del Universo Marvel, tomará distintos elementos dispersos y los aunará en una saga que habrá de ser recordada por muchos años. Así, esta Guerra se convertirá en un nexo de unión de múltiples personajes, convirtiéndose, como ahora veremos, en un referente claro para futuras tramas y argumentos en las décadas posteriores.

Empezando con su prosa literaria característica, un estilo donde se recrea en pequeños detalles poéticos, tenemos como protagonistas a varios Vengadores (Goliat II, alias Clint Barton, Mercurio, la Bruja Escarlata y la Visión, uniéndose, números después, la Avispa y Chaqueta Amarilla, y el Capitán América, Iron Man y Thor en la segunda parte) que han de capturar al Capitán Marvel para eliminar de su cuerpo la radiación que, accidentalmente, parace haber traído consigo de la Zona Negativa. Pero la historia se retorcerá con la aparición del Centinela Intergaláctico 459, que no hará sino recrudecer una trama donde se unirán más y más elementos, nuevas ramas a tener en cuenta cuyo primer punto clave será la llamada de un Kree a Ronan para hacerle saber que se ha iniciado una guerra interestelar entre los Kree y los Skrulls.

La susodicha guerra entre ambas razas arrastrará la Tierra en su locura, pues la localización estratégica de nuestro planeta resultará clave para ambos. Como Thomas reconocerá en el artículo incluido en el mismo tomo, la idea está tomada de una novela –convertida en mediocre film de serie B, This Island Earth–. De igual modo, las referencias a la ciencia–ficción, tanto en novelas como en películas, son muchas, pues veremos la versión marveliana de un Viaje Alucinante o la epopeya que recuerda a John Carter de Marte.

¿Cuántos subargumentos surgirán de esta saga? Muchos, puesto que en la miniserie altamente recomendable de Jóvenes Vengadores, se nos contará que, estando el Capitán Marvel aprisionado por los Skrulls, surgirá un idilio con la piadosa princesa Anelle, naciendo de su unión Hulking. Pero será también en estos números donde se dejará caer la pregunta de: ¿Sueñan los androides con Brujas Escarlatas? La respuesta tendrá forma años después de dos bebés que pronto dejarían de existir hasta… reaparecer como adolescentes vengadores.

¿Y eso es todo? No, desde luego, puesto que John Byrne, cuando se ocupó en guión y dibujo de sus Nuevos Vengadores, haría caer en la cuenta a Hank Pym que la Visión nunca pudo ser el androide la Antorcha Humana como siempre creyeron todos, debiéndose haberse dado cuenta tras su incursión por el interior de su cuerpo dañado. Y, claro está, la continuación de esta guerra se verá en la futura Guerra Kree–Shiar, donde también los Vengadores tendrán destacado protagonismo. Por no mencionar la propia Invasión Secreta o la miniserie del Invasión Secreta: Capitán Marvel.

Es el final de la saga el que adolece de cierta precipitación al concluir tantos números y una guerra que implicaría a incontables mundos en un rápido final cuando Rick Jones despierta un vasto poder que, sencillamente, congela los ejércitos tal como había previsto la Inteligencia Suprema y manda a los Vengadores a casa.

Con respecto al dibujo, son tres los dibujantes a tener en cuenta. Sal Buscema es el excelente narrador de siempre, con páginas dinámicas si bien carece del trazo detallado y preciso de su sustituto, Neal Adams, cuyos dibujos resultan siempre impactantes y espectaculares. Adams, al que ya se le conoce sobradamente por sus X–Men y el Batman y Green Arrow-Green Lantern en DC, parece obrar milagros con el lápiz al dotar cada viñeta de una expresividad y belleza pocas veces vista anteriormente, que harán cada número inolvidable. Y John Buscema se ocupará del último número, cuyo trazo da fe de que se trata de uno de los mejores ilustradores de la casa.

En suma, se trata de una obra muy recomendable, aunque conocida, pero que merece el apelativo de auténtico Clásico, tanto por su estructura épica como por lo que supuso en su momento y ha seguido influyendo décadas posteriores.