Milk Wars, pura metalocura

    La propuesta de Gerard Way y Steve Orlando ofrece una experiencia metafísica personal inolvidable. O puede que sea una surrealista pérdida de tiempo disfrazada de una historia trascendental.

    2
    5264
    Aviso de Spoilers: El artículo que sigue a continuación trata información de actualidad en Estados Unidos, por lo que puede desvelar detalles argumentales que todavía no han sido abordados en la edición española.

    Este pasado mes de febrero se deslizó entre Metal y Doomsday Clock, el Batman de King y la aproximación al Action Comics #1000, las Snagglepuss Chronicles y toda la interesante oferta actual del catálogo de DC un crossover entre la línea clásica de la compañía de Burbank y el sello Young Animal, el proyecto personal de Gerard Way. Un tremendo evento de cinco entregas que sobre el papel nos prometía una interesante historia que juntaría a la Doom Patrol actual y la JLA de Batman en el primer y último número, el propio Hombre Murciélago y Mother Panic en el segundo, Wonder Woman y Shade, the Changing Girl en el tercero y Cave Carsson y Swamp Thing en el cuarto. Eran cinco esperados cómics que en la redacción del equipo DC de ZN nos repartimos para reseñar con una gran expectación. Y el resultado ha sido apoteósico, metafísico, surrealista y toda una experiencia que agotan mis apelativos. A mi me ha gustado, vaya esa idea de entrada. Pero la diversidad de opiniones encontrada hacen que me plantee si me ha gustado porque no le pedía nada, o porque se ha clavado inconscientemente en mi mente. No lo sé. Pero me encanta.

    La intención de Steve Orlando y Gerard Way, guionistas de la primera y quinta entrega, los cruces entre la Doom Patrol y la JLA, con la unión final de los personajes principales, era la de contar una aventura llena de lenguaje metaliterario, con un villano en las sombras que al final despejaba las dudas sobre quién era realmente la mano que vertía la leche unificadora en la realidad y unos personajes, superhéroes por todos conocidos, cuyas realidades se mostraban alteradas. El resultado ha sido una fascinante macarrada que no es del gusto de todos. Da la impresión final, como contaba mi compañero Gustavo Higuero en su reseña de la última entrega, que no tenían un objetivo claro, o no han sabido llegar a él. Pero la experiencia de esta lectura, el disfrute experimentado, hace que merezca la pena llegar al final para dejarse sorprender, o no, por lo que uno se encuentra.

    Todos los números tienen un mensaje, una crítica. A lo mejor son suposiciones personales, puede que los propios autores no quisieran lanzar lo que se interpreta. Pero esto es lo que parece. Milk Wars es un evento que critica en cada número. A las series de cómics, a la religión, al patriarcado, a la alienación laboral y a los reboots de las editoriales. Sino critica, sí que señala. Y ahí reside el encanto de estas aventuras. No son solo cruces entre personajes con un fin común, son un encuentro de éstos, alterados por la leche transformadora de Retconn, una oscura corporación que opera en un rincón de la realidad llamado Final Heaven con una intención desvelada en el último número: vender la realidad de Tierra Prime a Mr. Nebula a través de una negociación en la que Manga Khan hace de intermediario. Ahí está, con sus pros y contras, el pilar sobre el que se sustenta la historia.

    Podría haber sido más largo el encuentro entre DC y Young Animal, hubiera ofrecido mucho más contenido que alimentara la historia, tal vez dejando asuntos más claros. Con mucha más locura surrealista. Para bien o para mal. Pero sobre todo el cuarto número, el que arranca con Cave Carson trabajando en las oficinas de Retconn, con su hija y Wild Dog, da una muestra de lo mucho que podría haberse mostrado. Swamp Thing, tras despertar a Cave del letargo provocado por la leche homogeneizadora, cuenta que habían encontrado la sede de la corporación después de que sintiera los lamentos de los soñadores, los secuestrados a los que acuden a salvar. Hay mucha historia detrás de un pequeño diálogo, mucha aventura que podría haber sido un disfrute para los lectores, pues arrancaría en el lugar natural de ambos personajes, el pantano y el subsuelo. Y no en el lugar en que se encuentran.

    Así como en el segundo arranca con el origen de Violet contado brillantemente en una página, no necesita más, sí hubiera sido más interesante ver más al padre Bruce, a Batman convertido por la leche en el pastor de un rebaño de niños adoradores del culto que les transforma en superhéroes. Igual pasa con la batalla final entre el equipo conjunto de la Doom Patrol y la JLA luchando contra las bestias de Milkman Man. Se solventa con algunas viñetas, emparejados los miembros de los equipos de dos en dos, conversando superficialmente, con muchas prisas. Queriendo contar mucho en poco espacio. Es ahí donde reside la mayor debilidad de este crossover. Que acaba dando la sensación de querer contar muchas cosas sin dar tiempo a saborearlas. A deleitar al lector en una oportunidad histórica de ver una aventura grande, diferente, con dos equipos uniendo sus fuerzas ante un villano único.

    Ese Milkman Man, que resulta ser el inexplicable hijo de Cassie y Terry, Superman transformado por la leche, también desaparece durante la apoteosis final que transforma la realidad revolucionando el Universo Young Animal que desemboca en la nueva andadura del sello, con las series de Cave Carson, Mother Panic y Shade reiniciadas y renombradas. A lo largo de los cuatro anteriores números se ve la transformación, o más bien dicho, la recuperación de los personajes que habían sido afectados por la leche, pero no vemos el regreso de Superman. Se olvidan de él, en medio de la marabunta metaliteraria. Una pena, pues llega a brillar como el brazo fuerte de Retconn, convirtiéndose en un duro peón de la corporación, con una historia muy atractiva que se nos escapa entre los dedos, dejándonos tan impotentes como si intentáramos sujetar la leche con las manos. También Swamp Thing es uno de los ausentes en ese número final, que junta a todas las duplas de protagonistas involucradas en los números de las Milk Wars, excepto a él, que se lleva al final de la cuarta entrega a la hija y el amigo de Cave Carson para protegerles, pero no vuelve para ayudar a terminar con Retconn, ni sabemos de sus acciones.

    Claro que, con tan numeroso elenco de personajes, puede ser normal que haya quienes pierden peso. Esta es una debilidad que le encuentro al relato, el no saber administrar el peso del reparto. Batman resulta ser un personaje presente, pero muy secundario y casi intrascendente. Apenas tiene acciones en el número final, salvo el de dar pie a Flex Mentallo a combatir la misteriosa energía que iba a borrar la realidad con sus misteriosos músculos. Acción que anima a Vixen y Ray a combatirlo también, y todos acaban hinchados, en una página bastante bizarra, mientras la realidad se transforma, Eternity Girl se cuela entre la energía, Rita Farr consigue escapar del extraño lugar que le tiene crucificada, olvidada, para volver a la realidad con su metafrase que dice, refiriéndose a Retconn «ellos querían que estuviéramos a salvo, limpios de versiones de nosotros mismos, para hacer más fácil vender nuestras historias en su beneficio» y todo se reinicia.

    La apoteosis (y bizarra) final de las Milk Wars.

    Y en esas palabras de Rita, Elasti-Girl, quiero detenerme. La leche se ha presentado como el arma utilizada por Retconn, que quería vender la realidad de Tierra Prime a Nebula, ¿vender una realidad? ¿en serio?. Muchos pensarán que es un argumento bastante pobre para la aventura. Pero es éste el mensaje principal que se cuela entre las páginas escritas por Orlando y Way. Se sabía que después de las Milk Wars llegaría el citado reinicio de las series de Young Animal, una estrategia que quieren llevar a cabo periódicamente, alejándose de la dichosa continuidad que a tantos autores acaba agobiando. Los reboots son un arma usada por las editoriales que suele centrar focos de críticas por parte de los lectores, pero resultan necesarios desde el punto de vista comercial. Nuevos títulos, nuevos comienzos suelen traducirse en repuntes de ventas. Mi compañero Pedro Pascual Paredes comentaba hace unos días, en el post de ventas mensual, que los New 52 resultaron necesarios para recuperar lectores, mejorando además las ventas. Aunque estas mejoras suelen resultar ser parches a corto plazo, parece ser que la práctica se ha convertido en un parche necesario.

    Reflexión de Rita Farr, Elasti-Girl, tras su incorporación a la nueva realidad.

    Por ello, entiendo la cantidad de veces que los personajes hablan de la realidad, de que son creaciones, entendiendo que son personajes de ficción creados por una mente externa que les controla. Es como si Orlando y Way quisieran contar al lector que la idea de que el villano de las Milk Wars es una corporación que busca vender un producto para beneficiarse, dándole igual lo que piensen los responsables del mismo, transformándoles si hace falta vender, es en realidad una autocrítica para justificar sus movimientos. Eso es lo que hacen con la leche, transforman a los personajes. Tal vez sean unos guiños bastante explícitos lanzados a DC, por aquello de las nuevas versiones de personajes que crearon durante los New 52 y DC YOU. Y lo dicen a la vez que reconocen, en el caso de Young Animal, que es la solución para evitar problemas.

    Es una manera también de reírse de sí mismos, del mercado editorial. O así se puede interpretar. Como se interpretaba el segundo número, con el padre Bruce, como una crítica o sátira hacia la religión, que promete, entre otras muchas cosas la salvación a quienes la siguen, a quienes toman la leche en este caso. En el tercero veíamos la crítica al patriarcado, con Wonder Woman convertida en Wonder Wife, luchando por satisfacer a su marido, dejando de lado sus intereses, sus sueños, sus capacidades para llegar a ser la superheroína por excelencia. Y la crítica a la alineación laboral en el cuarto, con los soñadores encerrados en el siniestro departamento de recursos humanos, soñando, encerrados, sin ninguna posibilidad de liberarse para hacer realidad sus sueños.

    Retconn, ese extraño desconocido, acaba siendo una metáfora de la directiva de DC. La leche, ese producto tan banal, tan recomendado y a la vez criticado, tan rutinario, transforma en este caso las realidades, es el arma para lograr el objetivo de Retconn. Es el poder supremo, con el personaje más poderoso, Superman, transformado en el lechero, Milkman Man, que es consciente de que es una copia de sí mismo. Y mala, además, pero que debe actuar coherentemente. Es lo que es. Aunque no le guste. ¿Es esta la lectura que querían que hiciéramos del evento? Tal vez sí, tal vez no. Puede que todo sea simplemente una percepción que queremos encontrar a la locura que supone la lectura de las Milk Wars, con una apoteosis metafísica final. Por todo ello considero que este crossover sí que ha contado lo que sus creadores querían, aunque la ejecución haya sido un tanto caótica. Aunque a lo mejor estoy equivocado y he querido entender interpretaciones que no se ajustan a la idea realmente.

    ¿Qué pensará Grant Morrison?

    Tras darle vueltas y volver a leer los cinco números, no paro de preguntarme si ECC se atreverá a traer a nuestro país este encuentro entre DC y Young Animal. Espero que así sea. Y también espero que DC siga haciendo este tipo de crossovers con todos sus sellos. Ya ha habido varios encuentros, pero el reciente éxito de ventas y crítica de Batman/Elmer Fudd y estas Milk Wars deberían sentar un precedente. Considero que sería bastante interesante ver a miembros de Hanna Barbera y WildStorm cruzar sus caminos con superhéroes de la línea clásica. Y de Vertigo, por supuesto. E incluso con los del reciente sello New Age of DC Heroes. El tiempo nos lo dirá, como nos dirá también si volveremos a ver una nueva propuesta como la que acabamos de disfrutar. Por cierto, ¿Doomsday Clock es un crossover como este o algo más?

    Dejo aquí el listado de reseñas de las Milk Wars realizadas en ZN:

    JLA/Doom Patrol Special

    Mother Panic/Batman

    Shade, the Changing Girl/Wonder Woman

    Cave Carson Has a Cybernetic Eye/Swamp Thing

    Doom Patrol/JLA Special

    ¿Te han gustado las Milk Wars?

    View Results

    Cargando ... Cargando ...
    Subscribe
    Notifícame
    2 Comments
    Antiguos
    Recientes
    Inline Feedbacks
    View all comments
    hammanu
    hammanu
    Lector
    12 abril, 2018 12:32

    Yo como estoy esperando a que ECC se digne al menos en publicar Cave Carson y Shade no me he leído nada. Los tengo descargado en ingles pero me gustaría adquirirlos en la lengua de Cervantes.

    La historia por lo que comentas es una bizarrada lo que pasa es que a raíz de tantos conceptos no las desarrollan bien. Algo asi paso en Final Crisis que en su versión original solucionaban tramas en una escasa pagina la cual alargaron algo mas en recopilaciones. Mientras en Marvel no tienen problemas con la descomprensive storytelling: aunque digan bien poco.

    A ver si ECC se anima a publicar algo de esto y no la enésima reedicion de Y el ultimo hombre..

    Linkin Boy
    Linkin Boy
    Lector
    12 abril, 2018 12:45

    Casi podría decirse que soy un neófito del universo DC; por eso todo el universo Young Animal me llama poderosamente la atención… Tal vez aproveche y me haga con ese Mother Panic que tiene una pinta estupenda (y con Cave Carson en el futuro).