Metrópoli Cómic Con: Crónica del domingo 8 de julio y conclusiones.

Un repaso a la jornada final del evento de Gijón

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Tras la multitudinaria sesión a los platos de DJ por parte de Miss Kittin con la que finalizaba nuestra anterior entrada, y una consiguiente ajetreada noche gijonesa, nos personamos el domingo por la mañana en las puertas del Recinto Ferial Luis Adaro, dispuestos a entrar en cuanto abriesen las puertas y extraer todo el jugo posible a lo que nos quedaba de estancia en la Metrópoli Cómic Con. Partíamos de viaje de regreso a Madrid esa misma tarde y sabíamos que había cosas que nos íbamos a perder que se celebraban ya tras nuestra marcha: tres charlas a cargo de Rick Leonardi, Joe Jusko y Dave Gibbons. Además, esa tarde se les entregaría a los tres los premios Herb Trimpe, que ya comentamos en la entrada anterior. Dado que no íbamos a verles en las conferencias, decidimos ir directos al Artist’s Alley de la convención, a intentar que nos firmasen algunos tebeos que habíamos adquirido expresamente a tal efecto.

De camino, en la entrada del pabellón central cubierto, al lado del enorme AT-AT hinchable que les mostrábamos en nuestra primera crónica de esta edición del festival, nos encontramos con un curioso visitante también de la franquicia Star Wars, que por propia iniciativa y entre sus característicos pitidos, se giró automáticamente (¿por casualidad?) para posar y que le sacásemos esta fotografía. No sería el último momento durante las próximas horas en el que nos encontraríamos con R2-D2.

En el Artist’s Alley, que recién abierto estaba algo más transitable que el día anterior, pudimos recabar algunas preciadas signaturas (o una preciosa print, e incluso alguna commission) e intercambiar palabras con Gabriel Hernandez Walta, Jorge Molina, Bob McLeod, Rick Leonardi, Joe Jusko y Dave Gibbons. Había más artistas allí, claro, como Rodney Ramos, y sabemos que estaba en el evento Enrique Vegas, con el que no llegamos a coincidir. También estaban algunos a los que la cultura comiquera o de ilustración de este redactor no llega a conocer, me temo, pero cuyas muestras de trabajo sin duda derrochaban talento.

Para finalizar en el pabellón central y viendo que todavía había tiempo, nos animamos a visitar la exposición sobre V, la mítica serie de ciencia ficción que hizo las delicias de los que crecimos durante los años ochenta. Allí pudimos ver entre otras cosas los uniformes de los lacértidos Visitantes, posters de propaganda que aparecían en la serie y juguetes y otras curiosidades de la misma.

Decidimos parar a comer cerca de los Food trucks al aire libre del recinto, y el fuerte sol (el calor predominó ese día) nos llevó a buscar la escasa sombra disponible, cerca del escenario principal: craso error, dado que en nuestra estulticia, no habíamos consultado la programación. A esa hora el desfile de Star Wars, con una multitud de personas caracterizadas de manera impecable como personajes de la franquicia, estaba teniendo lugar y desembocaba allí, así que tuvimos que dejar libre el espacio, mientras los pitidos de nuestro conocido R2-D2 sonaban superponiéndose con la música ambiental de la banda sonora de John Williams. Un desfile impresionante, especialmente, quizás, por la presencia de la Legión 501.

Pasado un rato, y tras unas últimas vueltas por los pabellones, empieza a llegar la hora de proceder a las despedidas: con amigos que allí nos habíamos encontrado, con la gente del resto de medios con la que habíamos compartido la experiencia del evento y forjado nuevas amistades. Con el personal de la organización, de trato impecable, amabilidad absoluta y exquisita atención. Y cpn R2-D2, al cual descubrimos de nuevo con nosotros en la sala de prensa, allí almacenado bajo una lona tras el desfile.

A este redactor le resulta muy complicado discernir a la hora de juzgar y hacer un balance de ésta, su primera asistencia a la Metrópoli Cómic Con. A nivel personal, la experiencia ha sido de un disfrute personal de tal envergadura que no sabe ser objetivo, o cantar nada que no sean excelencias acerca de este evento. Quizás el único punto a mejorar que a uno se le ocurre, por buscar algo, serían las presencias de stands de editoriales y de más puestos de venta de cómics. Pero por lo demás, uno no ve sino bondades: la idea de que esté inmerso en otro mayor, de temáticas no todas necesariamente colindantes, lejos de diluir la experiencia para un comiquero hard, lo convierten en un aliciente adicional. La atmósfera de la convención es relajada, muy apta para toda la familia (mascotas incluidas), con atracciones, Karts, cafeterías, partidas de demostración de juegos, puestos, Food Trucks, terrazas en las que tomarse algo, proyecciones, roles en vivo, exposiciones frikis que hacen las delicias de pequeños y mayores, salones de tatuaje, o incluso dónde cortarse el pelo, sin que nada de ello reste un ápice de interés a los que nos acerquemos en un principio a través del prestigio de los autores invitados, los cómics exclusivos y las conferencias. Hay espacio también para el ambiente festivo y nocturno, con conciertos, con sesiones de DJ’s, con Peleas de gallos hiphoperas, con música en directo de pequeñas bandas en carpas. Los aficionados al fútbol pudieron incluso ver los partidos del mundial en pantallas habilitadas a tal uso en las mencionadas terrazas. Que además se celebre de manera coincidente ese fin de semana con parte del tramo de la Semana Negra de Gijón, y el atractivo propio de la ciudad, sumado a la buena temperatura y a la presencia de playa, contribuye a hacer de esta un cita muy a considerar, uno diría que ineludible, para la agenda veraniega de todos los años a partir de este.

Dejamos Metrópoli hasta el año que viene, y nos despedimos de ella con la versión que el grupo español Lethargy tienen del clásico de Anne Clark, Sleeper in Metropolis. Cuando despertemos, el todavía lejano próximo julio, volveremos a ella.

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earbudds
earbudds
Lector
10 julio, 2018 19:22

Un mediocre popurrí de «cultura popular» que ya nació estancado en su primera edición. Eso sí, este año ha sido una mediocridad casi el triple de caro, que los organizadores tampoco son tontos y han decidido aprovechar para hacer todavía más negocio.