La Intérprete

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LA INTÉRPRETE (THE INTERPRETER, UK, EEUU 2005, Thriller, 128 Min)
Dirección:
Sydney Pollack
Guión: Brian Ward, Martin Stellman, Scott Frank, Charles Randolph.
Reparto: Nicole Kidman, Sean Penn, Catherine Keener, Avan Attal, Curtiss Cook.
Música: James Newton Howard.

Valoración: 7/10

Resumen: Una traductora de las Naciones Unidas escucha por casualidad los planes de unos conspiradores para asesinar al dirigente de su país.

Crítica: El magnicidio no es un simple asesinato, sino el recuerdo perenne de que el ser humano es vulnerable, pero también lo son sus instituciones y sus ideales. Ya sea la mira del rifle de Lee Harvey Oswald sobre la cabeza de Kennedy, Bruto acechando puñal en mano a Julio César o el “Sic semper tyrannis” pronunciado por Booth antes de disparar a Lincoln, estos crímenes no sólo acaban con la vida de un hombre, sino que sirven para matar a un gobierno, un régimen o una idea. La espada del asesinato ha sido la herramienta usada para cercenar la cabeza de la bestia y terminar así con todos sus seguidores, perdidos sin la presencia de un líder. El derrocamiento sangriento es aún hoy, un arma empuñada igualmente por tiranos para acallar la voz de liberadores, por rebeldes para derrocar dictadores o por simples marionetas que jamás conocieron quién tiraba de sus hilos.

“La intérprete” analiza el regicidio a través de la historia de una traductora de las Naciones Unidas, que debido a un azar del destino (incluso el guión ironiza en algunos diálogos sobre esta sorprendente casualidad) escucha los planes de un grupo de conspiradores para atentar contra la vida del dirigente de una inexistente república africana, que bien podría llamarse Rwanda, Somalia o Sudán. Tras la denuncia de la joven, un agente del Servicio Secreto deberá capturar a los terroristas, garantizar la seguridad del tirano, proteger a la testigo e investigar su turbulento pasado.

La nueva película de Sydney Pollack es un thriller clásico, que mide con rigurosidad milimétrica las escenas de acción y los sobresaltos, para dotar a los personajes y a la propia historia de la libertad y fuerza necesarias para llevar con pausa y rigor la trama a buen término. En ese aspecto el guión es impecable, y alcanza momentos sobresalientes con grandes diálogos y una contundente, aunque predecible en algún momento, conspiración política. En cambio, y como en casi toda la obra de Pollack, la historia no se conforma con centrarse en la problemática profesional de los personajes, sino que ahonda en su vida personal y en sus motivaciones.

De los dos protagonistas se ocupan dos intérpretes geniales, que son el gancho comercial que la película necesitaba para convertirse en un producto vendible. Nicole Kidman da vida a una traductora convencida de la fuerza de la diplomacia ante las armas, que deberá enfrentarse a los fantasmas de su pasado y entrar de lleno en la oscura vida política de su país. Penn por su parte es un escolta del servicio secreto amargado por la reciente muerte de su esposa, personaje tópico por excelencia del género negro. Ambos realizan un trabajo convincente, pero no se puede evitar tener la sensación de que actores de menos caché habrían cumplido perfectamente con unos papeles sin las exigencias a las que están acostumbrados los pesos pesados de Hollywood.

Sin el gancho que se supondría deberían tener los personajes de una película de este peso, difícilmente se puede conseguir que el público se identifique con sus vicisitudes personales, pero aún así Pollack no decae en su empeño y trata de crear un melodrama que termina asemejándose demasiado a un telefilme de sobremesa, a la vez que insiste en una tediosa tensión romántica entre los protagonistas. Esta fijación (como la que tiene por los primeros planos del bello rostro de Kidman o las tomas aéreas de Nueva York) termina por ralentizar demasiado el ritmo de la historia.

Esto seguramente sea un obstáculo insalvable para que aquellos más acostumbrados a la acción y el desenfreno, encuentren el entretenimiento, pero aún así no se puede negar que “La intérprete” es, a la vez, un gran thriller y una sugerente denuncia política. Un loable intento de hacer ver que el grito de las armas puede ser ahogado por un murmullo siempre que diga la verdad.

O.K.: -La escena del autobús.

K.O.: -El melodrama de telefilme.

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