Haarmann. El carnicero de Hannover, un asesino en serie

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Edición original: Carlsen Verlag – 2010
Edición España: Ediciones La Cúpula – septiembre 2011
Guión: Peer Meter
Dibujo: Isabel Kreitz
Entintado: Isabel Kreitz
Portada: Isabel Kreitz
Precio: 20,00 euros

 

Novela gráfica de ciento ochenta páginas en blanco y negro y tapa dura.

A pesar de su tradicional vinculación a los géneros relacionados con la ficción, la aventura, la evasión o lo infantil, el tebeo es una herramienta relatora tan buena como pueden serlo la literatura, el cine, la televisión o la dactilografía. Probablemente todos recordemos obras que, con ese formato o uno similar nos introdujeron en alguna disciplina que, dejada al albur de los textos tradicionales, habría resultado bastante más árida. En fechas más recientes, obras como La Física de los superhéroes han servido para hacer más ameno el estudio de dicha ciencia a nuevas generaciones de estudiantes. El cómic es también un buen artefacto de divulgación, pudiendo convertirse en un vehículo para dar a conocer pequeñas historias dentro de la Historia, como han hecho Peer Meter e Isabel Kreitz con esta dura, durísima novela gráfica.

Los autores han echado mano de uno de los episodios más siniestros de la descompuesta Alemania que quedó tras el final de la Primera Guerra Mundial y las draconianas imposiciones de la paz de Versalles. La República de Weimar se esforzaba en construir un Estado liberal en unos tiempos en los que empezaban a propagarse los movimientos reformistas y revolucionarios y sus contrapartidas fascistas, siendo el país germano uno de sus principales escenarios. Una revolución duramente reprimida convivía con las tropelías de unos cuerpos francos que se negaban a rendir sus banderas y corrían arriba y abajo por las inestables repúblicas bálticas. Una sociedad hundida por la escasez albergaba a los antiguos jefes del caído imperio, ansiosos por maquinar el desquite de 1919 y cobijaba a los futuros artífices del más siniestro de los regímenes que haya contemplado el mundo. En este caldo de cultivo hizo su aparición Fritz Haarmann, más conocido como el carnicero o el vampiro de Hannover, un psicópata que acabó ejecutado por la muerte de varias decenas de personas, principalmente chicos adolescentes.

La novela presenta la historia al más puro estilo “Colombo”. Desde un principio conocemos al individuo, su entorno y su modus operandi. Los autores no se han cortado un pelo a la hora de mostrar las mañas de una persona desequilibrada que, para terminar de rematar sus hazañas, tenía a bien vender como carne caballuna o porcina los restos mortales de sus víctimas, cuyas pertenencias también eran objeto de aprovechamiento por parte del desquiciado Fritz. Meter y Kreitz muestran el grado de degradación individual y colectivo en el que se ha hundido la deprimida sociedad hannoveriense. Los vecinos de Haarmann aceptan la carne que les ofrece a un precio sospechosamente bajo sin hacer preguntas; la policía ha hecho de él una especie de confidente / agente civil para que les ayude en sus pesquisas contra el colectivo homosexual (al que en aquellos días se le aplicaban normas con términos tan expresivos como la “ley de vagos y maleantes”). Fritz se valdrá de esa píldora de poder para poder seguir haciendo de las suyas y para meter en un aprieto a los estamentos policial y judicial cuando el pastel se destapa. La novela cuenta con un epílogo en el que hay una breve biografía de todos y cada uno de los personajes implicados en la infame historia, haciéndose especial mención al intento de controlar a los medios de comunicación y al hecho de que solo la actitud rebelde de algún que otro periodista permitió arrojar algo de luz sobre la forma en la que, presuntamente, se habían desarrollado los acontecimientos. Con todo, el tebeo no deja de ser una versión de los hechos donde, a partir de lo que sí está probado se elucubra sobre aspectos concretos de la historia, como el papel de Hans Grans, amante de Haarmann que en algunas fuentes aparece como cómplice y en otras, como ésta, donde se plantea una actuación más inocente (o, al menos, de vista gorda).

En su parte gráfica hay que destacar la conseguida atmósfera de depresión y decadencia que se refleja en las calles de Hannover por las que el carnicero cometió sus crímenes. Kreitz logra la ambientación que se exige para una historia que no da concesión ni tregua algunas. Un relato que no es apto para todos los públicos y que de seguro llenará de desazón a quienes se acerquen a él, precisamente por ser la historia de un ser humano que existió y que prodigó la muerte a sus semejantes.

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El Asombroso Espaiderman
El Asombroso Espaiderman
Lector
20 febrero, 2012 17:12

 El príncipe es un asesino? Pero no le daba a la bebida?

Look At the Moon
Look At the Moon
Lector
20 febrero, 2012 17:43

Tiene muy buena pinta, ya solo por la portada. Además la república de Weimar es una etapa que no conozco muy bien de la historia de Alemania así que a lo mejor me lo pillo

Oscar del León
Oscar del León
20 febrero, 2012 18:33

suena a imprescindible en la próxima compra

Madrox
Madrox
21 febrero, 2012 13:53

Si nadie lo dice… 180 páginas en blanco y negro por 20 euros. Carísimo.