Elise y los nuevos partisanos, de Dominique Grange y Jacques Tardi

Reseña de Elise y los nuevos partisanos, un cómic en el que Dominique Grange y Jacques Tardi nos relatan las luchas sociales de Francia de la segunda mitad del s. XX. Edita Salamandra Graphic.

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Portada Elise y los nuevos partisanos de Dominique Grange y Jacques Tardi

Edición original: Élise et les nouveaux partisans FRA (Delcourt, 2011)
Edición nacional/España: Elise y los nuevos partisanos (Salamandra Graphic, 2022)
Guion: Dominique Grange
Dibujo: Jacques Tardi
Color: Maximilien Chailleux
Traducción: Carlos Mayor
Realización técnica: Sergi Puyol
Formato: Cartoné. 176 páginas. 25€

Un recorrido por más de medio siglo de luchas sociales.

«¡Somos los nuevos partisanos, francotiradores de la guerra de clases! ¡El campo del pueblo es nuestro campo, somos los nuevos partisanos!»

Dominique Grange (Lyon, 1940) ha luchado toda su vida contra las injusticias de la sociedad francesa a través de su militancia política en Gauche Prolétarienne o en Comité Revolucionario de Agitación Cultural (CRAC) y sus canciones reivindicativas de marcado contenido social como Nous sommes les nouveaux partisans. Jacques Tardi (Valence, 1946), su pareja sentimental desde hace más de cuarenta años, también lo ha hecho en sus cómics, en los que siempre hay una crítica social del momento en el que se desarrollan, aunque sean obras de diversos géneros. Así que no resulta para nada extraño que unan fuerzas en una obra como Elise y los nuevos partisanos, en la que a través de la biografía de una joven cantante y activista muy similar en su trayectoria vital a la de la propia Dominique Grange hacen un repaso por los movimientos sociales y la lucha obrera de Francia de la década de los años sesenta y setenta. Un trabajo fascinante que mezcla de realidad y ficción, sin ser plenamente ninguna de las dos y que podemos leer en España gracia a la reciente edición que acaba de hacer Salamandra Graphic.

Viñeta de Elise y los nuevos partisanos de Dominique Grange y Jacques Tardi

La historia de Elise, una chica que venía de un entorno burgués acomodado, comienza con unas protestas en el año 1961 en Paris contra la guerra de Argelia brutalmente reprimidas por la policía en las que murieron unas doscientas personas, desaparecieron 100 y hubo más de 13.000 detenciones. Se trataba de una de las múltiples protestas sociales que se dieron en la época y que fueron el caldo de cultivo de las huelgas de Mayo del 68. Un movimiento lleno de esperanzas de cambio que recorrió todo el orbe, pero que, sin embargo, no acabo de cuajar y al que paso del tiempo le ha otorgado una visión bastante romantizada que no recuerda la parte más oscura llena de detenciones, torturas, pasos por la cárcel, censuras de medios o la clandestinidad que muchos de sus participantes sufrieron, al igual que le sucedió a Dominique Grange y a Elise, su alter ego en esta obra. En ella si podemos ver la cara oculta de Mayo del 68 y, además nos relata como algunos se negaron a rendirse en realidad los conflictos no se habían resuelto y siguieron con la lucha por esas reivindicaciones durante años.

Página de Elise y los nuevos partisanos

La vida de Elise sirve como nexo de unión para hacer un repaso pormenorizado de algunas de las grandes luchas sociales que hubo en Francia, pero también vemos como era la vida durante aquellos años en barrios desfavorecidos como los suburbios de París o los de Niza, alejados del oropel y opulencia de los barrios más ricos. Pero, no solo vemos como era la vida en esos barrios, también vemos como era en las fábricas. De manera paralela a esas luchas sociales también vemos el funcionamiento de la cultura más popular que hace que Elise tenga que decidir si quiere formar parte del star system francés o cantar por lo que cree. Adicionalmente también podemos ver, aunque brevemente, como funcionaban algunas revistas como Charlie Hebbo de las que Dominique Grange formo parte del equipo de redacción, ya que a lo largo de su vida también ha ejercido labores editoriales y de traducción de diversos cómics al francés. Allí fue donde conoció a Tardi, algo que vemos reflejado en la parte final del cómic.

La obra nos relata una historia convenientemente olvidada por Francia, que está marcada por sucesos que el país no quiere recordar como la enorme violencia con la que fueron reprimidas algunas protestas que solo buscaban crear una sociedad más igualitaria y, por lo tanto, más justa. Pero eso es algo que nunca le ha interesado al poder, casi siempre centrado en que el statu quo no cambie en lo esencial, aunque algunas caras se renueven y se produzcan ciertos cambios que mejoren la sociedad, de la misma manera que pasa con otros conflictos en todos los países del mundo que de la misma manera tienen pasados repletos de sucesos de este tipo que quieren olvidar. Además de ese saludable y necesario ejercicio de memoria, la gran cualidad de esta obra es que la mayoría de los problemas que relata siguen tan vigentes hoy en día como cuando Elise luchaba contra ellos, como el racismo, la precarización de los derechos laborales o el recorte de servicios sociales, todos exacerbados por el auge la extrema derecha que se está produciendo en todo el mundo. Un presente que tiene su reflejo en el pasado que relata Elise y los nuevos partisanos con una honestidad y compromiso envidiables.

A estas alturas de su carrera, repasada convenientemente hace unas semanas en esta edición de MADLG, prácticamente todo el mundo es consciente de la enorme habilidad de Tardi como narrador, algo que se pude apreciar en las páginas de esta obra que están extraordinariamente resuelta y que consigue dotar de ritmo, pese a la gran cantidad de información que contiene. Aunque a lo largo de su carrera ha alternado las obras en blanco y negro con las obras a color, siempre ha destacado más en las obras en blanco y negro por su capacidad para aprovecharlo. Y en esta obra, aunque en realidad es bitono con grises, sucede lo mismo, ya que hace un trabajo notable y muy documentado, aunque los años le han hecho que su trazo pierda algo de fuerza. Lo más notable de este trabajo es su capacidad para hacer escenas de acción llenas de multitudes y su representación de la violencia en toda su crudeza. Quizás no estamos ante el mejor Tardi, pero su trabajo siempre es de absoluta garantía y siempre está muy por encima de la media.

Salamandra Graphic hace una muy buena edición con gran formato, buena reproducción y un diseño muy cuidado. Una gran adición para una de las editoriales con uno de los catálogos más interesantes y variados del cómic en español.

Con Elise y los nuevos partisanos, Dominique Grange y Jacques Tardi nos recuerda que la lucha de clases sigue siendo tan necesaria como siempre, ya que pese al tiempo trascurrido desde los sucesos que nos relata los problemas siguen siendo los mismos y la lucha por la libertad siguen siendo más necesaria que nunca. Un trabajo profusamente documentando que se convierte en un necesario ejercicio de memoria histórica relatado por quienes los vivieron que da voz a las historias más pequeñas y a las personas más olvidadas. Sí queréis saber más sobre este trabajo podéis leer la jugosa entrevista que mi compañero Tristan Cardona realizo a ambos autores en el pasado Comic Barcelona.

Lo mejor

• Sacar a la luz esas historias y luchas hoy olvidadas.
• La honestidad y compromiso que destila la obra.
• La narrativa de Tardi.

Lo peor

• Es demasiado denso por momentos, con unos textos de apoyo que, aunque muy explicativos, incluyen demasiados datos.

Edición original: Élise et les nouveaux partisans FRA (Delcourt, 2011) Edición nacional/España: Elise y los nuevos partisanos (Salamandra Graphic, 2022) Guion: Dominique Grange Dibujo: Jacques Tardi Color: Maximilien Chailleux Traducción: Carlos Mayor Realización técnica: Sergi Puyol Formato: Cartoné. 176 páginas. 25€ Un recorrido por más de medio siglo de luchas…
Guión - 9
Dibujo - 8.5
Interés - 9

8.8

Lucha social

Un retrato fiel y honesto de unos años tempestuosos de luchas sociales.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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