Punisher 2099

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Edición original: Marvel Comics – febrero 1993 – enero 1994
Edición España: Comics Forum – febrero 1994 – enero 1995
Guión: Pat Mills, Tony Skinner
Dibujo: Tom Morgan
Entintado: Jim Palmiotti
Color: Ian Laughlin
Portada: Tom Morgan, Jim Palmiotti
Precio: 175 pesetas (maxi-serie de doce números en formato grapa de 24 páginas)

 
Prólogo

La cuarta colección de la naciente -a principios de los noventa- línea futurista de Marvel trajo como protagonista a la versión del 2099 de otro personaje bien conocido en el presente de la casa de las ideas: el Castigador. De esta manera, un anti-héroe venía a sumarse a las filas de los representantes de una nueva edad heroica, siguiendo la pauta general -con la excepción de Ravage- de tomar la antorcha de un personaje homólogo. En este caso, la elección de llevar el concepto del verdugo justiciero al futuro, se explicaba por el incontestable éxito que, en aquellos días, vivía Frank Castle, con tres cabeceras a sus espaldas. Eran los tiempos de las cazadoras, las barbas y los expeditivos medios que venían presuntamente justificados por unos fines de ojo por ojo, diente por diente y bala por bala. Los responsables de crear a un nuevo Castigador serían Pat Mills, Tony Skinner y Tom Morgan. Quizá la idea de una cuarta cabecera protagonizada por otro tipo que se tomaba la justicia por su mano a tiro limpio no era resultara especialmente atractiva, pero sí lo era el hecho de que uno de los participantes en el experimento fuera el citado Pat Mills, un caballero que había cosechado éxito y prestigio en el tebeo inglés y que había deleitado a la parroquia yanqui con el cómic publicado en Epic Comics Marshall Law. El hecho de que el responsable literario de un tebeo protagonizado por un justiciero que cazaba súper-héroes fuera a afrontar la empresa de contar las aventuras de un Castigador futurista sí despertó cierto interés.

Combatir el sistema estando dentro del sistema

La serie se inicia, como en los casos anteriores, con la presentación del protagonista. Jacob «Jake» Gallows es un agente del Ojo Público -la policía privada controlada por Alchemax- que, como Frank Castle, sufre la pérdida de su familia en un acto violento. Sin embargo, hay un detalle fundamental en el que ambas tragedias divergen: el responsable de la masacre cuenta con una impunidad que le otorga el sistema y que le convierte en intocable. Habiendo tenido noticia de la existencia de un justiciero en el S. XX -a través del diario de guerra de Castle- decide tomar el testigo e impartir su propia ley entre aquellas personas a las que el sistema no solamente no persigue, sino que también protege. Este primer arco argumental presenta más datos sobre ese mundo futuro, gobernado por las mega-corporaciones. La idea de que el bienestar depende de la riqueza se ha extendido a todos los servicios públicos y, como se verá a lo largo de esta serie, a la propia condición de persona. Hay colectivos a cuyos integrantes se les niega la condición de sujetos de derecho y hay individuos que están por encima de un sistema penal en el que las prisiones se han sustituido por un sistema de retribución más próximo a las multas de tráfico que a un modelo retributivo o de reinserción. En consecuencia, Castle era, hasta cierto punto, una extensión de un sistema policial, llegando hasta donde este no siempre alcanzaba (como reflejaría tiempo después Garth Ennis en la actitud que las fuerzas del orden tenían respecto a su captura). En cambio, Gallows va a convertirse en un oponente del sistema en el que, hasta ese momento, ha militado. Por otra parte, así como Frank usa siempre la fuerza letal, Gallows opta por la restauración del sistema del pasado, con la creación de una cárcel en su cuartel general y el uso de la pena capital en casos que considera excepcionalmente graves. Policía de día, justiciero de noche, jugando al gato y al ratón con sus propios colegas y haciendo uso de las posibilidades de la tecnología, pues este nuevo justiciero también tendrá su Micro particular.

En este proceso, dejará de lado también la fe en la que militaba su familia, lo cual permitirá echar un ojo al asunto de la religión en 2099. Jake y sus parientes son thoritas, creyentes en los dioses asgardianos -cuya presencia era palpable y tangible en el siglo anterior-. Puede que la edad heroica sea cosa del pasado, pero aún hay personas que evocan esa era pretérita -con esa extraña nostalgia endulzante de las cosas no vividas- y ven en este nuevo Castigador otro signo de que los tiempos están cerca y de que Thor podría regresar.

Mills y Skinner diseñan y presentan un buen puñado de elementos distópicos en los que se exageran notablemente algunos de los aspectos definitorios del 2099. En esta realidad, podemos encontrar seres humanos sin derechos y robots a los que se ha otorgado personalidad jurídica; enemigos grotescos y estrafalarios en los que toma vida el tono de violencia desaforada que los guionistas imprimen al título. En la tarea resultará crucial la aportación del dibujante Tom Morgan. Este buen señor, que se prodigó bastante durante la primera mitad de la década de los noventa, empezó con un estilo que evocaba vagamente el de Walter Simoson y acabó derivando hacia a otro más exagerado, de anatomías un tanto imposibles y rostros desencajados. Aquí, esta forma de dibujo -que en otras colecciones echaría y echaba un poco para atrás- es ideal para presentar a un Castigador cuyo diseño, hortera y contundente, transmite el mensaje de que estamos en presencia de un individuo con capacidad para ejercer la fuerza bruta cuando lo estime oportuno. Los dibujos de Morgan reforzarán la idea de que el mundo del 2099 alberga en su configuración no pocos horrores, que son los que acechan a quienes no tienen medios para pagarse un nivel de vida que los mantenga a raya. En este punto, es menester indicar el buen trabajo de Jimmy Palmiotti a las tintas e Ian Laughlin al coloreado. Los dos están presentes en toda la maxiserie y contribuyen a que el resultado final sea más sólido.

En conclusión

En la lista de grandes éxitos de la línea 2099, hay que indicar que, si bien no fue el fracaso que supuso la serie de Ravage, la colección de este Castigador no llegó a cuajar tanto como las de Spider-Man o el Doctor Muerte. Quizá, su problema principal fue que el protagonista no pudiera separarse de la fuente de inspiración original. Ya en el propio diseño, el personaje de Gallows se parece demasiado al de Castle. Este nuevo Castigador hacía casi lo mismo que el antiguo, contra enemigos muy parecidos a los del antiguo y con un secundario muy parecido al que el antiguo tenía en aquellos tiempos. Pocas eran, a la larga, las diferencias que se aprovecharon para marcar distancias y, antes de cumplir los tres años de vida, la colección era cancelada. En una reestructuración de la línea, el personaje sufriría una muerte narrada en un triste par de viñetas, aunque volvería en fechas recientes, porque todo se aprovecha para el convento (una vez más). En España, las aventuras de Jake se contarían durante un año más en la colección antológica de la línea, publicada a lo largo de 1995, pero cuando esta tocó a su fin y volvieron las series independientes en grapa, el Castigador del 2099 no estuvo entre los premiados.

Diseños de Tom Morgan
Bocetos para el Castigador del 2099

  Edición original: Marvel Comics - febrero 1993 - enero 1994 Edición España: Comics Forum - febrero 1994 - enero 1995 Guión: Pat Mills, Tony Skinner Dibujo: Tom Morgan Entintado: Jim Palmiotti Color: Ian Laughlin Portada: Tom Morgan, Jim Palmiotti Precio: 175 pesetas (maxi-serie de doce números en formato grapa…
Guión - 7
Dibujo - 7
Interés - 6.9

7

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