#ZNSeries – Predicador. La redacción opina

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Preacher_Poster

Género: Fantástico
Creador: Seth Rogen, Evan Goldberg, Sam Catlin
Guion: Seth Rogen, Evan Goldberg, Sam Catlin (basado en el cómic de Garth Ennis y Steve Dillon
Reparto: Dominic Cooper, Joseph Gilgun, Elizabeth Perkins, W. Earl Brown, Ruth Negga, Lucy Griffiths, Jamie Anne Allman, Thomas Barbusca, Lucas Neff, Brian Huskey, Ricky Mabe, Anatol Yusef, Tabatha Shaun, Ian Colletti, Crystal Martinez
Producción: AMC Studios
Canal: AMC
País: Estados Unidos

 
Aviso de Spoilers: En el siguiente artículo se comentan algunos aspectos argumentales de los dos primeros episodios de Predicador aunque no se desvelan detalles importantes de la trama, por lo que no consideramos que haya riesgo de spoilers en su lectura. En cualquier caso, si tienes dudas, pasa por tu propia voluntad y no porque te lo haya ordenado nadie.

Hace dos semanas se estrenaba en el canal AMC Preacher, la adaptación del cómic de Garth Ennis y Steve Dillon que han llevado a la pantalla Seth Rogen y Evan Goldberg, ayudados por el también showrunner y guionista Sam Catlin y gran parte del equipo de la inolvidable Breaking Bad; ya entonces desde Zona Negativa os trajimos unas primeras impresiones del episodio piloto, pero hemos querido esperar hasta la emisión del segundo capítulo el pasado domingo (la semana anterior se repitió el piloto por ser festivo en Estados Unidos) para ofreceros la opinión sobre el rumbo de la serie por parte de nuestros redactores Jordi T. Pardo, Juan Luis Daza y Gustavo Higuero, en un artículo que complementamos con una encuesta para saber también vuestra opinión acerca de esta versión televisiva de Predicador, una obra que es poco menos que una odisea de llevar a imagen real.

De momento Preacher ha arrancado su andadura en la televisión norteamericana con una recepción muy positiva por parte de la crítica televisiva (con un 92% actual en Rotten Tomatoes) y en cuestión de audiencia tampoco le ha ido nada mal, y eso que su episodio piloto tuvo que enfrentarse a los playoffs de la NBA, las finales de la NHL, los premios Billboard y, sobre todo, al poderosísimo domingo de la HBO con el cuarteto formado por Juego de Tronos, Veep, Silicon Valley y el Last Week Tonight de John Oliver; aun así Preacher, que contaba con el empuje de la midseason finale de Fear the Walking Dead, logró la nada desdeñable (aunque no espectacular) cifra de 2.4 millones de espectadores, el segundo mejor estreno del año para un estreno de un canal de cable por detrás de The People v. O.J. Simpson: American Crime Story. En su segundo episodio la serie ha mantenido el tipo con 2.08 millones de espectadores, con lo que podemos decir que al menos de momento la serie ha conseguido captar la atención del público y no ha sido abandonada tras su debut en un episodio que, reconozcámoslo, tenía muchas papeletas para despistar al espectador que no estuviera familiarizado con la historia. Pero audiencias aparte, veamos qué opina la redacción de Zona Negativa de estos dos primeros episodios de Preacher, y no olvidéis darnos vuestra opinión en la encuesta y, por supuesto, en los comentarios. Vamos al lío.

Perdidos en la adaptación, por Gustavo Higuero

Adaptar un medio como el cómic a otro como la televisión es siempre difícil. Cada uno tiene sus biorritmos que lo caracterizan y por tanto lo que puede funcionar en el papel no tiene por qué hacerlo en la pequeña pantalla. Y con eso sobre la mesa puedo imaginar la guionista mirando los 66 números de Predicador y su pantalla de ordenador en blanco, con el cursor parpadeando delante de su cara, retándole a empezar a teclear para que todo lo que hay en esas páginas de papel acabe tomando forma con imagen real.

Solo de pensarlo entran sudores fríos.

Predicador es una obra que cumple con el tópico de ser muy poco accesible a ser adaptada. Exige hacer muchas concesiones y perder por el camino parte de la magia del cómic. Por eso hay que acercarse a Predicador, la serie de televisión, sin prejuicios, sin esperar una traslación de la obra milimétrica, porque eso, aunque podamos creer que sí, no puede funcionar bajo ningún concepto.

Predicador es una serie exigente. Tienen un tempo muy marcado, una forma de contar las cosas muy particular y una puesta en escena que de primeras descoloca. Es, por tanto, una serie incómoda de ver pero es algo que se hace con criterio, a sabiendas de que eso es lo que también era la serie de Predicador en el papel, una serie llena de incomodidades que tenía que filtrase en la mente del lector poco a poco. Las sensaciones que se tienen con el visionado de los dos primeros episodios son contrapuestas, porque algo dentro te dice que estás viendo algo que va ser muy grande pero no terminas de saber muy bien por qué no acabas de creértelo.

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La serie apuesta por convertir lo bizarro del cómic en violencia, tal vez por la dificultad que entraña dibujar en imagen real esa locura que domina cada viñeta del cómic, mientras adelanta acontecimientos, presenta a los personajes adecuadamente al medio en el que estamos y coloca las piezas de forma que todas puedan estar en su posición listas para empezar a desarrollar la trama. Por lo que el conjunto queda bien expuesto y preparado para que el espectador se deje llevar por ese nuevo mundo que le han expuesto con breves pinceladas de aquí y allá. Predicador necesita del esfuerzo del espectador y por eso puede crear una extraña primera impresión que para nada es representativa del potencial oculto de la serie. Un cóctel de gustos afrutados con un toque amargo que desentona en medio del aroma a nuevo y añejo que parece impregnarlo todo.

Una serie que necesita implicación por parte del espectador tiene un punto en contra en esta era donde la atención por algo dura escasos segundos. Si eres de los que considera que todo esfuerzo merece la pena, Predicador es tu serie.

Porque series malas ya hay muchas, por Jordi T. Pardo

Hay que reconocer el valor de Seth Rogen, Evan Goldberg y Sam Catlin al atreverse a llevar a la pequeña pantalla una obra como Predicador. Es cierto, el trabajo de Garth Ennis y Steve Dillon no pasa desapercibido, y no deja de tener unos valores cinematográficos y, a primer golpe de vista, no es una producción que requiere de un gran presupuesto pues gran parte de sus tramas se ambientan en los áridas autopistas, desiertos sureños, pueblos de mala muerte y en bares y moteles que no aparecen en los mapas. El resto es un despiporre de excesos, cafre, soez y con un humor negro utilizado para desvirtuar todo el sistema de creencias y valores de la sociedad estadounidense más conservadora. Pero precisamente conservadora es la sensación que nos trasladan los primeros capítulos de la cabecera producida para el canal AMC. En este primer contacto la historia se acerca a temas como los malos tratos y la pederastia pero las dosis de provocación, mala leche y cinismo con las que trataría Garth Ennis estas cuestiones se diluyen al apostar por la opción que a menos gente moleste. Esto ya de por sí va encontra de la filosofía del cómic y no es precisamente un buen punto de partida.

Predicador tiene un tono muy personal, prácticamente a prueba de pirateo, y resulta difícil de reproducir una vez nos salimos de los límites establecidos por sus propias viñetas. Su versión televisiva nos deja por ello una sensación agridulce porque aunque en momentos puntuales intenta reproducir el espíritu iconoclasta del cómic, y hay una relativa voluntad por ofrecer un producto de calidad a los espectadores, lo cierto es que la historia parece quedarle un poco grande a sus responsables. Es interesante su apartado visual, con una fotografía cuidada y atractiva, y es también meritorio su trabajo de caracterización (independientemente del parecido de los personajes al material de partida), pero la fuerza, el ritmo y el carisma del cómic son harina de otro costal. Todos contábamos con que cualquier adaptación de Predicador rebajaría los «vicios» de la narrativa de Garth Ennis. En eso no han habido sorpresas. Y tampoco ello era algo que necesariamente fuese malo; el guionista de The Boys, Hitman o Hellblazer siempre nos ha dado lo mejor de sí en sus trabajos más meditados. Pero a Garth Ennis no puedes domesticarlo, un gamberro suele tener pocas oportunidades para enmendarse a ciertas edades y no perder con ello su sello de identidad como ocurre en esta serie de televisión.

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Este Predicador muerde pero no deja marca. El planteamiento precuela respecto del relato original podría haber sido un punto de partida interesante si el experimento no quedase lastrado a las primeras de cambio por su tono monocorde, su ritmo errático y una buenas intenciones que pese a algunas chispas ocasionales no logran prender el pajar. Por otro lado, es de recibo preguntarse si el espectador que no haya leído previamente el cómic de Garth Ennis y Steve Dillon podrá situarse y adivinar lo que intenta contarnos la serie. Es una pregunta legítima si pensamos que en estos primeros capítulos se nos presentan unos personajes, un contexto y escenas concretas -como la aparición del Santo de los Asesinos- que no queda muy claro ni de dónde vienen ni a dónde se dirigen o porque tendría siquiera que importarnos. Los guionistas no han sabido establecer desde el primer minuto el enfoque de la historia y no han logrado dirigir la atención del espectador hacía él. La obra original era mucho más directa, empezaba como una road movie con aire de western y a las primeras de cambio quedaba claro que papel jugaba cada personaje en el relato. Y, pese a sus altas dosis de violencia, todo ello lo lograba a base de diálogos y conversaciones llenas de tacos para enmarcar que aquí no encontramos por ningún lado.

En la serie de televisión se nos presenta a un Cassidy físicamente clavado a su homólogo de las viñetas -un gran acierto de casting el actor Joseph Gilgun– pero fuera de su ambiente natural, en un avión vestido de camarero y como protagonista de una pelea demasiado coreografiada para lo que podríamos esperar de este vampiro irlandés borracho y pendenciero. Por su parte, Dominic Cooper como Jesse Custer y Ruth Negga como Tulip O´Hare desprenden carisma en sus encarnaciones a pesar de presentar cambios sutiles pero importantes en su personalidad. El Jesse Custer de la serie de televisión no es exactamente ese aspirante a Clint Eastwood del cómic, es un hombre atormentado y depresivo, sin los nervios de acero y talante implacable y ultra-seguro de las viñetas, y además adolece de ciertos arrebatos sádicos de justiciero parroquiano. En personaje de los cómics utilizaba la violencia de forma clara y directa, juzgaba con arrogancia si el crimen necesitaba un castigo a la altura, no era un torturador porque sabía que «tenía que ser uno de los buenos». Por su parte, Tulip se muestra más vivaracha que su contrapartida del cómic, una delincuente convencida cuya tarea en la serie parece simplemente poner a prueba y tentar en todo momento a Jesse para hacerlo caer en el mal camino.

Pero más allá de los personajes hay motivos para la esperanza, la serie no parece tener complejos a la hora de intentar cosas diferentes, aunque sea simplemente por alguno de sus juegos visuales, su uso de la banda sonora y escenas concretas que al menos salpican. No obstante, se puede decir que si esta versión de Predicador se encontrase en un bar de carretera con la auténtica de Garth Ennis, casi con toda probabilidad acabaría con la cabeza metida en el trasero. Pero muchas series de televisión no atrapan a la primera, necesitan algo de espacio para acomodarse, establecerse y echar sus raíces para crecer fuertes. Esperemos que ese sea el caso de Predicador y que al menos, si como adaptación Seth Rogen y compañía no van a dar la talla, sí podamos disfrutar de una cabecera de calidad. Por ahora, salvo cambio de orientación radical en los próximos capítulos, falta todavía mucho camino por recorrer para llegar hasta ese punto. Habrá que ser un poco pacientes. Esperemos que empiece la búsqueda de Dios.

Sin noticias de John Wayne, por Juan Luis Daza

Con The Walking Dead un servidor escarmentó y en esta ocasión las artimañas de la AMC no me han pillado por sorpresa. Cuando Frank Darabont sacó adelante para dicha cadena de televisión por cable la adaptación en imagen real del famoso cómic creado por Robert Kirkman, Tony Moore y Charlie Adlard nacido en el seno del sello Image no pocos fuimos los que esperábamos una traslación lo más fidedigna posible de las viñetas a la pequeña pantalla. Nuestras ilusiones se difuminaron ya en el primer episodio cuando vimos que el equipo de productores, guionistas y realizadores iban a tomar como base los personajes de la colección y algunas de sus tramas más icónicas para después hacer lo que les diera la gana. Con Preacher sucede algo muy parecido, pero ya somos perros viejos en estas lides y después de los dos primeros episodios esperar que Seth Rogen, Evan Goldberg y Sam Catlin vayan a ser fieles a lo que grabaron a fuego Garth Ennis y Steve Dillon en la serie homónima para el sello Vertigo de DC es una futilidad, de modo que en ese sentido lo mejor es pasar página y asumirlo.

El proyecto de llevar Predicador a televisión de pago se llevaba acariciando durante años, en su momento hasta directores reconocidos como Robert Rodríguez o Sam Mendes estuvieron interesados en trasladar el cómic de los autores de Hellblazer para que formara parte de esta nueva edad dorada de las series de televisivas estadounidenses. Pero no fue hasta el pasado año que la cadena AMC dio el visto bueno a los canadienses Seth Rogen y Evan Goldberg a los que se sumó el estadounidnse Sam Catlin (una de las mentes pensantes detrás de Breaking Bad) para comenzar la producción de esta visión de la célebre colección del sello Vertigo como showrunners, escritores y realizadores del arranque del programa. Los dos primeros episodios que ya hemos podido ver estan dirigidos al alimón por Rogen y Goldberg y escritos por Catlin, los mismos han servido para marcar el tono visual y narrativo del relato, presentar a los personajes principales y abrir las primeras tramas que como hemos comentado anteriormente se inspiran, de manera indirecta, en los cómics que dieron inicio a la serie allá por el año 1995.

El episido piloto de Preacher quiere ser muchas cosas en una sola. Por un lado quiere imbuirse del tono fronterizo y desértico de Breaking Bad para alcanzar el tono de western que tiene el cómic y por otro trata de emular dentro de lo que es una de las cadenas de tv por cable menos permisivas con el lenguaje malsonante y el sexo (la violencia es otra cosa, God save America!) el humor negro, la verborrea incontrolable a lo Quentin Tarantino y la sana intención de ofender que Garth Ennis insuflaba a los cómics quedándose a medio camino y sin tomar en ningún momento como base los diálogos del autor de War Stories o Punisher MAX (comenzar el episodio con la mención que hacía Cassidy sobre la anécdota del pirado que violaba deficientes mentales por las cuencas de los ojos no hubiera sido lo mejor como primer toma de contacto con los espectadores, para qué negarlo) por lo que, una vez más, las distancias con las viñetas están más que marcadas. Rogen y Goldberg saben encuadrar con oficio, rodar buenas escenas de acción (la del avión con Cassidy, la del coche con Tulip) y Catlin da agilidad a la narración con su labor en la escritura, pero es cierto que el espectador neófito que no haya leído una sola página de los cómics se hará un lío y a lo largo de este episodio no sepa de qué va la historia, algo que se arreglará, sólo en parte, en el segundo.

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En el segundo episodio el trío de autores comienza a mover fichas, a mostrarnos facetas y hechos del pasado que definen a sus personajes principales, a lo que se añade un prólogo en el que vemos por primera vez a el Santo de los Asesinos, una vez más sin que el espectador casual sepa qué aporta dicha introducción al episodio y más si tenemos en cuenta que no volvemos a saber nada de lo que acontece en ella en el resto de metraje. Esta segunda entrega se centra en uno de los puntos fuertes de lo que llevamos de serie, sus protagonistas. Si Dominic Cooper hace un buen trabajo dando vida a Jesse Custer (aunque su caracterización queda lejos de la chulería de su contrapartida en los tebeos) sabe jugar con el acento sureño (recordemos que el Howard Stark de Marvel Studios es británico) y tiene presencia en pantalla son, Ruth Negga y Joseph Gilgun como Tulip y Cassidy respectivamente le pasan la mano por la cara al protagonista y se revelan como los que mejor hacen su trabajo dentro del apartado artístico. La primera nada tiene que ver en lo físico con su versión dibujada por Steve Dillon, pero destila carisma, buenrollismo y macarrismo por todos los poros de su piel y el segundo es un acierto de casting mayúsculo, dando vida a un vampiro irlandés malhablado y pendenciero que en poco se diferencia del de la serie de Vertigo, de hecho en el segundo episodio el es el responsable de que esa escena de la iglesia con la motosierra tan deudora de Evil Dead sea todo un acierto.

Si miramos esta Preacher que Seth Rogen, Evan Goldberg y Sam Catlin como una adaptación adecuada del cómic de Garth Ennis y Steve Dillon la decepción se antojará inevitable. En cambio si la abordamos sólo como una serie de televisión que no ha comenzado más que a abrir el abanico de sus múltiples posibilidades estéticas y narrativas podremos disfutar de su afán por ser diferente, original y hasta cierto punto descarada (aunque, una vez más, muy alejada del tono de la obra secuencial original) como si de una amalgama perversa de Supernatural y la versión de Constantine que la cadena NBC ofreció en 2014 se tratase, para con la sana intención de ofrecer un producto cafre e iconoclasta hacer honor al espíritu de su base original que, para qué negarlo, todavía le queda muy lejos. Por ahora yo le doy mi voto de confianza a los showrunners de la serie, porque veo buenas intenciones, cariño por el material de partida, algunas resoluciones visuales interesantes y unos personajes que me son reconocibles y con los que no me cuesta empatizar y en ese sentido me he enamorado de este «Caraculo» catódico tan pronto como lo hice con el de los tebeos. Ahora sólo queda ver el resto de la temporada para saber por dónde va a discurrir la historia y si será lo suficientemente interesante no sólo para aguantar el tipo hasta el cierre de la misma, sino también para satisfacer el apetito goloso de distinto tipo de espectadores (los fans de las correrías del Jesse Custer de Vertigo entre ellos) y de unos directivos que decidan renovar por una segunda tanda de episodios el producto.

¡Es la hora de la encuesta!

¿Qué impresión te han dejado los primeros capítulos de Predicador?

  • Buena. Podría ser mejor y hay cambios importantes pero lo importante funciona. (43%, 92 Votes)
  • Mala. Me parece que alguien no se ha leído el cómic. (23%, 49 Votes)
  • Notable. Tiene el espíritu del cómic y en pantalla luce genial. (15%, 31 Votes)
  • Horrible. Si pudiese ponía a contar granos de arena a sus productores por la eternidad. (10%, 21 Votes)
  • Excelente. Se nota el cariño por la obra original. (9%, 20 Votes)

Total Voters: 213

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VALORACIÓN GLOBAL

Gustavo Higuero - 6.5
Jordi T. Pardo - 6
Juan Luis Daza - 6.7

6.4

Decepcionante.

Los redactores participantes ven confirmadas algunas de sus previsiones con Predicador. Pese a reconocer un producto de cierta calidad en la propuesta de Seth Rogen y compañía, no es menos cierto que las diferencias con el cómic de Garth Ennis y Steve Dillon son suficientes para comprender que valorar la cabecera como adaptación carece por desgracia de sentido. Queda esperar que al menos AMC nos sorprenda con una buena serie que compense la blasfemia.

Vosotros puntuáis: 7.46 ( 8 votos)
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Lector
8 junio, 2016 17:48

La sección «La redacción opina» debería empezar a llamarse «Tres pavos opinan».

Esfingo
Esfingo
Lector
8 junio, 2016 20:20

Tras dos episodios me veo más fuera que dentro o mejora o adiós

TigreHobbes
TigreHobbes
Lector
8 junio, 2016 23:39

Hay series mejores como para perder el tiempo con sucedáneos. Es un jugo de predicador y tenemos el original en la estantería. Y no son opciones o prólogos, es que simplemente los americanos no pueden adaptar un material así. Es imposible.