Tras mucho tiempo de informaciones varias, anuncios y proyectos, tenemos el debut efectivo de la primera serie de Marvel Studios en Disney +. Si echamos la vista atrás, ha sido un largo viaje, con un 2020 vacío de contenido Marvel (con la excepción de Nuevos Mutantes y la serie de Hellstrom, productos muy alejados del MCU). Desde que se anunció que Kevin Feige iba a capitalizar todo el contenido audiovisual de la Casa de las Ideas, reuniendo bajo su manto la parcela de la televisión, que digamos había tenido su propio desarrollo en diversas cadenas (Netflix, Hulu, ABC, etc.) de recepción bastante cambiante. A partir de ya, todo lo que salga de la factoría irá indefectiblemente unido, creando un alambicado tapiz de conexiones. WandaVision, o mejor Bruja Escarlata y Visión, título en nuestro país, es la que va a marcar el paso, la avanzadilla de un futuro que se torna esperanzador para la parcela televisiva Marvel.
Los personajes de Wanda y Visión han conseguido calar en sus apariciones como secundarios en las películas de los Vengadores. Hemos visto su debut y nacimiento, su acercamiento romántico y su cenit final en la Saga del Infinito. Fue toda una sorpresa el anuncio de una serie específica para ellos. Recordamos que esta no iba a ser la primera de las producciones para Disney +, puesto dedicado para el Halcón y el Soldado de Invierno, pero la pandemia ha trastocado muchos planes, por lo que se ha producido un reajuste de prioridades. Tras la conveniente dosis de trailers, lo que parece que sacamos en claro es que se trata de un valiente intento de recrear el estilo de las sitcom americanas, a la manera Marvel. Wanda y Visión viviendo una vida idílica en un barrio residencial, con una trasfondo oculto que suena a oscuro y retorcido.
Hay que aplaudir a Marvel Studios por apenas desvelar unas pocas pinceladas de la próxima serie. Da mucho más gusto descubrir las intrigas episodio a episodio. Aunque eso no ha impedido a los comiqueros intentar buscar referencias palpables con viñetas de colecciones muy conocidas, extraídas de su pasado editorial. Casi todo el mundo ha inferido una relación con la excelente Visión de King y Walta, una suerte de drama familiar cerrado, o la Dinastía de M, por el hecho de que todo indica que la realidad se anda distorsionando.
En Zona Negativa nos cuesta ganarnos el sustento como futurólogos. No tenemos ni idea de lo que está por venir. Pero sí somos fervientes defensores de los cómics, por lo que cuando tenemos dudas, siempre nos referimos a ellos.
Y aquí estamos. Nos hemos repasado absolutamente todo el material disponible de la pareja y hemos elaborado un top de los momentos más importantes, aquellos que consideramos que son fundamentales para su comprensión. Si bien es cierto que los personajes, en el entorno del MCU, han tenido su desarrollo propio, diferenciado de su material de base, se puede decir que hay una cierta línea de fidelidad en esencias entre ambos medios. Aun así, nosotros pensamos que si se hace bien, alguna (si no varias) de nuestras selecciones deben aparecer durante el show.
Centrándonos en el top en sí, la idea era cerrar una pequeña selección de cinco grandes instantes y hemos de admitir que no nos ha sido posible. Se ha tenido que ampliar a siete y todavía tenemos el pálpito de que se nos escapan cosas. Tenemos un buen surtido de imágenes en nuestra retina que se han quedado fuera, que al menos no nos resistimos en enumerar: el debut en cuatricromía de la Bruja Escarlata; el célebre viaje al interior de la Visión en la Guerra Kree Skrull; el surgimiento del amor entre Wanda y Visión en los Vengadores de Steve Englehart, con espectacular bodorrio en el Giant Size #4 de los Avengers; el problema de los orígenes de Wanda, con los padres cambiantes (el Zumbador, Django Maximoff, Magneto); las Noches de Wundagore, con la Bruja siendo objeto de posesiones que a la postre tendrán consecuencias; la primera mini serie de la pareja, por parte de Bill Mantlo y Rick Leonardi, donde se establece a Magneto como el padre de la Bruja; la Visión tratando de dominar el mundo, vía informática, en los Vengadores de Roger Stern; la bizarra maxiserie de Steve Englehart, donde se desarrolla manera intimista su matrimonio, con embarazo y nacimiento de dos gemelos; las minis individuales de los dos personajes, ya separados, en plenos años noventa; la Bruja Escarlata como líder de Force Works; su romance con Simon Williams, consolidado en los Vengadores de Kurt Busiek y George Pérez; el Avengers Finale, surgido de la mente de Brian Michael Bendis; la emocional Cruzada de los Niños, con protagonismo de los Jóvenes Vengadores pero fundamental para comprender a Wanda; la más reciente serie de la Bruja con James Robinson a los mandos, donde cierra de manera magnífica casi todos los cabos sueltos heredados durante más de cincuenta años.
Como ven, mucho material el que se ha excluido de nuestro top y es que pese a que han sido poco pródigos en el terreno individual, ambos dos se convirtieron en una constante en la franquicia de los Vengadores, definiendo muchos momentos trascendentes de su historia. Por eso hemos optado por incluir un editorial, donde revisamos su periplo conjunto como pareja, pero también las raíces de su separación. Y como despedida y cierre, un epílogo rememorando el destino de la descendencia de la Bruja y Visión, de los que apenas sabemos cómo se van a tratar en la serie de televisión, pero de los que tenemos constancia segura de su aparición.
Wanda y Visión son dos personajes que se han caracterizado por su pertenencia a los Vengadores. Los guionistas los han sometidos a todo tipo de vicisitudes, se han reinventado y mantienen su intención de seguir adelante. Toda una vida editorial. Ahora toca sentar cátedra en otro medio. Es su momento y sin duda, tienen lo necesario para conseguirlo.
Editorial. Wanda y Visión. Tanto monta…
Uno de los ladrillos sobre los que se constituye el rico universo ficticio elaborado en la Casa de las Ideas es, aunque sea un tanto ocioso verbalizarlo, el de las relaciones humanas que surgen entre los personajes. Más allá de los clásicos tópicos de la novia eterna y el leal compañero, cada personaje de la escudería marveliana ha tenido a su alrededor un entorno íntimo poblado de seres queridos que, a su vez, han logrado ganarse el afecto de la afición en no pocas ocasiones. Hablar de Peter Parker implica referirse a su tía May, a Mary Jane Watson, a Gwen Stacy, a Harry Osborn, a «Flash» Thompson, a Robbie Robertson, a Betty Brant… La vida civil del trepamuros azulgrana es tan rica e interesante como la que lleva a cabo en pijama, hasta el punto de que el héroe es inconcebible sin el rico y variado elenco que compone el reparto de sus series.
En las series grupales, es la interacción entre los personajes protagonistas la que toma el relevo de ese catálogo compuesto por familia, amistades, trabajo y pareja que componen el paisaje y el paisanaje de las colecciones unipersonales. Los Vengadores tienen una membresía con personal que tiene serie propia -lo que les hace virtualmente intocables- o que se refugia, de forma puntual o prolongada, en la cabecera grupal. Más allá de alguna serie limitada, novela gráfica o especial, su ficcional existencia se desarrolla en una serie compartida, por lo que no resulta extraño que, en algún momento, quienes se encargaban de contar sus aventuras y desventuras jugaran la ficha de la relación sentimental, como forma de dar profundidad a unos personajes, fuera de sus pijamas. En los Cuatro Fantásticos, Reed Richards y Susan Storm tenían un noviazgo; en la Patrulla-X, Jean Grey y Scott Summers han mantenido un vínculo amoroso que, con altibajos, se ha prolongado durante medio siglo. En los Vengadores, la fundación y el nombre del grupo trajo a Henry Pym y Janet Van Dyne, pero sería en el seno de la colección, llegando al centenar de números, que surgiría una pareja cuya existencia tendría gran influencia en el devenir posterior de la colección y de la franquicia vengadoras: la que compondrían el sintozoide Visión y la mutante conocida como la Bruja Escarlata.
Lo primero que llama la atención respecto de esta pareja -tan sufrida como todas las que han existido en el Universo Marvel- es el hecho de que su relación no se plantea eminentemente en la vida civil. Así como tenemos a Reed y Sue -más que a Míster Fantástico y la Mujer Invisible- o a Scott y Jean -más que a Cíclope y Fénix- en este caso conocemos al dúo por sus alias. Para sus seres queridos, la Bruja Escarlata es Wanda y la Visión, todo lo más, es «Visi». Su amor surgió en el seno de los Vengadores y, durante mucho tiempo, su presencia era conjunta, ora en la costa este, ora en la costa oeste. Como en la canción, no son ni Romeo ni Julieta, pero sí han de enfrentarse a la oposición a su pasión. Él es un ser sintético, creado para destruir al grupo al que se incorporó; ella es una mutante, odiada, temida y etcétera. Por separado, generan más rechazo que simpatía, más temor que cercanía y más odio que amistad. Juntos, reciben la frontal oposición de Mercurio, el hermano de Wanda y la idea de sus fuerzas combinadas -si él es poderoso, ella lo es aún más- es vista como una amenaza para las fuerzas vivas estadounidenses. No obstante, también reciben comprensión de procedencias más esperadas -¿alguien pensaba que el Capitán América se comportaría de otra manera?- o inesperadas -cuando el siempre callado Jarvis anima a la Visión a actuar como humano, ya que piensa como tal-. El hecho de que esta historia de amor se haya visto reflejada en el universo cinematográfico marveliano deja bien patente el hecho de que es una de las tramas más importantes de la historia de la casa de las ideas.
Sin embargo, el dato que cierra el párrafo anterior -más que dato, opinión, hay que reconocerlo- no debe hacer olvidar el hecho de que esa relación se truncó hace más de treinta años, como parte de los planes que John Byrne tenía para la franquicia vengadora. Durante los siguientes diez años, Wanda y Visi seguirían caminos separados y habría que esperar siete años, durante el final de la etapa de Bob Harras que el segundo confesaba a la primera que aún seguía sintiendo algo por ella. Heroes Reborn truncaría cualquier desarrollo en ese campo, pero Heroes Return traería de vuelta a los personajes y, con ellos, a dos grandes conocedores de la franquicia vengadora en particular y de la escudería marveliana en general: Kurt Busiek y George Pérez.
El trabajo de Busiek en la franquicia vengadora está marcado por el uso de la rica historia de la misma, para lo bueno y para lo no tan bueno. Sin embargo, no se limitó a hacer una repetición de las jugadas habituales, sino que profundizó en un concepto no muy empleado en la serie: la familia. Originalmente, los Cuatro Fantásticos eran los representantes de ese concepto, en tanto que la Patrulla-X era una escuela y los Vengadores un club. Sin embargo, a partir de la relación entre Wanda y Visi, el guionista se ocupa de las relaciones generadas entre la pareja y otros personajes. Así, juega la carta de los sentimientos del Hombre Maravilla hacia la Bruja Escarlata, partiendo del uso de sus pautas mentales para la creación de la personalidad de la Visión. Esa idea ya había sido planteada por John Byrne, pero aquí se da un paso más, rompiendo con la relación fraternal que habían establecido Steve Englehart y Richard Howell en la maxi-serie protagonizada por Wanda y Visi. Guionista y dibujante habían establecido que, por el origen de las pautas cerebrales de su cerebro artificial, la relación entre el androide y Simon Williams no era de copia y original, sino fraterna. La Visión venía a ocupar el puesto que Eric Williams, el Segador, contumaz enemigo de los Vengadores, el cual consideraba a éstos responsables de la caída de Simon -el redivivo receptáculo de energía iónica no era, para él, su familiar- y de la burla que suponía el sintezoide. Si se compara la reacción de Eric Williams con la de Pietro Maximoff, habría que decir que está familia tiene un serio problema con los cuñados.
Las ramas familiares se van haciendo más pobladas y complejas, si se toma en consideración que Ultrón es el creador de la Visión. El hecho de que el robot sensitivo fuera creador -en los tebeos- por Henry Pym convierte al científico de múltiples identidades en el abuelo de la tribu. Un miembro fundador de los Vengadores es, a la vez, iniciador de una de las dos ramas que convergen. Busiek juega con esa idea, al revelar que el Hombre Gigante había usado sus propias pautas cerebrales para crear las de Ultrón. A su vez, la relación entre Hank y Janet, y el intento del «hijo» de ocupar el lugar del padre, dieron a luz a Yocasta, otro ser sintético que, durante su primera estancia en el grupo, manifestará interés por una Visión que no tiene otro interés que el de su esposa. Mas si la familia de él es complicada, la de ella no se queda muy atrás: su hermano, el sobreprotector Mercurio, acabará emparentando con la realeza, al casarse con Crystal Amaquelin, hermana de la reina Medusa del pueblo Inhumano. Ambos resultan ser, en un giro anticipado ya en los setenta por John Byrne, descendientes de Magneto, el líder mutante. Sobre esto último hay que decir que se han producido cambios, justificados en cuestiones ajenas al mundo de la viñeta, pero, en todo caso, ésa es otra historia, de la cual aún no hemos visto su capítulo final… si es que hay de eso en este negocio.
La serie televisiva que se estrena hoy supone un bonito homenaje a una de las relaciones más influyentes de la historia del universo marveliano. La imagen que se atisba de la misma evoca algunos de los momentos icónicos de la pareja. Tanto monta, monta tanto, Wanda como Visión y, ahora que les tenemos de vuelta -¿seguro?- en la caja tonta, a la afición veterana quizá le quepa el gozo de volver a verles juntos y empezando un nuevo capítulo de su larga historia de amor. No vienen solos, sino de la mano de una gran familia, digna del mejor culebrón.
Top 7 de Zona Negativa
La llegada de la Visión
Casi siempre que hablamos de la importancia de un personaje en la editorial que lo ve nacer, hemos de acudir inmediatamente a su origen, porque ese momento es definitorio para él. The Avengers #57 y #58 titulados, respectivamente «¡He Aquí La Visión!» y «Hasta un Androide Puede Llorar«, escritos por Roy Thomas y dibujados por John Buscema en ambos casos (fechas de portada de octubre y noviembre de 1968), es ese instante trascendente. Que estamos ante un gran cómic, que hoy en día se deja leer con facilidad, no debería sorprendernos. Y es que, tanto Thomas (nunca suficientemente reivindicado, ni como escritor ni como brazo derecho de la editorial) como Buscema, eran dos visionarios del cómic superheroico, además de dos grandes artistas, y sabían darle al público lo que quería antes de que éste alcanzara madurez para pedirlo o para ni siquiera saber definirlo en sus mentes. La llegada de Visión empieza con una página de cuatro viñetas que, imitando a los cómics de terror de la EC, nos va presentando poco a poco a un siniestro personaje cuya faz se va acercando a cámara, en un tono azulado producto de la lluvia para después en medio de esa terrorífica tormenta mostrarnos a un coloso amarillo y verde de rostro rojo que surca las calles de Nueva York, en busca de su víctima… Janet Van Dyne.
Y es que, efectivamente, The Avengers #57, seguido por la tónica más relajada y clásica del número 58 es ante todo un cómic que busca deliberadamente un aura de misterio, una obra en la que existe un gran enemigo imposible de derrotar por los Héroes Más Poderosos de la Tierra, que finalmente reconoce no saber por qué hace lo que hace, y que es conquistado por la humanidad de la que supuestamente carece para acabar formando parte del bando de los buenos. El final de la historia es lo típico, lo clásico, esa redención inmediata que ocurre en tan solo una grapa y culmina en la siguiente, pero su comienzo es lo distinto, ese juego con la tensión narrativa, con la persecución de toda una heroína que ni con la ayuda de sus amigos puede lograr escapar de su agresor, uno que solo quiere su mal, y que sabemos que no errará en ello, porque está desprovisto de toda pasión y sentimiento, y por tanto de posibilidad de equivocarse. Mucho antes de Terminator, ya existía en Marvel una máquina programada para matar que era incapaz de fallar en su objetivo, y que además tenía un aspecto que, si ahora nos gusta, o nos parece amigable, es porque nos hemos acostumbrado a él, pero que no estaba diseñado ni de lejos para resultarnos amigable, si no para que como lectores sintiéramos en nuestras carnes el mismo terror que Janet Van Dyne, la misma impotencia que Hank Pym, la falta de comprensión de Ojo de Halcón ante lo que veíamos.
Pero en la redención de Visión, en ese cambio fortuito que el sintozoide protagonizaba, también había algo de atípico. Y es que, no solo se dejaba encantar por una humanidad a la que como un niño recién nacido era nuevo, sino que superaba su programación. Sin embargo, su forma de actuar instintivamente era desarrollada por el personaje, que concebido como el hijo del demonio, representado por el pérfido Ultron (siempre mucho más humano de lo que jamás se querrá reconocer a sí mismo), acaba siendo pródigo para dicho mal y esencial en el bien que aprende a representar. ¿Sabían Thomas y Buscema lo que estaban creando? ¿Eran conscientes de que a las filas de Los Vengadores había llegado un personaje que sería tan importante para estos como Iron Man, Thor o el Capitán América? ¿Más vengador de lo que nunca fue Hulk? Eso no lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que Visión resulta desde su principio uno de los personajes más interesantes de Marvel Comics, y también desde su llegada un Vengador esencial para el grupo, que de hecho, ha protagonizado más historias de grupo que en solitario, superando muy prontos su carácter de personaje secundario para convertirse en una pieza maestra de la Casa de las Ideas.
La Bruja Escarlata se convierte en Vengadora
El personaje de la Bruja Escarlata estaba pensado para grandes cosas. Eso es algo que hemos ido observando a lo largo del tiempo, pero cuesta asimilarlo cuando repasamos de cerca sus pasos iniciales. Wanda debuta en X-Men #4 (fecha de portada, marzo de 1964), en un rol de villana, formando parte de la recién creada Hermandad de Mutantes Diabólicos, apodo cortesía de su líder, el malvado Magneto. Este grupo venía a ser el reverso tenebroso de su contrapartida heroica, la Patrulla-X. De hecho, la Bruja podía trazar líneas con su rival, Jean Grey, en cuanto a su constante tirón como interés romántico o su escaso potencial como amenaza (sus poderes de “probabilidad” apenas le daban para lanzar pequeños ataques). En estos estertores iniciales, también notamos el influjo que tiene sobre ella su hermano gemelo, Pietro, más conocido como Mercurio. Allá donde vayan, el velocista se convertirá en una losa más que un apoyo para la buena de Wanda. Con todo ese ambiente a su alrededor, nuestra protagonista será de las pocas que se replanteé el apoyo a Magneto y no pocas veces se muestra contraria a sus decisiones. La puntilla final se da en X-Men #11 (fecha de portada, mayo de 1965); Wanda y Pietro abandona la Hermandad, desencantados con el lado oscuro.
Stan Lee siempre ha hablado de los gemelos como de malos que no eran realmente malos. Según sus declaraciones, Stan tenía claro que tenían potencial para ser héroes y su momento tuvo que ver con el desarrollo de otra cabecera muy importante para el Universo Marvel, Los Vengadores. Lee había planteado el desarrollo del entorno compartido como algo cohesionado, con necesarias referencias entre colecciones. Y Avengers le estaba dando serios dolores de cabeza, debido a que la totalidad de sus integrantes contaban con aventuras individuales. Se tornaba pues muy difícil de ajustar. Así que en Avengers #16 dio un golpe sobre la mesa. “El Viejo Orden cambió” representa un momento trascendente, puesto que los fundadores deciden abandonar el grupo y dejar al mando al Capitán América (que recordamos, se recuperó para la continuidad tradicional en el #4 de la cabecera) con nada menos que tres ex villanos rehabilitados. Es aquí donde entran Wanda y Pietro, junto a Ojo de Halcón, en una imagen que será vital para la Bruja Escarlata, para su desarrollo en el tiempo, ya que será asociada para los restos como una de las Vengadoras más queridas y apreciadas. Es en sus páginas dónde veremos la evolución del personaje y, sobre todo, el lugar elegido para su encuentro con Visión. Por eso, no se puede concebir a la buena de Wanda sin el grito de “Avengers Assemble!”.
La Búsqueda de la Visión
A finales de los años ochenta, la Bruja Escarlata y Visión habían perdido mucha de su buena estrella. Tras unas décadas donde eran parte fundamental de la franquicia vengadora, Jim Shooter arengó su salida de la formación, para rellenar con savia nueva. Eso los dejó en una especie de tierra de nadie, donde autores muy implicados con los personajes trataron de rellenar huecos con mini series. maxi series o especiales varios. Las más relevantes, firmadas por Bill Mantlo y Rick Leonardi, en la que se cerró el misterio de la ascendencia de los gemelos, o por Steve Englehart y Richard Howell, en la que asistimos al nacimiento de los famosos hijos de la pareja vengativa. Sería Steve el que los trataría con más mimo y el que los emparejó con los Vengadores Costa Oeste, colección en la que también era su guionista titular. Englehart terminaría cerrando su maxi serie con un renovado optimismo y saldría de la parte californiana de los Vengadores por desavenencias editoriales. Tocaba buscar un sustituto y en el Bullpen estaba preparado John Byrne, una de las estrellas más rutilantes de la época.
Byrne, adalid de las esencias más clásicas, estaba muy en desacuerdo con la forma reciente de abordar la personalidad de la Visión, muy especialmente poniendo sus iras en la maxi serie de Englehart. Para nuestro autor, el sintezoide había sido humanizado, a niveles preocupantes. Se había perdido la mezcla de esencia robótica y personalidad humana, para inclinar la balanza más hacia este último lado. Era necesario cambiar la tendencia, replantear la situación y para ello organizó un ciclo en Avengers West Coast, llamado “La Búsqueda de la Visión” (números 43 al 45), donde la creación de Ultrón desaparecía del rancho de los Vengadores, para disgusto de su mujer. La sorpresa la obtenemos cuando sus compañeros advierten que ha sido desmantelado por el gobierno, debido a sus cuestionables acciones (la Visión quiso gobernar el mundo, vía informática, en los Vengadores de Roger Stern). No hay marcha atrás. El sintezoide es vuelto a ensamblar pero esta vez sin ningún atisbo de parte humana. Es un robot que ha olvidado su antiguo amor, sus aprecios a los compadres Vengadores, y desde luego, es alguien para el que no tiene sentido la paternidad. Es indudable de que se trata de una renovación desde sus mismos cimientos, un golpe sobre la mesa por parte de Byrne, que traerá importantes consecuencias, no solo para la robótica Visión, sino también para la pobre de la Bruja Escarlata. Estamos ante el momento que se declara que su unión romántica esta muerta, además de consignar al sintezoide como un personaje casi de nueva creación. De ahí que esa imagen neutra, totalmente blanca, le acompañe a partir de entonces. Al menos, hasta que poco a poco vaya volviendo la parte empática, ya que Bob Harras, de manera paulatina, volvería a someterle a un proceso de humanización en la colección principal.
La Bruja Escarlata Oscura
Estamos en plena era de John Byrne con Avengers. El autor ha reinventado la Visión, ha eliminado todos los añadidos que le han ido sobrando, a lo largo del tiempo, pero todavía le quedaba la traca final. Ese final del matrimonio, con un androide, más androide que nunca, sin sentimientos, provoca que Wanda ande malhumorada, empecinada en que su marido retorne a sus raíces, algo del todo infructuoso, dado que el creador canadiense había planteado el cambio como definitivo, sin vueltas atrás. El panorama empieza a torcerse en Avengers West Coast #51, con la vuelta de Agatha Harkness. Este misterioso personaje, creado en los 4F de Lee y Kirby, fue reajustado por Steve Englehart como la mentora de la Bruja Escarlata en la hechicería. Hasta ese momento, se hablaba de sus poderes como de raigambre mutante; con esta adición, la pequeña de los Maximoff hacía honor a su sobrenombre, al participar de la magia, de manera efectiva. La cuestión es que Agatha debía estar muerta, según la continuidad tradicional. Había muerto en un ciclo articulado por Englehart, por lo que su inclusión en este cómic choca, de partida, al seguidor habitual. Eso no le importa a John Byrne, que se salta cualquier explicación plausible y pasa directamente a la gran revelación: Agatha ha venido a advertir al matrimonio que sus hijos no son reales.
Dejando de lado que a Visión le importa un soberano bledo, debido a su cambio de personalidad, el golpe lo recibe la brujita. ¿Cómo es posible? Ella los dio a luz, todos sus compañeros los han visto, están ahí en este mismo momento. Pues no, resultan ser constructos mágicos ideados por los propios deseos de Wanda de tener una familia heteronormativa, con un robot además. Una aspiración que va contra natura y es imposible. El embrollo se complica con la llegada de elementos demoníacos, con los Wacos enfrascados en una aventura entre dimensiones. Byrne resuelve el tema de los gemelos, con la evaporación de los mismos, cerrando así sus principales problemas con la pareja: la Visión totalmente robótica, el matrimonio terminado y los hijos borrados de la ecuación. Por fuerza, este entorno tan negativo va a terminar por afectar a Wanda.
Puede parecer que John Byrne le tenía cierta inquina a los personajes y no, si seguimos su razonamiento. Para el autor era necesario empoderar, de una buena vez, a la Bruja Escarlata, sin necesidad de que se identifique como hija de, hermana de o esposa de. Y curiosamente, había colaborado de manera activa en cierto ciclo protagonizado por Jean Grey que cambió el panorama mutante para siempre. Volvamos a los cómics. La Bruja, tras tanto disgusto, queda en estado catatónico. Momento que aprovecha Magneto para retornar a la acción, con la intención de volver a montar la Hermandad de Mutantes Diabólicos. Wanda despierta con una actitud más aguerrida, podríamos decir que malvada, casi lasciva…. Ha nacido la Bruja Escarlata Oscura. Hay que advertir que este ciclo (que ocupa del #56 al #62) no terminó según los planes iniciales de Byrne, al que las altas instancias editoriales prohibieron seguir en esa línea. El resultado fue su salida de las colecciones vengativas y una resolución más suavizada por parte del matrimonio Thomas, sucesores en tareas creativas. Es indudable de que nos encontramos en un momento definitorio para Wanda, uno además que sirve de precedente para acontecimientos ulteriores. Ya lo verán.
Dinastía de M
La llegada de Brian Michael Bendis a los Vengadores fue explosiva. Había que hacer mucho ruido para captar la atención de los lectores, avisarles de que venían nuevos aires, y para ello qué mejor que una amenaza que no sólo acabase con la vida de varios integrantes del equipo, sino que además, para un mayor dramatismo, fuese alguno de sus miembros más veteranos. De esta forma surgió la idea de convertir a Wanda en la desunión del equipo, para ello tomó como referencia ese desequilibrio mental, que más de una vez le había jugado una mala pasada, llevándolo a la máxima expresión. ¿Uno de los principales motivos? Volver a recordar la muerte, o más bien, la no vida de sus hijos. Este descubrimiento no le sentará muy bien a la mente de nuestra protagonista, transportándola a la más absoluta locura y así servirse de sus poderes del caos para moldear la realidad a su antojo, Diezmó al que hasta entonces era su equipo, hizo que Hulka se volviese loca y partiese en dos a La Visión, que muriese – de forma un tanto absurda – Scott Lang, y que Clint Barton perdiese también la vida luchando contra creaciones Krees. Los Vengadores supervivientes, ante la magnitud del ataque, rápidamente cayeron rápidamente en la cuenta de que la respuesta ante tanto caos tenía un nombre, la Bruja Escarlata. Este sería tan sólo el primer asalto de Wanda y es que nadie nos había preparado para lo que Brian Michael Bendis y Oliver Coipel llevarían a cabo a continuación.
Y llegamos a Dinastía de M, ya en el primer número del evento y parafraseando a Charles Xavier, este decía: “Tenemos que decidir el destino de Wanda Maximoff.” Los héroes no se podían permitir que un personaje con tantísimo poder y a su vez tan inestable llevase la realidad a un punto de no retorno. De esta forma, Vengadores y Patrulla-X unieron fuerzas para ir en busca de Wanda y ¿ponerla bajo arresto? ¿acabar con su vida? Todo dependía de quien formulase la pregunta. El caso es que esta, antes de que la encontrasen en el territorio de Genosha, hizo su propio «Snap» y cambió la realidad, aprovechándose una vez más del poder que le otorgaba la magia del caos. De esta forma moldeó el mundo a su antojo, convirtió a su padre, Magneto, en gobernante de un mundo en el que los mutantes, temidos y odiados anteriormente, se habían convertido ahora en una raza dominante y superior, no sólo eso, bien vistos por el resto de la humanidad. Al final, Wanda, quien no olvidemos también es mutante, quiso de alguna manera luchar contra esa opresión constante, a la que los mutantes se habían visto sometidos desde sus inicios. La batalla en este nuevo mundo vino de unos cuantos héroes; Lobezno se erige como el principal crítico de esta realidad, ya que recordaba su vida anterior, y por tanto, eran consciente de que algo no terminaba de funcionar bien, por más que estuviesen viviendo ahora una vida casi idílica. A estas alturas sobra recordar que acabó de la peor de las maneras, desvelándose quien había sido aquel que había manipulado durante todo este tiempo a Wanda y esta diciendo aquellas fatídicas palabras de: “No más mutantes”.
Avengers & X-Men: Axis
Hablar de Axis de Rick Remender (y varios artistas como Adam Kubert o Leinil Francis Yu) es hacerlo de un evento un tanto confuso en su ejecución. Parte de la muerte de Charles Xavier y de cómo Cráneo Rojo se ha adueñado de su mente, una vez este murió. Este acontecimiento lo vimos en el arranque de la prometedora Imposibles Vengadores. La unión de las mentes del vilano nazi y del Profesor-X propició la recuperación de un concepto que tuvo una importancia capital a finales de los noventa, Onslaught, ser de enorme poder creado a partir de los rincones más oscuros de la mente de Charles Xavier. Ya por aquel entonces supuso una cruenta lucha en la que la gran mayoría de héroes del Universo Marvel consiguieron vencerle, a cuenta de terminar Los Vengadores y Los 4 Fantásticos en una dimensión de bolsillo creada por Franklin Richards. En aquella lucha fue capital Wanda, y también lo será en su nuevo regreso. En esta ocasión, y temiendo lo peor, la Bruja Escarlata se alía con el Dr. Extraño para intentar separar ambas psiques, y es que la teoría les decía que predominaba la mente del malvado Cráneo por encima de la de Charles, de ahí que su proyección resultante fuese Onslaught. Ante esta tesitura y aprovechándose de la magia del caos decidieron utilizar un hechizo para invertir las polaridades, es decir, que la parte de la mente perteneciente a Charles fuese la predominante y de esta forma poder luchar y vencer a la parte villanesca. El problema es que, en mitad del fragor de la batalla, y tras no pocas interrupciones, el hechizo se rompe, lo que provoca que héroes y villanos permuten su personalidad, es decir, los héroes pasan a tener un comportamiento más propio de villano y viceversa.
Durante nueve entregas asistimos a una lucha entre Vengadores y Mutantes, entre Héroes y Villanos, con los papeles cambiados, y podríamos decir que una de las mayores consecuencias de este evento afectó de lleno a Wanda, más por la forma tan sonrojante de ejecutar lo que claramente era una orden empresarial, y me explico. Por aquel entonces, era más que evidente la pelea entre Fox, propietaria de los derechos de X-Men y derivados, y Marvel Entertainment, propietaria de los derechos de Vengadores. De esta forma, Magneto y Mercurio, padre y hermano de Wanda habían aparecido en la versión fílmica de X-Men y Wanda, junto a otra versión de Pietro, lo había hecho en los Vengadores, ¿solución ante tal embrollo? Utilizar un momento de la historia en el que la pequeña de los Maximoff lanza un hechizo contra su familia y se da cuenta de que este no tiene el resultado esperado, ¿el motivo? Sí, afecta a Mercurio, pero nada de nada con Magneto. Con esto se trataba de desligar al personaje de su herencia mutante. Como os decía, una forma vergonzosa de resolver un conflicto, claramente cargado de intereses económicos, a costa de más de cuarenta años de historia de los personajes. Por poco más será recordado Axis, y es una pena.
La Visión se construye una familia
El comienzo de esta introspectiva historia no puede ser más significativa. La Vision acaba de mudarse con su familia a un vecindario en los suburbios de Washington, DC. Un par de vecinos casados, George y Nora, hacen su presentación como buenos comuneros o residentes próximos. Lo normal en estos casos es hacer un ofrecimiento llevando productos horneados como pastelitos o galletas. Tocan al timbre, siempre educados. Seguidamente se produce una breve discusión: «Son robots, Nora», le dice George a su esposa, irritado. «No quieren galletas». «No son robots», responde. “Son otra cosa. Como algo sintético».
El término correcto es sintozoide, mitad sintético y mitad orgánico. La figura de la Visión es dramática, siempre lo ha sido por esta doble condición. Con “La Visión” Tom King y Gabriel Hernández Walta no reinventaron nada. Lo que esta maravillosa obra nos ofrece es una revitalización de un personaje de Marvel que se había quedado ciertamente en el perchero. Visión es un tipo de androide, básicamente humano en todos los sentidos, excepto que su cuerpo está hecho de partes sintéticas. Visión quiere ser humano, y desde el ámbito de la familia se analiza el concepto de humanidad desde el punto de vista de un ser que es medio sintético y medio orgánico. Siendo éste su deseo regresa al principio, al laboratorio donde Ultron lo creó como arma. El lugar donde se rebeló por primera vez contra su destino e imaginó que podría ser más, que podría ser un hombre. Allí, los construye. Una esposa, Virginia y unos hijos gemelos adolescentes, Viv y Vin. Se parecen a él y tienen sus poderes, incluso resultan sobrecogedores por su similitud.
Tom King nos ofrece una historia de unión y tragedia, un argumento donde la búsqueda de la humanidad, de la sencillez y de la búsqueda de lo mundano nos abre a la reflexión. Ese deseo de humanidad es un deseo envenenado, como un hombre, anhela ser aceptado, busca vivir en comunidad y busca un propósito en su vida. Como un hombre, desea tener un trabajo, una casa, un jardín y un perro. Pero como ser humano mentirá cuando sea necesario, convirtiéndose en un ejercicio cada vez más sencillo. En la responsabilidad de ser un buen padre y un buen marido decepcionará en muchos casos a su esposa e hijos. Ahí radica lo dramático del personaje, de ahí la felicidad de la frialdad de su parte sintética que permite no sufrir, no sentir dolor. En el fondo la obra habla de ésto, del anhelo de esa humanidad pero de la seguridad que otorga el no sentir, el no sufrir. En definitiva, lo que nos ofrecen los autores no es un cómic de acción donde La Visión regresa a casa con su familia de robots después de un duro día de trabajo enfrentándose contra Kang. Lo que tenemos entre manos es un drama con dosis de terror sobre asesinatos y mentiras. El plato fuerte de esta obra es una exposición razonada de lo que significa ser humano y la inevitabilidad autodestructiva del mismo. En este momento de su vida La Visión madura, e intenta que el peso de su humanidad gane, pero a costa de un alto precio. Se trata en definitiva de uno de los momentos más dramáticos y terribles de La Visión, al descubrir esa humanidad que tanto ha deseado.
Epílogo. Los hijos de Wanda y Visión
Producto del amor, pero nacidos de la magia. Desaparecidos para siempre, pero reencarnados en un nuevo cuerpo. La historia de los hijos de la Bruja Escarlata y la Visión no es nada sencilla, ¿pero qué otra cosa se podía esperar de los retoños de una hechicera alteradora de la realidad y un ser humano artificial? Lo mínimo que se podía esperar de ellos es que fuesen tan extraordinarios como lo son sus padres. Hay mucha expectación sobre estos personajes y sobre su posible incorporación al MCU, especialmente desde que se confirmase la incorporación de Kate Bishop, alias Ojo de Halcón, a este cosmos cinematográfico. La campaña de promoción de WandaVision no ha sido ajena a esto, sino que ha aprovechado la circunstancia para incluir imágenes de bebés y cunas vacías en sus numerosos tráilers y avances. ¿Veremos pues a Tommy y a Billy, los hijos gemelos de Wanda y Visión, en la serie? Y si es así, una vez tengamos a Kate, Tommy y Billy, ¿existe la posibilidad de que más adelante acaben llegando los Jóvenes Vengadores al completo? Acabaremos teniendo las respuestas a estas preguntas con el tiempo, pero mientras tanto podemos jugar a especular.
En todo caso, está por ver si el MCU se atreve a acercarse al complejo origen de Tommy y Billy en los cómics. Recordemos que, puesto que las diferentes naturalezas de la pareja formada por Wanda y Visión les impedían tener hijos del modo tradicional, la Bruja Escarlata conjuró un hechizo que alteró la realidad y le permitió concebir a dos niños gemelos: Thomas y William Maximoff. Por desgracia, no tuvo en cuenta que esas energías mágicas que utilizó para crear a los pequeños procedían nada más y nada menos que del alma del demonio Mefisto. No mucho después de su nacimiento, el diabólico ser reclamó lo que le pertenecía, poniendo fin a la vida de Tommy y Billy. Tras haber sido borrados de la existencia, parecía poco probable que alguna vez pudiesen regresar. Sin embargo, hablamos de dos seres tan extraordinarios como sus padres: al final las almas de los gemelos se acabaron reencarnando en otro cuerpo, haciendo que aquella misma esencia a la que Wanda había dado forma con sus poderes tuviese una segunda vida.
Tommy Shepherd nació como el hijo único de Frank y Mary Shepherd, una pareja que se divorció pronto, dejando a su retoño con una infancia problemática que le llevó a entrar y salir constantemente de instituciones juveniles. Su personalidad conflictiva se acrecentó cuando despertaron sus poderes mutantes, que le proporcionaban una supervelocidad similar a la de Mercurio, el hermano gemelo de Wanda. Por su parte, Billy Kaplan nació como el mayor de los tres hijos del cardiólogo Jeff Kaplan y la psicóloga Rebecca Kaplan. Pese a tener una familia acomodada, Billy sufrió un constante acoso a causa de su homosexualidad. Un encuentro casual con la Bruja Escarlata (si es que acaso se puede considerar «casual» cualquier evento en el que Wanda esté implicada) le animó para que plantase cara al matón que le hacía la vida imposible en la escuela, pero su escaso control sobre sus recién descubiertos poderes casi acaba con ese mismo matón.
Aún hoy los poderes de Billy son objeto de debate. ¿Es un mutante con poderes alteradores de la realidad? ¿Es un hechicero? ¿Es un poco de ambas cosas? También los poderes de la propia Bruja Escarlata han sido revisados con el paso de los años, e incluso su propia naturaleza mutante se ha puesto en duda en tiempos recientes. ¿Es la Bruja Escarlata la hija mutante de Magneto o la hija humana de Natalya Maximoff que fue alterada genéticamente por el Alto Evolucionador? La explicación oficial de Marvel en el momento de escribir estas líneas es la segunda. En cambio, sobre la naturaleza de los poderes de Billy no hay explicación alguna, así que no podemos afirmar con certeza que se trate de poderes mutantes, artes arcanas o una combinación de ambas. En cualquier caso, en la miniserie Siempre Vengadores el villano Inmortus se refería a la Bruja Escarlata como al ser-nexo de nuestra realidad (recogiendo un concepto casi olvidado de Roy y Dann Thomas en Avengers West Coast, ya saben, para suavizar la revolución Byrne) y temía que cualquier hijo suyo llegase a ser tan poderoso como para contarse entre las mayores fuerzas del universo. Parece que ese es el papel destinado a Billy, cuyos poderes alteradores de la realidad no sólo rivalizan con los de su madre sino que podrían llegar a superarlos.
Haciéndose llamar Asgardiano, Billy se unió a la primera encarnación de los Jóvenes Vengadores. Fue allí donde comenzó sus actividades superheroicas y donde se convirtió en pareja de Teddy Altman, alias Hulkling. Si bien no eran los primeros personajes homosexuales de la Casa de las Ideas, la pareja formada por Asgardiano (después rebautizado como Wiccan) y Hulkling se convirtió en todo un icono para los lectores de la comunidad LGBT+. Por otro lado, Tommy también acabó uniéndose a los Jóvenes Vengadores usando el nombre de Veloz y junto a Billy investigó el extraño parentesco que les unía. Aunque sus relaciones románticas nunca han acaparado tanta atención como las de su mágico hermano, sería interesante mencionar que Tommy es bisexual y ha tenido tanto parejas femeninas como masculinas. Recientemente ha estado saliendo con David Alleyne, más conocido como Prodigio, ex-miembro de los Jóvenes Vengadores y actual integrante de Factor-X. Es bonito pensar que, al igual que la Bruja Escarlata ignoró los prejuicios de su entorno y luchó por su amor hacia la Visión, los hijos de Wanda también son capaces de dejar atrás esos mismos prejuicios para amar libremente.
Aunque Tommy se prodiga algo menos, la importancia de Billy dentro del cosmos marvelita no ha hecho más que crecer. Ha sido Vengador de pleno derecho, se ha convertido en una de las figuras místicas más destacadas de Tierra-616 y ahora, tal y como nos ha mostrado el reciente evento Imperio, se ha convertido en el consorte de todo un emperador intergaláctico. Todo apunta a que el nombre de Wiccan se seguirá oyendo con frecuencia y que este personaje seguirá ocupando un papel destacado en el futuro.
Antes de cerrar el repaso por esta peculiar familia formada por hechiceros, mutantes y sintozoides nos queda un último personaje por mencionar. Quizá no estemos acostumbrados a considerarla como tal, pero el hecho es que Tommy y Billy tienen una hermanastra: Viv, la hija de la Visión. Es cierto que el árbol genealógico de la Visión es tan complejo o más que el de la Bruja Escarlata, por lo que unir ambos es una difícil tarea que requiere mucho más espacio del que disponemos aquí. No obstante, aunque pueda parecer que no existe ninguna relación entre Viv y Wanda y que por tanto no tiene cabida en este artículo, conviene recordar que las pautas cerebrales que sirvieron de base a Virginia, la “madre” de Viv, eran precisamente las de la Bruja Escarlata.
En efecto, Viv “nació” cuando la Visión trató de construirse una familia propia para vivir una vida idílica en un suburbio norteamericano. Virginia sería su esposa perfecta, Viv (diminutivo de Vivian) sería su hija perfecta, Vin sería su hijo perfecto y Chispas sería su perro perfecto. Ya sabemos que el experimento no salió nada bien y que Viv es la única superviviente de aquella familia tan «perfecta». Desde entonces la hemos visto como parte de los Campeones, el grupo juvenil de héroes marvelitas, en el que no sólo ha demostrado su valía sino que ha sido partícipe de un interesante proceso de autodescubrimiento. Puede que la suya sea una vida artificial, pero no por ello es ajena a las emociones y, al igual que su padre antes que ella, ha descubierto que lidiar con algunos sentimientos humanos es muy duro. Pese a todo, Viv continúa adelante descubriendo el mundo del que forma parte y descubriéndose también a sí misma como el ser único que es.
En uno de sus momentos más interesantes, Viv afirmó que aún tenía que familiarizarse a fondo con una muestra lo suficientemente amplia de identidades sexuales y de género como para poder determinar la suya propia, pero que estaba bastante segura de no sentir ningún tipo de atracción hacia los chicos. Poco después la vimos besar a Ironheart, su compañera de equipo en los Campeones. Al igual que su padre y sus hermanastros, Viv parece destinada a ser diferente y a celebrar esa diferencia como lo que es en realidad: algo positivo y enriquecedor para todos.
Esa es la constante en esta familia tan extraordinaria: no dar nada por sentado, explorar lo que hay más allá de los límites, demostrar día a día que el amor no conoce barreras. Una vez, una bruja ignoró a todos aquellos que le decían que aquel hombre sintético no sería capaz de amarle como lo haría un hombre de carne y hueso. Su amor superó todas las barreras imaginables, incluyendo a la propia biología, y se acabó materializando en unos niños que, trascendiendo a la muerte misma, se reencarnaron de nuevo para seguir llenando el mundo de amor. Puede que hoy día Wanda y Visión ya no sean la pareja que fueron antaño en los cómics, pero el legado que ha dejado su relación es innegable y el mensaje que ha transmitido es indiscutible: el amor siempre vence.
Enlaces de interés
Reseña de la Bruja Escarlata de James Robinson. Tomo uno y Tomo dos
Reseña de La Visión de Tom King y Gabriel Hernández Walta. Integral
Retrospectiva de Bruja Escarlata y Visión
Gracias me encantan estos laaaaargos y exhaustivos artículos. De todo solo tengo leído Visión y Dinastía de M. Y me develaron una duda que tenía: quien vino primero, la Fenix Oscura o Wanda desatada? Y ahora veo que fue el mismo Byrne que remozó un poco la misma idea…es loco, a nadie le parece que la Jean enloquecida de X3 se parece más a Wanda sin estribos que al Fenix? Capaz es solo idea mía…
Wanda y Visión son de mis personajes favoritos de Marvel. Su historia en común y separados es apasionante. Curioso la remodelación que hizo Byrne de ellos que sentó las bases de la historia de Marvel durante décadas (Dissamble, Dinastía de M, La Cruzada de los niños, Xmen-Avengers, Imposible Vengadores, Axis….) Eso sí, me parece muy incoherente lo que han hecho los guionistas con los hijos de Wanda y Visión: son sus hijos y prácticamente han pasado de ellos. Wanda por lo menos los visita de vez en cuando pero Visión rara vez les ha hecho referencias. Me molestó mucho King: ¿por qué Visión quería una familia si ya tenía una? Exesposa, hijos, cuñado, padre, abuelo….