
Una vez más, aquí estamos para darle el reconocimiento y la atención que se merece a un cómic del cual no hemos hablado lo suficiente. En este caso, estamos con Sex Criminals a partir de la reciente edición del segundo volumen por parte de Astiberri, buscando ponerse al día con la edición original norteamericana luego de las demoras que tuvo el lanzamiento del primer volumen en España (recordemos, que Aleta tenía los derechos pero no lo publicó y luego se hizo cargo la actual editorial).
Habiendo comenzado por este aspecto, el desfase respecto a la publicación de Estados Unidos es de dos volúmenes ya que allá se publicaron hasta ahora cuatro tomos recopilatorios, contando 22 números individuales (es decir, comenzando ahora mismo el quinto volumen); esto además de las ediciones deluxe y el libro especial de los consejos sexuales Just the Tips, que salen en las cartas de lectores de las grapas. Respecto a esto, las cartas no están incluidas en los recopilatorios pero sí esos consejos, junto con otros contenidos adicionales (una entrevista a los autores) todo en tono de comedia, desde ya. Pero volviendo al tema de las ediciones, el desfase no es tanto debido a las pausas (de varios meses) que se imponen los autores entre un volumen y el siguiente, y a que cada tomo se compone de cinco números individuales. Y menos aún considerando que la serie regular comenzó a publicarse en 2013 y el primer tomo en español llegó en 2017.


Con varios años de demora, Astiberri puso manos a la obra para emparejar las diferencias y luego de más o menos seis meses de diferencia lanzó dos volúmenes. Del primero no hablamos propiamente, pero sí lo habíamos hecho a partir de la edición en grapa norteamericana, así que no repetiremos. Sí podemos recapitular brevemente su premisa: “una comedia de sexo, protagonizada por una pareja que al alcanzar un orgasmo detiene el tiempo y se aprovecharán de esto para cometer robos”, decíamos entonces. Pero esta premisa está adornada por una gran capacidad cómica de Fraction y de Zdarsky, tanto en los diálogos como el propio guión que no deja nada librado al azar y sus giros dramáticos perfectamente calculados, y en los detalles de los dibujos, la expresividad que Chip logra dar a los personajes, los incontables chistes (no siempre traducidos en esta edición) que incorpora a sus viñetas, a veces en primer plano y a veces como un detalle ínfimo.
Por encima de ello, tenemos una historia de amor de


A su vez, por fuera y afectando sus vidas, estará la trama mayor que nos presenta a la Policía del Sexo que da al cómic tonalidades de thriller y otro poco de ciencia ficción (más un atisbo de fantasía), junto con la sensación de una megaconspiración que vamos descubriendo poco a poco junto a nuestros “héroes”, y que tiene mucho por mostrar todavía. En el volumen uno apenas vimos un detalle de esta cuestión, y en este segundo tomo es colocada en el foco de atención (o, al menos, uno de los focos de atención junto con la historia de la pareja). A partir de esta trama, comienza a desarrollarse también este universo ficcional, mostrándonos que hay más personas a quienes se les detiene el tiempo al alcanzar el orgasmo… pero eso sería ya entrar un poco en spoilers.
El aspecto de contar una historia con su centro en los orgasmos o el sexo en sí mismo, puede conducir a un lector ocasional y desprevenido a pensar que se trata de un cómic pícaro, infantil y chabacano. Si bien puede considerarse un poco de esa forma a Sex Criminals (algo con lo que los autores en efecto se divierten mucho), también contiene importantes críticas a la educación sexual que recibimos siendo niños en camino a ser adolescentes, que a menudo es poco, mala y tarde, tanto respecto del sistema educativo per se como también en las familias, con muchos padres que no saben lidiar con este aspecto del crecimiento de los niños. De hecho, buena parte de este volumen y del anterior está dedicado a cómo


Las maneras de los autores para lidiar con tanto contenido (la historia de amor, el pasado de sus protagonistas, el thriller de la Policía del Sexo, los comentarios críticos sobre la educación sexual y sus aportes al respecto, etc.) tienen que ver netamente con su excelente narrativa, explotando los recursos que brinda este medio tanto como pueden. En este sentido tenemos las rupturas de la cuarta pared con los personajes hablando directamente al lector, los recuadros de pensamiento en los cuales también comentan mucho para el lector, la utilización de los colores, los saltos temporales para contextualizar un diálogo con un flashback, y tanto (mucho) más. Sex Criminals realmente es un cómic que merece un análisis detallado en sus aspectos narrativos (lo cual dejaremos para otro momento), a la vez que también sería interesante abordarlo analíticamente por su temática.
Pero, por sobre todas las cosas, Sex Criminals es un cómic que nos interpela directamente y sin tabúes respecto a cuestiones fundamentales para nuestra vida, muy bien logrado en todos los aspectos y que por ello merece ser leído y disfrutado una y otra vez (como al buen sexo). Y, por supuesto, esperamos que el público acompañe y Astiberri siga adelante con su edición castellana al igual que sigue firme la edición norteamericana.