Comic de superhéroes 100% pata negra
Llega por fin el tomito de la tercera colección de Superman (en este caso Jon Kent) y es que la desaparición progresiva de la grapa y lo que parece una política (generalizada en el mercado) de contención de publicaciones ha hecho que se espacie la aparición de los números de la “nueva” etapa de Jon Kent.
No es un reinicio, porque esto es DC y aquí los reinicios son reinicios de verdad. Jon vivía una etapa muy gratificante con Taylor a los guiones, vino Dark Crisis con su protagonismo, regresó de Superman-padre y… ¿Cómo queda Jon?
Pues lo largan de la Tierra, o sea de su dimensión. La Tierra es demasiado pequeña para tanto Kent.
DC con buen criterio mantiene a su mejor guionista comandando la colección de Superman Jr. Da la sensación de que si no lo aguanta un gran nombre, Jon pasará a ser mucho más insustancial y/o forzado.
Antes de Crisis Oscura Taylor le dio fondo (con polémica) y una personalidad definida a Jon Kent. Modernizó el mito de Superman, un postadolecente (aunque esto tiene miga) mucho más conectado con los tiempos. Sin dejar de respetar el sistema de valores del Superman clásico, Taylor tocó un par de resortes y le dio dimensión propia, con más fondo que el propio Kal (aunque veremos lo que dura eso).
A la vuelta de Crisis Oscura nos encontramos con Jon vagando por el multiverso con unos brotes que le hacen asumir los poderes eléctricos de una etapa tremendamente controvertida de la franquicia.
En el multiverso tenemos a Ultraman haciendo limpieza de Supemanes como si de un editor que ha venido a la editorial a hacer limpia de versiones inconexas. Ultraman se cruza con Jon (una cuenta pendiente) y se salva gracias al Superman de Injustice. El choque emocional para el tirano kryptoniano hace que se repleantee su manera de actuar, no su “política”, pero si su implacabilidad.
La trama avanza rápida, casi demasiado. El contraste con Injustice es considerable e incluso con la propia colección previa de Jon. Aquí el joven héroe sirve como (una vez más) espejo moral y elemento de reflexión para los héroes… protagonistas de Injustice. Jon les reprocha su forma de actuar conociéndoles como les conoce… en su Tierra, o sea, que no son los mismos personajes. Esto es algo que Taylor pasa de puntillas.
El tomo encaja con este arco al milímetro y al final se cierra de forma bastante sorprendente… si no eres lector de Nightwing. Más o menos en la misma época estos números de Superman, resolvió un conflicto de manera parecida en NW. Y es una pena ver la pauta porque es un recurso, no solo original, si no que da mucho más fondo y profundidad al cómic.
Taylor se prodiga mucho pero puede que sea en esta colección en la que está mejor. La trama multiversal no se le escapa de las manos, los contrastes con las diferentes versiones de personajes es fluida, curiosa, que puede despertar la curiosidad del fan nuevo y captar el interés con sus guiñitos al de toda la vida. La historia avanza prístina con sus momentos de acción justificada y con sus reflexiones. Nada es gratuito. Taylor demuestra su sobresaliente capacidad de síntesis y su dominio nada patatero de los cliffhanger. Además es respetuoso con el bagaje de los personajes y los hechos que han estado viviendo hasta (casi) el último minuto.
Todo es armonioso. Un cómic del que el 80% se puede entender sin leer el texto y con un bagaje medio de los personajes. Pero el punto fuerte, al menos en este tomo, son los diálogos. Son auténticos puñetazos de concreción. Precisos, contenidos, diamantinos y preñados de contenido. Cada frase, cada giro tiene matices significativos para los lectores de DC. La calidad y el cariño en cada frase, en cada diálogo demuestra un cariño y un amor por los personajes que hace que los fans contemplen con cariño el trabajo de Taylor. Un diez al traductor que es capaz de mantener el punto necesario al plasmar el texto al castellano.
Clayton Henry posiblemente sea el dibujante que mejor traslada el guion del australiano al papel. Sin alharacas técnicas ni virguerías que no aportan nada, Henry va de cara a barraca, va a explicar la historia y a hacer lo más difícil y los más característicos de esta colaboración de ambos autores: explicar más con menos. La capacidad de síntesis del dibujo es necesaria para narrar tantos matices en tan pocos líneas. Expresivo e intenso cuando es necesario, Henry da el ritmo necesario con un estilo expresivo, claro, bello, magnético y sencillo.
Colabora Darick Roberson en un número intermedio (que no un fill-in) y a pesar de su calidad, se echa en falta al dibujante titular. Robertson no es el dibujante ideal para plasmar la pura acción superheroica de este tebeo.
Se trata en definitiva de un cómic puro de superhéroes, esencia deceíta en un alto grado de pureza. Multiversos, versiones perversas, acción, dilemas morales y mucho trasfondo entomológico.
Sin querer ser dogmático, se trata de una de les mejores colecciones que publica DC en la actualidad. Y no estamos en un mal momento (en lo que a calidad se refiere).
Lo mejor
• Puro cómic de superhéroes del bueno.
• Tom Taylor.
Lo peor
• Que tarde tanto en llegar.
Muy bueno
Guion - 8.7
Dibujo - 8
Interés - 8.5
8.4
Para fans y no fans del personaje. Una gozada, pura diversión deceíta.
