Hellboy 2: The golden army

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HELLBOY 2: THE GOLDEN ARMY
(EE.UU. 2008)
Director: Guillermo Del Toro
Intérpretes: Ron Perlman (Hellboy), Luke Goss (Príncipe Nuada). Doug Jones (Abe Sapiens), Selma Blair (Liz Sherman), Seth MacFarlane (Johann Krauss -voz)
Duración: 110 minutos
Estreno en España: 29 de agosto

Una semana más, contamos con la colaboración de Juan Peña, quien como uno de los privilegiados que ya ha tenido la ocasión de visionar Hellboy II: The golden army, nos acerca sus impresiones acerca de las nuevas aventuras cinematográficas del personaje creado por Mike Mignola. No sin antes recomendar la visita de la completísima web oficial de la película, entramos en materia…

Hellboy 2: The golden army, por Juan Peña

Sinopsis: Nuada, el heredero renegado de los elfos, regresa para restaurar la gloria perdida de su raza y acabar con la tiranía humana. Su plan es despertar al Ejército Dorado, una armada indestructible de seres mecánicos construida mucho tiempo atrás, y conquistar el mundo con su fuerza imparable. Mientras tanto, Hellboy, ignorante del peligro, «disfruta» de la vida en pareja, ansioso por salir a la luz pública y receloso de su nuevo compañero de equipo.

Calificación: 7,9 sobre 10

Parece que esta secuela viene con la lección aprendida. Después de un ejercicio de mercadotecnia, Hellboy busca asegurarse el Olimpo de la taquilla explotando lo que mejor le funcionó en su primera parte. El humor socarrón del protagonista, la comicidad del jefe del B.P.R.D., la parte humana del demonio, las escenas de acción y las fantásticas criaturas surgidas del buche de Del Toro son las cartas que “Hellboy II: El Ejército Dorado” pone sobre la mesa para ganarse el favor de Los Que Se Rascan El Bolsillo.

Aunque el resultado general es satisfactorio, me da la impresión de que la película se siente en la obligación de recorrer algunos clichés trillados como concesión a los cánones tradicionales del “blockbuster”-cómo te quiero, qué gran sacrificio, qué fuerte y gracioso soy, por qué no me quieren-, como si estuviera insegura de triunfar sólo con sus propias bazas e invocara con sacrificios el favor del Gran Público. Del Toro ejerce de funambulista por el delgado hilo entre el «fandom» duro y el espectador ocasional que se decide entre la de monstruos, la de tiros y la de amor. Bueno. Tampoco es para tanto.

Al fin y al cabo, «Hellboy 2» es una prueba de fuego para que el mexicano se consolide como “autor” en el engranaje de los grandes estudios –aunque ya haya firmado para «El Hobbit», el presupuesto a su disposición puede depender del éxito en taquilla del Demonio Rojo- después de que su Laberinto del Fauno le aupara al cielo creativo y rindiera a la crítica de medio mundo a sus pies.

“Hellboy” Willis

Pero lo que me más me chirría de este Hellboy socarrón y temerario es que a veces se parece demasiado a Bruce Willis. Me entra la impresión de que el tipo que salvó el Nakatomi Plaza se pintó de rojo y se puso unos cuernos rotos de plástico para volver a tomar al asalto los cines. Hellboy, sediento de popularidad y con el síndrome Spiderman («Por qué me odia todo el mundo si soy más bueno que el pan») se acerca más a un simple brazo ejecutor que a un investigador de lo paranormal. Más músculo, menos cerebro, más corazón.

Que no se rasguen las vestiduras los puristas: sobrevive la esencia «mignoliana» -muy cercana a la visión de Andrzej Sapkowski en la saga de Geralt de Rivia- de reinterpretar el folklore popular. El enemigo que protagoniza esta secuela no es otro que los Sidhe, la raza fantástica de la mitología celta que guerreó contra los pobladores humanos y hubo de retirarse a su mundo invisible tras perder la contienda. El rey Balor, uno de los secundarios del film, aparece en la mitología celta como uno de los más feroces antagonistas de los héroes, el rey tuerto de los Fomorians, aunque en “Hellboy 2” ofrece una cara mucho más clemente. También aparece el Hada del Diente (Tooth Fairy, que es como los anglos llaman a nuestro «Ratoncito Pérez”) como otro de esos cuentos populares desviados hacia el Lado Oscuro y explicados pseudocientíficamente, marca de la fábrica Mignola.

La fiesta empieza muy bien, con la imaginativa historia del Ejército Dorado, rodada de una forma muy peculiar. Después, la escena que introduce al Príncipe Nuada en la historia acaba de poner la guinda en el pastel. No todo el monte es orégano y, a partir de entonces, el film parece más una sucesión de escenas que un hilo bien trenzado. Perlas dispersas en la mesa, cercanas entre sí, en lugar de a un collar bien hilvanado. Las secuencias de acción son bastante buenas, por cierto, especialmente la final.

Monstruos contra un demonio

Respecto a las criaturas, el director mexicano sigue fiel a su máxima de combinar trajes y maquillaje con CGI. Buenos diseños –de personajes y de escenarios- aunque sigo pensando que Del Toro es muy colorista para las oscuras viñetas de Mignola. La mayoría de los monstruos son impresionantes, alguno con el ineludible toque Lovecraftiano, como el Ángel de la Muerte o el Dios del Bosque (por cierto, ¿no os recordaba el Hombre Pálido a Y’golonac?).

Sin embargo, alguna escena -el Mercado Troll, que me retrae un poco al «Neverwhere» de Neil Gaiman, ¡o a un Fraggle Rock desatado!- parece hecha exclusivamente para lucirlas. El mexicano se desboca donde se contuvo en «El laberinto del fauno» y a veces corre el riego, como George Lucas y sus muñecos, de caer en un remake involuntario de «Dentro del laberinto».



Del Toro carga también las tintas en la «cotidianeidad» de los monstruos: los enamora, emborracha, encela, entristece, y, en definitiva, los convierte en personas con las que la audiencia no comiquera pueda conectar y superar la etiqueta de «película de superhéroes». Él lo justifica diciendo que es partidario de los héroes falibles. A veces funciona, otras te golpea un poco a lo WTF! En este sentido, una de las escenas, el momento Barry Manilow, lo que en España sería el momento Julio Iglesias, ha sido una de las más comentadas y tiene un poco de lo mejor y de lo peor del film. Es una escena divertida pero que nunca veríamos en un cómic de Hellboy, creo yo.

Nuada, el villano que surgió del frío

El plato fuerte de la película es el fantástico Príncipe Nuada, cuyo odio contra la raza humana traspasa la pantalla. La interpretación de Luke Goss es genial, dispara dardos de hiel en sus diálogos, en sus miradas, en sus amenazas. Es una venganza largo tiempo esperada y se nota. Vaya si se nota. Sus escenas de acción opacan al mismísimo Hellboy y se roban la función. El único pero -y es un pero muy grande- es que con la aparición de su «yang», el espectador adivina el probable final del villano. Por cierto que físicamente Nuada es clavadito a Elric de Melniboné. ¿Es su dualidad con la princesa Nuala un homenaje a la relación entre Elric y su amor Cymoril, que impulsa los vientos del Último Emperador de la Isla del Dragón?



Otro de los personajes que aprueba con nota es “el nuevo” del B.P.R.D, Johann Krauss, quien protagoniza unas cuantas escenas divertidas. Aunque permanece en segundo plano, se revela como un buen añadido. No es ésta la única de sus creaciones que Mignola logra añadir al universo cinematográfico del Demonio Rojo en esta secuela. En la secuencia de apertura veréis a un Hellboy como nunca lo habíais visto… en pantalla (‘nuff said).

Para cerrar, y a pesar de los hachazos varios que podéis leer por encima de este párrafo, «Hellboy 2» agradará a los fans acérrimos del Demonio Rojo y del cine de acción y aventuras. Espero que os contéis entre ellos. Y si no, pues que la disfrutéis igualmente. Encarecidamente ruego que os atreváis con la Versión Original, para disfrutar de la portentosa voz de Ron Perlman como Hellboy y del mismísimo genio tras «Family Guy», Seth MacFarlane, como Johann Krauss.

Lo mejor: El Ejército Dorado, la historia de su origen, el villano y la secuencia final.

Lo peor: Los clichés por los que la película se siente obligada a pasar.

El momento: La discusión de Johann Krauss y Hellboy en la sala de taquillas.

Enlace a resultados de taquilla por el momento
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Ciudadano cero
Ciudadano cero
19 julio, 2008 15:36

¿COMO QUE UN «7,9»? ¿Cuales han sido las ultraprecisas directrices que le han llevado a puntuar la pelicula con tan preciso decimal y no con un 8?

Juan Peña
19 julio, 2008 20:30

Ja ja, pues creo que situarla al borde del Notable alto. Creo que a veces es un poco demasiado palomitera para llegar al 8, pero la factura es buena y es un buen film.

Roger
Roger
Lector
21 julio, 2008 8:59

Te importaría decirnos que nota le diste a la primera

Ya apuestos mi nota para Hellboy 8,5.

curioso
curioso
Lector
21 julio, 2008 10:33

pese a estar algo alegado del aire tenebroso de los comics, las pelis de hellboy son una gozada.
me encantan!

Pablo
Pablo
23 julio, 2008 1:33

Sin duda es mucho mas solida que la primera pelicula. la gente en la sala estaba muy encantada con la historia, con el Humor y con la trama de esta entrega.

Me dejo mas satisfecho esta pelicula que El caballero de la Noche.

popsip
popsip
2 agosto, 2008 17:26

la voi a ver por mi cumple!! es genial!

cisco
cisco
2 agosto, 2008 17:28

hell boy es … rojo y tal y tal

Danko
7 agosto, 2008 9:53

Hola!

soy Danko, un joven dibujante que se esta abriendo por el mundo de la historieta, hace tiempo que trabajo para editoriales extranjeras y pronto publicare un album de 44 paginas. con un personaje central.

visitad mi blog, alli muestro varios de mis trabajos y varios articulos, que abarcan todos los temas posibles.

sputnik
sputnik
Lector
29 agosto, 2008 14:02

El aire mignoliano sobrevive, y nunca mejor dicho. El parecido entre cómic y peli es de milagro. El propio Mignola lo defiende más como una «versión de Del Toro de Hellboy» que como una adaptación fiel. Como si hubiese hecho una peli de uno de los «casos extraños», en los que otros autores hacen sus propias historias de Hellboy.
Pero está bien. Hoy la veré en pantalla grande, para juzgarla como corresponde.

sputnik
sputnik
Lector
29 agosto, 2008 14:08

Y buff… a mí el malo me pareció lo peor. Un soso de planes y personalidad típicos como no veía desde La Jungla 4.0. Parecía que solo supiese cabrearse y saltar.