Este del Oeste- Libro 2

Reseña del segundo tomo de Norma Editorial de Este del Oeste, la obra de Jonathan Hickman y Nick Dragotta para Image.

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1959
 
Este_del_Oeste_Portada

Edición original: East Of West, Vol. 2: We Are All One TP.
Edición nacional/ España: Norma Editorial (2014).
Guión: Jonathan Hickman.
Dibujo: Nick Dragotta.
Entintado: Frank Martin.
Color: Frank Martin.
Formato: Rústica de 144 páginas.
Precio: 17 euros.

 

Las variaciones y las mezclas de distintos géneros e historias siempre resultan interesantes. Pero la excelencia no está en eso, si no en la creatividad para hacerlas tuyas y crear una obra y un mensaje único a través de una voz. Este del Oeste es eso. Es el resultado de la fusión de Juego de Tronos, con el western, con el pulp, con la ciencia ficción y el Apocalipsis. Pero sin embargo, gracias a la buena labor de la mente detrás Este del Oeste es mucho más que la suma de sus partes.

Y es que si algo es Este del Oeste es, ante todo, un ejercicio narrativo de primer nivel. Una serie que no solo resulta interesante, si no que es realmente imaginativa y autoconsciente que, como el mejor posmodernismo, integra una serie de referencias más o menos veladas de todos los medios posibles, pero las integra, el autor no se queda en el mero catalogo de cosas que le gustan, como hacen mucho, creyendo que eso tiene interés per se.
Resulta fascinante como Hickman nos plantea multitud de cosas y nos varia la situación de forma impredecible (aunque siempre verosímil y coherente) número a número, en un cómic que si bien resulta algo más denso (suele ser habitual en este escritor) que bastantes de sus competidores del mercado americano, resulta un lectura sumamente estimulante y dinámica.

El guionista, en esta obra parece haber logrado un equilibrio entre su obra de arquitecto que se toma sus tiempos sembrando todo, pero que conducen a unos climax absolutamente fascinantes, pero que puede resultar tedioso el camino hasta llegar a ese punto, y el ritmo, ya que al lector no deja de darle la impresión de que, en este caso, las historias funcionan por sí mismas, y no exclusivamente como parte de un todo.

Si hubo una presentación y un arco en el primer tomo, este segundo no se acomoda y hace jugar a las piezas que tiene en todo momento. Hay evolución de los personajes y en las historias horizontales. Se nos presenta nuevas tramas y conflictos que darán juego a medida que la historia avance resultando este segundo acercamiento un magnifico ejercicio de equilibrio totalmente loable.

Hickman en este segundo tomo parece querer decirnos que nadie es invulnerable y que todos podemos vernos afectados por decisiones de terceros. Que como el destino nuestro puede estar marcado por la arbitrariedad de nuestros cohabitantes.

Se puede presenciar en la evolución del arco de su personaje de Muerte, que si en el primer arco se nos mostraba como ese forajido implacable con una motivación clara, que se convierte en su única debilidad, pero que finalmente pierde. En este segundo arco se vuelve a un personaje con características similares, pero todavía cava más hondo. Su Muerte nos toma al rubio de la trilogía del dólar, aunque movido por motivaciones más personales y emocionales, algo sorprendente teniendo en cuenta de la tradición de esta figura histórica. Hickman logra decir algo nuevo de un personaje del que parecía que se había dicho todo. Al igual que sucede con su particular visión del resto de los jinetes del apocalipsis.

Pero no son los únicos personajes interesantes de Este del Oeste. En este segundo tomo, logra sacar tiempo para profundizar acerca de las ambiciones y los planes de los distintos “clanes”. Y es que si hay algo presente en este elemento de Este del Oeste es uno de los temas recurrentes en la obra de Hickman: las conspiraciones políticas.

Eso también se puede ver en las construcciones artificiales que responden a seres humanos. Son tan frágiles como nosotros mismos. Que nada es intocable y que, como sucede en otras novelas ríos en las que se inspira de forma evidente, como Juego de Tronos, no hay nada perdurable, las alianzas y traiciones se pueden dar de cualquier personaje en cualquier momento.

A su vez, no resulta menos desdeñable e interesante el comentario sociopolítico que crea Hickman en un fragmento en el octavo capítulo de su historia. Nos habla del cinismo de una clase dirigente, con una agenda propia y como el pueblo no son más que herramientas para sus propios planes, y sobre como en cuanto se cuestiona la hegemonía del liderazgo de alguien, el poder se presenta frente nuestro con su verdadera cara: despótica y despiadada. Bajo una aparente normalidad supuestamente centrista, se están llevando a cabo atentados contra las libertades civiles que enorgullecerían a Maquiavelo, a lo que solo estamos armados con la posibilidad de trasladar el malestar a la calle para gobiernos ciegos y sordos, pero nunca mudos. En este tomo no deja de ser fiel reflejo de la realidad, aunque hay que tener en cuenta que publicó antes de la reaccionaria respuesta que representa Trump. Veremos si Hickman se atreve a llevar ese análisis a la actualidad americana en los sucesivos números.

La sinergia y el entendimiento entre Nick Dragotta y Jonathan Hickman vuelve a estar patente en todas y cada una de las páginas que componen los números recopilados por Norma Editorial. Mantiene una línea visual a la exhibida en el primer tomo, donde no hay grandes estridencias ni nada de experimentación (salvo, tal vez, en determinadas y contadas composiciones de página), pero que resulta muy efectiva enmarcada dentro de la historia que se nos plantea, que, sin duda, es la gran baza de Este del Oeste. Dragotta se nos muestra como un artesano que sabe cuál es su lugar y que es lo que debe y no debe hacer, un dibujante que está completamente al servicio de la historia y que, teniendo eso en mente, desempeña una labor fundamental a la hora de diseñar visual e icónicamente un mundo tan estimulante como el que se presenta delante de nuestros ojos. A su vez, es un narrador solvente, sabiendo manejar perfectamente el número de viñetas necesario, los “tiros de cámara”, la composición, etc. Es un narrador invisible, pero tan necesario como para la obra final como la historia.

Frank Martin también contribuye a mantener la identidad y la unidad visual a través de su labor como colorista, manejando los mismos mecanismos que mostró en su trabajo anterior. Tal vez, por los ambientes que se nos presentan, hay una paleta de colores más oscura. Siempre resulta todo un valor que, sin lugar a dudas, encaja y engrandece el trabajo de Dragotta.

La publicación de Norma Editorial recoge los números 6-10 USA, además de unas breves biografías de los autores.

El segundo tomo no solo mantiene el nivel plasmado en el primero, si no que aumenta las apuestas, resultando una historia que no solo es interesante per se, si no que tiene un potencial que indica que no va a dejar de ir a más. Si algo destaca por encima de la excusa genérica, la ambientación y las referencias culturales, es que este es Hickman haciendo de Hickman. Y que siga.

  Edición original: East Of West, Vol. 2: We Are All One TP. Edición nacional/ España: Norma Editorial (2014). Guión: Jonathan Hickman. Dibujo: Nick Dragotta. Entintado: Frank Martin. Color: Frank Martin. Formato: Rústica de 144 páginas. Precio: 17 euros.   Las variaciones y las mezclas de distintos géneros e historias…
Guión - 9
Dibujo - 8
Interés - 8.5

8.5

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Anónimo
Anónimo
14 enero, 2017 23:58

Hola soy Nick Dragotta y quería decir que hay un error en el artículo… vale, no.
Esta obra siempre me ha llamado la atención, pero hasta ahora han pesado más los precios de Norma y que -no habiendo leído nunca nada de Hickman- es un autor que me da un poco de pereza por algunas voces que señalan en él defectos bastante graves tipo que sus obras al final nunca van a ninguna parte o que tiene un estilo demasiado complejo, etc… no lo sé, ya digo que son opiniones de otros que tan sólo repito. Tal vez cuando cierre la serie si la valoración general es buena me anime con «Hickman en el oeste».

PD: Espero que nadie se haya tomado a mal la broma del principio. Personalmente entiendo de algún modo la postura de ambas partes y creo que desactivar el sistema de «positivos/negativos» ayudaría a no avivar los conflictos porque al fin y al cabo es un modo de ser «pasivo-agresivos» entre nosotros.