Hall del Atelier
Aprovechando la visita de SHIRAHAMA Kamome a nuestras tierras (gracias infinitas Milky Way y la organización del Manga Barcelona), me gustaría re-recomendar esta increíble serie que goza con un dibujo único y unos personajes que tienen para otra entrada aparte, haciendo especial mención en su sitema de magia. Queda más que patente con la obras de Endevi o incluso el one-shot de Watashi no Kuro-chan que es capaz de maravillar con solo su dibujo y trasmitir una belleza mística y etérea como la inocencia infantil.
Esta artista ha usado el dibujo como terapia para disipar sus dudas y complicaciones existenciales a la par que empujarla como persona hacia delante. Como ha admitido ella misma, era una muy insegura, la cual salió adelante en forma de competición con sus compañeros de Bellas Artes en Tokyo. De estas experiencias podemos ver mucho en las pequeñas aprendizas a maga del Atelier de Quifrey, cada una representando una forma de avanzar en este su arte. También ha evidenciado sus influencias, contando entre ellas el Art Nouveau y Art-Decó, que sobre todo en su one-shot con el que se dio a conocer y su primera serie se percibe esta brisa afrancesada en sus creaciones. Sobre sus estanterías de referencia reposan autores como MIYAZAKI Hayao, Alfons Mucha o Mœbius.
En esta ocasión quiero centrarme en algo que le da el trasfondo de dibujo perfecto. Como J. R. R. Tolkien se sacó un idioma élfico de la manga, y Brandon Sanderson consiguió crear una serie de intrincadas magias (que funcionan como un tiro en sus libros narrando desde cómo se queman los metales para la alomancia o han de labrarse la potenciación en el archivo de las tormentas, sí, soy fan acérrimo, por si no se ha notado), Shirahama-sensei decidió que, al ser este un arte representativo, su magia también seria dibujada. Una magia duramente artística.
La magia blanda en palabras de Sanderson, es la que ocurre sin tener los personajes conocimientos de lo que puede y no ocurrir. Como los poderes de los magos de Tolkien o los hechizos de J. K. Rowling, es magia que nace de la magia y domina sobre todo lo demás. También el autor del Cosmere indica, con mucho atino, que la capacidad de resolución de conflictos de la magia ha de ir en proporción al entendimiento de la misma por el lector, así una magia que surge del éter fácilmente no ha de ser la que haga de llave maestra a la trama; pero una con un mecanismo intrincado como ganzúas puede ser maravillosa de verla atravesar la cerradura. Por ello los mundos de Tolkien y Rowling son tan intrincados y ricos, llenos de tramas, razas y personajes con los que hacer volar la imaginación. Sin desmerecer estos aspectos a Sanderson o Shirahama-sensei, que además de esto, emplean la magia como un mundo más al que adentrarnos.
Más de uno, y yo incluido, puede poner a priori la magia de Atelier la que se nos presenta en el mundo de Harry Potter a la par. Una donde los alumnos la van descubriendo a los pocos, con la prohibición de revelarse a la población, aplicada con un objeto mágico como las varitas o con tinta, con diferentes aplicaciones, ventajas y riesgos… Pero donde en el mundo de Rowling se separa tajantemente el mundo mago del muggle, en el de Atelier se unen y se protege el secreto para acotar la aplicación de este poder y el regularlo sin caer en la anarquía mágica.
Una magia para revolucionarlos a todos, Rowling vs Shirahama
Creo que la magia de Atelier es muchísimo más consistente y profunda que la del universo de Rowling, aquí los zapatos vuelan por el mecanismo explicado en los círculos y no porque, son objetos voladores y ya, o usar círculos conectados a ciertas zonas, complejos y con muchas restricciones y no usar una aparición porque eres un poderoso mago y san se acabó. Y aquí no es que intente restar valor narrativo a la magia de una franquicia en pos de la de otra, sino comparar la complejidad de estos dos tipos de idearios mágicos. Sumado a todo esto también tenemos el hecho de que los magos en el mundo de mágico de Shirahama-sensei está mucho más coartado que en el de Rowling. En este un mago no puede aprender sobre curación. Una prohibición que intenta no llevar al mal uso de la magia para poder subsanar los problemas de la carne, al mismo tiempo que previenen de generar magos omnipotentes más cercanos a un Dios que a un humano. Aunque como siempre, las prohibiciones levantarán disidentes y muchas preguntas en las pequeñas aprendizas.
No sé qué pensar sobre la magia prohibida en esta serie. Entiendo que el llevar círculos mágicos en la carne permite ocultarlos cual arma, o cambiar la carne en forma de transmutación bestial. Pero.. ¿será una crítica velada a los tatuajes? Que en Japón se mantiene esta particular aversión a la tinta en la piel por relacionarse con la yakuza, y en verdad no creo que vayan por ahí los tiros. Que será más por lo primeramente mencionado antes que por el estigma que tienen.
Quizás lo que hace a un mago capaz de usar ciertas magias en el mundo británico Rowliniano sea la práctica y aprendizaje de las mismas, pero lo vago de esa descripción juega en ablandar su sistema mágico. En Avatar: la leyenda de Aang este entrenamiento en las artes mágicas guarda una relación mucho más estrecha, pues para controlar uno de los elementos de la naturaleza has de volverte como ese elemento. Duro, fuerte y resistente para el control de la Tierra, cambiante para el control del Agua, poderoso y furibundo para el del Fuego y libre y en paz para el del Aire. Lo que lo acerca más a la magia de Atelier, pues además de basarse en los cuatro elementos de la naturaleza más la luz, para ser un tipo de mago u otro se ha de practicar ciertos aspectos de la misma.
A medio camino estarían también la magia de la saga de Gerardo Maravilla y su caballo Sardinilla, que emplea un intercambio de fuerza interna por poder mágico o en Full Metal Alchemist que necesita de un intercambio equivalente y un conocimiento de círculos alquímicos (o de hacer cosas prohibidas). En estos dos ejemplos nos acercamos a la invocación de magias por la escritura, en una por runas mágicas y en otra por círculos de trasmutación.
Aquí es donde la magia de Atelier funciona de forma ambivalente, pues por una parte está acotada y tiene unos funcionamientos estrictos e intrincados, pero por otra está en constante avance. Es en sí un paralelismo al arte. Basado en la naturaleza y abdicado al humano, pero en continuo cambio y actualización. Y es que este creo que es la razón de ser de sus círculos y que funcione tan hermosamente bien en el medio en el que está narrado.
Para usar esta magia has de dibujar y dibujar y dibujar. Mejorar los trazos para que cada cresta funcione con la intensidad deseada, perfeccionar los círculos para que surja efecto, aprender a compatibilizar los elementos que se pueden emplear dentro de la composición. Y no solo esto. Has de estudiar, arriesgar, inventar, imaginar, compartir y ver magias por todos lados para que las ideas surjan y el arte evolucione, el arte mágico. Y que haya belleza en una línea recta por volverse una lanza atravesando el cielo, o en unas crestas que envuelven una forma natural con pocos trazos. O que con el arte se intente mitigar las penurias y miserias que nos encontramos en este mundo. No solo las artes plásticas, escénicas o literarias, también la arquitectura, ciencias puras y las digitales me aventuraría a decir, que como si líneas de código se tratara, cuando un hechizo no funciona del todo se puede cambiar de cien formas y a veces más de una es la óptima (la gente de Python que no me mate que sé que esta regla empieza a cambiar).
La magia de Atelier es la magia del Arte, que se reserva para los que se creen que necesitan un talento innato, pero quienes lo descubren y lo practican pueden hacer absolutas maravillas con la tinta que fluye al compás de su imaginación irreductible.
Esto ya no entra en la columna de opinión ni trata sobre magia, pero como lector encantado de recomendar Atelier of Witch Hat tengo que decir que es de las que me terminan haciendo llorar mientras sonrío en cada, uno, de, los, malditos, tomos. Que hasta tuve meses que no me atrevía a leerlos por no creerme merecedor de semejante joya si no trabajaba como los personajes que en ella viven. Es para todos los públicos, para todas las edades, para todos los gustos; pero como Blue Period, resuena más con cualquiera que tenga un afán artístico. Reverbera con unas ondas calmas que te mecen por dentro y llega a encontrar tu misma frecuencia rompiendo todo tu fuero interno.