Reproducción por mitosis y otras historias

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Edición nacional: EDT
Guión: Shintaro Kago
Dibujo: Shintaro Kago
Formato: 216 páginas – B/N – Rústica con sobrecubierta – 15×21 cm
Precio: 12€

 

¿Qué es el manga exactamente? O, mejor dicho, ¿qué condiciones tiene que cumplir algo para que sea considerado manga o cómic?

Con esta sencilla pregunta comienza el epílogo de Reproducción por mitosis y otras historias, la primera recopilación de historias cortas de Shintaro Kago que pisa tierras españolas. Si un aficionado intenta responder a esta cuestión, seguramente obtenga una fácil y rápida respuesta. Obviamente, cualquiera que haya leído un cómic puede definir de manera más o menos precisa qué es, o qué ha de tener algo para que así se considere. La definición más simple de cómic podría ser la narración de una historia a través del uso de dibujos incrustados en viñetas. Si queremos ir un poco más lejos podemos indicar que pueden existir o no bocadillos de texto, o que dos viñetas contiguas suelen estar situadas en la misma línea temporal, generalmente -aunque no necesariamente- una delante de otra.

Sin embargo, en este tomo, Shintaro Kago va más allá. Sobrepasa los límites de la imaginación y da rienda suelta a un espeluznante y fascinante concepto de lo que para él es cómic, rompiendo multitud de esquemas que creíamos ya establecidos y que son la base de la gran mayoría de creaciones dentro del noveno arte. En esta recopilación de historias que datan de entre el año 2001 y 2004, nos adentraremos en un universo completamente desconocido para nosotros.

Antes de nada, os debemos advertir que Shintaro Kago no escribe historias para todos los públicos, ni mucho menos. Si leemos algo de este autor sin estar concienciados de lo que vamos a hacer, puede surgir en el lector una repulsión absoluta hacia lo visto, leído o interpretado en las páginas en cuestión. Obviamente, y como todo, hay que saber por dónde empezar. Si uno llega virgen -en sentido figurado- a las páginas de Kago y se encuentra una historia con sexo, violencia, escatología y otras perversiones, es normal que se aleje de ellas como alma que lleva al diablo. Y es que la tónica general de sus historias gira enormemente alrededor de estos conceptos que tanto respeto nos producen.

Sin embargo, alguien que ya haya entrado en el género del ero-guro -aquel que usa escenas de sexo y violencia- gracias a autores consagrados como Suehiro Maruo, encontrará en Reproducción por mitosis y otras historias una buena obra que leer. Debemos añadir que hay que establecer una cierta separación entre las historias de Kago y Maruo porque, si bien el primero emplea elementos muy experimentales en sus obras con una importante carga de humor negro, el segundo se centra en la belleza y la armonía cada historia, creando composiciones casi poéticas.

Pese a todo, es al mirar más allá del humor negro, el sexo, la violencia y la escatología, cuando encontramos la verdadera genialidad de este autor. Kago es un autor muy experimental y no para de jugar con la composición de viñetas y bocadillos, dudando incluso de la bidimensionalidad del cómic y ofreciendo páginas tridimensionales plasmadas sobre el papel. Multitud de historias donde el protagonista es el cómic propiamente dicho y no sus personajes. En las siguientes líneas desglosaremos los experimentos que tienen lugar en Reproducción por mitosis y otras historias, por lo que no nos queda más remedio que poner el aviso de spoilers correspondiente.

Bienvenidos a la cabeza de Shintaro Kago.

Reproducción por mitosis

[…] Y yo me pregunto: ¿desde cuándo tenemos esos recuadros -viñetas-? ¿Fue primero el recuadro o el dibujo? Se incorporaron los recuadros porque se comprobó que sin ellos resultaba complicado expresar el paso del tiempo? […] Considero necesario estudiar este tema.

Reproducción por mitosis es la primera de las historietas experimentales de este tomo y, por consiguiente, del que recibe su nombre. En ella, Shintaro Kago juega con las viñetas y nuestra concepción del cómic en la que solemos asociar que dos viñetas contiguas suelen estar en la misma línea temporal, una delante de otra. Sin embargo, ¿qué pasaría si esto no fuera así? Imaginaos una única viñeta. Como nos comenta el autor en su magnífico prólogo, la sola existencia de esta composición de recuadro y dibujo resulta inestable. Para que deje de serlo, la propia viñeta comienza a reproducirse por mitosis, exactamente igual que si fuese una célula. La reproducción de la viñeta inicial generaría una viñeta que, si tenemos en cuenta la línea temporal, sería lo que acontecería inmediatamente en el tiempo. Si ésta a su vez se reproduce de nuevo generando otra viñeta, finalmente daría lugar a una historia.

¿Pero qué pasaría si la viñeta inicial no se reprodujese sólo una vez, sino varias, creando varias líneas temporales? Cada historia acabaría derivando en algo completamente distinto, pese haber nacido gracias a la misma madre. Todas estas multiplicaciones de viñetas acabarían sufriendo un deterioro parecido al que, según el autor, sufren las copias de una cinta de vídeo. Así pues, el dibujo se va degenerando hasta transformarse en algo completamente irreconocible y grotesco, que en nada tiene que ver con la viñeta inicial. Aquí tenéis dos (1) (2) ejemplos de ello.

Blow up

[…] El enorme cuadro se divide en dos a continuación. Después esos dos recuadros se dividen a su vez, lo que nos da cuatro de ellos. Después pasamos a tener ocho, dieciséis, treinta y dos, sesenta y cuatro…

En la historia anterior, Kago experimentó con la idea de que la división de viñetas puede crear una historia. Así continúa en Blow up, aunque variando un poco los elementos. Esta vez no estamos hablando de reproducción por mitosis de viñetas, sino que de una enorme viñeta a página completa, van surgiendo otras siguiendo la misma línea temporal. El novedoso concepto de esta historieta es que las viñetas se van multiplicando por dos a cada página que pasa, haciéndose cada vez más y más pequeñas, tanto que llega a ser imposible ser conscientes de lo que está pasando en la historia. Llegados a un punto, el recuadro es tan sumamente pequeño que es estrictamente necesario suprimir los bocadillos -algo no imprescindible para que exista el cómic- e incluso el propio dibujo, quedando una composición de recuadros y sombreados que, en conjunto crean un mosaico. ¿Esto es cómic? ¿Un conjunto de viñetas sin dibujo interior ni bocadillos que forman una figura? Shintaro Kago lo tiene bastante claro. La división no es la esencia del cómic.

Precauciones innecesarias

Sea como sea, hablemos de reproducción por división o de unión, una retahíla de cuadros deja entre sí ciertos espacios en blanco en los que no hay nada. Y, sin embargo, podría ser que en esos espacios sí hubiera algo.

Una vez más, Kago nos rompe otro de los esquemas que tenemos establecidos en cuanto a cómic. Nadie en su sano juicio afirmaría que en esos espacios en blanco entre viñeta y viñeta pudiera desarrollarse una historia. ¿Qué pasaría si contásemos con un único dibujo a página completa y encasillásemos diferentes mirillas -seis, en este caso- en forma de viñeta? Pues obviamente nos encontraríamos con historias diferentes sobre el mismo dibujo base.

En esta imagen proporcionada por Marc Bernabé en su blog Mangaland podemos ver la primera de las siete breves historias de este tipo de las que consta el tomo. El especialista nos habla de una de las traducciones más complicadas a las que se ha tenido que enfrentar, puesto que con los mismos diálogos deben crearse dos historias completamente diferentes.

Con este experimento, Shintaro Kago nos muestra una manera tridimensional de interpretar el cómic. Pero no la única.

Génesis ciudadana

¿No podría explorarse la posibilidad de que el dibujo tuviera volumen? Los dibujos contenidos en los recuadros del manga expresan sobre una superficie bidimensional cosas que existen tridimensionalmente en la realidad. […] Imagina la parte frontal de la cara de una persona representada en cómic. ¿Es eso una cara humana de verdad? Visto el dibujo de frente, es cierto que parece un rostro humano, pero ¿es prudente creerlo a pies juntillas?

En su afán por explorar la tridimensionalidad del cómic, Shintaro Kago nos presenta uno de los experimentos más fascinantes que he tenido la oportunidad de ver. Una viñeta es una representación bidimensional de un dibujo y, por norma general, solemos no dudar de lo representado. Nuestra concepción global no sólo del cómic, sino del mundo en general, nos ha creado unas ideas que no son fáciles de alterar. Si vemos representado en papel la figura de una cara, pensaremos sin ninguna duda que detrás de ésta habrá pelo. Sin embargo, Kago es capaz de mostrarnos la misma viñeta dando dos visiones diferentes gracias a cambiar el ángulo de percepción de ésta, mostrando un enorme dominio de las perspectivas y creando composiciones realmente interesantes.

Al igual que sucedía en la historia Reproducción por mitosis, en ésta también veremos una deformación de la historia hacia algo completamente grotesco y sin sentido, donde varios de estos prismas en forma de página de cómic se ven reunidos en la misma página bidimensional, entrelazándose entre ellos y generando un desconcierto absoluto. Aquí tenéis un pequeño ejemplo.

Enlaces de interés
  1. EDTL’enfant terrible del manga, por Marc Bernabé
  2. MangaLandTraducciones puñeteras – Reproducción por mitosis
  3. Zona NegativaEro-guro por partida triple de la mano de EDT
  4. Página web de Shintaro Kago
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Alberto de Sosa
Presentándome como uno de los más jóvenes del equipo, empecé a colaborar en el proyecto Zona Negativa en octubre de 2011 gracias a una recomendación del propio Marc Bernabé. Actualmente cubro –o intento cubrir– todo lo que tiene que ver con el manga publicado en España, tratando tanto noticias como reseñas. Mis andanzas en el mundo del cómic nipón empezaron relativamente tarde, aproximadamente en septiembre de 2007. Sin embargo, rápidamente me desvinculé de lo que serían los gustos típicos de los aficionados al manga. Actualmente soy un apasionado del manga clásico y con cada lectura intento no sólo entretenerme, sino aprender un pedazo de la historia del cómic nipón en todas sus vertientes: autores trascendentes, obras padres de cada género, etc. Y, con más o menos éxito, estos conocimientos que adquiero son los que intento trasladar a mis textos.
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Mr. X
Mr. X
Lector
21 septiembre, 2012 10:08

 Impresionante reseña, impresionantes viñetas. Cae este fin de semana.

billyboy
billyboy
Lector
21 septiembre, 2012 13:52

 Comic experimental el cual ya vi hace algun tiempo,esta muy bien,pero entiendo que a mas de uno pueda echar para atras por su particular puesta en accion y porque algunas veces degenera al gore mas absoluto aunque quizas en la siguiente pagina lo arregle convirtiendolo en otra cosa……pero esto es la esencia de este manga.

Ocioso
Ocioso
Lector
21 septiembre, 2012 14:12

O sea, esto es lo que vendría siendo Chris Ware en chinorri ¿no?
Lo que pasa es que tanto juego formal, tanta lectura en paralelo, tanta tridimendionalidad…para poner a una china cagando en la calle (que ya se podía haber ido a la vía como todo el mundo) Aunque si el autor se llama Kago ¿qué podíamos esperar?

La verdad es que me ha picado la curiosidad y no es muy caro. Alberto, una duda ¿esto se lee palante o patrás? Nnnca he leído en sentido oriental y eso me puede desmotivar.

Eduardo
Eduardo
Lector
21 septiembre, 2012 18:25

 ¿Sentido de lectura oriental u occidental?

David Fernández
21 septiembre, 2012 18:43

 Gran reseña, Alberto; y gran autor, una bestia parda que se desmarca con una serie de recursos bastante alucinantes.

Eduardo, el sentido de lectura es oriental.

NobTetsujin
NobTetsujin
Lector
21 septiembre, 2012 18:55

 «Lo que pasa es que tanto juego formal, tanta lectura en paralelo, tanta tridimendionalidad…para poner a una china cagando en la calle»

Es exactamente el comentario que iba a poner yo. Bueno, yo iba a poner japonesas en vez de china, pero ya nos entendemos.

Me da la sensación que va  a ser la típica obra que por ser «experimental» o «transgresora» ser le perdonan otras flaquezas (las páginas mostradas no me dicen nada), pero por otra lado queda la curiosidad. La ojearé a ver.