Poison 2: ¿Quién soy?
Edición original: Poison 2 – Qui suis-Je? FRA
Fecha de edición: enero de 2008
Autor: Laurent Astier
Norma – 96 pág – 9 €
Laurent Astier firma esta truculenta serie sobre la trata de blancas y la pérdida de la inocencia y de los propios valores.
En los sórdidos barrios de Lyon, Claire, policía infiltrada, da sus primeros pasos como prostituta. No tardarán en hundirse en los bajos fondos para seguir las ramificaciones de las chicas del este. Cada vez más lejos, hasta perderse a sí misma.
Sin orden pero en concierto, así se percibe el desarrollo argumental de Poison, una obra de serie negra que nos llega desde Francia pero que se rige por unos patrones narrativos muy norteamericanos.
De su debut destacamos, en su día, lo atrevido de su premisa. Emparentándose con el Sleeper de Ed Brubaker y Sean Phillips, Poison escogía explorar la degradación interior que debe sufrir todo agente infiltrado que mimetiza las conductas ”inmorales” del colectivo en el que se infiltra. Pero, mientras que al agente Carver (Sleeper) aquello que le hacía interrogarse sobre su degeneración era el número de asesinatos de personas inocentes que se había visto “obligado” a cometer, la protagonista de “Poison” ha escogido el sendero de las víctimas para elaborar su tapadera. Víctimas golpeadas por sus chulos, que deben abrirse de piernas ante cualquiera y necesitan de las drogas para anestesiar su asco. Clara “hace de“ prostituta.
Ahora, en la segunda entrega de Poison, decidimos fijarnos en la factura de este producto, puesto que dicha factura da también razón de su contenido.
Tiempo atrás, en una agradable comida que tuve el placer de compartir con el guionista y crítico Pepe Gálvez, éste defendía que una obra de género lo que es en la medida en que asume su desarrollo como serializado y sujeto al parecer del público. Una obra que debe producirse siguiendo unas pautas de elaboración que aseguren una periodicidad asidua, cuyos autores sepan descubrir sobre la marcha cuales son los recursos narrativos que les funcionan y cuales los que no y, ante todo, que busque gustar al público al que va dirigida y adapte su desarrollo a la reacción que este público va mostrando ante lo narrado previamente.
Sin suscribir del todo esta categorización de mi admirado Pepe Gálvez, convengo al menos que dichas características parecen hallarse presentes en esta “obra de género” que es Poison.
Por un lado, a partir de una “premisa base”, se percibe que la trama avanza con una cierta espontaneidad, con detalles de improvisación y algo de desproporción en el espacio que dedica a unas escenas y otras. De todas formas, si no hace mucho comentábamos con Mr. Punch que una planificación argumental rigurosa no es un valor en sí mismo, también podemos asumir que este “libre transcurrir” de Poison no resta potencia ni calidad al conjunto.
Por otro lado, se observa en el apartado gráfico una voluntad de narrar con contundencia y agilidad que, por eso mismo, sacrifica cualquier intento de preciosismo. El dibujo de Poison es expresivo sin ser detallado, atractivo sin ser realista y fresco sin ser experimental.
Así podemos concluir que nos hallamos ante un trabajo de largo recorrido que escoge la vía del género para gustar al lector y una premisa argumental de gran atrevimiento para interesarle. A mí me tiene pillado 😀
