#ZNCine – Crítica de Spotlight, de Thomas McCarthy

2
1091

 

Dirección: Thomas McCarthy
Guión: Thomas McCarthy, Josh Singer
Música: Howard Shore
Fotografía: Masanobu Takayanagi
Reparto: Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams, Liev Schreiber, John Slattery, Stanley Tucci, Brian d’Arcy James, Gene Amoroso, Billy Crudup, Elena Wohl, Doug Murray, Sharon McFarlane, Jamey Sheridan, Neal Huff, Robert B. Kennedy, Duane Murray, Brian Chamberlain, Michael Cyril Creighton, Paul Guilfoyle, Michael Countryman
Duración: 121 minutos
Productora: OpenRoad Films / Participant Media / First Look / Anonymous Content / Rocklin / Faust
País: Estados Unidos

 

Una de las cintas más exitosas de la temporada, en lo que a premios y nominaciones se refiere, está siendo la que hoy traigo a colación por aquí: Spotlight o, como se ha traducido en algunos países hispanoparlantes, En primera plana. Siguiendo la tradición marcada por un título tan memorable como Todos los hombres del Presidente, la película del realizador Thomas McCarthy adapta el libro en el que un grupo de periodistas volcó el relato de una investigación cuyas consecuencias y ecos resuenan profundamente en todo el mundo. Así como Carl Bernstein y Bob Woodward ganaron el premio Pulitzer por su trabajo sobre el caso Watergate, un cuarteto de investigadores de un diario de Massachusetts recibió el mismo galardón un cuarto de siglo después por sacar a la luz el estigma de la pederastia en el seno de la iglesia católica bostoniana. “Spotlight” era el nombre de este equipo y suya es la historia que se ha convertido en película.

La historia del filme nos lleva hasta la ciudad de Boston, a principios de la década pasada. El Boston Globe, una publicación de cadencia diaria que se percibe como un medio local centrado en la actualidad de la venerable urbe, afronta un nuevo cambio. Un nuevo editor en jefe, Marty Baron (Liev Schreiber) llega desde Florida para llevar al periódico al siglo veintiuno. Su aparición es recibida con suspicacias por parte de la plantilla, compuesta de forma total y exclusiva por personas nacidas, criadas y / o relacionadas profundamente con la capital massachusettense. Viene con fama de aligerar plantillas y, detalle importante, es un judío que va a desembarcar en el corazón del catolicismo estadounidense. Una de sus primeras medidas es la de conocer en profundidad la labor de Spotlight, el equipo de investigación de su nuevo diario. A través de su toma de contacto, la audiencia conoce de la existencia de un cuarteto compuesto por tres reporteros –Michael Rezendes (Mark Ruffalo), Sacha Pfeiffer (Rachel McAdams) y Matt Carroll (Brian D’Arcy James)- dirigidos por el veterano Walter “Robby” Robinson (Michael Keaton). Este grupo funciona de forma autónoma, escogiendo sus reportajes y dedicando a ellos meses de investigación, bajo la tutela y manga ancha del editor del Boston Globe, Ben Bradlee Jr. (John Slattery). Coincidendo con la llegada de Baron, una noticia reseñada en una columna menor del periódico llama la atención de éste: un abogado de origen armenio, Mitchell Garabedian (Stanley Tucci) afirma que el cardenal Bernard Law (Len Cariou), arzobispo de Boston, conocía de las actividades pedófilas de uno de sus sacerdotes sin haber hecho nada por detenerlas. Sin forzar al equipo de Spotlight para que investigue este tema, el nuevo editor en jefe sugiere que exploren las posibilidades del mismo.

La cinta narra en un ritmo pausado y sin estridencias la evolución de las investigaciones que desarrolla el cuarteto periodístico, hasta desembocar en la publicación de sus conclusiones. El hilo inicial de la trama es solamente el extremo de una intrincada madeja que, como la hidra mitológica, tiene muchísimas cabezas. Conforme avanzan el metraje y las pesquisas, afloran nuevas víctimas y nuevos abusadores, hasta un punto en el que los protagonistas se preguntan si no es el propio sistema el que está putrefacto. El hecho de plantearse una cuestión semejante en una ciudad tan vinculada al catolicismo como Boston queda patente en las reacciones que empiezan a producirse en el seno de las colectividades más próximas a esta confesión cristiana, pero también entre los propios periodistas. Una y otros han sido criados como católicos tanto en la casa como en la escuela. Puede que alguno se haya apartado de la práctica, pero el catálogo de enseñanzas, creencias y máximas que se recibe en los primeros tiempos de existencia marca profundamente el devenir posterior. Cada una de las personas que integran el cuarteto se enfrenta de forma diferente al hecho de que están removiendo los cimientos de una de las instituciones más prestigiosas de Boston, pero también los de su propia existencia.

El tono de la película es siempre constante, casi monocorde: no hay giros inesperados ni golpes de efecto; no hay concesiones al melodrama ni histrionismos de opereta. El escándalo que se investiga y que constituye el núcleo central de la trama es tan grave, tan terrible y tan desgarrador que no se requiere nada más. El adversario del equipo no emplea técnicas villanescas de vodevil o género negro; su estrategia es la del ejercicio de un poder en el que se ha ejercitado durante siglos, pues tal es su perspectiva de actuación. El propio cardenal Law aparece en muy pocas escenas, pero su presencia es perenne a lo largo de toda la historia. Es su propia influencia la que mueve a personas y entidades situadas en los estratos superiores de la estructura social bostoniana a tomar partido frente al Boston Globe y el forastero que se ha convertido en editor en jefe.

Una de las críticas que se ha vertido sobre esta película ha sido la de recordar poderosamente a los telefilmes de sobremesa de fin de semana que durante tantos años han acompañado a la audiencia los fines de semana. Puede que lo de «basado en hechos reales» pueda dar esa impresión, pero en mi opinión, esta cinta admite varias lecturas, de ésas que se realizan cuando se vuelve a revisar. Diversos son pues, los niveles en los cuales se mueve la trama:

En primer lugar, tenemos el objeto de la investigación y la enormidad del mismo. No es menester mencionar la gravedad del problema de la pederastia en el seno de la iglesia católica… o quizá sí, porque quince años después de los acontecimientos narrados en la película, sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes del gobierno eclesiástico. Situaciones similares se han reflejado en otras confesiones, en la forma de episodios de abuso infantil o en la aberrante regulación de los matrimonios con niñas, pero me estoy saliendo por la tangente.

En segundo lugar, podemos observar la estructura social de una ciudad de la importancia de Boston. La venerable urbe, habitada por cuatro millones y medio de personas, se convierte en un pueblo en el que la vida está estructurada en torno a sus instituciones más reverenciadas. Si una de ellas –el Boston Globe- entra en conflicto con otra –el Arzobispado de Boston- ¿qué es lo que puede suceder? ¿Hay que mirar hacia otro lado en pro de la concordia social o debe el periódico cumplir su función, aun a costa de generar una fractura en el seno de la población?

En tercer lugar, se trazan algunas pinceladas en torno a las complejas relaciones y juegos de poder en el seno de los Estados Unidos. La iglesia católica bostoniana es percibida como un “lobby” más, que juega sus cartas y emplea sus recursos para mantener o ampliar su influencia. En ese sentido, no es casual –y así se percibe por parte del cardenal Law y su entorno- que el nuevo editor en jefe del Globe sea judío. Piensan –y la audiencia también- que otra persona con una confesión distinta y más afín no habría dado el paso de enfilar a su principal equipo de investigación. A eso hay que sumar también el detalle de que el personaje de Schreiber no es bostoniano, de ahí que esté fuera de la influencia –tanto sentimental como práctica- de la tradición y costumbres de la ciudad.

Entrando en el apartado artístico, hay que destacar el buen trabajo que lleva a cabo el conjunto del elenco protagónico. Cada uno de los cuatro intérpretes principales desarrolló una acelerada labor de estudio de sus modelos de vida real, hasta el punto de mimetizarse con ellos. Cada uno de los cuatro reporteros cuenta con una personalidad diferenciada que permite enfocar la investigación y sus consecuencias desde otros tantos puntos de vista. La vehemencia expansiva de Rezendes; la paciente y casi acongojada escucha de Pfeiffer; la atormentada preocupación de Carroll; la circunspecta constancia de Robinson… cada uno se enfrenta al desafío de forma diversa; cada uno pagará un precio diferente, pero igualmente oneroso.

En el apartado técnico hay que destacar una vez más la sobriedad del trabajo de McCarthy, tanto en la dirección como en el guión, la cual se transmite a la labor de Shore en la composición de la banda sonora. Nada destaca y nada desentona para una cinta que se mantiene apegada a la historia y el libro que adapta.

En resumidas cuentas, tenemos una historia en la que cuatro individuos se enfrentaron a una institución virtualmente todopoderosa y lograron, si no doblegarla, sí sacar a la luz una de sus mayores miserias. Un ejemplo de la necesidad de tener medios de comunicación que, como indica el personaje de Schreiber, caminen en solitario sin apoyarse ni deberse a otras instituciones. Una película de las que hacen vocación por una profesión.

Dos detalles curiosos para terminar: el primero viene dado por el hecho de que prácticamente todos los intérpretes principales han estado o estarán en alguna película de superhéroes, aunque como reza en otras críticas de esta misma cinta, aquí probablemente hayan representado a auténticos héroes. El segundo, para fans de la franquicia CSI: el reencuentro entre Liev Schreiber y Paul Guilfoyle, después de haber coincidido en la séptima temporada de las aventuras del grupo de criminalistas del turno de noche de Las Vegas.

  Dirección: Thomas McCarthy Guión: Thomas McCarthy, Josh Singer Música: Howard Shore Fotografía: Masanobu Takayanagi Reparto: Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams, Liev Schreiber, John Slattery, Stanley Tucci, Brian d'Arcy James, Gene Amoroso, Billy Crudup, Elena Wohl, Doug Murray, Sharon McFarlane, Jamey Sheridan, Neal Huff, Robert B. Kennedy, Duane Murray,…
Dirección - 7.1
Guión - 7.9
Reparto - 8.8
Aspecto visual - 7.3
Banda sonora - 7.4

7.7

Vosotros puntuáis: 5.44 ( 3 votos)
Subscribe
Notifícame
2 Comments
Antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
View all comments
AlbierZot
AlbierZot
Lector
2 febrero, 2016 10:23

Buena peli. Casi un sleeper, por la calidad de tapado y el aire de sobremesa ;). Impresionante Rufalo, me dejó loco en Foxcatcher y aquí sigue demostrando una capacidad increíble para mimetizarse. Me gustó pensar en la redacción del Bugle, y los magazines Now o Pulse, e identificar a los Robertson, Urich, Mercado, Cushing…

frankbanner49
frankbanner49
Lector
2 febrero, 2016 18:05

fijate que no me acerco,precisamente por el tema que ya casi que me aburre.porque por lo demás,la pelicula se presenta bastante atractiva.

recomiendo LA GRAN APUESTA,ESO SÍ.