#ZNCine – Crítica de No Respires, de Fede Álvarez

Hablamos de No Respires, la segunda película del realizador de origen uruguayo Fede Álvarez responsable del remake de Evil Dead

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Dirección:.
Guión: Fede Álvarez/Rodo Sayagues.
Música: Roque Baños.
Fotografía: Pedro Luque.
Reparto: Jane Levy, Stephen Lang, Dylan Minnette, Daniel Zovatto.
Duración: 88 minutos.
Productora: Screen Gems/Stage 6 Films/Ghost House Pictures/Blind Man Prodcutions/Good Universe.
Nacionalidad: Estados Unidos.

 

Este verano ha dejado bastante que desear. Ha habido la avalancha habitual de blockbusters. Sin embargo, y habiendo finalizado la estación, queda la cuestión de si las grandes películas han cumplido las expectativas que ellas mismas han generado. Y esos grandes pelotazos han tapado otros estrenos que han sido claramente más estimulantes para el humilde paladar de este crítico. Y es que este verano ha pasado Linklater con su estupenda Everybody Wants Some, o la nostalgia bien entendida, ya que logra centrarse en las experiencias vitales reales y el sentir de los universitarios de la época que refleja, en lugar de tirar de constantes referencias (¿Sentimos nostalgia por todos los productos culturales que se dio o realmente tenemos una razón personal por la que sentir ese sentimiento por una época en concreto?) o el caso de No Respires. ¿Cuáles van a calar realmente en el imaginario colectivo, cuantas han causado un impacto emocional lo suficientemente intenso como para que no queden relegadas al olvido? El tiempo como juez más supremo, imparcial y eficaz lo dirá.

El subgénero de la home invasión es una mezcla que toma elementos formales y argumentales propias del cine de terror y negro. Apela a uno de los miedos primarios: la falta de seguridad en lugares donde, se supone que deberíamos sentirnos más cómodos y despreocupados. Esa sensación de que el exterior siempre es más violento y que puede llegar a contaminar nuestras torres, que están por encima del bien y del mal. La vulneración de la intimidad, es algo que nos afecta a niveles muy primarios, hasta el punto que las reacciones ante esos estímulos pueden llegar a ser imprevisibles.

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Normalmente en este género, sentimos mayor simpatía hacia los más desfavorables de la narración (efectos Camerún) y la empatía se agudiza debido a que la amenaza, en este caso, es real. El mal no es ningún ser ajeno, ha anidado dentro de nosotros mismos.

Muchos han sido los autores que han estudiado el asunto desde múltiples perspectivas, siendo el Funny Games de Michael Haneke la que más ha tenido que decir sobre el subgénero, convirtiendo su película en una joya que estudia nuestra progresiva inmunidad que padecemos hacia la violencia en el audiovisual. Aunque antes de esta ha habido obras como la descarnada y sórdida Perros de Paja del siempre polémico Sam Peckinpah, la excesiva y sádica Martyrs, la divertida Tú eres el siguiente, la absurda primera película de la franquicia de La Purga, la mítica La Última Casa a la Izquierda, sin olvidar ciertas escenas de La Naranja Mecánica, y especialmente La Habitación del Pánico, de la cual es (probablemente) la película en la que más se inspiró Fede Álvarez. Son algunos de las películas de referencia del home invasion, pero como se podrá deducir tiene poco que ver unas con otras, y hay grandes posibilidades en cuanto a alcanzar tonos, ya que no todo el mundo tiene la misma concepción de miedo, afortunadamente.

Y llegamos a 2016 con un Fede Álvarez cuya ópera prima sorprendió a propios y extraños. Pero hay que retrotaerse al corto Ataque de Pánico, en corto que narra la destrucción de Uruguay a manos de unos robots gigantes suicidas, y en el que si algo destaca (aparte de la mención poco sutil a Eisenstein), seguramente sea una producción y unos VFX que parecen dignos de los blockbusters hollywoodienses. Y es precisamente ahí donde logró llamar la atención de la gente adecuada, entre otros a Sam Raimi, que vio en Fede Álvarez el suficiente potencial como para llevar a cabo un remake más que interesante de la querida Evil Dead, No se equivocó.

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El remake de de Evil Dead supuso la entra de Fede Álvarez por la puerta grande en el género de terror. Y es que supo ser lo suficientemente inteligente como para conjugar los elementos que hicieron de Evil Dead una obra de culto con una serie de renovaciones y cambios que adaptaron el concepto a los tiempos actuales, además de aportar una película que no es una fotocopia de aquello que adapta. Una película adulta, valiente, con un manejo de la tensión y un pulso dramático, además de crear una atmósfera y tener algunas escenas decididamente icónicas. Es un producto autoconsciente que no pretende ser más de lo que es y que supuso toda una sorpresa ya que las expectativas generales alrededor de esto eran más bien escasas. Con Evil Dead, a pesar de no ser un gran éxito comercial (aunque recuperó con creces su presupuesto), Fede Álvarez logró que su nombre fuese uno al que valdría la pena prestar atención en un futuro.

Y este mismo mes nos ha llegado su segunda incursión en la gran pantalla. Repite con la actriz protagonista: Jane Levy, y vuelve a estar apoyado y producido por Sam Raimi. Pero en su segunda obra, no podría ser más distante a lo que vimos en Evil Dead.

No Respires (aparte de sumarse a todas las cintas de género con títulos imperativos para el espectador) es una home invasión, pero no es una al uso. Y es que en este caso, hay una igualdad de intenciones y una mayor ambigüedad moral.

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La premisa es sencilla: unos ladrones quieren dar el golpe de su vida y jubilarse al intentar robar a un venerable persona mayor ciega. El conflicto reside en que el señor es un antiguo veterano que no dudará en hacer todo lo necesario para defender sus intereses, está preparado para ello.

Ahí tenemos cierta tergiversación ya que los culpables se convierten en víctimas. Los “malos” de otras home invasions, son aquí los protagonistas y con quienes sentimos mayor empatía, a pesar de sus cuestionables acciones que les han llevado hasta el detonante.

Fede Álvarez, a pesar de ello, durante el metraje exacto (aunque resulta discutible la relevancia de esa última escena que cierra la película, ¿No hubiese sido más idóneo finalizar la película con el fin de su climax? ¿El epílogo aporta algo que no hubiese podido deducir el mismo espectador?) pretende que sintamos empatía desde el primer momento. Rocky, la protagonista, proviene de un familia nada modélica malviviendo en un barrio chungo de Detroit, pero ella tiene otras inquietudes, pero no los medios para poderlas realizarlas, Alex, por su parte es alguien que duda en todo momento acerca de las acciones que están haciendo, pero su amor no correspondido por Rocky y su inseguridad le hacen seguir esa corriente. Y Money, el novio de Rocky, es el que posee mayor determinación de los tres, y el que, tal vez, menor caracterización tiene. Durante la presentación, su mayor conflicto es que le pagan menos de lo que él pensaba que sacaría de los golpes. Las motivaciones del trío son sencillamente comprensibles y muy humanas, y si a todo ello le sumamos el efecto Camerún (mayor empatía por el débil que por el fuerte y el que, a priori, tiene todas las de ganar) pues ya tiene al espectador metido dentro del relato.

La narrativa de este relato, a pesar de guardar sus sorpresas y ser un constante y sólido, sin altibajos, in crescendo hasta los últimos minutos, tras un comienzo in media res y una poco sutil y, tal vez, demasiado dialogada, pero efectiva, presentación del mundo sin alterar de los protagonistas tremendamente ágil, la película no tarda en entrar en el segundo arco. Y ahí donde comienza el ejercicio autoral de Álvarez, dando muestras de una serie de señas de identidad, de una entidad que hacen de él un director de la paupérrima media (en general, en el Hollywood mainstream) de directores de películas de terror con vocación más comercial.
Y es que si ponemos frente a frente a Evil Dead y a No Respires podemos distinguir una serie de filias, fobias, temas, ejercicios formales, tonos, ritmos e, incluso, errores (que no sé hasta qué punto son intencionados o no…) que están presentes en ambas películas y, evidentemente, no es producto del azar, si no de una visión autoral.

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Por el modo en el que está rodado, se denota cierto clasicismo (salvo, tal vez, por el cuestionamiento del plano secuencia, y por determinadas selecciones puntuales de planos). El director hace un uso convencional de la cámara, que es fluida, pero que en ningún momento pretende marear ni desubicar, al espectador, ni dotar de un naturalismo estético, si no que lo pretende es que entendamos y sigamos la acción en todo momento.

La posmodernidad reside en el poso que deja en el espectador, ya que no está en la propia obra, pero sí en la reflexión posterior sobre ella y en el discurso cinematográfico si se compara con sus compañeras de subgénero. Es una película con varias capas y que maneja con mayor o menor acierto elementos que hacen de esta obra un modelo distinto y diferenciado y que tenga cierta entidad y personalidad.

Fede Álvarez, toma tanto de la vertiente de thriller del subgénero que de la de terror, en cierto sentido. Emplea los jump scares (aunque no de forma tópicamente llamativa, y siempre están justificados), hay una amenaza constante absolutamente invencible y monstruosa al que hacer frente (aquí el mal reside en el interior, no es un monstruo sobrenatural venido de la otra galaxia ni un no-muerto con ganas de juerga), una atmósfera insana, personajes encerrados, etc. Pero visualmente, también recuerda a obras del neonoir, y la fotografía evoca por momentos al Villenueve en Sicario o del mejor Fincher.

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El guion está firmado por el tándem creativo habitual en los filmes de Álvarez: él mismo y su compañero de letras: Rodo Sayagues. En este caso firman un guion muy intenso y sórdido en el que todo lo que se nos presenta tiene sentido, y no se detecta ningún paso en falso, ni ningún Ex Machina. Todos los objetos y caracterizaciones están ahí para ser empleados. A su vez, la película sabe sorprender al espectador con un hábil manejo de la dosificación de la información que tiene el espectador y los personajes. Aunque, y teniendo en cuenta todo ello, la credibilidad y verosimilitud del segundo punto de giro es muy endeble, una jugada arriesgada que provoca que la película no termine de funcionar como debería a nivel narrativo. A su vez, puede resultar anecdótico, pero me parece un gran acierto utilizar el ambiente decadente del Detroit actual, tras la muerte de su gran motor industrial, como una especie de tierra de nadie donde todo vale, y donde solo se han quedado a residir la gente a la que nadie le importa. Es inevitable mencionar el magnifico trabajo de Jarmusch en Solo los Amantes Sobreviven, donde se ahonda más en el marco de Detroit, pero ambas comparten un punto de vista similar.

Mención aparte merece un Stephen Lang pletórico e intimidante, como ese hombre roto que supone la principal amenaza y conflicto de nuestros protagonistas. Una interpretación muy violenta, muy física, pero a su vez, muy contenida, siendo alguien que guarda sus demonios en su interior y no exterioriza absolutamente nada más que hostilidad. Sencillamente impecable de un actor que se reivindica con este trabajo.

No Respires es una obra que llega para dar un buen cierre a un verano terrible en la cartelera. Un trozo de tierra en medio de un océano y un paso más de un director que va con paso seguro, pero muy firme y, sobretodo, con un gran potencial de darnos muchos alegrías a todos los espectadores dispuestos a estar mirando a través de sus pantallas todos esos mal sueños que lleven su firma.

  Dirección:. Guión: Fede Álvarez/Rodo Sayagues. Música: Roque Baños. Fotografía: Pedro Luque. Reparto: Jane Levy, Stephen Lang, Dylan Minnette, Daniel Zovatto. Duración: 88 minutos. Productora: Screen Gems/Stage 6 Films/Ghost House Pictures/Blind Man Prodcutions/Good Universe. Nacionalidad: Estados Unidos.   Este verano ha dejado bastante que desear. Ha habido la avalancha habitual…
Dirección - 8.5
Guión - 7.5
Reparto - 8.5
Apartado visual - 8
Banda sonora - 8

8.1

Vosotros puntuáis: 6.06 ( 3 votos)
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Daniel Gavilán
27 septiembre, 2016 23:29

Muy buena crítica, Pedro, aunque en mi caso me temo que -si bien me parece bastante bien ejecutada-, el desarrollo de la historia no me ha terminado de seducir, habiendo partes de la historia en los que no podía evitar sentirla como una parodia involuntaria. Especialmente en lo relacionado con el personaje de Lang y Levy, creo que es una historia que podría haber dado para mucho más