ZN Cine. Saint Seiya. Los Caballeros del Zodíaco: Capítulo del Cielo-Obertura

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Dirección: Shigeyasu Yamauchi
Guión: Akatsuki Yamatoya, Michiko Yokote
Música: Seiji Yokoyama
Animación: S. D.
Reparto: Tôru Furya, Hirotaka Suzuoki, Hideyuki Hori, Ryô Horikawa, Kôichi Hashimoto, Keiko Han, Yurika Hino, Kazuhiro Yamaji, Hikaru Midorikawa, Hiroki Takahashi, Toshiyuki Morikawa
Duración: 83 minutos
Productora: Toei Animation
Distribuidora: Selecta Visión (2013)
País: Japón (2004)
Valoración:

 

El quinto y último de los filmes animados protagonizados por los Caballeros del Zodíaco vio la luz en pleno relanzamiento de las aventuras de Seiya y familia. En el año 2004, la franquicia estaba nuevamente en forma. La adaptación de la primera parte del arco argumental dedicado al enfrentamiento con Hades había devuelto el anime a primera línea, cuando la afición había perdido toda esperanza de ver los últimos números del manga en pantalla. A la vista de aquello, no fue extraño que se abordara un proyecto más ambicioso en todos los sentidos. Así surgió esta obertura del capítulo del cielo, que prometía mucho, anticipaba más y desgraciadamente, se quedó en otra historia alternativa más.

Para empezar, hay que indicar que los presupuestos en base a los cuales se plantea el filme no podían ser más esperanzadores. Una inversión de cierta consideración, que permitía el uso de avanzadas técnicas de animación; una continuación oficial a la historia narrada en el manga y en proceso de adaptación en el anime; la presencia del equipo oficial de intérpretes. ¿Se podía pedir más? Hay que tener en cuenta que uno de los puntos conflictivos de la franquicia había sido el destino final del presunto protagonista. ¿Vivía o moría Seiya después de ser convertido en pincho moruno por parte de Hades? En honor a la verdad, hay que decir que el asunto de la muerte en el universo “saintseiyano” es tan ridículo como en el que pertenece a cualquiera de las principales editoriales estadounidenses de superhéroes, pero en aquella parte final, Kurumada había quemado muchas naves (aunque no todas). Para bendecir la oficialidad canónica del proyecto, sería don Masami quien aportara el argumento: una historia más oscura y reflexiva en la que la franquicia parecía estar llamada a alcanzar la madurez, rompiendo definitivamente el círculo vicioso de enfrentamientos con enemigos cada vez más y más poderosos.

La historia comienza presentando las secuelas de la batalla contra Hades. Seiya está postrado en una silla de ruedas y es cuidado por Saori. Intentan curar las múltiples heridas provocadas por una guerra sagrada que no ha pasado desapercibida en las alturas olímpicas. Artemisa, diosa de la luna y hermana de Atenea, baja a la Tierra para llevarla de vuelta a la sede de las divinidades helénicas. El hecho de que los caballeros hayan derrotado a un dios olímpico (no a la envoltura mortal de turno, como en el caso de Poseidón) ha encendido todas las alarmas. Quizá esta victoria marque el inicio del ocaso de las deidades y la imposición de la humanidad. La diosa lunar que cuenta –cómo no- con su propia cohorte de guerreros, toma cartas en el asunto y ordena a éstos la eliminación del quinteto de bronce. Saori logra pactar con ella: el Santuario pasará a ser controlado por Artemisa y los caballeros que han jurado lealtad directa a Atenena habrán de abstenerse de luchar so pena de muerte. Esta primera parte presenta muchas coincidencias con la historia-tipo de la franquicia y con el otro largometraje de la serie (La leyenda de los Santos Escarlata): una divinidad baja a la Tierra y obliga a la señorita Kidoh a afrontar un sacrificio por el bien de sus servidores. Como puede imaginarse, Seiya y sus amigos no aceptarán esta decisión y, contra la advertencia de la diosa cazadora, acabarán oponiéndose a la misma y a los ángeles guerreros que secundan a aquélla.

Junto a la historia principal tenemos un argumento secundario en el que se resuelve una de las incógnitas principales de la franquicia: el destino del hermano de Marin. La posibilidad de una relación fraternal entre Seiya y su maestra había sido uno de los elementos con los que Kurumada y los responsables de la adaptación animada habían jugado en los primeros compases de las respectivas historias. La caballero del Águila había llegado al Santuario buscando a su hermano menor y el caballero de Pegaso había sido forzado a abandonar a su hermana en el orfanato por imposición de la Fundación Grad. Habría que remontarse a las primeras entregas de manga y anime para recordar que Seiya sólo había accedido a pelear en el torneo galáctico porque Saori le había prometido que usaría los recursos a su disposición para encontrar a su hermana Seika. Habría que esperar al final del tebeo para saber que la chica había llegado hasta Grecia en pos de su hermano, sólo para sufrir un accidente, perder la memoria y ser rescatada por Marin. Una resolución un tanto decepcionante (quizá porque no era el originalmente previsto) que dejaba como incógnita final cuál sería el destino del hermano de la caballero de plata. Su aparición serviría a su vez para introducir ciertas reflexiones en torno a lo divino, lo humano, la lealtad y los sentimientos.

Desgraciadamente, el resultado final no sólo no estuvo a la altura de las elevadas expectativas generadas, sino que además tuvo consecuencias muy negativas para la franquicia. Para empezar, hay que indicar que el guión no estuvo ni mucho menos al nivel de la tecnología y de la inversión empleadas para llevar a cabo la película. El propio Kurumada se quejó amargamente del hecho de que su argumento no hubiera sido comprendido por el equipo creativo, que convirtieron sus aportaciones en una historia llena de puntos oscuros (no siendo el menor el final modelo “Secret of Monkey Island II”). Los guionistas ahondaron todavía más en la tendencia habitual de los OVAS de colocar a Pegaso como actor principal, dejando al cuarteto restante reducido a la condición de menos que comparsas. Saori y Seiya acaparan casi todas las atenciones, olvidándose por completo del pequeño detalle de que, a día de hoy (y de ayer), algunos personajes como Shiryû o Ikki, son tanto o más populares que el teórico protagonista. Sin entrar a valorar las contradicciones lógicas de la premisa argumental (que son muchas) hay otros aspectos que también dejan bastante que desear: en su regreso al Santuario, Seiya se ve obligado a enfrentarse con antiguos aliados como Shaina, Jabu o Ichi, que parecen haber asumido sin problemas el cambio de jefatura. Semejante actitud (que podría ser consecuente con la chulesca forma de ser del Unicornio en sus primeras apariciones o las ansias de venganza de Ofiuco) se da de patadas con la evolución de los respectivos personajes. La reacción principal del respetable (público y crítica) fue la de vapulear la película sin demasiada compasión, aunque algunos análisis concluyeron que se trataba de un producto arriesgado e incomprendido. Las opiniones fueron unánimes a la hora de alabar el despliegue técnico, pero señalaron una vez más que sin un guión sólido aquél resultaba inútil.

La reacción de la productora ante el varapalo económico no se hizo esperar. El director de la película, Shigeyasu Yamauchi (que había llegado al proyecto con la vitola de los trece maravillosos episodios del capítulo del Santuario de la Saga de Hades) fue despedido de la franquicia, poniéndose en otras manos la tarea de adaptar los capítulos del Infierno y de los Campos Elíseos. El elenco de intérpretes que durante dieciocho años había dado voz a la franquicia fue puesto de patitas en la calle, alegándose razones de edad y haciendo caso omiso de las protestas de Tôru Furuya (que daba / da vida a Seiya). El presupuesto para continuar la adaptación de la Saga de Hades se redujo sensiblemente, con los penosos resultados que ya conocemos. La película ya no fue la continuación oficial de la historia principal sino uno más de los fallidos relatos alternativos que componían los filmes de la franquicia.

En la década siguiente a la salida de esta película, el universo de los Caballeros del Zodíaco ha continuado en expansión. Otros autores como Megumu Okada o Shiori Teshirogi lo han expandido. Una nueva serie para una nueva generación –Saint Seiya Omega- ha recuperado muchos de los conceptos empleados para la serie clásica. Masami Kurumada se ha lanzado a la tarea de dar una continuación oficial al manga. Un nuevo filme (de nuevo publicitado a través de la mención del empleo de técnicas de animación de última generación) ha visto la luz en este año 2014. De él habrá que hablar, para bien o para mal.

  Dirección: Shigeyasu Yamauchi Guión: Akatsuki Yamatoya, Michiko Yokote Música: Seiji Yokoyama Animación: S. D. Reparto: Tôru Furya, Hirotaka Suzuoki, Hideyuki Hori, Ryô Horikawa, Kôichi Hashimoto, Keiko Han, Yurika Hino, Kazuhiro Yamaji, Hikaru Midorikawa, Hiroki Takahashi, Toshiyuki Morikawa Duración: 83 minutos Productora: Toei Animation Distribuidora: Selecta Visión (2013) País: Japón…

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Lobezno23
Lobezno23
Lector
15 diciembre, 2014 15:48

Yo esta peli la vi en agosto, me gustó bastante, aunque sigue mas o menos sigue la línea de las anteriores (vamos, que al maloso lo mata Seiya siempre). Pero vamos muy recomendable.

l rodriguez
l rodriguez
Lector
16 diciembre, 2014 1:57

Si tiene animación tradicional y las voces originales con eso me basta.

«Un nuevo filme ha visto la luz en este año 2014. De él habrá que hablar, para bien o para mal»

Yo creo que para mal desgraciadamente