DMZ: El cuerpo de un periodista

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Edición original: nov. 2005; Vertigo (DC Comics).
Edición España: mar. 2008; Planeta DeAgostini.
Guión: Brian Wood.
Dibujo: Riccardo Burchielli, Brian Wood, Kristian Donaldson.
Entintado: Riccardo Burchielli, Brian Wood, Kristian Donaldson.
Portadas: Brian Wood.
Color: Jeromy Cox, Brian Wood.
Rotulista: Jared K. Fletcher.
Precio: 12,95 € (Rústica, 168 págs.)

 

Post de referencia. DMZ: Sobre el Terreno

En marzo nos ha llegado –no muy separado del primer volumen– este segundo tomo recopilatorio de DMZ que, conteniendo los números #6-12 de la edición estadounidense, demuestra que estamos ante una de las mejores series del sello Vertigo actualmente en publicación. Mi consejo, como ya dije en su día, es que ambos ejemplares deberían leerse de corrido sin tiempo entre ambos, pues en este DMZ: El cuerpo de un periodista asistimos al primer arco argumental propiamente dicho de la serie, tras ese comienzo frenético y esas pequeñas historias que leímos allá por noviembre.

Son en total cinco números en los que se observa a un Brian Wood que ya no tiene que presentar personajes y en los que Riccardo Burchielli está totalmente a sus anchas, mostrando un dominio del apartado gráfico mucho más fresco. Los dos números restantes se reparten entre una historia autoconclusiva acerca de los orígenes de Zee Hernandez, con Kristian Donaldson como dibujante invitado, y un paseo por los lugares comunes de la DMZ que simula ser un reportaje fotográfico del protagonista, esta vez con Brian Wood como artista completo. Atentos a éste último capítulo porque, sin contar ninguna historia, resulta especialmente magistral, al tiempo que entronca claramente con los números autoconclusivos de Transmetropolitan que se dedicaban a exponer los artículos de Spider Jerusalem para The Word.

Sobre la edición de Planeta decir que es ejemplar. Correcta, con el mismo formato que empleó para el anterior tomo y sin errores perceptibles en la traducción o la maquetación. Los dos únicos puntos negativos vuelven a ser la falta de numeración de colección (general en toda las obras de este sello) y algo que ya dije en la anterior reseña, a saber: la ausencia de un mapa, un plano o un referente urbanístico similar para el lector no estadounidense. Vuelvo a decir que estamos ante un tebeo que explota al máximo, como nunca antes había visto, las calles y los lugares comunes de una ciudad como Nueva York que, aún siendo universal, no es conocida en profundidad por todos los mortales. No estaría mal que en el próximo volumen alguien incluyese como extra exclusivo de la edición española un buen dossier de este tipo, más allá de la estricta fidelidad al TPB original.


Mapa de la DMZ por Brian Wood
para el #12 de la serie

Argumento

Matthew Roth ya se ha convertido en una leyenda. Sus informes diarios emitidos a través de la cadena Liberty News le han proporcionado un prestigio inusitado para los profesionales de su edad, tanto dentro como fuera de la DMZ… e incluso más allá. En efecto, su voz y sus imágenes han llegado también hasta New Jersey, el territorio controlado por el Ejército de los Estados Libres. La impresión de independencia que su trabajo ha causado a los líderes de esta última facción hace que vean en Roth al candidato perfecto para llevar a cabo una entrevista, pero poco sospecha nuestro protagonista que cuando acepte esta proposición se verá inmerso en una trama política mucho más compleja. No lo quieren como entrevistador, sino como interlocutor para llevar a cabo con el gobierno USA una negociación que afecta a un prisionero muy especial y mediático, cuya aparición convulsionará la vida de Matthew y sorprenderá enormemente al lector.

Aviso de Spoiler

Se trata de Viktor Ferguson, el periodista que dirigía el grupo de Matthew y al que todos dimos por muerto en el primer volumen.


Viktor Ferguson está vivito y coleando

Intentando no dejarse manipular por los poderes fácticos que le rodean, Roth deberá acabar por tomando partido mientras observa cómo gobiernos, grupos informativos, amigos y colectivos priman sus propios intereses por encima de cualquier deontología, vendiendo sus supuestos ideales si hace falta aún a costa de la verdad. No es de extrañar por tanto que, cuando llega la hora de escoger un bando, comprendamos que la nueva voz de la DMZ hacía ya mucho tiempo que se había unido a él.

Nuevo volumen, nuevas reflexiones

Si por algo me atrae DMZ es porque con cada número se ahonda más y más en un desalentador retrato de la sociedades occidentales y de cómo son capaces de pervertir un sistema a priori tan loable como es la democracia. A poco que se entienda un poco esta forma de estructuración del Estado, uno encuentra que la clase política, lejos de ejecutar las medidas que mejor solventen los problemas de los ciudadanos, tiende a poner en práctica aquéllas que hagan de sus líderes dirigentes más populares. De la misma forma, cuando se trata de llevar a cabo una medida inicialmente impopular, tratan por todos los medios de conseguir cambiar esa valoración, precisamente para no enemistarse con el inconsciente colectivo de los votantes. Y es que, reconozcámoslo, la democracia sólo puede existir y funcionar adecuadamente si existen mecanismos que permitan a los individuos estar verazmente informados. Sin información, el voto carece de base y de sustento… se convierte en la adhesión incodicional e irreflexiva a unos ideales que se pueden estar corrompiendo, o en un fenónemo de masas no muy distinto a formar parte de una afición deportiva. Pero, pese a lo que podría parecer, la falta de información en democracia no es un enemigo del sistema, pues con libertad puede subsanarse. La auténtica enemiga de la democracia es la ilusión de poseer información veraz, sin que ésta llegue nunca a serlo.

En efecto, la manipulación de la información equivale a la manipulación del electorado, del voto y del propio sistema. Intentos de manipular las noticias los vivimos a diario: estamos en plena campaña electoral y basta con comprar un día dos periódicos de distinto cariz para darnos cuenta de hasta qué punto un mismo hecho puede tergiversarse para favorecer a unos u a otros. ¿Hasta dónde llega la opinión y dónde empieza la rigurosidad en una noticia? ¿Pueden estirarse tanto los hechos como para que compongan un prisma favorable a cuantos deseen estar en posesión de la verdad? Son preguntas para lanzar al aire y supongo que cada uno puede contestárselas… pero sobre lo que sí podríamos hablar es acerca de qué exacta responsabilidad tienen los medios de comunicación en esta manipulación informativa o, mejor dicho, sobre si es lógico pensar que un medio informativo –como ese Liberty News para el que trabaja Matthew Roth– no tenga intereses propios.


Portada del DMZ #12

Lo cierto es que la independencia de un medio informativo es algo que siempre está en entredicho: si es público, la sombra del poder planea bajo sus redactores; si es privado, lo hará su consejo de accionistas. Pero descontando los intereses espurios que los mass media se creen de forma clientelista con un partido político o un poder fáctico (o viceversa, no seamos ilusos), la triste realidad es que a un nivel teleológico periódicos, televisiones y radios viven de la noticia, de la misma forma en que los médicos viven de las enfermedades o los policías de los criminales. Y en muchas ocasiones, no hay noticias; o al menos, no del grado que permite cubrir las ventas y atraer muchos anunciantes.

Así pues, manipular un hecho o escoger un bando al que apoyar a través de la línea editorial de un periódico sólo son herramientas para aumentar una tirada y elevar las audiencias; y hemos de aceptar la posibilidad de que las relaciones entre clase política y ese estamento que tantas veces se ha dado en llamar «Cuarto Poder» puedan no ser servilistas, sino simbióticas, retroalimentadas e intrínsecas a la naturaleza de ambos sin que pueda discernirse exactamente quién se sirve de quién. El propio Brian Wood lo comenta a propósito de este tomo: «desdibujé los límites voluntariamente en este punto entre militares, personal del gobierno y miembros del grupo de comunicaciones para crear la idea de que todos son una misma cosa».

¿Tan impensable es que una realidad se cree o se magnifique con la mera voluntad de tener un hueco en el vasto entramado de poderes y finanzas? ¿Es tal vez ésta una ilusión paranoide propia de los «teóricos de la conspiración»? Supongo que podríamos contestar a estas dos preguntas con la frase que en 1897 dirigió a sus fotógrafos el magnate de la prensa William Randolph Hearst –ése que inmortalizó Orson Welles en Ciudadano Kane– a propósito de la Guerra de Cuba: «ustedes pongan las imágenes, que yo pongo la guerra». Tristemente, y volviendo a parafrasear, no hay mejor noticia que una mala noticia, y sin duda la peor de ellas es una guerra.


No hay mejor noticia
que una mala noticia

Y sin embargo, el propio tebeo resulta optimista a la hora de transmitir cómo a través de las acciones individuales un profesional del periodismo puede marcar la diferencia y aislarse de un entramado que, a priori, poco tiene que ver con su vocación. Desde que dejásemos a Matthew Roth a su suerte en la DMZ la última vez que lo vimos, su vida ha cambiado… ahora es un profesional reconocido tanto en su cadena (por los dividendos que genera) como en la calle (por su veracidad a la hora de transmitir la vida diaria de la Zona Desmilitarizada). Poco a poco, ha ido labrándose y ganándose su pertenencia a un mundo al que, cuando llegó en el volumen anterior, era absolutamente extraño. En palabras del guionista de la obra: «tiene amigos, un lugar donde descansar y ha sido aceptado por la ciudad hasta un determinado grado. Tolerado, mejor dicho. Todavía está por determinarse si acabará siendo ‘uno de ellos’ o mantendrá su estatus de ‘forastero’. A un recién llegado le cuesta un buen tiempo ser considerado un neoyorquino, ¡tanto en la vida real como en DMZ!».

Vemos por tanto cómo el protagonista no sólo examina el conjunto, sino que ha empezado a formar parte de él; cómo ha trascendido la mera instrumentalización de su profesión como medio de vida para, desde la lícita retribución económica, tener un alto sentido de su responsabilidad civica. Siguiendo el ejemplo que poníamos antes, un médico no observa a los enfermos como una potencial fuente de ingresos, sino como iguales a los que restituir su salud para darles más y mejor tiempo de vida. Un policía no se enfrenta al crimen teniéndolo por un mal necesario para llegar a fin de mes, sino con la voluntad de proteger a los inocentes. Y un periodista no mira a la noticia y sus implicados como un medio para ganar audiencia, sino con el doble objetivo de dar a conocer una situación que merece ser conocida y hacer justicia tanto a protagonistas como a consumidores de la misma.


Consecuencias

Sólo cuando un periodista tiene claro a quién se debe, antes que a nadie, puede ejercer libre y honradamente su trabajo. Sólo cuando comprende que su papel resulta fundamental para el buen funcionamiento de un sistema político que se mueve en base a grupos de opinión y clamores populares (y nunca en su contra), podrá constituirse en un profesional digno de mirarse al espejo. Sólo cuando asimila que la pluma es más poderosa que la espada, entenderá el alcance de su enorme capacidad y de lo que el concepto de «Periodismo» acarrea. Y es que, si algo hemos aprendido los lectores de cómics a lo largo de nuestros muchos años de afición es que un gran poder conlleva siempre una gran responsabilidad. Tal vez la sociedad en general debiera atender más a una máxima tan simple, antes de pasar a ideas de más altos vuelos. Ahí queda eso.

Novedades a los lápices

El trabajo de Riccardo Burchielli en DMZ ha mejorado mucho desde el anterior tomo. A nivel compositivo, tiende a hacer unas viñetas de mayor tamaño, tanto en los pasajes relativos a la acción (con muchas viñetas de 2/3 de página y abundantes splash pages) como en los referidos al desarollo de diálogos entre los protagonistas –en parte debido a un aumento del texto por parte de Brian Wood–. El resultado es una mayor espectacularidad al tiempo que un mayor preciosismo a la hora de detallar a los personajes y sus facciones; preciosismo que constituye, de hecho, su evolución en el terreno artístico, pues sus figuras humanas se alejan del aspecto casi feísta del primer tomo para resultar mucho más agradables. Incluso diríase que los movimientos y la dinámica de las mismas son más suaves; más naturales. A otros niveles, todo lo que dijimos en el anterior artículo sigue siendo válido.


Evolución del trabajo de
Riccardo Burchielli

En el número #11 (Zee, NY), el italiano cede el puesto a Kristian Donaldson, quien ya había trabajado con Brian Wood en Supermarket para IDW y que hace las veces de dibujante invitado. Una figura de la que por cierto Brian Wood afirma que podremos verla regularmente a lo largo de la serie, aunque siempre en números autoconclusivos como éste. Sea como fuere, el trabajo de Donaldson se distingue claramente del de Burchielli: en comparación, el primero usa un entintado mucho más profuso, acompañado de aumento de la simplicidad y el grosor de la línea así como de una paleta de colores a base de tintas planas y ciertos colores predominantes a modo de filtros. A nivel figurativo, los personajes tienden a estilizarse tanto facial como corporalmente, aunque los registros expresivos se encuentren más limitados (y a la vez forzados).


Trabajo de Kristian Donaldson
para DMZ #11

Finalmente, en el número #12 (New York Times) Brian Wood demuestra que le ha cogido el gusto a esto de dibujar. A pesar de que su voluntad inicial cuando comenzó con la serie era la de sólo dibujar 4-5 páginas por número –por falta de tiempo y práctica para acometer un proyecto mensual, básicamente– aquí se desmarca con 24 páginas para él solito, aunque con un formato un tanto especial. En sus propias palabras: «La mejor forma de describirlo sería [comparándola con] una guía turística, una guía de viajes. Matty ha pasado un año en la ciudad y esta es su guía al respecto, dividida en secciones, como Música, Restaurantes o Arte, así como con entrevistas a pie de calle. No hay mucho de cómic tradicional con diálogo y bocadillos, sino que consiste en ilustraciones y párrafos de texto, como si fuera una revista».


Guía de la Manhattan a la que
Wood dedica el DMZ #12

¿Por qué ha cambiado de idea? Nuevamente citándole: «Tan sólo cambié de opinión. Después de haber realizado unas cuantas páginas durante unos pocos números, me di cuenta de que no me satisfacía. Tres páginas cada vez no era suficiente. Así que antes de empezar este arco argumental le pregunté a mi editor, Will Dennis, si podíamos hacer algo al respecto y me dejó llevarlo a cabo». En total, sacar este número adelante –que «va sobre la ciudad, y no sobre Matty»– le ha llevado poco más de un mes, tiempo tras el cual ha quedado agotado. Y es que, excepto de rotulación, se ha encargado de todo. No obstante, afirma que desea hacer un número de estos aproximadamente cada 12-18 meses, pues le gusta explorar todos los aspectos socioculturales del mundo que ha creado, más allá de las curiosidades que pueda intercalar de pasada durante los arcos argumentales –más centrados en las aventuras de los protagonistas–. En mi caso le alabo el gusto, pues nada me atrae más que un espacio ficcional que existe por sí solo más allá de que un personaje lo esté pisando. Y, de paso, reafirma lo que dije en mi primer articulo sobre esta serie: Brian Wood quiere inventar Historia, más allá de simplemente inventar «historias».

Valoración personal

El hecho de que le haya dedicado a un segundo volumen de una colección que ya he analizado en profundidad previamente un espacio tan largo puede dar idea de lo que pienso acerca de esta serie. Pero por si acaso, lo diré claro: la recomiendo fervorosamente, y cada vez crece más mi entusiasmo por ella. He de decir que cuando analicé el primer tomo, yo ya había leído esta continuación, de modo que contaba con elementos de valoración más fundamentados que los lectores que se lo habían comprado; lectores que, si bien se vieron complacidos por su adquisición, notaron cierta deriva narrativa consecuencia de la falta de un arco argumental definido, formato al que estamos acostumbrados en esta línea.

Pero es que, el primer arco argumental de DMZ tiene lugar en El cuerpo de un periodista y no en Sobre el terreno. La maravilla consiste en que, al tiempo que se remarcan los motivos y reflexiones contenidos en los cinco primeros números, éstos que nos llegan ahora introducen nuevos matices y argumentos conceptuales que se desarrollan con mucha más profundidad mientras que se fusionan con aquéllos en una sinergia que los potencia a todos.

Si a eso le sumamos un apartado gráfico cada vez más llamativo, fresco y genuino no quedan excusas para no comprar un tebeo que es, por encima de todo, una desencantada parábola social y política de nuestro tiempo, imaginaria en cuanto a contexto, pero completamente realista en cuanto a situaciones. En definitiva, una maravilla.

Enlaces recomendados

Resulta enormemente ilustrativo al respecto de este volumen leerse tres artículos en inglés, cuyo contenido reproducimos parcialmente a lo largo de esta reseña. En concreto son Showing the DMZ: Brian Woods talks DMZ #12 así como Living in the DMZ: talking to Brian Wood (ambos de Newsarama) y Body of a journalist: Brian Wood talks life in the «DMZ», éste último de Comic Book Resources. Para más información, os remito al primer artículo publicado en esta página sobre DMZ, cuyo enlace tenéis al principio de esta entrada.

Última actualización de este artículo: 23 de enero de 2010

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ZANTOBLIN
Lector
7 marzo, 2008 10:55

Me parece que D.M.Z. es lo mejor que le ha pasado al Sello VERTIGO desde FABLES. Es un cómic original, hecho por autores de gran talento, y que no se parece en nada a ninguna otra colección del sello (ni del mercado actual).
Para mí el panorama actual está muy necesitado de colecciones como esta: arriesagadas, originales y que cuenten historias.
DMZ es una serie excepcional, que cuenta con muchos matices y habla de la realidad desde la ficción.
Y creo que José Torralba estará de acuerdo en que lo mejor está todavía por llegar.

Karnhat
Karnhat
7 marzo, 2008 11:01

No soy muy dado a dejar comentarios a pesar del largo tiempo que os llevo leyendo, pero esta vez no podía dejar de hacerlo para felicitaros. No sólo por el magnífico artículo sobre una obra más que recomendable (me enganché a ella gracias a vuestra anterior reseña), sino que además por el acertado análisis de lo que es en realidad el sistema democrático y los principales males que padece (en todo el mundo). Faltan periodistas de verdad como Johm Pilger, Robert Fisk o Paul William Roberts por poner algunos ejemplos.
Mi más sincera enhorabuena a José Torralba y que sirva de ejemplo de lo que puede ser un cómic para los Jaime Rosales del mundo y sus bocazas (http://www.lacarceldepapel.com/index.php/2008/03/02/sin-menospreciar-al-comic/)
Salud,

Cannonball
7 marzo, 2008 13:13

>>¿Hasta dónde llega la opinión y dónde empieza la rigurosidad en una noticia? ¿Pueden estirarse tanto los hechos como para que compongan un prisma favorable a cuantos deseen estar en posesión de la verdad?

La verdad, la referencia, la causa objetiva, han dejado de existir definitivamente.

Cannonball
7 marzo, 2008 19:44

Esto, para que exista un hecho probado es necesario un observador, asi que uno solo podra acceder, como mucho, a la percepcion del hecho A.

Mi profesor del laboratorio de fisica siempre decia que la mayoria de errores que presentaba un sistema los introducia, casi siempre, el observador (o, en su defecto, eran debido a las limitaciones de los aparatos de lectura)

Karnhat
Karnhat
7 marzo, 2008 19:55

Efectivamente existen hechos probados. Pero por experiencia propia y ajena sé que lo que queda como la verdad es lo que se transmite y llega a la gente, que no tiene que coincidir con lo que realmente ha sucedido. Pero como queda escrito o grabado ese será el referente de lo que «realmente ocurrió» para los que vengan después. Como ejemplo una televesión autonómica de este país que sólo conservaba en archivo las imágenes que habían sido editadas y emitidas. Todo el metraje que no hubiera sido considerado «adecuado» para emitirse era borrado y por lo tanto nunca había ocurrido.
Con lo cual en los tiempos que corren los términos «verdad» y «hecho probado» pueden ser muy relativos, o simplemente tener que pagar un precio muy alto por ellos.

grifter
grifter
Lector
7 marzo, 2008 20:08

y el hombre jamás llegó a la luna!!

xD

El hermano Vudú
El hermano Vudú
Lector
8 marzo, 2008 7:39

La historia antes la escribian los vencedores. Ahora con internet escribe to el mundo.
La verdad es una mentira que aun no ha sido descubierta. La verdad es solo verdad temporalmente. Antes se definia al atomo como la particula mas pequeña y luego aparecieron otras.
Eso si en la practica es mejor ser algo mas aristotelico.
Sr Torralba hay una frase que ha comentado que creo no acabar de entender:
Brian Wood quiere inventar Historia, más allá de simplemente inventar “historias”.
Que te quieres referir con eso?, a la gente que crea todo un universo a su alrededor: Y el ultimo hombre, Harry Potter, el señor de los anillos?, podrias aclararme y poner algun ejemplo de gente que quiere inventar historia?.
Gracias.
Ayer me fui de borrachera tras ver las imagenes de Watchmen y acabo de volver a mi casa a ver si habian cambiado pero no . . . 🙂

Cannonball
8 marzo, 2008 8:22

>>Pero hombre, Cannonball… no me refería a esa clase de “hechos”; sino a otros de carácter más histórico/político/periodístico. En este sentido, ¿podrías refutarme el Holocausto, los Gulags, o las cabezas que cortó… no sé Robespierre?

Si, claro, no en tanto como si se tratase de una conspiracion Morrisoniana, sino poniendo en duda la fuente y su exactitud o veracidad, que la Historia cambia mucho dependiendo quien la cuenta.

>>Pero hombre, la incertidumbre de Heisenberg –que es a lo que te estás refiriendo– es despreciable cuando hablamos del mundo macroscópico.

No me referia en concreto a la incertidumbre Heisnenberg, que tambien, sino a la dificultad de acceder a la verdad pura, porque esta no existe. Y sirva de ejemplo mi experiencia personal: por desgracia, mientras repostaba en una gasolinera, presencie la discusion de una pareja que termino con el atropello de la mujer por parte del marido; ninguna de las versiones de los testigos coincidio al 100%… esto es debido a que todos interpretamos la informacion que percibimos (y aqui es donde empiezan a influir los valores morales, prejuicios, etc…) y a que la memoria (o nuestros recuerdos, lo que prefieras) es mala consejera

Cannonball
8 marzo, 2008 8:43

Ups… espera, que estoy recien levantado y he respondido lo que a mi me apetecia y no lo que deberia XD.

Dado que somos incapaces de acceder a la VERDAD, asi, con mayusculas, no podemos hablar con rotundidad de hechos probados sino de hechos consensuados, o sea, que todos damos por ciertos porque plantearnos la validez de todas las cosas que percibimos es un ejercicio arduo y, en la mayoria de los casos, vacio, aunque tremendamente divertido.

E.g.:

>>la primera pregunta que Rajoy planteara a Zapatero en su primera intervención parlamentaria fue de economía o no lo fue

En el debate no hubo preguntas, eran simulaciones, puesto que ambos candidatos llevaban su perorata panfletaria preparada y les daba absolutamente igual la respuesta del adversario, luego no podian ser preguntas.

Cannonball
8 marzo, 2008 8:45

>>y el hombre jamás llegó a la luna!!

El hombre jamas ha pisado la luna.

Mr. Zaxxx
Mr. Zaxxx
8 marzo, 2008 11:01

La verdad absoluta no existe, pero la frase «el hombre jamás ha pisado la Luna» es absolutamente cierta. Qué incongruente.

Cannonball
8 marzo, 2008 12:36

La verdad de dicho enunciado, que es formal, solo se comprende en un entorno muy limitado, que es el del lenguaje, que se fundamenta, como cualquier otra parcela del conocimiento, en axiomas, que son, por deficion, indemostrables.

Vamos, que la unica manera de que formalmente el legunaje presente algun grado de verdad es realizando un ejercicio de fe ¡que paradoja!

Cannonball
8 marzo, 2008 12:42

O, dicho de otra manera, para que exista una verdad formal en el lenguaje es necesario dar por ciertos los axiomas, que son indemostrables

Cannonball
8 marzo, 2008 15:04

>>¿Seguro que son indemostrables?

Si no fueran indemostrables no serian axiomas.

>>Noooop. Grosso modo es la misma; cambian los detalles…

Es que los detalles son los que articulan la Historia porque la dan sentido y suelen ser reinterpretados… dejando de lado que, una vez mas, teniendo en cuenta que ninguno ha vivido la mayoria de los sucesos que estudiamos poner en duda su veracidad es bastante sencillo.

>>Ahora bien… a la pregunta “¿qué pasó?” todos podriáis responder “una pareja discutía y el hombre atropelló a la mujer”. He ahí un hecho, que no es la VERDAD, pero para el caso, me sirve.

¿te sirve para discernir que un suceso ha ocurrido? a mi no, la verdad, es sido testigo en mas de una ocasion, formando parte de un colectivo, de sucesos que no son reales, aunque para los presentes lo fueran.

>>No me refería en él al respeto a la verdad como si fuera una verdad absoluta metafísica, sino a la manipulación a conveniencia de hechos comprobables en el terreno político-periodístico.

Pero es que si la verdad no existe porque solo podemos acceder a los hechos a traves de experiencias subjetivas, toda presentacion de la informacion, por muy objetiva que pretenda ser, es una manipulacion, que es a donde yo queria llegar.

P.D. lo de la direccion de la web depende del ordenador desde donde escriba XD.

grifter
grifter
Lector
9 marzo, 2008 23:03

gracias cannonball, esta noche dormiré bien xD

Cannonball
10 marzo, 2008 8:36

>>Uy no, los axiomas no necesitan demostración al introducirse porque son tan claros, evidentes y aceptados que se dan por supuestos.

Ay, la evidencia es una herencia de la concepcion aristotelica/platonica del mundo y, por desgracia, es muy facil ponerla en duda (dejando a un lado que las cosas que son evidentes no necesitan demostracion y, por desgracia, no la tienen, por eso «son» evidentes). Sin salir del mundo de las matematicas, en las series logicas, por ejemplo, es facil encontrar soluciones a problemas que son evidentes, aunque contradicen los axiomas en los que se sustenta la propia matematica… ¿como dos sucesos evidentes (esto es, ciertos, verdaderos) pueden contradecirse entre si?

>>Necesitaría también ver el cadáver, hacerle la autopsia y tal. Me sirve para saber de primera mano las circunstancias de un hecho que no he vivido.

O sea, ¿solo de los hechos que has vivido te atreverias a decir que son ciertos?

>>Si digo que la manzana ha caído en 3′59 segundos estoy faltando a la Verdad,

Claro que si, porque la manzana solo cae en unos sistemas de referencia concretos XD.

>>El problema en la política y la prensa es precisamente que ese nivel de inexactitud entre emisor y receptor no es concordante. El receptor espera un nivel de inexactitud mucho menor y el emisor lo eleva totalmente a sabiendas y sin explicitarlo. Es entonces cuando podemos hablar de mentira y manipulación a un nivel práctico

¿no es concordante entre emisor-receptor? yo creo que al contrario, el lector de «El Pais», por poner un ejemplo, sabe perfectamente que existe una desviacion introducida en los articulos y lo compra precisamente por ello, para leer lo que quiere leer; idem con «El Mundo», «La Razon», cadenas de television y demas.

El problema es la total ausencia de realidad que nos impida calibrar la desviacion relativa, convirtiendo cualquier decision en un acto de fe (aunque, en cierta manera, todas las decisiones son actos de fe)

Cannonball
10 marzo, 2008 16:38

>>No… una solución a un problema debe quedar demostrada;

Volvemos a lo mismo, los axiomas carecen de demostracion, por eso son axiomas. Y en matematicas, o te crees el sistema axiomatico de Peano o no, pero no puedes demostrarlo.. y si puedes, como decia mi profesor de calculo, sin necesidad de recurrir a otros axiomas, tienes el nobel en el bolsillo.

>>Lo que quieres decir es que te encuentras con proposiciones que no pueden ser ni afirmadas ni negadas (puesto que podrían hacerse las dos cosas) bajo el sistema imperante y que suponen una contradicción interna. Pero el teorema de incompletitud de Gödel dice que eso siempre pasará en cualquier sistema matemático así que, estamos salvados.

O no, estamos perdidos, porque si en un sistema no se da la completud no puede ser universalizale, por lo tanto, ni en la abstracion mas pura podemos encontrar la Verdad.

>>Pero no creo que las cosas sean cuestión de fe. Hay características como la plausibilidad, la credibilidad del emisor, eventuales motivos por los que éste mentiría, validaciones externas (como la autopsia), etc.

No, al final todo se reduce a la fe, porque la sombra de la duda se puede sembrar en todos ellos, y al final el unico dispositivo que tenemos para seleccionar se reduce a lo que creemos que es cierto, lo sea o no.

>>no… los domingos suelo comprar El País, el ABC y El Mundo. Y créeme, en algunas cosas no hay desviación; esa desviación que los lectores aprueban tácitamente. Hay giros de 180º. No es que un periódico diga que algo es “A” y otro diga que es “a”. Es que dicen que es “B”.

Entonces volvemos a lo de antes, en ausencia de realidad ¿que criterios tenemos para discernir que es cierto?

Cannonball
10 marzo, 2008 18:03

arh, menudo dia llevo, «completitud», deberia poner «completitud»… y tambien «universalizable»

Cannonball
10 marzo, 2008 19:48

>>Si eligieras creer que él soy yo, ¿cuánto de fe y cuánto de certeza probabilística habría en tu decisión?

Pero es que el «mundo empirico», que, ademas de consensuado, es consistente, permite aplicar el razonamiento deductivo

>>Un sistema matemático puede ser axiomatizado de forma tal que sea un sistema completo.

Los sistemas axiomatizados son meramente convencionales, no son verdaderos por si mismos, ni sus axiomas evidentes sino, simplemente, arbitrarios (por no hablar de que estan restringidos a los límites que establecen los valores de la consistencia y la sencillez) y que se aceptan sin prueba para poder demostrar otro.

>>2. La Verdad y la Falsedad sólo tienen sentido dentro de un determinado sistema formal.

Lo cual es una paradoja porque la Verdad, de existir, no puede estar restringida a un determinado sistema formal

Cannonball
11 marzo, 2008 8:30

Claro que no puedo demostrar que no haya certezas, pero si que no las hay en ninguno de los sistemas en los que nos desenvolvemos (seria un teorema, no un axioma, y ademas restringido), una vez mas seria una verdad relativa, no la Verdad

Cannonball
11 marzo, 2008 11:27

Bueno, al menos ese acertijo tiene una solucion verdadera XD