V de Vigilantes: Eres todo un hombre, Charlie Brown (I)

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Los años pasan y los personajes van creciendo y haciéndose mayores (aunque en el cómic parezca que la edad no les avanza). Snoopy es icónico, es uno de esos engranajes que, con el tiempo, ha conseguido mover las industrias culturales (sí, en plural, más allá de las viñetas donde nació).

Charlie Brown, su dueño, es igual de reconocido. Su camiseta amarilla con su zigzag negro es parte del imaginario colectivo de varias generaciones, niños y niñas, hombres y mujeres que compartieron sus momentos con estos personajes creados por Charles M. Schulz hace sesenta años.

Hoy volveremos la vista atras y descubriremos esos orígenes, esos primeros días, esas primeras páginas, aquellas primeras tiras y primigenias viñetas donde se gestaron. Y lo haremos en la mejor compañía, ya que contamos con un invitado especial, una firma externa, Héctor Sánchez, especialista en humor gráfico y apasionado de Carlitos y compañía, que hará de maestro de ceremonías.

Héctor Sánchez Moro es periodista, experto en locución audivisual y máster en guión de cine y televisión. Compañero de facultad y buen amigo aceptó al instante mi invitación de realizar un texto homenajeando a las creaciones de Schulz con motivo del aniversario. Aparcó sus escritos en su propio blog, donde habla de curiosidades y leyendas urbanas de la música, para volver a acercarse los simpáticos compañeros de fatigas de Snoopy. El resultado lo podréis leer (y ver) a continuación, con la primera parte de esta celebración, que continuará la semana que viene con el salto de estos personajes a otros medios.

Eres todo un hombre, Charlie Brown


Al bueno de Charlie Brown le asustaba el futuro. ¡Pobre Charlie Brown! En esta tira de noviembre de 1950 temía vivir por lo menos sesenta años. Y sesenta años han pasado ya desde que el 2 de octubre de 1950, Charles M. Schulz publicara la primera tira de las desventuras del que posiblemente sea el mayor perdedor de la historia del cómic.


Aquí camina el bueno de Charlie Brown ajeno a los problemas que le deparará el futuro y hace algo que no es muy habitual en el resto de las tiras: sonreír. A partir de este momento Charlie Brown sonreirá muy pocas veces ya que será rechazado por las chicas, humillado por sus amigos y maltratado por su perro. Parte de este carácter de antihéroe se debe a la personalidad de su creador. De niño, Schulz tuvo problemas en su colegio y nunca se le dio bien hablar con chicas; de mayor, fue una persona introvertida, abstemia y con tendencia a la depresión. «No quiero ir a un psiquiatra porque me quitará el talento», llegó a afirmar. Pero a diferencia de su creación, ¿fue Schulz un perdedor?


Schulz siempre estuvo a ligado a los cómics. El 26 de noviembre de 1922, Charles Monroe Schulz nació en Minnesota. A los pocos días, su tío lo apodó “Sparky” por Sparky Plug, el caballo de las tiras Barney Google de Billy DeBeck. A partir de entonces toda la gente cercana a Schulz le llamaba por su recién estrenado mote. Sparky creció en St. Paul sobreprotegido por sus padres y leyendo todas las tiras de los periódicos que su padre le compraba. A lo largo de su infancia, mientras Sparky fracasaba con sus escasas habilidades sociales, descubrió que no se le daba nada mal copiar estos personajes y dibujar otros propios. Su madre no dejó escapar la oportunidad y lo matriculó en un curso de dibujo por correspondencia anunciado en un periódico cuando el chico tenía 17 años. Sparky progresaba en sus dibujos y soñaba con llegar a ser historietista, pero en 1942 el Ejército lo llamó a filas. Su sueño tendría que esperar.

El año 1943 fue un año trágico. Su madre falleció víctima de cáncer de colon despidiéndose de su hijo con una frase que no olvidaría: «Adiós, Sparky. Probablemente nunca volveremos a vernos». Apenas tuvo tiempo para llorar la muerte de Dena Schulz ya que inmediatamente viajó rumbo a Europa para participar en la II Guerra Mundial, donde ascendió hasta sargento sin proponérselo y sin llegar a creerlo.

Una vez terminado el conflicto bélico, si antes Sparky recibía clases por correspondencia, ahora ejercía de profesor a distancia en el Art Instruction (el mismo centro que le enseñó a dibujar). Animado por sus compañeros vendió unas viñetas al diario St. Paul Pioneer Press protagonizadas por niños y titulada Li’l Folks (algo así como Amiguetes), que sería el antecedente inmediato de las tiras de Charlie Brown y Snoopy. Desde 1947 hasta 1950 estuvo publicando estos chistes semanales firmando como Sparky, pero lo abandonó cuando solicitó al periódico su publicación diaria y éste se lo negó.


Sin embargo, United Feature Syndicate de Nueva York sí que supo aprovechar el potencial de los dibujos de Sparky y se pusieron en contacto con él después de recibir una muestra que el dibujante les había enviado. Así, UFS compró la tira protagonizada por niños que sufrían problemas de adultos y la lanzó con un confuso título: Peanuts. «¿No es un nombre terrible para una tira?», se preguntaba una y mil veces su creador que aborrecía semejante título ya que los lectores no sabían a qué se refería con Peanuts: ¿Era el nombre del protagonista?, ¿era el nombre del perro?, ¿era el nombre la pandilla? Según el editor, Peanuts, aparte de cacahuetes, también significaba «cosas pequeñas». Pero como Sparky comenzaba a abrirse camino, no le quedó más remedio que agachar la cabeza y aceptar el título aunque lo odiara. De esta manera, el 2 de octubre, Charlie Brown hizo su debut en siete periódicos sin lucir todavía su famoso polo con la raya en zigzag (eso no sucedería hasta esta tira del 21 de diciembre de 1950).


Si Charlie Brown nació un 2 de octubre, su mascota Snoopy se daría a conocer al mundo un par de días después con un aspecto muy diferente de la imagen que todo el mundo conoce.


En Peanuts, su autor, que ya no firmaba como Sparky sino como Schulz, comenzó con un estilo de dibujo minimalista con personajes bajitos, cabezones y con extremidades cortas. Estas peculiaridades se deben a una compañera que Schulz tuvo en Art Instruction llamada Frieda Mae Rich. Frieda era una mujer enana de metro veinte de la que Sparky sacó muchos gestos y posturas para sus dibujos. Y no sólo le sirvió de inspiración su aspecto físico sino que también utilizó su aplomo para modelar el interior de los miembros de la pandilla. David Michaelis lo expresa así en su obra Schulz, Carlitos y Snoopy: Una biografía: «Los personajes de Schulz le recordaban a la gente la eterna lucha por encarar con dignidad las vulnerabilidades propias de cada uno. La humanidad fue creada para ser fuerte; sin embargo, ser fuerte y aun así fracasar es una de las experiencias universales con las que cualquier humano puede identificarse. Charlie Brown nunca se rinde, y esa cualidad inquebrantable había quedado prefigurada por Frieda Rich».

Quizá las tiras de Peanuts no sean sobre niños con problemas de adultos sino adultos atrapados en cuerpos de niños. Para Schulz la infancia no es la etapa más feliz de la vida, sus personajes apenas disfrutan de su infancia ya que están traumatizados: sufren, se sienten solos, aman, son rechazados, se sienten inseguros, se sienten incomprendidos, se torturan entre ellos. Umberto Eco califica a estos personajes como monstruos, «son las monstruosas reducciones infantiles de todas las neuras de un ciudadano de la civilización industrial». Los traumas sufridos por Sparky a lo largo de su vida quedaron reflejados en sus tiras de una manera casi autobiográfica y otorgó a cada uno de sus personajes una muestra de su carácter, como queda reflejado en la biografía escrita por Michaelis: «A Charlie Brown le dio su insipidez y su determinación; a Lucy su sarcasmo; a Linus su dignidad y sus ‘pequeños pensamientos extraños’; su perfeccionismo y la devoción por su arte fue a parar a Schroeder; y su impresión de tener un talento inapreciado por los demás a Snoopy».


Es inevitable buscar un alter ego para el autor, y lo más fácil sería decir que éste es Charlie Brown. Tomó el nombre prestado de otro compañero de Art Instruction, Charles Francis Brown, pero tiene muchos rasgos en común con Schulz. Su padre es barbero, al igual que lo fue el de Schulz; no se le da muy bien relacionarse con los demás; y está herido ya que su amor platónico, la niña pelirroja, no muestra ningún interés por él (esta niña está inspirada en Donna Mae Johnson, una mujer que le rechazó cuando éste le pidió matrimonio).


A pesar de este rechazo, Sparky se casó con Joyce Halverson, quien antes del matrimonio con Schulz se había casado con un vaquero que la dejó embarazada y la abandonó. Después se casaría con Schulz y tendría cuatro hijos más. Su mujer sirvió para perfilar el carácter de Lucy Van Pelt: «pragmática, directa, brutalmente franca, siempre inmersa en los detalles de uno u otro proyecto; diciendo lo que pensaba, mordiéndose pocas veces la lengua y en ocasiones molestando según a quién», apunta el autor de Schulz, Carlitos y Snoopy: Una biografía.


Lucy se convirtió en un personaje fundamental para la tira ya que era quien mejor fomentaba el conflicto con el resto de la pandilla. Schulz retrató la evolución de su matrimonio adoptando los roles de Charlie Brown o Linus, pero donde mejor se ve como se deteriora la relación con su mujer es en las tiras donde Lucy se tumba frente al piano de Schroeder. El joven músico se encuentra inmerso en su piano de juguete y se refugia en él del resto del mundo como lo hacía Sparky delante de la mesa de dibujo: «Es una de las pocas situaciones en mi vida en las que me siento completamente seguro. Cuando me siento frente a la mesa de dibujo siento que tengo el control», declaraba Schulz. Tanto Schroeder como Sparky mantenían su aislamiento a través del arte dando a entender que no necesitaban nada más, frustrando así a Lucy y a Joyce.


Aunque Lucy ofrecía mucho juego mientras mortificaba a los miembros de la panda, el personaje predilecto de Schulz fue el hermano de ésta, Linus Van Pelt. Para su creador «puede ser listo o puede ser bobo, puede ser inocente, puede ser omnisciente, puede tener la manta y depender de ella pero por otra parte, también puedes arrebatársela». Linus es la parte paciente, filosófica e intelectual de Peanuts, pero como cualquier héroe tiene un talón de Aquiles: su manta de seguridad. Todo el talento de Linus se ve desperdiciado cuando pierde o le esconden ese trapo que tiene el mismo poder que la pluma que “hace volar” a Dumbo cuando la lleva en su trompa. El término “manta de seguridad” se hizo tan popular que se empleó en psicología para designar a un objeto que sirve para ofrecer consuelo o para que el niño se adapte ante una situación de estrés.


Aunque, si hay un personaje por el que se conoce a Peanuts, éste es Snoopy. El perro de Sparky, Spike, sirvió de inspiración para la creación del beagle más famoso del cómic. Spike era un perro que poseía habilidades que nadie le había enseñado, como llamar al timbre; este comportamiento hacía que su dueño se preguntara, al igual que Charlie Brown, «¿por qué no puedo tener un perro normal como todo el mundo?». Cuando Schulz dibujó al perro de Peanuts quiso llamarlo Sniffy, pero ya existía un cómic protagonizado con un perro con ese nombre. Entonces recordó que su madre le dijo que si alguna vez tenían otro perro, debería llamarlo Snoopy. El nombre proviene de “snupi”, un término noruego cariñoso. Al principio era un perro normal, pero poco a poco comenzó a comportarse de manera excéntrica, a querer ser otro animal, a imitar a sus amigos, a bailar, a caminar a dos patas y a dormir en el tejado de su caseta.


El colmo de las ocurrencias de Snoopy fue imaginar que era un piloto de la I Guerra Mundial que se enfrentaba al Barón Rojo sin apenas moverse del tejado de su casa. «Sabía que tenía una de las mejores ideas que se me habían ocurrido en mucho tiempo», decía Schulz al respecto de su As de la Aviación, una especie de Don Quijote moderno que utiliza su imaginación para ver un avión Sopwith Camel donde hay una simple caseta de perro.


En este microcosmos de Schulz donde los niños se comportan como adultos, Snoopy es el personaje que actúa como un niño. El perro se convirtió en el personaje más popular de la tira, como expone David Michaelis en su obra: «Poco podía sospechar Dena Schulz, cuando recordó su infancia noruega, que la palabra cariñosa ‘snupi’, reinterpretada por la pluma de su hijo en forma de dibujo (…) acabaría siendo un símbolo global, una mascota, un nombre para todo, de naves espaciales a mascotas de fuerte personalidad o inteligencia o para cualquier animal que pareciera actuar de forma humana». Por primera vez en el cómic, una mascota se hacía más conocida que su amo protagonista.

Charles Schulz había creado unos personajes icónicos a lo largo de los 50 años que duró la tira. Una tira que, por cierto, se encargaba de dibujar, escribir y entintar él solo. Una tira que le otorgó prestigiosos premios del cómic como el premio Reuben en 1955 y 1964. Una tira que comenzó publicándose en 7 periódicos de Estados Unidos y terminó en 2.600 diarios por todo el mundo. Una tira que sirvió de inspiración a otros autores como Quino, Bill Watterson o Matt Groening. No está nada mal para un hijo de un barbero de St. Paul, ¿verdad?


Aunque parte de la timidez de Sparky quedó reflejada en el bueno de Charlie Brown, salta a la vista que Schulz, a diferencia de su creación, no se podía considerar un perdedor. Si Charlie Brown fue incapaz de darle una sola vez una patada al balón o de ganar un partido de béisbol, Charles Schulz marcó un tanto con unos personajes tan carismáticos como queridos.

Pero Sparky tuvo que retirarse a finales de 1999, ya que se le había diagnosticado un cáncer de colon. El 3 de enero de 2000 publicó su última tira diaria y falleció el 12 de febrero, justo un día antes de la publicación de su última página dominical donde se despedía de su pandilla.


El bueno de Charlie Brown se pasó su vida sintiéndose solo. ¡Pobre Charlie Brown! Sin embargo, si por un momento se hubiera parado a pensar que millones de lectores de todos los rincones del planeta se interesaban por él, se habría ahorrado sus continuos lamentos («¡Aaugh!», «¡Sigh!» o «¡No puedo soportarlo!») y habría podido sonreír.


Nos leemos.

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Imisel
Imisel
3 noviembre, 2010 9:22

Estaria bien que Planeta Agostini sacase algun tomito mas al año del Recopilatorio de Snoopy. A este paso me jubilo antes de que termine :____(

Joseba Morales
3 noviembre, 2010 11:08

Impresionante artículo. Por cosas como esta Zona Negativa es un referente, si señor 😀

Alpargata Jim
Alpargata Jim
3 noviembre, 2010 11:48

Según la web de Planeta:

CONSULTA:

Hola, Me gustaria saber si la antología de Snoopy y Carlitos está parada o de lo contrario se seguirá publicando.

RESPUESTA:

Tenemos q renovar la licencia.

Patricio
Patricio
Lector
3 noviembre, 2010 13:34

Tremendo articulo
Uno de los comics que me ha marcado en la vida, aparte de las peliculas y series de estos queridisimos personajes.
AUn podemos seguir leyendo las tiras historicas  en la pagina oficial, en ingles eso si, para recordar aquellos tiempos en que nos sintimos como nuestro viejo amigo Carlitos.
 

Lord deu
Lord deu
3 noviembre, 2010 13:51

Joseba Moralesha comentado el 3 Noviembre, 2010 a las 11:08h Impresionante artículo. Por cosas como esta Zona Negativa es un referente, si señor.
 
x2.
No por nada uno vuelve y vuelve al cubil de los MArvel Zombies.

Superman95
Superman95
Lector
3 noviembre, 2010 14:06

Valdria la pena continuar los articulos haciendo hincapie en los personajes como Lucy, Linus, Marcia, el iniualable Snoopy y sus fantasias de escritor y piloto de la 2a guerra, Woodstock y los demas personajes. Toda una obra de arte.

Banshee
Banshee
Lector
3 noviembre, 2010 15:08

Felicidades Charlie Brown y que cumplas muchos mas.

Querubo
Querubo
Lector
3 noviembre, 2010 15:25

Fantástico artículo.
Yo soy uno de los escasos (si no no entiendo el ritmo de publicacióno de renovación de licencia o el motivo que sea) que esperamos con impaciencia la salida de los tomitos recopilatorios, Y me temo que yo también me jubilaré antes de llegar al ver el fin de su publicación en España.
LINUS RULES!

Ocioso
Ocioso
Lector
3 noviembre, 2010 15:34

Alpargata Jim ha comentado: Tenemos q renovar la licencia.
Lo había leído estos días y me quedé patidifuso. Me importan un bledo sus gestiones internas ¿Van a renovarla o no? ¿Van a continuar o no?
Con Carlitos el asunto no es muy grave porque las tiras son autoconclusivas. Sería una pena dejarlo en este punto porque Emilio y Pecas Patti (Woodstock y no se quién en versión original) le dan una nueva energía a la serie. Pero oye, hasta aquí hemos llegado.
Pero que lo digan claramente y se dejen de ambiguedades. Y si no, que no se extrañen de que los compradores no nos comprometamos a series mucho mas caras y con una continuidad. (La-la-la…Starman…)
Todavía estoy esperando un comunicado para Krazy Kat y Popeye.
 

Koyo7eman
Koyo7eman
3 noviembre, 2010 17:42

gran articulo, imposible no sentirse identificado con estas «pequeñas personas», muy buen analisis 😀

Catwoman
Catwoman
9 noviembre, 2010 21:35

Espero impaciente el siguiente artículo. Éste me ha encantado.
Felicidades a Charlie Brown (y al autor del artículo).

Héctor Sánchez
9 noviembre, 2010 21:48

Muchas gracias a todos vosotros por vuestros comentarios y muchas gracias al señor Diego Matos por ofrecerme la oportunidad de escribir sobre el bueno de Charlie Brown y sus amigos. Mañana publicaré una segunda parte dedicada a la influencia de Peanuts en la cultura, la publicidad y otros autores. Espero que os guste.
Ansío como muchos de vosotros el próximo volumen de «Snoopy y Carlitos». Me da mucha pena y rabia que Planeta DeAgostini trate tan mal a una colección como ésta y nos tenga a todos nosotros con la sensación de que la línea será cancelada de un momento a otro. Parece que los únicos que no celebrarán el aniversario de Charlie Brown son precisamente la editorial que los publica. No me puedo creer que no lancen ningún tomo este año. Sólo espero que recuperen en el próximo el ritmo de dos volúmenes por año como nos prometieron cuando comenzó la colección.
Y después de esta parrafada y quedarme a gusto, sólo me queda volver a agradecer vuestros comentarios.
Saludos, besos y abrazos.

Ocioso
Ocioso
Lector
9 noviembre, 2010 22:12

Uy, que he vuelto a pasar por el hilo y me he dado cuenta de que la otra vez solo comenté para quejarme de Planeta. Muy mal por mi parte.
Aprovecho ahora para dar las gracias a Hector por su artículo y por el que publicará mañana y le animo a continuar con otros clásicos de prensa. Los yankees llevan unos años desataos reeditando ese tipo de material y no estaría mal intentar crear alguna espectación para animar a las editoriales patrias a hacerse con los derechos.

Bubba Ho-Tep
Bubba Ho-Tep
13 noviembre, 2010 18:02

Nunca me dejará de asombrar la profundidad y complejidad de la tiras de Peanuts. Bravo por un excelente artículo, y esperemos leer más colaboraciones del señor Moro en el futuro.