Tokyo Ghoul Nº 1-2

 

Edición original: Tōkyō Gūru Nº 1 JAP (Weekly Young Jump/Shueisha, 2011-2014).
Edición nacional/ España: Norma Editorial (2015).
Guion: Sui Ishida.
Dibujo: Sui Ishida.
Formato: Tomo rústica con sobrecubiertas de 224 páginas (Serie completa de 14 números).
Precio: 8,00€.

 

En el pasado Salón Internacional del Cómic de Barcelona Norma Editorial dedicó durante su presentación de novedades unas palabras a Tokyo Ghoul de Sui Ishida, una de sus más recientes publicaciones manga cuya primera edición, de su primer volumen, ha agotado completamente su tirada. La obra también tuvo una presencia destacada durante el evento en el stand de Selecta Visión donde esta compañía estuvo promocionando su adaptación al anime, producida por Studio Pierrot y FUNimation Entertainment, con algunos vídeos que mostraban parte del doblaje de la serie que podremos apreciar mejor con su lanzamiento al mercado este mismo verano. El fenómeno llegado directamente desde Japón no ha podido tener pues un mejor desembarco en nuestro país, corroborando el triunfo de la creación de Sui Ishida que se ha traducido en todo un torrente de secuelas del manga original, novelas ligeras, producciones animadas y, por supuesto, un buen surtido de merchandising de la serie. Este oscuro seinen, con un bien disimulado parentesco con el shônen manga, comenzó su serialización en 2011 en la revista Weekly Young Jump de Shueisha después de la buena acogida del one shot firmado y publicado por su autor en el magazine Miracle Jump. El manga ha sido recopilado en catorce volúmenes con una historia completa de terror psicológico, con una enturbiada y malsana atmósfera y generosas dosis de gore.

La historia de Tokyo Ghoul se sitúa en los callejones más sombríos de la mencionada capital japonesa donde se producen desde hace tiempo misterios asesinatos cometidos por unos seres llamados ghouls, monstruos hambrientos de carne humana que se camuflan entre la gente corriente y de los que ni la policía ni los medios de comunicación tienen mucho conocimiento. El joven universitario Kaneki Ken será víctima del ataque de uno de estos ghouls cuando después de invitar a salir a una chica a la que conoce en un restaurante descubre con horror que bajo su apariencia se oculta la de un monstruo que intenta devorarlo. Pero su agresora muere fortuitamente mientras Kaneki sobrevive al incidente quedando profundamente malherido. Los médicos deciden hacerle entonces un trasplante de órganos urgente aprovechando los de su compañera y atacante de la que desconocen su verdadera identidad. Pronto Kaneki descubrirá su nueva situación, condenado para siempre a vivir entre dos mundos al convertirse en un híbrido de humano y ghoul, conservando su apariencia y desarrollando una horripilante necesidad por la carne humana. En resumen, una obra de corte vampírico, pero sustituyendo la sed por la sangre y el sexo, consustanciales a este tipo de historias, por las ansias antropófagas más propias de los muertos vivientes y de los mismos ghouls a los que el folklore árabe describe como demonios necrófagos.

Es decir, en Tokyo Ghoul encontramos una obra que se hace eco de un tipo de relato clásico y en un primer contacto descubriremos en ella clichés y tópicos, llevados con aparente poca originalidad, que cualquier lector podrá reconocer al haberlos vistos reflejados en novelas, películas, series de televisión y otros cómics y mangas. Estamos pues ante un tipo de historia que siempre está de moda y que siempre cuenta con autores dispuestos a renovar sus convenios cada cierto tiempo. Por otro lado, la obra de Sui Ishida también responde al auge en los últimos años de un tipo de manga más oscuro y lleno de matices, incluso con cierto interés por las implicaciones y reflexiones sociales, y con personajes menos condescendientes de cara al lector. Es un modelo este al que se pueden adscribir obras como el ya clásico Death Note de Tsugumi Oba y Takeshi Obata y otro fenómeno reciente como Ataque a los Titanes de Hajime Isayama. De la misma manera que estas Tokyo Ghoul intenta construir una mitología propia por la que hacer deambular a sus personajes pero al contrario que estas últimas sus referentes son más evidentes y menos singulares corriendo con un hándicap que su autor intenta resolver con una opresiva atmósfera, muy bien expandida a lo largo de la obra, y unos protagonistas rudos y abruptos en sus formas y apariencias cuya evolución logra convertirse en el verdadero aliciente y motor de la obra.

La profundidad psicológica de sus protagonistas supone un alivio a una premisa algo simple aunque abordada por Sui Ishida con relativa inteligencia siguiendo un plan que parece tener muy claro en todo momento y circunstancia. El resto del conjunto se sostiene sobre la intriga desarrollada, situada por encima de las escenas de acción que podamos encontrar en el manga, bastante comedidas y no especialmente superlativas en este caso, pero sucias y con un tono que encaja perfectamente con el planteamiento de la obra. Estas se apoyan en las virtudes de un dibujo con doble vertiente, con una voluntad en la que prima la concisión por encima de cualquier filigrana aunque apelando a una personalidad más desgarrada, tosca y apasionada cuando aborda escenas más crudas o propiamente relacionadas con la acción del relato. El manejo del drama en Tokyo Ghoul falla en un primer momento por el reducido retrato del mundo de su protagonista aunque se recupera a medida que este se va abriendo a su nueva realidad en la que el la introspección y el conflicto externo con el resto de secundarios crean un interesante caldo de cultivo. En definitiva, Tokyo Ghoul es un manga con cierta garra y gusto por lo psicológico, pero algunos de sus caminos se antojan demasiado previsibles y eso hace que al final su trama no sea tan interesante como lo puede ser el mismo carisma de sus personajes.