Spider-Man: El alma del cazador

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Edición original: Marvel Comics – agosto 1992
Edición España: Comics Forum – julio 1993
Guión: J. M. DeMatteis
Dibujo: Mike Zeck
Entintado: Bob McLeod
Color: Steve Buccellato
Portada: Mike Zeck, Phil Zimelman
Precio: 550 páginas (tomo en formato prestigio de cuarenta y ocho páginas)

 

Hace mucho tiempo que las grandes compañías estadounidenses explotan sus franquicias pensando más en otros sectores más productivos que los tebeos. Los comics se adaptan a las exigencias de las películas y / o las series de televisión; las series de grapa se parecen cada vez más en su comercialización a las temporadas televisivas. En mi caso, como lector que lleva casi treinta años consumiendo este tipo de producto, tengo la sensación de que los tebeos de la casa de las ideas se han convertido en un perpetuum mobile de disoluciones y renacimientos. Así, sus personajes principales crecieron y maduraron hasta “congelarse” en una versión que es la que se repite una y otra vez. Reed y Susan se casaron y tuvieron hijos, pero éstos ya no crecen; Peter terminó el Instituto, pasó por la Universidad y se casó, pero su matrimonio fue deshecho retroactivamente para recuperar al desastroso Parker de los días de soltería. En este mundo ficticio de constantes cada vez más tópicas y políticamente correctas, el único hecho sometible a revisión es el definitivo. Pocos son los personajes principales que, habiendo fallecido en las páginas de algún cómic, han permanecido definitivamente durmiendo el sueño eterno. Dentro de ese exiguo número encontramos muchos ejemplos que pertenecen a la escudería arácnida: Ben Parker, George Stacy y su hija Gwen (aunque esta última haya tenido clones, parientes, hijos desarrollados aceleradamente y versiones alternativas) son tres buenos ejemplos. Sin embargo, a esta lista estuvo añadido un nombre más, durante un período de casi veinticinco años: Kraven el cazador.

Sergei Kravinoff constituye una de las creaciones menos populares de Stan Lee y Steve Ditko para la mitología arácnida. Comparado con villanos como el Doctor Octopus, el Hombre de Arena o el Duende Verde, Kraven era ridículo y risible. Sin embargo o precisamente por su condición de enemigo menor y devaluado, se convirtió en el protagonista de una de las historias más importantes de la larga trayectoria del héroe azulgrana. J. M. DeMatteis y Mike Zeck adaptaron un argumento pensado para Batman a las tres series que componían a finales de los ochenta del siglo pasado la franquicia del trepamuros. El depauperado prestigio de Kraven y sus continuas derrotas sirvieron para justificar una obsesión del cazador por el causante de sus humillaciones, la araña. El guionista convierte al hortera de pantalones de estampado de leopardo en el superviviente de un mundo perdido, el de la nobleza de la Rusia zarista. Aunque el cuerpo de Sergei sea aún vigoroso (por obra y gracia de hierbas y pócimas) su ánimo y su mente son los de un hombre psicológicamente agotado. Una vida prolongada se convierte en la maldición de ver cómo el mundo en el que ha vivido se derrumba. Kravinoff vive conforme a un código de honor que nadie respeta ya. Nada le ata a la existencia, pero sus propias convicciones le llevan a plantear una última batalla, una cacería final. La aventura, reseñada aquí y aquí, es el relato definitivo del orgulloso Kraven, pero también podía haber sido un broche final a las andanzas de Peter Parker como Spider-Man. Por motivos evidentes, resulta ocioso y hasta perogrullesco explicar que el espectáculo debía continuar, así que Spider-Man siguió y sigue columpiándose por el mundo. Su usurpador decidió poner fin a sus días y, como rezaría en su lápida, morir con honor.

La importancia de esta última cacería convirtió al difunto Kraven en un enemigo de primera fila. El propio DeMatteis se las ingeniaría para seguir explotando el prestigio ganado a posteriori para crear un legado familiar: nuevos cazadores de apellido Kravinoff se enfrentaron a Spider-Man; un antiguo enemigo como el Camaleón pasaba a encogerse bajo la alargada sombra del difunto noble. A su debido tiempo, la tumba de Sergei sería editorialmente profanada y don Jean Marc se prestaría a ello. Desde que Jean Grey volvió (o no) de la tumba de Fénix (quien resultó no ser) la muerte marveliana ha dado tantos motivos de chanza como la parca del Mundodisco de Terry Pratchett. Sin embargo, antes de que todo esto pasara, el equipo creativo de la Última cacería de Kraven se reuniría para llevar a cabo una secuela que, a guisa de epílogo, cerrara o matizara la conclusión de la serie original.

El alma del cazador nos presenta a un Peter Parker que todavía soporta a duras penas el trauma de haber sido enterrado vivo. Durante unos días eternos, Spider-Man estuvo muerto y su puesto fue ocupado por un impostor. Mary Jane está preocupada porque la apariencia de su esposo apenas oculta su desazón; una prueba como la asistencia al funeral por la muerte de la madre de un amigo próximo desencadena el pánico. Las noches no son mejores, pues las pesadillas recurrentes se suceden. Sin embargo ¿son sólo malos sueños o hay algo más? Muy a su pesar, el trepamuros se encontrará de nuevo con el cazador y deberá afrontar una misión en beneficio del hombre responsable de una de sus experiencias más traumáticas.

La realización de esta secuela ha sido objeto de discusiones en el seno de las parroquias lectora y estudiosa. Como de costumbre, la aparición de una secuela es percibida con suspicacia y escepticismo por parte de la afición pues ¿qué puede aportarse de nuevo? ¿Estaremos ante una continuación a la altura de las circunstancias o ante un mero intento de seguir haciendo caja? Por otra parte, es voluntad de cada cual decidir si muerde el anzuelo o ignora la adenda (cosa que hago con las continuaciones de Los Inmortales, por ejemplo). Sin embargo, en este caso se añade el detalle de las presuntas motivaciones que llevaron a dar una nueva vuelta de tuerca al destino de Kraven.

En este reencuentro, DeMatteis y Zeck contaron que, por haber decidido poner fin a su vida de su propia mano, el alma del cazador que intitula el tomo estaba prisionera. La misión de Spider-Man venía a ser la de batirse en duelo en un terreno sobrenatural para liberar el espíritu de su viejo enemigo. En un primer momento, el rencor que Parker guarda contra Kravinoff juega en contra de éste, pero conociendo al viejo lanzarredes y su concepto del poder y la responsabilidad, ya pueden imaginar ustedes lo que pasará después. Desde el punto de vista artístico hay que reconocer que esta historia está por debajo de la original pero aún y así se deja leer. Una historia entretenida, hecha con oficio y de sabor más bien dulce, por aquello de constituir un canto a la vida y al ideal de la muerte como una mera transición hacia algo mejor. Es precisamente esta moraleja la que causa mayores críticas entre los detractores de este tebeo. La publicación de esta continuación venía, más que justificada, impuesta por el hecho de que su predecesora contenía un velado elogio del suicidio. Kraven recupera su honor poniendo fin a su vida y esa misma decisión constituye la fuente del tormento que es la clave de bóveda en la que descansa argumentalmente la secuela. El gesto de valor de la historia original se convierte en un acto mezquino para justificar una continuación donde el mensaje está recubierto de una moralina un tanto vergonzante. No obstante, el díptico que conforman la primera saga y su continuación permite establecer un debate entre las dos posturas defendidas en cada una, el cual trasciende el ámbito de los tebeos y se extiende a todas las dimensiones de la existencia: el relativo a la libertad sobre el derecho a la vida.

Hablando de la muerte...
Peter y Mary Jane, por Mike Zeck y Bob McLeod

  Edición original: Marvel Comics – agosto 1992 Edición España: Comics Forum – julio 1993 Guión: J. M. DeMatteis Dibujo: Mike Zeck Entintado: Bob McLeod Color: Steve Buccellato Portada: Mike Zeck, Phil Zimelman Precio: 550 páginas (tomo en formato prestigio de cuarenta y ocho páginas)   Hace mucho tiempo que…
Guión - 7.1
Dibujo - 7.7
Interés - 7.8

7.5

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Raúl López
Admin
13 julio, 2015 8:37

Diría que es de lo pocos cómics de Spiderman junto con Marvel Team Up que no tengo, a ver si un día de esto lo encuentro en alguna libreria cogiendo polvo y me lo traigo para casa. Y a todo esto… molaría una reedición de la Ultima cacería de Kraven, creo que Marvel sacó una versión restaurada no hace mucho, es de esas obras que siempre deberían estar accesibles en librerias.

wizard
wizard
Lector
13 julio, 2015 9:18

Hombre don Luis, decir que esta obra es un poco inferior a la última cacería es darle demasiado valor.
Un cómic que está escrito cómo una imposición editorial porque les preocupa que los chavales vean en el suicidio una salida, no se, es un poco tonto.