El retorno de los Defensores

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Edición original: Marvel Comics – julio 1992
Edición España: Comics Forum – septiembre 1993
Guión: Peter David, Ron Marz, Roy Thomas
Dibujo: Kevin Maguire, James Fry, Tom Morgan, M. C. Wyman
Entintado: Joe Rubinstein, Brad Vancata, Christopher Ivy, Tom Morgan, E. R. Cruz
Color: Christie Scheele, Kelly Corvese, Tom Vincent, Kevin Tinsley
Portada: James Fry, Chris Ivy
Precio: 795 pesetas (tomo en tapa blanda de 130 páginas)

 

El segundo de los tomos recopilatorios de una parte de los anuales marvelianos de 1992 reunió a cuatro viejos camaradas y recuperó puntualmente uno de los grupos más recordados y queridos de la casa de las ideas… o más bien, de los no-grupos: los Defensores.

Como ha podido comprobarse por medio de publicaciones posteriores, el anárquico grupo de los setenta y los ochenta del siglo pasado tuvo como no-fundadores (porque ni siquiera actuaron como cuarteto conjunto en sus orígenes) a cuatro solitarios impenitentes: el perseguido Hulk, el misterioso Doctor Extraño, el arrogante Namor y el quejicoso Estela Plateada. Dado que por una buena casualidad, todos ellos tenían cabecera propia a principios de los noventa, resultó casi inevitable que se planteara una reunión. Pocos años antes, el guionista Peter David ya había hecho una intentona al reunir a la Masa gris, a un príncipe submarino que había fingido su muerte y al maestro de las artes místicas. Chistes sobre las orejas de Namor aparte (inevitables, si tenemos en cuenta que don Peter es un “triqui” convicto y confeso) maese David aprovechó para descartar la maldición que impedía que se reunieran (y que amenazaba con destruir la Tierra) y justificar que en un futuro los cuatro podrían volver a encontrarse cuando quisieran. La ocasión llegaría precisamente en esta aventura que combina humor, acción y terrores de tinte lovecraftiano. El enemigo presentado en la colección del gigante verde reaparecería por aquí.

La historia comienza con la presentación de un libro de magia para novatos, por parte de un misterioso escritor. En una Tierra como la marveliana, la hechicería es real y su puesta en práctica por parte de personas legas en la materia es una invitación al desastre. En primer lugar, será la Masa la que haya de vérselas con este enigma, cuando la lectura del panfleto empieza a transformar a personas normales en seres demoníacos. Cuando su colega Rick Jones empiece a comportarse y hablar como Namor, llegará el turno de contactar con el especialista en artes místicas. Mientras tanto, en el espacio profundo, Estela Plateada sufre atroces pesadillas en las que un ente con pinta de dios exterior le advierte de su participación en un funesto designio en la Tierra. Consecuentemente, Norrin Radd decidirá encaminar sus pasos –y su tabla- a su antigua cárcel, cumpliendo con ello la máxima de que el empijamado medio no solo no huye de los follones, sino que se meten en ella de cabeza y sin pensar.

La historia está distribuida en cuatro partes, una por cada número anual, aunque de estos solamente se publicó aquello relacionado con la saga (quedando para mejor ocasión el material y las historias de complemento). Los guionistas implicados fueron, con una excepción, los implicados en las series regulares. Así, el mentado Peter David aprovechó el capítulo protagonizado por la Masa para seguir metiendo detalles enriquecedores de las tramas en las que andaba metido. En aquellos días, Hulk ostentaba su personalidad de “profesor” (una teórica amalgama de todas las preexistentes, hasta que llegó tío Jenkins con la rebaja) y comandaba el misterioso grupo conocido como el Panteón. Junto a él estaban Rick Jones, Marlo Chandler (liada con el anterior) y Betty Ross (su esposa, en una fase de adaptación a la nueva situación de su marido). El contacto de Jones con la personalidad del Namor y el encuentro entre Delfos (la precognitiva del Panteón) y Aster (el presunto autor del libro sobre magia) son las excusas para que Banner se acabe implicando en el asunto. Por su parte, Ron Marz se encarga del capítulo protagonizado por Estela Plateada (cuya serie regular escribía, en sustitución de Jim Starlin) y del que correspondía a Namor (en lugar de un John Byrne que había decidido que el hijo vengador pasara por una fase de amnesia). El cierre correspondió a un ilustre veterano como Roy Thomas, que en esos momentos se encargaba de la colección protagonizada por Stephen Extraño. Pese a ello, ni don Ron ni don Roy consideraron oportuno aprovechar el encuentro para introducir elementos a desarrollar posteriormente en su regreso a los números mensuales. Namor estaba en paradero desconocido antes de su aparición y a ese estatus volvió, para que Byrne prolongara la agonía derivada de la maldición orquestada por el Maestro Khan en la serie regular del personaje. Estela Plateada regresaría a surcar el cosmos y el hechicero supremo a sus asuntos ocultistas, con la promesa (refrendada por los cuatro o casi) de volver a reunirse como Defensores cuando la ocasión lo requiriera.

Peter David marca la pauta inicial y el tono de la historia, con su combinación habitual de juegos de palabras y humor inteligente, en tanto que Marz y Thomas hacen lo propio para imitar su tono. Don Ron hace uno de sus mejores trabajos en el capítulo corresponde a la serie de Namor, manteniendo el nivel en la tercera parte, que corresponde a la colección del surfista argénteo. Don Roy cumple, como siempre, sin matar del susto pero tampoco de la emoción. En el apartado del dibujo hay que destacar la presencia de Kevin Maguire en el primer capítulo y de un magistral James Fry en el segundo. Desgraciadamente, el nivel decae a partir de la tercera parte, pues Tom Morgan (competente y lucido en colecciones como Iron Man o Punisher 2099) no era el más adecuado para la ambientación submarina y M. C. Wyman era el dibujante con un estilo menos diferenciado. No obstante, hay que reconocer que todos cumplieron, si bien las diferencias entre unos y otros restaron cohesión al conjunto.

La cabecera defensora regresaría al año siguiente, de la mano de un Doctor Extraño que perdería gran parte de su poder. Los Defensores Secretos sirvieron a un menguado Stephen para responder a amenazas puntuales, pero el experimento no duró mucho. La caída del maestro de las artes místicas convirtió la cabecera en un vehículo para las intrigas de Thanos y para que posteriormente el Doctor Druida ocupara el puesto del antiguo hechicero supremo. Esta sería la primera de una lista de cabeceras defensivas en las que se intentó recuperar el legado de una colección muy querida por la parroquia lectora de otros días. Kurt Busiek y Erik Larsen lo intentaron a principios del milenio, echando de mano también de defensores tan ilustres como Valquiria, Halcón Nocturno o Gata Infernal. Kevin Maguire volvería a reunirse con Keith Giffen y J. M. DeMatteis (mítico equipo de la Liga de la Justicia Internacional deceera) para contar una desternillante aventura del cuarteto fundador. La iniciativa trajo consigo otro intento del citado Halcón Nocturno para recuperar al equipo, pero no pasó de serie limitada. Ahora que Netflix anuncia que los distintos héroes urbanos marvelianos que están bajo su catódica égida confluirán en una serie denominada también Defensores ¿volveremos a ver una nueva cabecera del no grupo? Nada es descartable, pues todo es aprovechable para el convento y el negocio es el negocio.

El especial de Hulk, por Kevin Maguire
Portada del primer capítulo de la historia

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