Nova: El Cohete Humano

Lo reconozco, ¿vale? Soy un sentimental. No hay otra manera de explicarlo. Imagino, de hecho, que con eso contaban en Panini cuando sacaron el tomo de Héroes Marvel: Nova–El Cohete Humano.

¿De qué otro modo puede explicarse si no, que uno se salte su presupuesto mensual y se acerque a un tomo recopilatorio de cómics que cuentan con unos cuántos años a sus espaldas?

Ni siquiera puedo decir que Nova sea uno de mis personajes favoritos. Vale que el bueno de Richard Rider me cae bien e incluso, debo confesar, he seguido algunas de sus aventuras. Adquirí en su momento la Biblioteca Marvel: Nova y seguí sus andanzas junto a los Nuevos Guerreros –para quienes leéis los artículos de éste que suscribe, ya sabréis a estas alturas que fue uno de mis grupos favoritos de la adolescencia–, pero Nova ni siquiera era mi guerrero favorito. Yo me decantaba por Nita, la chica dura, que peleaba por el primer puesto en mi corazón con Marvel Boy y la clásica Estrella de Fuego –la serie de televisión de Spider-man y sus Asombrosos Amigos pesó mucho en mi infancia–.

Vale, también piqué con Aniquilación y sí, aluciné en colores con el cambio que experimentó en el transcurso de la saga espacial.

Incluso llegué a comprar parte de aquella olvidable serie de los noventa, propiciada por el éxito de lo Guerreros. Páginas infumables, todo hay que decirlo.

¡Rayos Azules! Pues parece que sí que soy seguidor de Nova, después de todo.

Total, que cuando se anunció el tomo de marras, ahí estaba yo, mostrando interés por él y abriendo sus páginas con cierta ansia.

Y eso que el nombre del guionista era razón suficiente para salir espantado, el inefable enfant terrible de la industria, Erik Larsen –ah, que ese apodo era de Rob Liefeld… pues vale–.

Bueno, vamos a lo que vamos…

¡Sorprendente! Es la palabra que acude a mi mente con el recuerdo, aún fresco, de la lectura de tan singular tomo.

Encontramos a un Larsen muy en su estilo de Savage Dragon –no me matéis si digo que soy uno de esos pocos que no ha leído un solo capítulo de su serie, pero me baso en lo que he escuchado sobre ella y en los números de otras series elaborados por el autor para hacer este comentario–, con humor y acción sin necesidad de aditivos. La serie no pretende ser una obra maestra, no quiere alcanzar unas cotas de calidad absolutas que la propulsen al Séptimo Cielo de los “incunables”. No pretende aleccionar de manera sesuda, ni mostrar una extraña personalidad marcada profundamente por la Filosofía sobre el principio o la finalidad del Universo. ¿Para qué todo esto, pudiendo limitarse a su función principal? ¿Y cuál es esta? Pues divertir. Así de claro y contundente. Y Larsen lo ejecuta de una manera que me ha sorprendido, tengo que reconocerlo. Resulta fresco, dinámico y, sobre todo, se nota que disfruta escribiendo cada página. Recuperamos de este modo al Nova más clásico con ligeros toques de actualización. Una pequeña puesta al día necesaria para integrar al héroe en tiempos más actuales. Ya pasaron los setenta y atrás quedó el instituto. También los ochenta y las desenfrenadas apariciones en colecciones mil. Atrás quedó el limbo de los personajes olvidados. Así también los años noventa y los Nuevos Guerreros –aunque alguna aparición veremos. La serie coincide con el volumen que quedó inédito en España–, sobre todo con cameos por parte de nuestra joven atlante favorita –a la que da gusto volver a ver respirar–, Namorita, y de unos cuántos personajes del pasado de Richard.

¿Qué encontraréis entonces en sus páginas? Pues como sucedía en algunos de los clásicos de la Casa de las Ideas, acción, humor, amor, drama y un sinfín de cosas más. De verdad que resulta totalmente recomendable.

Por cierto, ¿alguno de los que lo habéis leído os habéis fijado en el nombre de los platos del Marvel Burguer en que trabaja Rich? Je, je, je… este Larsen…

Sin ánimo de ser pelota –ya sabéis que eso no se me da bien… de hecho pertenezco a esa rara especie que es capaz de morder la mano que lo alimenta (espero que mi editor de Aladena no esté leyendo esto), y esta editorial en particular no me alimenta, os lo puedo asegurar– hay que agradecerle a Panini la recuperación de material atrasado que quedó en el más absoluto de los abandonos y que, dicho sea de paso, merece la pena, aunque sólo sea por pasar un buen rato, como es el caso. Barata no es, para qué negarlo. 12 «leuros» del ala que duelen al más pintado. Pero, en este caso, más que doler, pican, porque el material merece la pena. Además, estamos en temporada de Salón del Cómic de Barcelona. No os iréis ahora a poner tiquismiquis, ¿verdad?

El papel es de calidad –y soy de los que echan de menos el papel de toda la vida, ¿eh?– y tenemos unas cuántas páginas de material extra que siempre dejan buen sabor de boca. Además, contamos con artículos de los siempre acertados Julián M. Clemente y Raimon Fonseca que nos cuentan bastantes curiosidades y realizan un excelente repaso del personaje para aquellos que lo conozcan menos.

En definitiva, un trabajo logrado por parte de Panini que no os va a defraudar.

Erik Larsen… ¿de verdad hay que explicar algo sobre él? Bueno, vale, ahí vamos…

Comenzó en Megaton, co-creando e ilustrando Vanguard con el editor Gary Carlson. En el segundo número de esta serie, curiosamente, apareció una versión modificada de The Dragon (posteriormente Savage Dragon), creación propia de Larsen, que se mantuvo durante dos números. Después, se marchó para trabajar en Sentinels of Justice de AC Comics y The DNAgents para Eclipse. Luego vino DC, donde realizó algunos números para series como The Outsiders, Teen Titans , The Adventures of Superman y Doom Patrol. Y de ahí a la competencia, Marvel, donde dibujó una historia de relleno del Amazing Spider-Man y cinco números de Punisher. Además, realizó una historia para Marvel Comics Presents sobre Nova –mira tú por dónde– con pinceladas francamente interesantes que, finalmente, fue desechada ante la inminente aparición del Cohete Humano en la nueva serie de los héroes de los noventa, los New Warriors.

La calidad de sus trabajos le valió para sustituir a Todd McFarlane a partir del Amazing Spiderman 329 (aunque ya había realizado los lápices de los números 287, 324, y 327) y junto al escritor David Michelinie, la serie incrementó considerablemente sus ventas, con recordadas historias como El Spiderman Cósmico, El retorno de los Seis Siniestros o Spiderman sin poderes. Posteriormente, Larsen volvió a sustituir a McFarlane en la nueva serie Spiderman, empezando en el número 15, y estableciendo del 18 al 23 la historia: La venganza de los Seis Siniestros. En Spiderman, tanto McFarlane como Larsen cambiaron sus roles habituales convirtiéndose en guionistas y dibujantes al mismo tiempo, lo que les llevaría a pensar que no era necesario contar con el apoyo de un escritor y representaría un punto de inflexión para lo que vino después… Image.

Junto con otros seis artistas, Larsen abandonó Marvel para fundar la compañía Image, creando a su personaje The Savage Dragon y trabajando como autor total. Curiosamente, aunque no fue uno de los superventas de la editorial, años después, su serie –al contrario de lo que ha sucedido con algunas de aquellas– se ha mantenido en el mercado con un Larsen que sigue al frente de la cabecera con la misma frescura, demostrando ser un hombre incombustible. Simultaneó Savage Dragon con algunas colaboraciones para Marvel, como una historia de complemento para los 4 Fantásticos, la serie regular de Los Defensores, escribiendo Lobezno y, como no, en la serie que hoy nos ocupa, Nova: el Cohete Humano. Tras esto, regresó a DC para tomar las riendas de la serie de Aquaman.

En 2004 se convirtió en editor de Image Comics. Continúa con su trabajo en Savage Dragon a día de hoy y lo compagina con el cargo de Editor en Jefe de Image.

Joe Bennet comenzó trabajando en Ravage para la línea futurista 2099 de Marvel. Así, pasó a encargarse posteriormente de otros títulos como Amazing Spider-man o el Capitán América, Los 4 Fantásticos, El Increíble Hulk, Thor y, más recientemente, Capitán América y el Halcón. También ha trabajado para otras editoriales como Chaos!, CrossGen, Dark Horse, DC o Vértigo. Figura en los créditos de series como Conan el Bárbaro, Doc Samson, Electra, Ojo de Halcón, X-51: El Hombre Máquina, Buffy Cazavampiros, Aves de Presa, Hawkman, Hawkgirl o Supreme. Acaba de finalizar un contrato en exclusiva con DC Cómics que ha dado como fruto, entre otros, varios números de la serie semanal 52. En la actualidad trabaja en la serie de DC, Checkmate, con guiones de Greg Rucka. Ha realizado dibujos para Salvation Run y ha realizado la mini-serie Terror Titans –con cuya reseña se estrenó un servidor en ZN–, escrita por Sean McKeever.

Si queréis diversión intrascendente, frescura, mamporros y pinceladas del clasicismo que convirtió a Marvel en lo que es hoy en día, no lo dudéis, esta es vuestra serie.

Tiene la ventaja de estar reunida en un solo tomo. Siete números que todo buen aficionado al personaje, y aquellos completistas irredentos –como un servidor–, no pueden fallar.

Diversión sin límites. Lástima que durase tan poco, porque resulta extraño que un autor y el personaje del que se encarga, encajen de manera tan perfecta como lo hacen Nova y Erik Larsen.

Acercáos a vuestra tienda habitual y hacéos con él, que no os vais a arrepentir, chatines.

Desde la sala central de Xandar, informó Iván para Zona Negativa.