El mercenario 8: Año mil, el fin del mundo

 

Edición original: Norma Editorial.
Edición nacional/ España: Marzo 2016 (Ponent Mon).
Guión: Vicente Segrelles.
Dibujo: Vicente Segrelles.
Color: Vicente Segrelles.
Formato: Cartoné 64 págs.
Precio: 18,00€.

 

La octava entrega de las aventuras del Mercenario creado por Vicente Segrelles supone un punto de inflexión en la evolución de las tramas del personaje y establece un giro hacia la ciencia ficción que seguirá en el resto de álbumes de la serie.

Si bien es cierto que ya en el séptimo álbum se había introducido algún elemento más propio de la ciencia ficción que de la fantasía heroica, es en este tomo donde se apuesta abiertamente por este nuevo género que, a priori, choca con los parámetros en los que se había movido la colección hasta el momento. Digo a priori porque según las notas y comentarios del propio autor incluidos en los extras, su planteamiento nunca fue el de pura fantasía sino más bien el del ámbito de la historia especulativa, ambientando las historias en un valle perdido del Himalaya en el que los dinosaurios evolucionaron en reptiles voladores y los humanos consiguieron domesticarlos. En las primeras historias del personaje el autor se mantuvo dentro de estos parámetros e incluso recurría a la ciencia para mostrar algunos de los elementos que entraban en juego en las historias pero hacía el ecuador de la serie empezó a incluir elementos más fantasiosos que llegan a su máxima expresión en esta entrega.

Los monjes del monasterios explican al Mercenario que el mundo se acabará cuando llegue el año 1.000 de la era cristiana y que sólo faltan tres años para ese momento. El Mercenario acompaña al lama a observar la causa de esta fatalidad que no es otra que la colisión de dos mundos ubicados en el mismo espacio pero en dimensiones diferentes. Por accidente, el Mercenario cruza la brecha que separa ambas dimensiones y va a parar a otro mundo totalmente diferente al suyo y donde realizará sorprendentes descubrimientos sobre sus compañeros en el monasterio y que existe aún una posibilidad de detener el fin del mundo.

Lo que en otras historias del personaje quedaba insinuado o sin explicación en esta ocasión se muestra de forma totalmente explícita e incluso el autor intenta dar una explicación para estos viajes dimensionales pero no cabe duda que lo narrado y mostrado en este capítulo supone un punto de ruptura para la serie. Para más de un lector este giro en la orientación de la serie podría suponer una decepción y lo que deja bien claro es que Segrelles no tenía en mente ningún plan para la evolución del personaje y que cada álbum surge un poco por improvisación.

Hablando estrictamente de la historia, ésta sigue el patrón habitual al que nos tiene acostumbrado el autor, con un desarrollo bastante lineal y, en esta ocasión, cierto exceso en las explicaciones, por otro lado necesarias para entender el cambio de escenario. La historia tiene alguna aportación interesante como la presentación de los Olímpicos, que pueden dar mucho juego como antagonistas añadiendo más elementos fantásticos al entorno del personaje aunque la amalgama de conceptos que presenta Segrelles pueda resultar excesiva para el correcto desarrollo de la historia.

Este tomo ofrece también la oportunidad de ver al Segrelles dibujante alejado de la zona de confort en la que se hallaba tras siete entregas y permite comprobar cómo se desenvuelve en un ambiente de ciencia ficción. Tampoco hay sorpresas en este sentido y el artista mantiene su nivel habitual, con un dibujo preciso y realista, de texturas casi tridimensionales y con un interesante uso de la luz. La gran novedad en este caso reside en los diseños de vehículos y edificios de aspecto futurista, correctos y bien diseñados aunque no muy llamativos.

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En definitiva, esta entrega de la serie supone un punto de inflexión en esta saga, que abre muchas posibles vías de evolución para las siguientes entregas pero que también puede suponer una traición para aquellos que esperaban otra cosa de una serie que hasta el momento había estado más arraigada en el terreno de la fantasía heroica en su variante de espada y brujería.

A modo de curiosidad, en los extras de este álbum se incluye una historia corta realizada por el propio Segrelles en la que da otra visión sobre el fin del mundo influenciada por el miedo nuclear de los años 60 y 70. Es otra muestra para comprobar la versatilidad del artista y su pasión por la recreación precisa de todo tipo de maquinaria.