MARVEL RPG: Un Pequeño Homenaje…

…a tantas horas de diversión, debo añadir, para completar adecuadamente el título de este artículo.

Me ha dado la vena de los homenajes, ¿qué queréis que os diga? Quizá para descansar de tanto destripar tebeo y de artículos más sesudos. Puede que debido a mi escasísimo tiempo actual. Lo cierto es que casi resulta un pequeño respiro. Y en esas estaba cuando me di cuenta de que había algo que no había tratado nunca en un artículo de ZN y que merecía la pena –al menos desde mi punto de vista– que recibiera alguna clase de recomendación o, más bien, recordatorio, debido a los años que han pasado ya. Se trata del popular Juego de Rol de Marvel.

El Logo del RPG Marvelita

En Zona Negativa hablamos asiduamente de videojuegos, de consolas, de cine y, como no, de cómics pero, que yo recuerde –y no quiero que nadie me increpe señalándome que hay algún post por ahí, en el baúl de los recuerdos– no hemos hablado nunca –léase recientemente si se cumple el caso anterior– de juegos de rol. Esos compañeros perpetuos de todo buen friki.

¿Que qué es un juego de rol? Ah, no, chatos. El que no lo sepa, que vaya a una librería de segunda mano, busque un libro de RPG y se lea lo que pone en la primera página.

Para el resto, debo confesar que ejercí como jugador de rol y, especialmente, como master –una suerte de director de juego, también llamado habitualmente juez– durante una buena parte de mi juventud.

Corría el año 1991 o así, momento en que un servidor tenía 15, cuando me tentaron a participar en una partida de rol. “¿Qué? ¿Qué rayos es eso?” Pregunté yo, inocente de mí. “Un juego en el que uno se inventa una aventura y los demás interpretan a los personajes que la viven”, me respondieron. Como diría Alberto: WTF!

Portada del Libro de Reglas del Set Avanzado

Participé y desde entonces hasta hace unos años. Fue otro amor a primera vista. Se nota que soy persona de flechazos, ¿eh?

Pasé unos cuántos años viviendo aventuras en primera persona, conquistando países, rescatando princesas, salvando el mundo, encontrando tesoros, aprendiendo a dominar la Fuerza y enfrentándome a terribles villanos contra los que tenía escasas oportunidades de vencer.

Armado con una espada, un sable de luz, un viejo cayado rugoso, una pistola, en ocasiones con una cruz o simplemente, con mis poderes sobrehumanos, desarrollé una y mil vidas que transcurrieron en las escasas horas de unas pocas tardes de verano –bueno, también de invierno, para qué negarlo a estas alturas–.

Y cuando ya parecía que todos los juegos habidos y por haber habían pasado por mis manos… me llegó una noticia inesperada. Desde los años ochenta, Marvel contaba con su propio juego de rol. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Sería posible que no me hubiera enterado de tan magna noticia? Pues sí, lo era. Y allí que el intrépido marvelita que llevo dentro se lanzó a la aventura, contactó con una tienda especializada de Madrid –por entonces no había tiendas así en mi Málaga natal– y encargó una versión del juego –contrareembolso, porque las tarjetas de crédito o débito tampoco eran tan comunes entonces, menos para un chaval de mi edad–, la que quedaba en la tienda que, para más señas, era el set básico y constaba de: libro de instrucciones básicas, manual de personajes, mapa de la ciudad, figuritas varias, tarjetas resumidas de personajes y dos dados de diez, uséase, dados de cien, que les llamamos los aficionados a los juegos interpretativos.

Uno de los mapas de juego

Como uno ya tenía cierto entrenamiento, pronto prescindimos de las miniaturas de cartón y los mapas sobre los que había que escenificar el juego. Tan sólo necesitábamos un papel con los datos del personaje –también llamada ficha, que por cierto, diseñamos nosotros mismos-, unos dados, y nuestra imaginación.

Ficha Resumen (ambas caras) de Thor

Pronto abundaron los mutantes, los high-techs, los magos, los robots o los humanos alterados. Se formaron equipos de nombres rimbombantes, se continuaron legados de grupos ya extintos y se salvó el universo en una o dos ocasiones. Vamos, lo habitual.

Grandes historias se alternaban con otras más pequeñas. Los antifaces daban paso a las vidas personales de los diferentes jugadores y aquellos pnjs –personajes no jugadores- que el master añadía para enriquecer sus entornos. Y así, se sucedían sagas que eran dignas de ser trasladadas a las propias páginas de un cómic y aventuras que, también las hubo, francamente olvidables.

Personajes existentes de Marvel se mezclaban con otros de nuevo cuño en una armonía perfecta que sirvió para que pudiéramos vivir los cómics como nunca antes lo habíamos hecho. Incluso despertó alguna afición en esa extraña especie –los no lectores de cómics, ya sabéis. Esa gente rara–.

Portada de una Aventura Oficial editada por TSR

Pero los años fueron pasando, los interesen cambiaron, las obligaciones se impusieron y la vida siguió su transcurrir hasta que el rol quedó relegado a un segundo, tercer o cuarto plano.

He jugado con muchos grupos diferentes. Ahora, juego de vez en cuando con la nueva generación, más que nada para recordar viejos tiempos, pasar un rato agradable entre amigos y desempolvar los dados y los personajes, que quedaron relegados prácticamente al ostracismo.

Nuestro último equipo de héroes, más conocidos como Los Cazadores, estaba integrado por Thesla (un servidor –el burro delante–), Lightning (Nacho), Shock (Carlos), Suerte (Chema) y Black Jack (Rodri), con algún que otro cambio en la membresía. Habitan en Los Ángeles de la Tierra Marvel y en su última aventura, tuvieron que afrontar los eventos de la Dinastía de M.

¿Quién sabe cuándo será el momento de volver a reunirse con ellos? ¿Cuándo habrá ocasión, entre tanta novia, tantos estudios, tanto trabajo y tanta obligación, para juntarse en torno a una mesa y continuar con sus vidas allá donde las dejamos, abandonadas en favor de las nuestras propias? No lo sé, pero estoy deseando volver a decir eso de “tira” a mis chicos.

Por todos los buenos momentos que me has hecho pasar. Por darme la oportunidad de meterme en la piel de ese aventurero enmascarado que nunca seré. Por ayudarme a desarrollar la imaginación, la técnica narrativa y la capacidad para asumir el liderazgo, vaya mi más sentido homenaje a los juegos de rol en general y al RPG de Marvel –de los ochenta– en particular.

Y ahora… tirad.

Desde un rincón melancólico de la memoria, informó Iván para Zona Negativa.