Las olimpiadas del sufrimiento, de Enric Pujadas y Gonzalo Aeneas

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Edición original: Las olimpiadas del sufrimiento (Dolmen Editorial, 2022)
Guion: Enric Pujadas
Dibujo: Gonzalo Aeneas
Maquetación: Josep Mª Serra
Correción: Roberto Díez
Formato: Cartoné. 128 páginas. 19,90€

Conviviendo con la depresión.

   

«Esto no son las olimpiadas del sufrimiento. Nadie te va a dar una medalla por ser el que más sufre.»

   

El dibujante Gonzalo Aeneas y el guionista Enric Pujadas además de ser los creadores de Las olimpiadas del sufrimiento, uno de los mejores títulos de un cómic de los últimos años) también son los dos personajes principales de un relato que versa sobre la profunda depresión que ha padecido el dibujante durante los últimos años. Un trabajo que desborda una honestidad brutal y descarnada contada con una propuesta gráfica y narrativa nada habitual que les sirvió para hacerse con el Premio Ciutat de Palma de cómic en 2020 y que acaba de publicar Dolmen. Sin embargo, la crónica sobre la convivencia con la depresión no es el único tema que aborda la obra, ya que también aparece muy bien retratada la amistad entre ambos autores pese a las enormes diferencias en carácter y edad que tienen. Aunque este trabajo está llamado a tener más repercusión, no es el primer cómic que firman juntos, puesto que hace unos años ya habían publicado Bajo el Cielo Rojo de Marte (Apache Libros), una historia de ciencia-ficción que no tiene nada que ver con esta nueva propuesta, pero tal y como nos cuentan en este cómic también habían trabajado en otros proyectos que por diversas razones no han podido ver la luz.    

El cómic está narrado de una manera no cronológica con distintos saltos temporales que nos sirven para ponernos en antecedentes y ver como la depresión de Gonzalo no surge de la noche a la mañana y sigue un proceso bastante complejo. A lo largo de las páginas vemos como las circunstancias familiares, personales, laborales y los diversos conflictos en los que se ve envuelto el dibujante se van convirtiendo en el caldo de cultivo para la enfermedad que cada vez va condicionando más su vida cotidiana, unas situaciones con las que Enric trata de ayudarle y apoyarle mientras también debe lidiar con sus propios problemas. Un perfecto ejemplo de lo que debe ser una amistad ya que venos un apoyo y una complicidad desinteresada en los buenos y malos momentos. Además, también nos enseña como a lo largo de esos años han tratado de levantar varios proyectos relacionados con el cómic e incluso, en un interesante ejercicio de metacómic, asistimos al proceso de creación de Las olimpiadas del sufrimiento marcado por las ganas de contarlo, pero también por las dudas e incertidumbres inherentes a todo proceso creativo.   

Los cómics autobiográficos en los que los autores tratan exorcizar sus demonios y problemas personales no son algo nuevo, ya que son temas que siempre se han tratado en los comics más underground independientemente del ámbito geográfico desde el que se crearan. A lo largo de la historia hay una enorme cantidad de ejemplos de todo tipo, sin embargo, en los últimos años gracias a la apertura temática y de formatos que ha sufrido el medio es mucho más fácil encontrar este tipo de historias ya que las editoriales hacen apuestas de todo tipo buscando lectores con gustos de lo más diverso. De hecho, esta obra comparte espacio en las mesas de novedades de las librerías especializadas con Pesimismo mágico (Salamandra Graphic) de Borja Sumozas, otra obra que también trata sobre la depresión. Hoy en día podemos elegir entre una enorme cantidad de obras de carácter autobiográfico lo que han provocado que sea mucho más complicado crear una obra que destaque, pero en el caso de Las olimpiadas del sufrimiento lo hace gracias a dos características muy concretas como son que, pese a ser una obra que se centra sobre todo en las vivencias de Gonzalo Aeneas, está realizada por dos autores y también por la manera de contarla con constantes cambios gráficos que hacen que la forma sea, por momentos, más interesante que el fondo de lo que cuenta.    

Al tratarse de una obra de autoría compartida nos permite ver algunos acontecimientos desde dos puntos de vista distintos, de manera que estamos ante una obra que posiblemente nos refleje de una manera más certera y objetiva la realidad de cada cosa que nos cuenta. Pero, también provoca que haya más de distancia emocional y se convierta en una obra menos introspectiva perdiendo algo de cercanía y capacidad para hacernos empatizar. Algo en lo que influye de manera decisiva la presencia del personaje de Enric explicándonoslo todo lo que sucede cuando muchas veces no es realmente necesario. Su constante presencia hace que la historia se parezca más a una de ficción en lugar de a una historia real. Tampoco acaban de funcionar del todo bien las partes de la obra más centradas en los diversos problemas que tiene él, que nos hacen perder el foco sobre el tema principal de la obra.  

Gonzalo Aenas hace algo tan difícil como es tratar de dibujar su enfermedad, un reto del que sale airoso gracias a la decisión de entremezclar varios estilos gráficos en la misma viñeta y en cada página lo que le permite reflejar y hacernos ver como lectores las diferentes emociones que siente en cada momento y esa sensación de descontrol e impotencia que le acompañan en muchos momentos de su vida. Aunque la principal influencia que podemos ver en su estilo es la japonesa, a lo largo de la obra vemos otras menos marcadas, pero que sirven para consolidar un estilo propio y muy personal en el que prima el trazo preciso y los colores planos que se convierten una herramienta narrativa más para expresar el desasosiego en el que vive. Algo en lo que también influyen las diversas composiciones de páginas que emplea. Quizás el único pero que se puede poner en su trabajo es que los personajes dibujados de forma más realista resultan bastante estáticos, pero por lo demás es un trabajo que nos permite descubrir a un dibujante al que seguir en sus futuros trabajos.  

Dolmen hace una muy buena edición que nos permite disfrutar del despliegue grafico presente en la obra. Como extras incluye algunas fotos que nos sirven para poner cara a algunas de las personas que aparecen en la obra, además de algunos bocetos previos.   

Pese a no ser una obra perfecta, Las olimpiadas del sufrimiento es una lectura que nos acerca y nos permite comprender los problemas con los que conviven a diario las personas que sufren depresión gracias a la valentía con la que la afrontan los autores que se traduce en un testimonio durísimo y de una honestidad descarnada que nos nuestra, sin ningún pudor, los momentos más duros y complicados por los que atravesó Gonzalo Aeneas retratados magistralmente gracias a una apuesta gráfica tan arriesgada como perfecta para la obra.  

Lo mejor

   
• Lo bien que funciona la mezcla de estilo gráficos empleados en la obra.   
• La brutal sinceridad que desprende el relato y la manera en la que retrata como es la depresión.   
• El retrato de la amistad entre Gonzalo y Enric.   

Lo peor

   
• Alguno de los textos resultan algo sobre explicativos.   
• La parte del cómic en la que se relata el nacimiento de Dana, aunque resulta interesante, se hace demasiado larga y distrae demasiado de la historia principal.  
 

Edición original: Las olimpiadas del sufrimiento (Dolmen Editorial, 2022) Guion: Enric Pujadas Dibujo: Gonzalo Aeneas Maquetación: Josep Mª Serra Correción: Roberto Díez Formato: Cartoné. 128 páginas. 19,90€ Conviviendo con la depresión.    "Esto no son las olimpiadas del sufrimiento. Nadie te va a dar una medalla por ser el que más…
Guión - 7
Dibujo - 8
Interés - 9

8

Crónica de una depresión.

Las olimpiadas del sufrimiento es un cómic sin concesiones que nos traslada de primera mano los problemas que genere la depresión. Un trabajo ideal para conocer lo que tienen que sufrir las personas que la padecen con una propuesta gráfica tan arriesgada como fresca y novedosa. 

Vosotros puntuáis: 8.82 ( 11 votos)
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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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