Bola Ocho 5 de Daniel Clowes
«¡Solo para lectores adultos!»
Cuando en febrero del año 1991 vio la luz este número estalló la guerra del Golfo, Lituania se independizo de la URSS y la banda británica Queen publico su decimocuarto álbum de estudio Innuendo, el último con Freddie Mercury al frente.
Como es habitual tenemos un número cargado de historias cortas independientes (¿Por qué escupe la gente?, Otro día más, Una lúdica obsesión, Paranoico) que complementan las trece páginas que ocupa la quinta entrega de Como un guante de seda forjado en hierro. La principal novedad de esta entrega es que por primera vez hay páginas interiores a color, entre ellas la de apertura de serie protagonizada por Clay Loudermilk, lo que se repetirá en el resto de entregas de la serie. Un color que han perdido en los recopilatorios de la obra, así que esta edición es una ocasión única para verlas como fueron concebidas. Hace unas entregas hablamos de la similitud entre el dibujo de Clowes y la línea clara, pero, aunque su uso del color también guarda algunas similitudes con los postulados de esa corriente, sobre todo nos recuerda al de los cómic-books que devoró de niño. En las páginas de esta entrega le vemos usar colores planos que combina de formas muy como habituales dando lugar a esa misma sensación extraña fascinación que tenemos con la reproducción de mala calidad de los cómics viejos con mezcla de colores de lo más peculiares. Una sensación que va como anillo al dedo a las lisérgicas y bizarras historias del autor de Chicago y que hemos podido ver de nuevo en obras posteriores como Monica, que es un maravilloso homenaje a ese tipo de cómics.
Centrándonos ya en el contenido de este quinto número que tiene una de las mejores portadas de la colección y qué es la que posiblemente mejor muestre todo lo que nos encontramos en Como un guante de seda forjado en hierro. La parte interior de la portada está dividida en dos. En la parte superior tenemos ¿Por qué escupe la gente?, otra de esas preguntas que ya se han convertido en un clásico de la cabecera. Aunque en esta ocasión le falta la respuesta obvia que es porque son unos guarros. La parte inferior la ocupa la publicada de los números atrasados en la que se puede ver el gusto de Clowes por el diseño ya que en lugar de hacer algo estándar para todas las entregas siempre la cambia.
Posteriormente nos encontramos con la quinta entrega de las desventuras de Clay Loudermilk que sique con su viaje de pesadilla por un lugar que refleja los más bajos instintos de la sociedad estadounidense. Este es posiblemente el capítulo más flojo de la serie hasta el momento ya que apenas sucede nada, aunque sí que vemos muy bien reflejado la alienación en la que bien todos los personajes que pasan por la historia. Realmente parece un capítulo que solo sirve para que Clowes mueva a Clay hasta donde debe estar en el comienzo del siguiente episodio, aunque en su devenir se cruce con algún personaje que tendrá más importancia en las siguientes entregas y vea a través de una ventana a Barbara, la mujer que le obsesiona desde la primera entrega. Sin embargo, aunque la trama no avance en exceso estamos ante uno de los capítulos mejor narrado de toda la serie con una enorme precisión en el tempo de la historia, en el juego que vemos entre los diferentes planos para reflejar y con un increíble uso de la iluminación y el contraste entre el blanco y negro para dotar de misterio a ese encuentro casual. Algo que se ve en esta página:
Justo después de la sección de correo que es absolutamente gloriosa y tiene varias ilustraciones muy buenas del Clowes, nos encontramos con Otro día más. Una historia breve en la que el autor suelta toda su mala baba contra los cómics autobiográficos y vuelve a demostrar que no se casa con nadie con una segunda parte en la que vuelve reírse de sí mismo y de la imagen que los lectores nos hacemos de los autores de nuestros cómics favoritos marcada por los prejuicios.
Posteriormente tenemos Una lúdica obsesión, una parodia vitriólica sobre los cómics infantiles de la editorial Harvey como Casper o Richie Rich. En esta historia vemos a Clowes usar un estilo similar a los autores de la editorial en la que aprovecha muy bien el recién añadido color para hacer una historia que no deja títere con cabeza en la que tenemos crítica salvaje a los personajes y argumentos de los cómics de la editorial. El autor de Paciencia pone de manifiesto algunos de los mensajes más clasistas, capitalistas y carcas de unos cómics que estaban destinados a los más pequeños de las casas.
En la contraportada nos encontramos con Paranoico, una historia de una sola página en la que vemos algunos de los tópicos sobre las personas paranoicas en clave de un humor más convencional de lo habitual en el autor y con un estilo gráfico más caricaturesco del que suele emplear. Esta historia cierra un número que baja algo la media de calidad de la colección, pero que nos deja ver el interés de Daniel Clowes por experimentar y evolucionar en su dibujo y en su forma de narrar que dará unos increíbles resultados en el futuro que le convertirán en uno de los mejores historietistas de la historia del medio.
Entregas anteriores:
Primera parte.
Segunda parte.
Tercera parte.
Cuarta parte.
Nos vemos dentro de una semana con el análisis del sexto número de la serie aparecido en junio de 1991, si ese extraño y asqueroso perro sin cabeza que me sigue me deja en paz.