Fatale #1

Cuando uno descubre que sale a la venta un cómic creado por Ed Brubaker y Sean Phillips, viendo el bagaje de tan productiva pareja (léase Criminal, Incógnito o Sleeper), a lo poco arqueamos una ceja y pensamos «habrá que echarle un vistazo». Si a esto le añadimos que la trama mezcla el género negro con un horror que desprende cierto aroma Lovecraftiano, la premisa del cómic se antoja aún más atractiva, cuanto menos. Ya lo había advertido el escritor; aunque no era su género preferido ni tampoco lo había abordado, Brubaker llevaba tiempo dándole vueltas en la cabeza una historia de terror pero con trasfondo de intriga. En 2012 hemos visto su resultado y Fatale es su nombre. Tras leer esta primera entrega (de doce) uno puede preguntarse ¿Por qué no lo has hecho antes, Ed?

La historia en este primer número se divide en dos partes. Una primera que hace de prólogo y que se desarrolla en la actualidad. Es durante el entierro del padrino de Nicolas Lash, uno de los protagonistas, donde entramos en contacto por primera vez con Jo, la que sin duda será la figura central de toda la trama y que aparenta ser una mujer con cierto poder magnético hacia el sexo contrario. Jo y un manuscrito heredado por Lash serán el detonante de la acción en esta primera parte del tebeo, y si esto supone un problema para el protagonista del prólogo, al mismo tiempo se convierte en el entretenimiento del lector.

La segunda parte del cómic es ya el primer capítulo, aunque esta vez viajamos en el tiempo situándonos en 1956 y lo que parece ser la historia que se cuenta en ese misterioso manuscrito heredado por Lash. Si en el prólogo era el propio Nick quien hacía de narrador, en este capítulo es alguien bien diferente, aunque no sabemos de quien se puede tratar (¿el propio del manuscrito?) pero que en cierta medida tiene una capacidad más omnisciente. Nick sabía tanto como nosotros lectores, ahora este nuevo narrador conoce más, pero calla mucho, lo que en su conjunto contribuye al clima de intriga que tanto gusta a Brubaker. Y de nuevo nos encontramos con esa figura femenina, Josephine en esta ocasión, y que en cierto modo está relacionada con una serie de asesinatos y rituales cultistas que se están produciendo en la costa oeste norteamericana. Es aquí donde algunas de nuestras sospechas se confirman, y es que todo aquel que entra en contacto con ella se siente irresistiblemente atraido por su presencia, pero siempre con terribles consecuencias ¿Es Josephine la viva encarnación de la mujer fatal? ¿Qué hace que sea la misma mujer en la década de los 50 y en la actualidad? Eso nos tocará descubrir en las once entregas que nos quedan.

Una vez más Brubaker es capaz de crear todo un universo en tan sólo un cómic. Con el juego temporal y la poca información que proporciona al lector, inmediatamente, al menos en mi caso, nos damos cuenta de que hay mucho por descubrir y que Jo, por ejemplo, guarda muchas historias que, aparentemente, iremos descubriendo a lo largo de la serie. Además, el guionista tiene la suerte de contar a su lado con un artista como Sean Phillips y un entintador como Dave Stewart, que le vienen como anillo al dedo para el tipo de historias que le gusta desarrollar. Y es que el estilo de ambos autores contribuyen con creces a crear una atmósfera oscura, casi siniestra y que en tan sólo un par de páginas hacen que el lector se sumerja en la trama de la que sólo saldrá cuando termine de leer la última viñeta. Para esta ocasión, Phillips incluso se ha valido mucho de los primeros planos, seguramente para expresar mejor ese sentimiento de angustia, perplejidad o cercanía que muestran algunos de los personajes. Creo que en esta primera entrega Brubaker nos prepara el terreno para una historia que sin duda se enraizará aun más y que nos deparará más acción e intriga.

Si Fatale #1 cae en tus manos, sírvete tu mejor single malt escocés, enciende esa lámpara de luz tenue al lado de tu sofá más cómodo y disfruta de una lectura que estoy seguro te gustará.