Amor en el Siglo XXI: Pasiones Bohemias en Bande Dessinée, Tebeo y Fumetti

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Continuamos con nuestro especial San Valentín con esta nueva entrega de nuestro repaso algunas de las grandes parejas que nos ha dado el comic en lo que va de siglo. Deteniéndonos en esta ocasión en el comic que se produce y edita según el formato del comic europeo -pero que puede provenir tanto en el viejo continente como en latinoamérica u oriente medio como son los casos de Jodorowsky o Satrapi- antes de nada hay que dejar claro que en esta ocasión partimos de varios handicaps importantes. El primero, que mientras que en el anterior post nos centrábamos en la producción de una única editorial de un país en concreto mientras que aquí abarcamos incontables editoriales repartidas por numerosos países a través de cuatro continentes. La segunda, que al contrario que ocurre en las majors americanas, donde un puñado de personajes monopolizan las historias desde hace décadas, en el formato europeo encontramos un sin fin de mundos de ficción de duración limitada. Pero sobre todo, que no soy ningún experto en esta materia, más bien todo lo contrario, por lo que en este caso enfoco este post desde el punto de vista del lector profano, limitandome a citar algunos de los que me han cautivado dejando que seais vosotros los que completéis con las vuestras. Cada lector dispone de una experiencia vital diferente y, compartiéndola, abrimos la puerta a un vasto mundo de historias y relatos con los que estimular nuestra imaginación. Si obtenemos alguna que otra buena recomendación que añadir a las que semana tras semana os ofrecen nuestros compañeros, bueno será.

Dentro de mi contacto amateur con el comic europeo, si hay una pareja que haya conseguido cautivarme es la formada por Frederik y Cati en la autobiográfica Pildoras Azules. Obra sin demasiadas concesiones sin que por ello peque de morbosa o melodramática, nos situa en la Suiza actual para hablarnos de las vueltas que da la vida y como lo que empieza como un simple flechazo puede derivar a una cadena de decisiones trascendentales sobre las que se construye nuestra vida. Todo comienza cuando los protagonistas de nuestra historia se conocen en una fiesta mientras exprimen los primeros años de su post adolescencia. Aunque Frederik queda inmediatamente prendado por los encantos de la chica, tiene sus dudas de que ella se haya fijado demasiado en él. Sin embargo, el azar proveera varios encuentros fortuitos mientras cada uno sigue su camino, él peleando para vivir del comic, y ella convirtiéndose en madre tras contraer matrimonio. Todo hasta que años más tarde ambos se reencuentran en una fiesta de nochevieja en la que la química cumple su cometido y conectan iniciando su relación. Paso a paso, el autor nos relata como la llama crece entre ellos soltándonos entonces la bomba: ella es seropositivo y su hijo también.

Tan drástica revelación desplomará el peso del mundo sobre los hombros de nuestro protagonista, quien verá su cabeza asaltada por un mar de dudas que le obligará a replantearse la relación con la mujer que ama por culpa de un molesto entrometido con formas microscópicas y las consecuencias que conlleva. A lo largo de las 200 páginas de la novela veremos como el autor trata de forma natural y sin tapujos los problemas derivados de la enfermedad y como esta afecta de forma radical incluso los detalles más triviales de su vida. Los médicos, las precauciones, sacrificios de por vida… Frederik Peeters hace de estas cuestiones problemas comunes a los que pueda encontrarse cualquier pareja como la entrada de un desconocido en un nucleo familiar desestructurado o los baches comunes en cualquier relación.

Atrapado en una película que le ha cogido a la mitad, el protagonista se ve obligado a madurar tomando el timón de la vida decidiendo que quiere y que no para el resto de sus días. Una historia con un tema duro y por desgracia de plena actualidad que lo trata con una increíble humanidad siendo a la vez una fantástica muestra didáctica de los problemas a los que se enfrentan día a día los afectados por el VIH además de una historia de amor más allá de la adversidad que nos demuestra que siempre queda donde aferrarse incluso en las más trágicas de las situaciones.

Ilustrada en un nervioso y expresivo blanco y negro muy acorde con la historia, Píldoras Azules es un relato que congrega todo lo hermoso y triste de la vida llenándonos de coraje a la hora de enfrentarnos a los problemas que nos depara la vida. Resulta por tanto imposible resistirse al poder inspirador de esta pareja en la que si bien Frederik es la voz cantante, es el encanto de Cati el que nos invita a adentrarnos en su pellejo transportándonos a su situación.

Pudiendo destacar otras cuantas, pocas haya quizás tan demoledoras como la tormentosa pasión entre Bernard y Julie, la trágica pareja protagonista de Sambre, obra que Yslaire y Balac nos llevan narrando desde mediados de los 80 hasta nuestros días. Ambientada en la Francia de la frustrada revolución socialista del siglo XIX, se trata de una obra que mucho bebe de la literatura de Victor Hugo y que nos sumerge de lleno en una época convulsa en la que profundas reformas sociales e ideológicas se preparaban para derruir los cimientos de la decadente aristocracia europea. Este es el caldo de cultivo en el que se desarrolla la tragedia de los Sambre, una familia marcada por una maldición que se remonta más allá del tiempo y que azota sus consciencias hasta el punto de que ellos mismos se encargan de hacerla real. La suya es una pasión descontrolada que afecta irremediablemente a todo aquel que los rodea avocándolos a la senda de la destrucción. Amor, muerte y tragedia se dan la mano en esta historia porosa y febril en la que los sentimientos encontrados hacen del mundo un lugar caótico y terrible en el que las pasiones más primarias medran por calles y haciendas invocando a la fatalidad. Teñida en el rojo del frenesí que les embriaga y la sangre que mancha sus manos, el suyo es un amor imposible resultado de un conflicto de clases y que arraiga en lo más profundo de la mirada en la que se reflejan las atormentadas almas de sus protagonistas.

Si buceamos dentro de la producción comiquera nacional en busca de una pareja estable y durarera seguro que a muchos se nos vienen a la cabeza los mismos nombres. Hablo por supuesto de Mauricio y Emilia, los personajes creados Manel Fontdevilla en las páginas de El Jueves y que desde 1995 llevan divirtiéndonos con sus problemas cotidianos. Bajo el título de La Parejita S.A., Fontdevilla ha creado una serie ácida y mordaz con la que, a modo de comedia, retrata las vicisitudes y conflictos a los que deben hacer frente las parejas actuales. Desde los inicios de su relación hasta la actualidad, mucho han cambiado sus circunstancias sin por ello perder su esencia. Y es que, tal y como suele ser en la vida real, todo cambia para seguir siendo igual. Basando su fuerte en su habilidad para convertir en gestas cosas tan aparentemente sencillas como las labores cotidianas plagadas de discusiones, sta «parejita» ha terminado por convertirse en el espejo en el que puede mirarse toda una generación de españoles (y no españoles).
Caracterizada por su desparpajo a la hora de tratar temas como el sexo, la paternidad o la crisis de los 30 y siempre con la vista puesta en temas de candente actualidad, sus desventuras son herederas de ese gusto que desde tiempos Cervantes hemos demostrado tanto por la sátira costumbrista como por reirnos de nosotros. El problema de la vivienda, el empleo, organizar las tareas diarias, los chanchullos administrativos, la crisis… nada se escapa de ser parodiado en esta serie sin pelos en la lengua y con una progresión que ya quisieran para si muchas series americanas.

En un marco parecido pero con un tono algo menos satírico aunque no por ello menos sagaz encontramos a Marco y Emilie, personajes centrales de Los Combates Cotidianos de Manu Lacernet. Tras su aparente tono ligero su obra esconde una sensibilidad muy aguda a la hora de afrontar las relaciones sentimentales y familiares así como lo melancólica que puede ser la madurez y el paso del tiempo cuando tratamos de aferrarnos a nuestro pasado para escapar de los traumas que nos afligen. Materializado en su protagonista, Emilie ejerce de contrapartida cabal que le impulsa a madurar aunque sea a trompicones.

Si estas destacaban precisamente por su cercanía, algo completamente diferente encontramos en la vitriólica y descarada Sky Doll. Usando el siempre vistoso marco de la fantasía de ciencia ficción para lanzar un ataque prácticamente taliban contra cualquier religión organizada habida y por haber, Alessandro Barbucci y Barbara Canepa se movían entre la sátira ligera y el embate más feroz adentrándonos en un mundo en el que las prácticas eclesiásticas habían sido sustidas por espectáculos multimedia con los que aglomerar a las masas. No contentos con retorcer las creencias teológicas más extendidas hasta el punto de no dejar títere con cabeza (comic perfecto para regalar a un devoto penitente y que no te vuelva a hablar en un largo tiempo), los grandes valores y las relaciones interpersonales del mundo que nos presentaban habían llegado a retorcerse hasta tal punto que el género femenino había quedado relegado al papel de muñequitas sexuales movidas con cuerda. ¿Ficción? Bueno, depende de donde vivas. El caso que la obra nos ofrecía una de las relaciones más retorcidas y sórdidas que podían encontrarse aquel entonces de la mano del Miraculator y Agape, un enfermizo juego de dominación, odio, desprecio e incontrolables pasiones carnales sazonados con reencarnaciones, complots intergalácticos, poderes ocultos, inmolaciones públicas y sueños oníricos de carácter erótico festivo. Todo seguramente producto de la represión, más de un terapeuta de pareja se habría forrado dentro de esta serie.

Algo más cabal, aunque tampoco del todo, era la relación entre John Blacksad y Natalia Wilford en Un Lugar entre las Sombras, de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido. Pero claro, cuando la mujer a la que amas ha sido asesinada tienes cierta excusa. Tan noir que solo podría haberlo interpretado Humphrey Bogart, sobra decir que su relación viene marcada por un carácter trágico y melancólico como el que suele acompañar a la mayoría de estas obras.

Para terminar cabe hacer mención a la historia de amor que subyace al épico Sigfrido de Alex Alice o la narcisista y carnal relación entre Lucrecia y César en Los Borgia de Jodorowski y Milo Manara. En un ámbito completamente diferente, como el desarrollo de las nuevas tecnologías han permitido que varios artistas hayan difundido sus obras a través de la red logrando que parejas como Howard y Siouxie en El Joven Lovecraft o los protagonistas de Quiero una Chica de Serie B entre otras muchas se fraguaran en formato WebComic antes de saltar al papel.

En definitiva, hago mención a estas como podrían ser otras muchas. Desde Irán hasta España pasando por Italia y Francia. Desde Argentina a Egipto pasándo por Marruecos o Alemania, la producción que podemos encontrar fuera de los mercados oriental y anglosajón es tan amplio que cada uno tenemos nuestras historias y las parejas que las han hecho eternas. No os priveis en proponer otras de las que hayáis disfrutado en el curso de la última década ya sea en este post o en el hilo inicial.

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Dr. M
Dr. M
16 febrero, 2011 22:36

 
Vale, de estas la primera de todas debe ser La Parejita, por supuesto. Luego Howard y Siouxsie, que ademas entran dentro de la nueva generacion de comics y Blacksad y Natalia.

Rodrigo
Rodrigo
17 febrero, 2011 14:02

Konrad y Paul, de las historias de Ralf König, una pareja que lleva años de años en un delicado equilibrio entre el amor, la lujuria, la convención y la rutina.

Goku_Junior
Lector
20 febrero, 2011 12:17

Pildoras azules… que grande, eso si es una historia de amor y no lo que nos cuentan en las películas americanas (pero que falsas todas!). Me emocionó bastante y creo que hace valorar lo que uno tiene (si tienes preja claro) y sobretodo hacer ver los problemas que podamos tener con nuestra pareja desde otro punto de vista.
 
La parejita la leo de vez en cuando en El Jueves y me encantan, son tan naturales como lo pueden ser cualquier pareja y es eso lo que provoca que te rias de las situaciones en las que se meten.
 
No conocía Sky Doll pero por lo que has contado tiene pinta de molar  bastante… ahí, ahí! amor tortuoso xD jejeje a ver si puedo echarle un vistazo.
Por cierto gran artículo 😉 ¿No te faltaría una tercera parte hablando del amor en el manga? Aunque se podría resumir en la frase «en el shonen le falta y en el shojo le sobra».