Edición original: East of West, Vol. 4: Who Wants War?.
Edición nacional/ España: Norma Editorial (2016).
Guión: Jonathan Hickman.
Dibujo: Nick Dragotta.
Entintado: Frank Martin.
Color: Frank Martin.
Formato: Rústica de 156 páginas.
Precio: 17.50 euros.
Estamos en un momento en el que la frescura que parece estar (salvo honrosas excepciones) en el cómic de superhéroes, se ha ido trasladando al cómic indie. Seguramente sea debido a las mejores condiciones que proporcionan a los artistas, por lo que se está dando esta fuga de cerebros que tantas alegrías está proporcionando al paladar un lector que no hace más que disfrutar y caer rendido ante las series que nos están llegando.
Probablemente Hickman sea uno de los autores que mayor división ha creado entre el amor y el odio entre los lectores que conozco. Es alguien cuyo trabajo polariza mucho, pero sobre todo, a nadie deja indiferente, lo cual es señal de que debe estar haciendo bien su labor.
Tal y como he ido señalando, Este del Oeste es un gran juego metarreferencial, pero que logra trascender a los referentes y ser más que un mero monstruo de Frankenstein posmoderno. No, el guionista ha integrado a la perfección esas referencias y la serie tiene su propia entidad y voz, logrando que funciona como algo absolutamente original.
Y si algo es Este del Oeste es una obra absolutamente autoral. Probablemente en ninguna otra serie tendremos a un Hickman más condensado en todas sus señas de identidad como escritor, ni probablemente haya hecho una serie más ambiciosa y trascendental que esta, sin necesidad de ser promocionada como nada excesivamente pretencioso. El autor ha logrado hacerse un nombre a través de su obra y no de sus entrevistas con medidamente transgresoras declaraciones ni de su ego, lo cual viniendo de este mundillo es algo que, al menos servidor, lo encuentra loable.
Hickman pisa el freno en el cuarto tomo de Este del Oeste. Se nota que estamos ante un cambio de “temporada”, con un gran cliffhanger tal y como terminó el tomo anterior. Hickman nos entrega un arco de un carácter más contemplativo y de caracterización, a la vez que va sembrando las piezas que usará en esta nueva etapa que se abre en este tomo.
Hickman logra haber transmitido muy coherentemente una elipsis ante los tomos anteriores y logra que no sea lo suficientemente confusa como para que el lector se pierda, pero tampoco deja todo mascadito y obliga a éste a rellenar los huecos. El cómic, como arte secuencial es el arte de lo que pasa entre viñetas, y esto el guionista lo ha aplicado entre temporadas. Es de agradecer que sigan habiendo autores que no traten al lector (ni al espectador, ya que estamos) como un ser estúpido al que hay que dejarle todo mascado para que no se pierda.
El primer número marca esa transición, ya que consiste en una serie de fichas que nos narran el estado de la nación, que dirían los yankees. A modo de friendly reminder Hickman logra hacer interesante esa serie de fichas que nos recuerda todos los actores que están en la obra, los reinos, y las reglas de juego con las que se ha establecido el pacto narrativo con el lector. Es una forma bastante curiosa y particular el modo con el que Hickman ha optado por puntuar y remarcar ese punto y aparte a través de una serie de fichas (con cierto cuidado del apartado visual).
Pero donde realmente arranca la chicha es a partir del segundo número que contiene ese tomo. Ahí arranca de forma oficial esta “segunda temporada” y lo hace saldando una de las subtramas que quedaron abiertas a la par que Hickman hace una interesante reflexión sobre las extrañas parejas que se forjan en circunstancias extremas, como la guerra.
Por otro lado, hay un viaje iniciático por parte de uno de los personajes. Si su liberación definitiva supuso el punto álgido del final del tomo anterior, en este se nos presenta el modo en el que trata de adaptarse a la nueva situación en la que se ha visto implicado. Hickman, logra no solo meter un conflicto en un primer nivel (que básicamente es la de ser un pez fuera del agua que debe sobrevivir en un mundo eminentemente hostil), si no que logra meter otro conflicto de fondo que aporta no solo una nueva capa de lectura sobre el personaje, si no que el recurso de la intriga supone uno de los elementos de interés más efectivos para el lector.
Por último, el tercer gran punto sobre el que se sostiene este tomo es en el personaje de Muerte, al cual, por primera vez, lo vemos relajado y como un ser que es capaz de sentir. Por un momento el amor interrumpe su misión y se toma un respiro antes de proseguir su camino cual jinete sin nombre. Tiene una promesa pendiente desde el primer tomo y no piensa dejarla incumplida.
También logra pequeños avances en otras subtramas, pero no es lo principal. Más bien hace una nueva presentación, no tanto de los personajes que ya los conocemos, si no de donde están emocional y psicológicamente en el momento en el que parte la serie por nuevos derroteros.
Tenemos un tomo cubista más bien dedicado, tal y como dije, en situar a los personajes mucho más introspectivo. El lector lo acepta porque ya conoce a los personajes, y siente interés por ello, y no le importa pasar un tiempo con ellos, aunque no sea haciendo frente a los conflictos principales que les mueven.
Nick Dragotta sigue proporcionándonos bellas muestras de su arte y sus capacidades como artista. Es muy meritorio, atendiendo a los tiempos que corren en los que se cambia de equipo creativo cada seis meses, como ha logrado mantener una entidad visual de la serie mes a mes durante todos y cada uno de los números sin que ningún mes se vea resentido. La labor de Dragotta con su línea clara y sus composiciones son igual de interesantes que la narración del escritor, a la vez que logra dar un ritmo interno y una dinamismo de la que la obra se ve claramente beneficiada. Su labor como narrador visual aporta mucho al conjunto de la obra y se aprecia una precisión milimétrica y un gran esfuerzo para lograrlo.
Frank Martin a su vez, es el tercer eslabón necesario para Este del Oeste: hace que el trabajo de Dragotta gane enteros gracias a una selección de una paleta de colores más que acertada, mostrando un alto grado de compenetración y entendimiento entre ambos artistas.
La edición de Norma incluye, aparte de los números, una breve biografía de sus autores.
Este del Oeste se toma un respiro entre tanta peripecia para darnos a conocer otros aspectos de los personajes y plantearnos los conceptos sobre los que gravitará esta nueva etapa que se abre ante los ojos del lector. Pero Hickman logra que el interés no solo no decaiga, si no que este volantazo supone un golpe de aire fresco a una serie que no deja de aumentar sus apuestas, lenta (el ritmo que precisa una historia de estas características) pero segura.
Edición original: East of West, Vol. 4: Who Wants War?. Edición nacional/ España: Norma Editorial (2016). Guión: Jonathan Hickman. Dibujo: Nick Dragotta. Entintado: Frank Martin. Color: Frank Martin. Formato: Rústica de 156 páginas. Precio: 17.50 euros. Estamos en un momento en el que la frescura que parece estar…
Este del Oeste. Libro 4.
Este del Oeste. Libro 4.
2017-03-22
Pedro De Mercader
Guión - 8.5
Dibujo - 7.5
Interés - 8.5
82
8.2
Este del Oeste pega un frenazo al ritmo pero logra seguir manteniendo el interés gracias a unos personajes tridimensionales y bien construidos.
Vosotros puntuáis: 8.54 ( 3 votos)