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Edición original: La polilla en la casa del humo
Edición nacional/ España: La polilla en la casa del humo
Autor: Guillem López
Editorial: Aristas Martínez
Páginas: 170
Edición: Tapa blanda con solapas
Precio: 16`95€

 

Bienvenidos al Infierno

La anterior novela de Guillem López, Challenger, publicada también por Aristas Martínez y nominada ahora al premio Kelvin 505 como mejor novela nacional, fue para mí la mejor novela de género fantástico que se publicó el pasado año. Sí, habéis leído bien y no estoy exagerando. Ni Stephen King ni tonterías, Guillem López lo clavó con una novela que dejaba el listón muy alto. Sorprendentemente, donde otros autores hubieran dejado pasar un tiempo prudencial para que el público olvidara su anterior trabajo y empezara a desesperar por el siguiente, el autor se atrevió a anunciar un nuevo lanzamiento cuando apenas se cumplía un aniversario de la maravillosa novela que rindió la crítica a sus pies. Y esta es la novela que nos ocupa ahora, casi novela corta, titulada La polilla en la casa del humo, y que Luís Manuel Ruiz ha catalogado como «Un cruce–animal, humano y algo más–entre Mad Max, Albert Camus, La fuga de Logan y un monólogo de Bukowski.»

Y no le falta nada de razón.

La polilla en la casa del humo nos pone en la piel Veintiuno, un chico marginal sin oficio ni beneficio que vive en el pozo, una caverna con cientos de galerías, pequeños barrios construidos en la roca y con despiadados capataces que dan de latigazos a los que no trabajan. También se encuentra en este infierno la casa del humo, una especie de fumadero de opio a medio camino entre lo visto en From Hell y Alicia en el País de las Maravillas. Allí, en la casa del humo, Veintiuno va perdiendo su vida, dejando escapar su tiempo mientras piensa en ascender a la superficie y dejar atrás la miserable existencia que lleva dentro del pozo.

Narrado en primera persona, La polilla en la casa del humo es un crudo monólogo sobre un futuro (o tal vez un pasado), distópico, atípico y satírico, todo en uno, que vapulea al lector entre cortos episodios de la vida de su protagonista. No hay una guía, no hay mapas de carretera en esta novela perversa que se narra a sí misma con un estilo desgarbado, suculento y lleno de clavos oxidados, pero con elegancia y virtud cuando la historia se deja apaciguar. Una novela por la que hay que pasar en la oscuridad, siendo mayormente disfrutada si se lee de una sentada, en una tarde, dejándose perder en el pozo y los secretos que esconde. No estamos, eso sí, ante una novela erudita porque sí; no esperéis encontraros largos parlamentos sobre el sufrimiento humano, pues la voz está bien conseguida y no se dedica a quejarse y llorar sobre su miseria, sino que el personaje protagonista, ese enigmático número, se dedica solamente a narrar las cosas como son, y el lector deberá juzgar lo terrible o no de la existencia.

Dentro de la trayectoria de Guillem López, cuyas primeras obras tratan la fantasía épica al puro estilo Tolkien, y Challenger, una novela coral sobre el lanzamiento del mítico transbordador espacial que acabó en desastre, La polilla en la casa del humo aborda una ficción genuina y rodeada de imaginación, pero es en la voz en primera persona lo que dota a la novela de una virtud propia, que no escapa, sin embargo, de algún que otro punto negativo. Y es que a veces la novela se pasa de rosca con tanta miseria, tanta podredumbre y tanta suciedad. Es como si gran parte de la novela buscara activamente ese tono macarra, ese deje de Bukowski y, precisamente por andar buscándolo, embota la cabeza del lector.

La polilla en la casa del humo es una buena novela pero no apta para cualquiera; es una novela que busca el estilo de La carretera o Mad Max pero en un tono más elevado, de una forma más superficial; imitando las comparaciones de Luís Manuel Ruiz, podríamos decir que este es un cruce entre Chuck Palahniuk y Lars von Trier. Una novela que parece una pausa tras la inmensidad de Challenger, pero que brilla por elementos propias. Una ración de mala leche y malsana fascinación por la suciedad con una atípica narración, elegante, sumisa y llena de clavos oxidados en los que engancharse el codo.