Turno de noche

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Edición original: Night Taxi (Carlsen, 1990).
Edición nacional/ España: Turno de noche (Ediciones La Cúpula, 1991).
Guión, Dibujo y Color: Matthias Schultheiss.
Formato: Álbum rústica, 64 págs.
Precio: 950 pts./ 5’71€.

 

Lo mejor del viaje es la aventura. Por eso, que el destino final no cumpla con las expectativas no siempre ha de ser considerado un fracaso. Algo así he pensado leyendo Turno de noche, la obra del alemán Matthias Schultheiss (Núremberg, 1946) publicada en España por La Cúpula. Schultheiss es un autor poco conocido en nuestro país, de quien apenas se han publicado algunas historias cortas, sus adaptaciones de Charles Bukowski, los dos volúmenes de El sueño del tiburón y la tierna Viaje con Bill, además de esta que nos ocupa.

Enigmático, pretencioso, original, de vitalismo cansado y recurrente, como una salmodia, extravagante en meandros argumentales que mueren sin concretar en nada, el autor confía su relato a la seducción de su apartado gráfico, feísta pero cautivador, con los colores metalizados de RanXerox (de los italianos Liberatore y Tamburini) como positivados por un daltónico, es decir, que distinga las texturas pero confunda el azul con el rojo o el amarillo con el púrpura. Hay planchas arrebatadoras, como nacidas de un sueño en el filo de la pesadilla, perfectas para una historia que conjuga asesinatos rituales, vidas grises y capos mafiosos en el marco de un futuro indeterminado que ni siquiera sabríamos que es futuro si no fuera por algún detalle pintoresco, como la gente que vuela indolente en sus monopatines, anecdóticos Marty McFly que desaparecen sin decir una palabra.

Leo, una taxista del turno de noche en Hamburgo, se ve involucrada accidentalmente en el asesinato de una dama de la alta sociedad a manos de una peligrosa secta. Así inicia Schultheiss el álbum, echando el cebo al lector con un crimen que, tras ofrecerlo en la portada de un diario, va languideciendo página a página, repentinamente olvidado en favor de la obsesión de un gánster por la conductora o de la amistad de esta con un mutilado de guerra, Franki, un ciego que toca la armónica y que pudiera ser -o no- que tuviera alguna sintonía con lo sobrenatural.

Igual Schultheiss planteó Turno de noche como el primer capítulo de una serie que cayó vencida prematuramente por el desinterés de los lectores. Como historia única deja demasiados interrogantes. Algún episodio atractivo no basta para atraparnos en la atmósfera alucinógena que invoca el autor. Es lástima porque se nota un interés en huir de los convencionalismos. No obstante, como en el chiste, los convencionalismos han sido más rápidos que él: esas noches calurosas robadas del noir (p.ej: Fuego en el cuerpo), pero también del Scorsese de ¡Jo, qué noche! o Taxi driver, profesión incluida en este último caso. Schultheiss sólo cierra la trama gansteril, como a traición, desafiando la decepción de un público sin duda más interesado -como yo mismo- en ese sórdido porvenir de oscuras magias que se aventa o en el trasfondo de ese amigo en quien sospechamos un pasado intrigante y fantástico.

Schultheiss combina una línea austera con un personalísimo uso del color
Schultheiss combina una línea austera con un personalísimo uso del color

Una trama desperdiciada, con textos que quieren presumir literatura; queda la imagen. Turno de noche, pese a la antedicha inversión cromática, destila en algunas páginas una extraviada belleza naturalista, momentos que saben comunicar el relax de una vida apartada de esa gran ciudad probablemente menos opresiva de lo que pretendía el autor. Tal es así porque el blanco predomina en la paleta, el vacío en la composición del cuadro y muchas de sus mejores viñetas tienen un efecto cinemascópico donde los fondos son manchas de acuarela y lápiz de color. Acierta también en imprimir esa sensación de duermevela, de grisáceo amanecer, cuando cualquier cosa es posible… incluso un Cupido con chistera azul portando un inmenso arco y un medallón demoníaco.

Cierro el volumen convencido de haber aprovechado más este yerro honorable que otros trillados triunfos de menor ambición y rápido olvido, escudados en el curtido blasón de «entretenimiento». Porque también puede haber atrevimiento y gracia en el error, ¿qué duda cabe?

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Agente Sadness
Agente Sadness
Lector
4 agosto, 2014 12:30

Muy buenas Maese Javier. Agárrate que vienen hostias.

Me parece de un gusto pésimo aprovecharte de tu verborrea recalcitrante para poner por los suelos uno de mis tebeos favoritos, por no comentar al personal que además no me lo has devuelto todavía. Ejem. Ahora vas y lo cascas.

Ya en serio, lamento disentir de muchas de tus reflexiones. Yo no creo que se trate de un proyecto pretencioso que terminó antes de empezar. Schultheiss en realidad fabricó una suerte de «Sueño De Una Noche De Verano» -(salvando abismos)-que rezuma noches en vela, sudor de dos dias, paranoias de perico cortado y química de polígono, peadillas somnolientas y sueños a medio soñar. Donde tú ves a un un «McFlay» y a un «Cupido», yo creo reconocer una surrealista alusión a un ángel y un demonio, la indolente inocencia y su alegría contra la siniestra belleza de lo que parece un oficiante del Mardi Gras ciego de caballo… una surrealista metáfora sobre el bien y el mal, omnipresentes mirones a lo largo de toda la historia, cuyas acciones rasgan el velo entre realidad y ficción.

No, no me parece un «primer capítulo», ni creo que haya sido terminada «a matacaballo». Creo que su auténtica intención es provocar esa sensación de confuso desasosiego que alguna vez todos hemos sentido, en ese lugar a medio camino entre el sueño y la vigilia.

Y en cuanto a lo de «textos que quieren presumir literatura», pues qué quieres que te diga, échale la culpa al traductor…

Eso sí, en lo que respecta al apartado gráfico coincido contigo, si bien esos efectos daltónicos son menos aleatorios de lo que pudiera parecer. Pero eso ya te lo contaré en otro momento.

De cualquier manera, excelente elección para diseccionar.

Hala, me piro, luego vuelvo…

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
5 agosto, 2014 20:41

Joer. Me lo leí hace un porrón de años. De hecho, no recuerdo prácticamente nada de la historia. Recuerdo que no me gustó demasiado. Tal vez no tuviese la edad o el bagaje suficiente, no lo sé. Y el dibujo, recuerdo que me atraía y me desconcertaba a partes iguales.

Agente Sadness
Agente Sadness
Lector
22 febrero, 2015 4:50

https://www.youtube.com/watch?v=XQrsFZgLaWY

Pero vamossss, que lo mejor es no postearr nada cuanndo vengas de cenar y tomar «un par de copillas»…

LÉASE ESTE TEBEO BAJO EL INFLUJO DE ESTA CANCIÓN.

Y en 48 horas banéame el comentario, antes de dar mala imagen…