The Wicked+ The Divine 1. El Acto Faústico.

Crítica del primer tomo publicado de Norma Editorial de la esperadísimia The Wicked + The Divine, la serie creada por Kieron Gillen y Jamie McKelvie.

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The_Wicked+The_Divine_Portada

Edición original:The Wicked + The Divine, vol. 1. The Faust Act TP.
Edición nacional/ España: Norma Editorial (2017).
Guión: Kieron Gillen.
Dibujo: Jamie Mcjekvie.
Entintado: Matthew Wilson.
Color: Matthew Wilson.
Formato: Tomo rústica de 176 páginas a color.
Precio: 18 euros.

 

Es interesante como durante el siglo pasado se ha generado una sociedad en la que los mitos populares se personificaron en una sola persona. Los Beatles crearon escuela, y nació el fenómeno fan. Desde esos primigenios, se ha pasado por distintas fases, más o menos transgresoras, más o menos conformistas. Pero se suele explicar con una adoración enfurecida por parte de las masas hacia una figura que está casi por encima del bien y del mal. ¿Son los famosos o los artistas nuestros dioses en una cultura cada vez menos creyente? The Wicked+ The Divine se atreve a navegar en este tema, convirtiéndolo en algo central dentro de lo que estudia.

Kieron Gillen parte de la premisa de que los dioses se encuentran entre nosotros por poco tiempo (2 años, exactamente), y que eso sucede una vez noventa años. Nadie sabe quien a dictaminado esas reglas, ni a que se deben, pero ni siquiera los dioses parecen estar especialmente cómodos con ellas. Esas cifras en sí mismas, tienen su significado, y es que se trata de un esfuerzo consciente por alejarse de los tropos comunes de esta clase de historias, tal y como afirma el autor en la entrevista realizada por mi compañero y tocayo, Pedro Monje.

Gillen ha jugado con inteligencia sus bazas a la hora de escoger que dioses emplea en su historia. Al haber seleccionado algunos bastantes desconocidos, el público general no puede tener ideas precondebidas (el más conocido, que es Lucifer, provoca precisamente ese efecto: no es evitable recordar el trabajo de Mike Carey en la serie homónima y a David Bowie, recurso visual reconocido explícitamente dentro de la misma serie. El lector, ahí, no hace más que recordar otras versiones del personaje). Eso no sucede en casos como Baal, Annaké o Morrigan, que han sido menos explorados, y por esa razón Gillen juega a redefinir con total creatividad, sin pedir perdón ni permiso.

Por otro lado, también explora el polémico asunto mencionado de la divinidad entre los hombres. ¿Somos los hombres los que generamos la divinidad por el mero hecho de creer o realmente existen seres sobrenaturales que nos pueden machacar? ¿Dónde reside la fuente de su poder? Los dioses de The Wicked+ The Divine son, principalmente, provenientes de la cultura clásica, y esos no se caracterizaban precisamente por su bondad. Eran, por regla general, unos seres absolutamente arbitrarios que sacaban a relucir los mayores temores y defectos que tiene el ser humano.

En esta serie, nos ponemos en el punto de vista de una fan girl de una cantante que logra atraer su atención en un concierto en el Londres actual y que eso le acarreará inmiscuirse en peripecias que le vienen algo grandes, una desvalida. Pero, ¿Puede ser ella misma una reencarnación de una diosa?

Aún así, Laura, la protagonista de la historia, es un buen rol femenino, ya que Gillen, una vez más, abraza la autosuficiencia femenina. Gillen, en esta serie, se declara un feminista a dar ejemplos de mujeres en las que las lectoras se pueden ver reflejadas. A su vez, apenas hay papeles masculinos dentro de la función, se presentan como antagonistas (en el caso de Baal, como un ser absolutamente egocéntrico y perverso).

Gillen en este primer arco de The Wicked+The Divine, bautizado como El Acto Faustico, plantea un whodunnit de manual, aunque el modo en el que se resuelve sea algo sorprendente, e incluso anticlimático. Probablemente se deba a que el autor busque habituar al lector a una sensación extraña de impredictibilidad en todo momento, se traicione o no el punto de partida. Es una jugada arriesgada el modo en el que se resuelven estas tramas, que, creo, probablemente no va a satisfacer a todos los lectores, pero que considero que aporta una premisa interesante en los siguientes arcos: el ¿Y ahora qué?

La serie, a su vez, en este primer arco, aunque no es más que una presentación de su escenario, sus personajes, y sus reglas de juego, al lector lo coge in media res, y le da la sensación de que ya está en medio de algo más grande (al igual que le sucede a la protagonista de la historia). Tiene un ritmo constante, no cae en ningún momento en irregularidades, y no deja de bombardear al lector con información importante que debe asimilarla, a la vez que el guionista muestra una gran creatividad para la peripecia y la acción, dando lugar a una serie de inteligentes vueltas de tuerca a situaciones que ya conocemos.

El tono de la serie logra mantener de forma maravillosa un complicado equilibrio entre la trascendencia, las tramas con una atmosfera densa y oscura, y una ligereza y una liviandad, tan propia de nuestra cultura popular actual donde impera lo políticamente correcto, la sencillez, lo family friendly (porque no nos engañemos, hasta la supuestra transgresión de determinados productor, están diseñados y hechos a medida del sistema que supuestamente critican) y la falta de esa búsqueda de la polémica y la profundidad en casi cualquier cosa mainstream que nos llega.

A eso seguramente contribuya un magnífico Jamie McKelvie que debería salir como ejemplo gráfico como arte pop moderno. Su trazo limpísimo, su estilo depurado su creatividad a la hora de componer una página. Si bien, creo que no es tan rompedor como podría llegar a serlo, no vemos en estas páginas ninguna herramienta que no hayamos visto en otras obras, sí que se aprecia un meritorio esfuerzo por crear algo acorde a una premisa tan interesante, y sí que logra canalizar visualmente de forma aparentemente sencilla, ideas tremendamente complejas. Resulta curioso como ese aspecto tan pop y alegre gráfico que, indudablemente contribuye y mucho a la creación del mencionado tono de la serie, camufla las verdaderas y oscuras intenciones de la serie. Con otro dibujante, esta serie sería una cosa completa y dramáticamente distinta a lo que es.

Y a eso contribuye un acertado trabajo al color de Matthew Wilson, que ensalza la, ya de por sí, notable labor de McKelvie. Sus colores logran sorprender y aportar una estética por momentos lisérgica, que, por momentos, de nuevo toma la paleta de los trabajos coloristas que nos ha dado el mundo de la cultura popular.

Aunque The Wicked+ The Divine haya tardado en llegar a estas tierras más de lo deseado, la edición de Norma está cuidada incluyendo portadas originales y alternativas, una página explicando los orígenes de la serie, un página con una imagen promocional, y un pequeño pero interesante teaser de dos páginas.

Concluyendo, la esperadísima The Wicked+ The Divine finalmente se ha dejado caer y no decepciona en absoluto. Crea una revisión más que estimulante acerca de los mitos de la cultura popular y de las figuras divinas con un reparto (casi) completamente femenino en una serie destinada a romper muchos moldes.

 
Guión - 8.5
Dibujo - 8
Interés - 9

8.5

The Wicked + The Divine sigue la estela de series de calidad de Image Comics, dandonos una creativa aproximación a las dioses.

Vosotros puntuáis: 7.32 ( 17 votos)
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Miko
Miko
Lector
5 abril, 2017 12:43

yo el dibujo le daba un 10

Ein
Ein
Lector
En respuesta a  Miko
5 abril, 2017 20:44

Pues yo creo que con un 8 va sobrao.

scarlet spider
scarlet spider
Lector
5 abril, 2017 13:41

El color es de 11!

Lord_Pengallan
Lector
6 abril, 2017 2:20

Über!!!

Krokop
Krokop
Lector
6 abril, 2017 9:09

Yo sí estoy de acuerdo con la valoración de Pedro. A mi juicio el dibujo es correcto, pero algo plano.

Igverni
Lector
6 abril, 2017 9:17

Gracias por la entrevista, Pedro!

Guillen es un autor con habilidad y las ideas claras de lo que quiere contar y como realizarlo. Lástima que lo que cuenta nunca encaja con mis gustos.

Parece que voy a ser el único Zonero que pase de esta serie. Ya me vais contando como va…