Semana HGO: Hace ahora 45 años (Jaime Rodríguez)

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En el marco de nuestra Semana HGO, recordando la desaparición de este genial autor argentino hace ahora 30 años, tenemos hoy un artículo de Jaime Rodríguez, Director Editorial de Planeta DeAgostini Cómics y responsable de la edición que Planeta DeAgostini Cómics hizo de Mort Cinder en el año 2002.

Desde aquí le agradecemos el interés que ha demostrado al escribir este artículo para todos nosotros.

Hace ahora 45 años


Hace ahora 45 años, H. G. Oesterheld acababa de ver cómo se hundía su propia editorial, y la mujer de Alberto Breccia enfermaba gravemente, para terminar muriendo no mucho después.

Los dos necesitaban dinero, y un éxito razonablemente rápido. Y la mejor plataforma para ello era la muy potente revista Misterix, donde Oesterheld ya había trabajado durante años, antes de formar su propia editorial.

Mort Cinder se perfila rápidamente como la serie “rara” de la revista. Hasta el punto de que, según dicen, cuando su editor llevaba ejemplares a Europa con la intención de vender sus series a editores locales, arrancaba las páginas dibujadas por Alberto Breccia, para no enfrentarse al rechazo, que él creía seguro.

La anécdota puede ser verdadera o no, pero en todo caso, ilustra a la perfección la sensación de cualquier lector, incluso actual, al abrir un ejemplar de Misterix que incluya un episodio de Mort Cinder.

El mismísimo Marv Wolfman, al hojear un ejemplar de la más reciente edición española del título preguntaba si las fechas que aparecían al inicio de cada capítulo correspondían al momento en que transcurría la narración. No podía creer que, mientras en su país natal se gestaban Los 4 fantásticos o Spiderman, un dibujante argentino fuera más moderno incluso que los actuales dibujantes de las mismas series.

Extrañamente, Mort Cinder es, a la vez, una obra irregular y una obra maestra, y posiblemente una de las que peor historia editorial han tenido en los últimos 50 años.

¿Por qué irregular?

Cuando comenzaron a crear la serie, a modo de folletín, ninguno de los dos autores sabía exactamente cuántos capítulos iban a poder publicar, lo cual, obviamente, afectó a la narración de los primeros episodios, que son más lánguidos y cambian de género casi de página a página (de detectivesco a sobrenatural, pasando por histórico-reflexivo). Igualmente, quizás lo más llamativo sea lo mucho que tarda en aparecer el personaje que da nombre a la serie. De hecho, ni siquiera se muestra en el capítulo que hace las veces de prólogo. Y todo ello porque Breccia todavía no había decidido qué cara ponerle, lo que obligaba a Oesterheld a estirar los episodios de forma que no se le tuviera que ver el rostro al protagonista.

¿Por qué una obra maestra?

Entre la publicación del primer y del último episodio de las alrededor de 200 páginas que conforman la serie, pasan aproximadamente dos años. Entre medio, los autores nos cuentan varias historias de Mort Cinder, un personaje misterioso que ha vivido en épocas históricas muy distantes, hasta culminar con uno de los momentos cumbre de la historia de los cómics: La batalla de las Termópilas.

En todas las historias, Mort Cinder es poco más que un testigo de acontecimientos que le superan. Oesterheld, con una prosa rica, hermosa y precisa, sabe relatar la grandeza de los sucesos históricos frente a la pequeñez de la experiencia humana. Igualmente, Breccia utiliza un trazo abierto, expresivo, de masas densas, tallando más que dibujando los rostros.

Nunca hasta la fecha se había visto en el medio un producto con tanta carga artística y emocional. Pocas veces se ha vuelto a ver.

¿Por qué tan mala historia con la industria editorial?

Para empezar, Mort Cinder se publicó en distintos formatos (primero apaisado, luego vertical) en una revista cuyos demás contenidos, aún cuando eran brillantes, no tenían la dimensión ni la madurez artística y experimental de la historia que nos ocupa. Una revista que, por lo demás, tenía unas características industriales (papel muy barato, gran tirada, etc.) que, aunque estándar en la época, impedían la buena apreciación de lo que se publicaba en su interior.

La precipitación que se detecta en la publicación de esta obra dentro de la revista (que incluye hasta un largo lapso de tiempo antes de la aparición de la última narración) llevó incluso a que se editaran dos episodios en desorden.

Posteriormente, el resto de ediciones argentinas tampoco hizo honor a la obra.
Pero la verdadera desgracia se produce en Europa: por un lado, con una versión italiana que se hace, por primera vez desde la primera edición, a partir de los originales de Breccia. Desgraciadamente, se reproducen los errores originales, y se añaden nuevos errores, como un tratamiento defectuoso de los materiales de reproducción.
Por otro lado, con una edición española por episodios dentro de la revista Zeppelin, de formato vertical. Los editores de la revista no encuentran ningún problema en adaptar los episodios que originalmente se publicaron en formato apaisado al formato vertical de su revista. Para ello, recortan, reducen, aumentan, vuelven a encuadrar las imágenes creadas por Breccia. Para ello, también, añaden viñetas en los espacios que, originalmente, ocupaban las cartelas de la revista original, donde se anunciaba el episodio del número concreto.

La edición posterior de Lumen recoge precipitadamente todos estos desaguisados en un libro que, en toda apariencia, nadie revisó. Contiene hasta dos páginas con el orden de lectura invertido.

Y todas estas ediciones traicionan, además, la hermosa prosa de Oesterheld. Posiblemente, porque el texto se tradujo del italiano; posiblemente, también, porque alguien decidió corregir al autor original.

Sea como fuere, esta es la edición que se conocía (los que la conocían, ya que llevaba muchos años fuera de circulación) hasta hace pocos años, cuando Planeta DeAgostini lanzó a la calle la primera edición restaurada de la obra, que además incluía un par de prólogos explicativos y un episodio inédito (sin dibujar).

En definitiva, Mort Cinder es la obra cumbre de Oesterheld, y de Breccia también. No porque ninguno de ellos no creara mejores obras a posteriori. Técnicamente, de hecho, crearon más de una de mayor calibre. Pero ninguna, como la que nos ocupa, mezcla tantos ingredientes de genialidad. Ninguna como Mort Cinder, tiene la madurez suficiente de los autores combinada con cierta ingenuidad creativa. Ninguna “sabe” tan bien. Ninguna permite saber con tanta certidumbre como con esta, que dentro de otros 45 años, alguien querrá seguir hablando de ella, porque su lectura le ha entusiasmado.

Jaime Rodríguez


 

Mort Cinder
Guión: Hector G. Oesterheld
Dibujo: Alberto Breccia
Planeta – 224 pag – 18 €

 
Descripción editorial de la edición de Mort Cinder realizada por Planeta DeAgostini


En 1962, Héctor Germán Oesterheld y Alberto Breccia, quienes se encontraban en el cénit de su creatividad, dieron a luz a Mort Cinder, un personaje que, en palabras de su guionista, «es la muerte que no termina de serlo. Un héroe que muere y resucita». Con este planteamiento base, Mort Cinder, la serie, se convirtió pronto en una obra maestra indiscutible en la que, otra vez en boca de Oesterheld, «el dibujo de Breccia tiene una cuarta dimensión de sugestión que lo aparta de los demás dibujos que conozco: esta sugestión inacabable lo valoriza y suscita ideas en el guionista.»

Desgraciadamente, y por distintos problemas técnicos, ninguna edición hasta la fecha ha rendido justicia a esta gran obra, que ha sufrido remontajes y deterioros múltiples. Por fin presentamos una edición restaurada de este libro indispensable en un único volumen, con las imágenes restauradas y el montaje original. Completan la presente edición diversos materiales bibliográficos, entre los cuales, el guión inédito e incompleto para un episodio de Mort Cinder.

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mivaga
mivaga
16 octubre, 2007 14:42

Si señor. A proposito de la semana HGO ¿No seria este aniversario para una reedición de Mort Cinder?

O una biblioteca Oesterheld, ya puestos.

Maximus
16 octubre, 2007 20:58

Gracias por recordar a estos gemiales autores y especialmente a Oesterheld. Desde este lado del Atlántico les estoy agradecidísimo.
Si los medios me permiten, veré de hacerles llegar un artículo que la revista Elseworlds publicó años ah, comparando la batalla de las Termópilas de Oesterheld y Breccia con «300» de Miller.
Un saludazo!

JUAN SALVO
JUAN SALVO
17 octubre, 2007 1:56

!!MILLER CUANTO LE DE DEBES AL MAESTRO BRECCIA POR DIOS!!

Mariano
24 octubre, 2007 1:36

Bueno, admiradores de Oesterheld, los invito a suscribirse a la Lista de Correo ETERNAUTAS, para intercambiar ideas, material y opiniones sobre este gran autor y toda su obra, incluido claro está, EL ETERNAUTA…

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Los esperamos !!!!