Selecciones Marvel. Spider-Man: ¡Una buena noche para morir!

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Edición original: Marvel Cómics – agosto-noviembre – 1976
Edición España: Panini Comics – marzo – 2001
Guión: Bill Mantlo
Dibujo: Sal Buscema
Entintado: Mike Esposito
Color: Janice Cohen, Phil Rachelson
Portada: Rafael López Espí
Precio: 5,68 euros (tomo en tapa blanda de ochenta páginas)

 

La cuarta aparición del trepamuros en la colección Selecciones Marvel recoge otro arco argumental extraído de su colección-tándem, Marvel Team Up. En esta ocasión, el lanzarredes hará equipo con el Hombre de Hierro y el Doctor Extraño, en una alineación que combina dos aspectos tan dispares del “pijameo” marveliano como el tecnológico y el mágico. Sin embargo, el principal valor de esta recopilación no está en la aventura en sí (bastante tópica) ni en el equipo creativo (sobradamente conocido en estos barrios) sino en la primera aparición de una secundaria que daría de hablar en el entorno azulgrana: la capitana Jean DeWolff.

El argumento presenta, como de costumbre, a Spider-Man metiéndose en algún lío. En esta ocasión se trata de un bombardeo sobre unas instalaciones pertenecientes a la empresa de Tony Stark, lo que le llevará a encontrarse con el alter ego del inventor millonario. Junto al cabeza de lata iniciará unas pesquisas que le llevarán a cruzarse con una mujer aguerrida que también está tras la pista de los responsables del atentado. Las investigaciones de unos y otra les llevarán al encuentro con el villano de turno, el cual tiene vínculos muy estrechos con la policía. La posibilidad de estar enfrentándose a un difunto meterá en danza al maestro de las artes místicas. El mago y el tecnólogo se repartirán el co-protagonismo junto al arácnido, pero el verdadero interés está en el personaje recién llegado.

Jean DeWolff es un personaje femenino completamente alejado del arquetipo de damisela en apuros. Hija y hermana de policías, ha tenido que trabajar el triple para alcanzar una capitanía en una profesión que, en los años setenta del siglo pasado, aún se veía como patrimonio exclusivo de los varones. Su peculiar indumentaria (fruto de su gusto por la moda de los años treinta), su coche (rescatado de una película de cine negro), su sempiterno cigarrillo y su boina configuraron un personaje que cambió sensiblemente la relación de Spider-Man con las fuerzas del orden. Mientras Bill Mantlo anduvo por las colecciones arácnidas, la capitana asomó periódicamente por las aventuras del atribulado Peter Parker, pasando a formar parte de la rica colección del secundarios del personaje. Sin embargo, su mejor momento vendría dado, paradójicamente, por su muerte.

Dura y sobradamente preparada
Primera aparición de la capitana DeWolff

Cuando se piensa en la lista de personajes permanentemente fenecidos en la casa de las ideas, la franquicia artrópoda tiene una buena aportación. Ben Parker (que de vez en cuando reaparece en la forma de recuerdo o de espíritu), George Stacy (otro capitán con simpatías hacia Peter y su otro yo enmascarado), Gwen Stacy (con permiso de sus clones)… Mas junto a ellos hay otros ilustres olvidados (principalmente porque llevan muchos años sin aparecer en el entorno de Parker por motivos evidentes) siendo el principal de ellos la capitana DeWolff. Ahora bien, así como caracteres como Ned Leeds son recordados por algunas de las aventuras donde tuvieron cierto peso específico, el principal recuerdo de Jean viene dado precisamente por la historia en la que fue asesinada. Era uno de los primeros escarceos literarios de un currito de la empresa llamado Peter David. Antes de hacerlo durante largos años en la colección de Hulk, don Peter tomó un personaje creado por Bill Mantlo y le dio un amargo final (al revelar ciertos sentimientos de ella hacia Spidey). A su vez, sentó las bases de una serie de consecuencias que llevaron a la aparición de Eddie Brock y, por supuesto, de Veneno. Como curiosidad final, hay que indicar que el señor David pasó olímpicamente del origen familiar que Mantlo había dado al personaje. ¿Olvido? ¿Falta de interés? ¡Cualquiera sabe! Pero como puede comprobarse, los fallos y remiendos en la continuidad no son cosa nueva. En los cronicones marvelianos ambas versiones se han turnado para ser la oficial, a la espera de que uno de estos arregladores modelo Gruenwald o tipo Busiek se interese por dar una explicación. Esa futurible solución, apuntada por Julián M. Clemente en el prólogo de este tomo, aún está por aparecer.

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Jerónimo Thompson
Lector
10 julio, 2014 11:45

Un artículo muy interesante, como siempre 😉 Algún día tendré que leer la historia de su muerte completa, que de pequeño sólo tenía dos de los números.

Lemmytico
Lemmytico
Lector
10 julio, 2014 13:11

Me lo leí hace poco, que me pillé una buena oferta con los cuatro selecciones Marvel dedicados a Spidey. Y hay que decir que esta historia es con mucho la más floja de las cuatro. No andaba muy inspirado Mantlo con ella.

Ocioso
Ocioso
Lector
10 julio, 2014 14:49

No me acuerdo de los dos origenes. ¿Era importante?

Spirit
Spirit
Lector
10 julio, 2014 15:24

¿Una policía con una falda de raja y boina?