INTRODUCCIÓN
El miedo, esa emoción adaptativa que dispara la dopamina, es el protagonista del nuevo magazine DC. Recién pasado Halloween hacemos un pequeño homenaje (y humilde, sobre todo) al género de terror.
Repasaremos la trayectoria de uno de los autores clave de Vertigo. Jamie Delano, rey absoluto en Hellblazer, guionista que sentó las claves de un personaje clave en una colección clave. Espero que la hayamos clavado hablando de él. En el apartado de libros, comentamos la biografía autorizada del mentor de Delano, uno de los autores que mejor han escrito una colección de terror en DC, un Cosa que da mucho miedo.
Nos centramos en Deadman como personaje del mes. Nada mejor que nuestro amigo Boston Brand para celebrar la festividad de los muertos.
Hablamos de un clásico deceita del género con Wasteland. Una tierra que la la pena visitar. Conmemoramos el aniversario de Starman (aquí la relación con Halloween va más pillada).
Comentamos una rareza de Vertigo, Lovecraft, una especia de biografía comiquera y fantasiosa del creador de los Mitos de Chtulu. Un cómic delicioso y muy disfrutable para leer en agradables noches oscuras en el cementerio.
Y no nos olvidamos de las novedades que se publican en España como el Regreso a Kingdome Come (tranquilos, es World’s Finests), Yo, Bizarro, Green Lantern 2, Action Comics 2 y la espectacular novedad con la casa cerca del mar, de Tynion y Martínez el Bueno. Mira, ésta si tiene relación con el terror.
Venga, no perdáis más tiempo y pasad a leer el magazinazo DC.
TITULARES
• Listado Novedades ECC
• Novedades DC
• Autor del mes
• Personaje del mes
• Este mes debes saber
• Aniversarios
• Clásicos DC
• Libros
Entre 2021 y 2022, James Tynion IV y Álvaro Martínez Bueno revolucionaron el mundo del cómic con una obra tan personal como cautivadora, que dio paso a una nueva manera de entender las historias de terror en las viñetas. El enorme éxito cosechado por The Nice House on the Lake se tradujo en multitud de premios y reconocimientos. Ahora, ambos autores vuelven a reunirse para ofrecer una segunda temporada de su aclamada saga en The Nice House by the Sea, cuyo primer número presentamos en este comunicado.
También, los nuevos trabajos de Lorenzo Montatore y Alba Cardona. En Si bailáis entenderéis mejor las letras: Un tebeo de Lorenzo Montatore sobre Talking Heads, el dibujante jondo firma una carta de amor en viñetas a su grupo preferido. Por su parte, La leyenda de Hakutaku, de Alba Cardona, es una enternecedora historia inclusiva llena de aventuras. Dos cuidadas obras que permiten dar continuidad a nuestra apuesta por los creadores nacionales. Además, en el sello ECC Cómics, el comienzo del segundo arco argumental del thriller de terror cibernético w0rldtr33, de Tynion IV y Fernando Blanco, repitiendo la doble edición realizada con motivo del primer arco: edición especial con sobrecubierta lenticular y edición mensual rústica.
Y terminamos el repaso de los más destacados de noviembre reencontrándonos con el legado de dos historias que han hecho las delicias de varias generaciones de lectores: Crisis Oscura en Tierras Infinitas, por primera vez en recopilatorio; y Regreso a Kingdom Come, un nuevo capítulo de esta imprescindible saga, con guion de Mark Waid y dibujo de Dan Mora. A las que se suma, tras muchos años descatalogado, el tomo que recoge la miniserie El Tío Sam, escrita y dibujada por Alex Ross, en colaboración con Steve Darnall.
REGRESO A KINGDOM COME
Magog fue creado por Alex Ross y Mark Waid en Kingdom Come de 1996, uno de los mejores Otros Mundos de DC en el que el guionista hacía una crítica abierta al violento devenir de los cómics de superhéroes. Posteriormente Geoff Johns se lo trajo al mundo oficial del momento, Nueva Tierra, para su Sociedad de la Justicia de América, en 2008. Pero ese no era el Magog de Waid, para el que ya tenía pensado otro origen desde 1997, uno que nunca pudo contar.
Es un secreto a voces que Waid abandonó DC en un momento convulso en el que podría haber llegado a ser su director editorial, pero que acabó con el reinado de Didio y Lee, los Nuevos 52 y mucho más que ahora no vale la pena contar. Pero los tiempos cambian, Marie Javins fue elegida editora jefe de DC en 2020. Dos años después Waid volvió a la que era su casa para pilotar una serie que resulta un claro homenaje a la inocencia de la Edad de Plata, Batman/Superman: World’s Finest con Dan Mora.
Una serie que ha resultado un soplo de aire fresco. Moderna pese a sus valores aparentemente anticuados, llena guiños al pasado en un universo aparentemente nuevo. Una serie que, a la chita callando, ha estado en el centro de las piezas que se han movido para colocar a Waid como uno de los principales conductores del actual Universo DC. Una serie que nos lleva de regreso a Kingdon Come.
Ya en su segundo arco (que te vas a tragar de nuevo, quieras o no), Waid y Mora nos presentaron a David Sikela, el único superviviente de otro mundo, al que inevitablemente Superman adopta como pupilo. Hay puntos oscuros en su pasado y en su presente, cuando pese a sus recién adquiridos poderes se le fuerza a sobrevivir dos hechos traumáticos. Justo al final de la saga, se ve de nuevo exiliado a otro universo donde le recibe un dios llamado Gog.
Ahora Waid, el artesano, nos contará por fin el origen de su creación mezclando conceptos fantacientíficos como el hipertiempo y el multiverso, con ética y seguro diversión. Añadamos al cóctel a ese descubrimiento mayúsculo que es Mora y tendréis la novedad del mes que no nos podemos perder. Ediciones polémicas aparte, yo estoy deseando conocer el desenlace de esta larga historia, tanto del universo DC como de la propia editorial.
SUPERMAN, YO BIZARRO
Jason Aaron sigue emprendiendo su viaje por DC Comics y de la mano de Superman. Esta historia, que se publicó originalmente en la cabecera de Action Comics, nos trae junto al dibujante John Timms de nuevo al bueno de Bizarro.
El planteamiento es sencillo, Bizarro se ha estado moviendo por El Multiverso para hacerse con el poder suficiente para poder derrotar a Superman, incluyendo la magia. Aunque pueda parecer que el planteamiento no da para mucho con este retorno de Bizarro, la verdad es que Aaron nos ha traído una historia auto conclusiva con buen ritmo, que empieza y acaba cuando debe, con sus giros bien puestos y la esperanza de nuestro boyscout bien integrada.
Es posible que Aaron no sea del agrado de todos y que en los últimos años tenías que tirar una moneda al aire para saber si esta vez tocaba al buen Jason o al malo. Pero, ha sabido entregar un trabajo notable y que gustará a todos aquellos que quieran una aventura del hombre de acero sin muchas pretensiones y con un Bizarro divertido.
DC VS VAMPIROS 2
Los vampiros han ganado la batalla, pero la guerra no ha hecho más que empezar. La obra de James Tynion IV y Matthew Rosenberg con el arte de Otto Schmidt llega a su climax. Mientras en el primer tomo se iban revelando los misterios de como había ido ocurriendo esto, quienes eran realmente vampiros y que superhéroes íbamos perdiendo por el camino, en este sólo queda planificar el contraataque, si este es posible, con la resistencia humana liderada por Oliver Queen y Barbara Gordon, junto a otros aliados como Jayna o una Kara Zor-El, quien no dudará en aportar esperanza en un mundo sumido en la perpetua oscuridad. También pueden confiar para evitar la completa extinción en John Constantine y en un vampírico Damian Wayne… nada, olvidad lo que hemos dicho.
A medida que avanza la trama las opciones de supervivencia son cada vez son menores, si bien aparecen inesperados aliados para intentar mantener la balanza en favor de la humanidad. Sin la necesidad de justificar giros de guion, probablemente habrá gente que pueda disfrutar más este segundo tomo, asumiendo todo lo leído en el anterior. Por contra, si lo que os gustaba era más la trama y la evolución de este nuevo mundo, poco encontraréis en esta segunda parte. Como extra a la trama principal, tenemos una historia protagonizada por Harley Quinn, quien es rescatada y toma protagonismo durante el segundo tomo, con Rosemberg en solitario, acompañado en los lápices por Mike Bowden y Eduardo Mello. Visto lo mismo, está claro que quien escribía una Harley más interesante de leer era Tynion, en una historia cumplidora que poco extra aporta al tomo.
ACTION COMICS 2
Continúan las aventuras de la Super familia en las páginas de Action Comics. Tras haber detenido la amenaza de Metallo, parece que la tranquilidad ha vuelto a Metropolis, pero nada más lejos de la realidad. Un movimiento llamado Tierra Azul está sacudiendo la Ciudad del Mañana, quien es el hogar de más alienígenas además de los miembros de la Super familia. El Daily Planet tiene la oportunidad de enfrentar su discurso de xenofobia deshumanizador, que tristemente vemos en el mundo real para justificar genocidios, escudándose en que matar “monstruos” no supone crimen alguno. El conflicto es inevitable, así como eventualmente atar cabos acerca de la misteriosa Norah Stone, cuyo origen acaba vinculado en un trabajo previo del propio Phillip Kennedy Johnson, si bien probablemente tardéis lo mismo que Clark Kent en descubrir la verdad.
La historia avanza a buen ritmo, si bien a mitad del arco sufrimos un cambio notorio, dejando Rafa Sandoval su puesto como dibujante a la dupla formada por Eddy Barrows y Eber Ferreira. Para rematar, el arco termina en un anual, con lo que sumamos además de fuerzas vinculadas al infierno, a Max Raynor como tercer dibujante. Podría ser un baile aceptable si el tomo únicamente recopilase el arco de ‘Nuevos Mundos’. Al menos Dan Watters cuenta con Barrows y Ferreira para el número especial dedicado a Doomsday, dándole un poquito de consistencia al tomo, en la primera historia que recopila este Action Comics 2. Ni siquiera el Infierno parece prisión suficiente para Doomsday, así que Kara Zor-El y J’onn J’onzz tienen que volver a hacerle frente a sus miedos. La vinculación de ese lugar con el Detective Marciano acaba siendo también una conexión para otro personaje, que posteriormente veremos ayudar a Superman en este tomo.
Por último tenemos una de las historias publicadas dentro de los diferentes cruces con el evento “Titanes: Mundo Bestia”, donde Joshua Williamson acompaña a Zipporah Smith en una historieta ilustrada por Edwin Galmon. Una oda al amor que sienten Clark y Lois, haciendo frente a la amenaza que surge en la Tierra durante el evento mencionado. Es bonito de ver y de leer, pero el motivo principal para incluirlo, es enlazarlo en la última página con la próxima amenaza, tanto en las páginas de Action Comics como las de Superman.
GREEN LANTERN 2
Tras un primer tomo que contenía poca chicha, ECC ha decidido poner toda la carne en el asador con este segundo tomo, que recopila desde el cuarto hasta el duodécimo número de la serie regular de Jeremy Adams. El precio es de 27,50 y las páginas son 240, poca cosa. Xermánico vuelve como el dibujante principal, pero tendremos algo de baile durante los números, creando algo de inconsistencia. Por suerte, Adams no trae cambios sustanciales y empieza a desvelar los misterios que nos habían planteado.
El primer tomo suponía un reinicio muy esperanzador, un nuevo rumbo que parecía claro, fresco y con la cabeza puesta en su sitio. El tono de un Hal Jordan más bonachón que el de Venditti, mucho más cercano a lo que propuso Johns, pero con una calidad en sus diálogos y en como afronta el poder de este que era familiar y a la vez novedoso. Muy alejado de lo que Morrison y Thorne habían estado presentando en las anterior etapas.
La forma de crear una nueva dinámica con personajes como Sinestro, uno de los personajes más importantes y establecidos en esta cabecera solo es el primer granito de arena de la montaña de buenas ideas con las que juega. También pasa lo mismo con Carol Ferris, esta idea de alejar a los personajes del espacio, empezar por reestructurar desde la Tierra todos los cimientos de los policías espaciales e irnos dándonos poco a poco el worlbuilding del nuevo status de estos en la galaxia funciona perfectamente. Lo único a lamentar es que va a necesitar mucho tiempo para desarrollarlo y el devenir editorial debe ir sin muchas fluctuaciones para que todo funcione.
Si habéis leído el mes pasado el tomo de Green Lantern: Diario de Guerra recordad que ahí nos presentaron el final de la anterior etapa y que los backups de esta cabecera son en realidad el preludio a lo que leímos ahí.
Jaime Delano (Northampton, 1954) empezó su carrera en el mundo del cómic escribiendo de forma ocasional en el mercado del Reino Unido para Marvel UK o 2000AD. Su salto a DC Comics vino de la mano del mismísimo Alan Moore, quien estaba liderando la llamada ‘invasión británica’ a la editorial estadounidense.
Su debut fue parte de una de las obras primigenias del sello Vertigo de Karen Berger, así como un cómic único y revolucionario con respecto al género del terror: Hellblazer. La serie protagonizada por John Constantine fue escrita por el autor durante los primeros 40 números, a excepción de un par de números escritos por Grant Morrison seguido de otro de Neil Gaiman.
Si bien el personaje fue creado por Alan Moore en su mítica etapa de Swamp Thing, quien de verdad le dió vida y lo hizo crecer como personaje sin duda fue Delano en la serie de Hellblaze. Esta influencia se puede observar no sólo propiamente en Constantine.
Francis ‘Chas’ Chandler, uno de los más longevos amigos de John, era taxista. Una profesión que el autor conocía muy bien, al haber trabajado durante 7 años antes de lograr dejarla atrás para poder vivir de escribir sus historias.
Tras darle el relevo a Garth Ennis en la serie de Vertigo, y tras haber publicado World Without End, tomaba el relevo de Tom Veitch en Animal Man a partir del número 51 hasta prácticamente el final de la serie.
Toda la temática de tótems que vemos en la serie protagonizada por Buddy Baker la veríamos años después en otra mini-serie para Vertigo llamada Ghostdancing junto al dibujante Richard Case.
Lo mismo se podría decir de su trabajo en Hellblazer, donde su preocupación por los temas medioambientales se reflejarían en la mini-serie dentro del universo Elseworlds de Batman titulada Batman: Manbat. A pesar de haber escrito al personaje por antonomasia de DC Comics, jamás dio el salto a escribir series de superhéroes en el sello principal.
Sus trabajos hasta principio de los 2000 siguieron siendo principalmente para la línea Vertigo, donde encontramos los trabajos en el mundo del cómic que más orgulloso se siente el autor británico, como son 2020 Visions y Outlaw Nation.
La primera es una obra distópica – de momento – donde Estados Unidos ha quedado fragmentado en distintas facciones, y la obra recorre varias ciudades donde cada uno de los cuatro protagonistas tiene que vivir con una realidad tan o más jodida que la anterior, en un formato de tres números por ciudad con un artista distinto en cada arco.
Outlaw Nation fue una maxi-serie de 19 números, junto a Goran Sudzuka y Goran Parlov, nuevamente una obra donde se mostraba crítico con la sociedad estadounidense, pero a diferencia la anterior obra, tenía la mirada en el pasado.
Como curiosidad de esta obra, el título pensado originalmente fuera “The Great Satan”, pero seguramente el nombre elegido reflejaba mucho mejor el contexto de la obra, además que de forma indirecta evitaron comparaciones innecesarias con Preacher de Garth Ennis.
Tras ello sus últimas obras en el mundo del cómic han sido trabajos puntuales para editoriales independientes, siendo sus últimos trabajos para Avatar Press. Encargos para subsistir hasta poder dar su siguiente paso en su carrera como autor.
Hay vida más allá de los cómics, y Delano la ha encontrado en la prosa, publicando 4 libros entre 2012 y 2020, donde su estilo tan característico que le convirtieron en uno de los nombres propios del sello Vertigo sigue vigente, con toda la experiencia vital y de trabajo acumulada en estas últimas décadas.
Con el regreso del sello Vertigo, esperamos que aún podamos disfrutar de alguna última historia dentro del mundo de las viñetas, porque estamos seguros que aún puede aportar mucho a este medio.
Todo tiene un comienzo, el de este si-muerto es en Strange Adeventure 205, creado por Arnold Blake y por Carmine Infantino. Aunque, después de eso, sería Neal Adams quien cogería el timón en la serie antológica narrando sus aventuras, siendo de sus creadores tan solo la primera historia. Es a este último al que le debemos la mayoría de características que se quedarían en el personaje. Ambas etapas se recopilaron en 7 números en 1985 con lo que sería el primer volumen del personaje tal y como lo conocemos.
Boston Brand era un artista de circo que fue asesinado durante su actuación (sí, el paralelismo con los Grayson Voladores se ha usado mucho). El dios Rama Kushna le devolvió al mundo de los vivos como un espíritu para encontrar a su asesino. Una vez que ha cumplido esta misión, se le proporciona una nueva: establecer el equilibrio entre el bien y el mal, algo imposible.
Deadman siempre ha tenido miniseries donde ha tomado algo de protagonismo, pero destaca como personaje de antologías y como secundario de historias. Aun así, dos años después de esta recopilación en siete números, Jose Luís García-López y Andrew Helfer, nos trajeron una miniserie de 4 números que fue totalmente continuista con el trabajo de Neal Adams, partiendo del mismo punto donde este lo dejó. Planeta lo llegó a publicar con el título de Deadman de Jose Luís García-López.
Tras esto volvería como secundario de varias historias, hasta que en 1992 se publicó la miniserie de dos números Deadman: Love after death de Kelley Jones y Mike Baron, que repitieron tan solo unos meses después con Deadman: Exorcism. Normalmente estas dos historias de dos números cada una, las hemos visto recopiladas como Deadman: Lost souls. En 2022 ECC nos trajo ambas un integran junto las aventuras de la publicación semanal de Action Comics con un tomo llamado: Deadman: amor después de la muerte, misma traducción de título que usó Zinco también para englobar ambas miniseries.
Hubo unos años de descanso donde el bueno del trapecista estuvo saltando de cuerpo en cuerpo y de página en página sin tener un rumbo fijo, sin llegar a tener protagonismo en algún lugar. En 1997 gracias al grandísimo Alan Grant y Martin Emond tuvimos un one-shot crossover con Lobo, donde acaban tratando con eventos cósmicos y universales incluyendo a Darkseid.
James Robinson y John Estes fueron los siguientes aparecer con una miniserie de Deadman y a remover los cimientos del personaje. Fue gracias a unirlo en una aventura corta con Batman que el destino de ambos personajes quedaría unido. En esta historia, Batman invoca a Deadman creyendo ser el culpable de apoderarse de su cuerpo a asesinar, pero es otro demonio que el mismo Boston estaba investigando y juntos se disponen a detenerle. La oscuridad del personaje y el tono detectivesco de las historias del noventa del murciélago funcionan en buena sincronía, desde mucho antes a mucho después.
Ya llegamos a los años 2000 y Geoff Johns, para gracia de algunos y desgracia de otros, empezaría a tomar un papel de arquitecto del Universo DC. Esto también afectó a Deadman, pues su siguiente aventura/miniserie le llevaría a confrontar la muerte de Flash, tomaría protagonismo el papel del Espectro quien ahora encarna Hal Jordan y se metería por medio una trama con Neron que sería relevante para La noche más oscura. Esta miniserie constaría de cinco números, estaría escrita por Steve Vance y dibujada por Leonard Kirk.
Steve Vance fue seleccionado por la varita mágica y se le concedió el deseo de tener la primera serie regular, aunque creo que encajaría más en esta analogía decir que el deseo lo pidió con la pata de mano, porque, aunque en 2002 consiguiese este hecho, la primera vez con serie ongoing, solo duró nueve números. En esta ocasión, el arte estuvo bajo los lápices de Shawn McManus. El tono detectivesco y oscuro que siempre había estado presente en el personaje se mantuvo constante, pero la deriva que estaba llevando la editorial por entonces parecía no encajar tan bien con el personaje.
En 2008 en Vertigo se publicaría una serie de treces números titulada Deadman, escrita por Bruce Jones y dibujada por John Watkiss y Ronald Wimberly. Pero que al contrario de sus apariciones anteriores durante este sello en Sandman o La cosa del pantano, entre otras, no sería Boston Brand a quien encontraríamos. Este Deadman de Vertigo se llamaba Brandon Cayce. A pesar de poder formar un paralelismo claro con la encarnación que todos conocemos, este no acabó saltando al universo principal y sustituyendo al que conocemos, ya que este tendría un papel protagonista en los futuros eventos de la editorial.
Durante los siguientes años consecutivos (2009 y 2010) se producirían los eventos de La noche más oscura y El día más brillante. En el primero resucitaría con un anillo blanco y en el segundo, sobre todo con su serie regular de 25 números, tomaría un rol protagonista.
Y con esto llegamos a Flashpoint, donde el personaje tomaría un rol protagonista como miembro de la Liga de la justicia Oscura como uno de los integrantes más recurrentes por sus distintas encarnaciones. Con los eventos de la Liga de la Justicia de Johns y su planteamiento de un personaje protagonista, Pandora, se convirtió en parte de la trinidad mágica destinada a soportar los pecados del universo. Tras la marcha de Geoff Johns de ser el director de orquesta de la editorial, el trapecista volvería a ser solo un miembro de la JLD y secundario en tramas mágicas.
En 2016 tocaría, tras bastantes años de sequía, una miniserie nueva protagonizada por nuestro trapecista muerto favorito. Deadman: Dark Mansion of Forbidden Love fue escrita por Sarah Vaughn y dibujada por Lan Medina, consto de tres números y desgraciadamente aún no nos ha llegado por estos lares. A pesar de la buena crítica, la historia nos llevaba a una casa embrujada, una humana con poderes parapsicológicos y un Boston Brand preocupado.
Pero igual que como comenzó, acaba. Pues la última miniserie del personaje es del mismo Neal Adams, que en 2017 publicó otra serie limitada de seis números sobre el bueno de Boston Brand. En esta, vuelve a los orígenes del personaje, un retelling de lo que ya habíamos leído muchas veces. Además, añade sus juguetes favoritos/fetiches, eso es Nanda Parbat, Ras y compañía.
LOVECRAFT
Vertigo vuelve (otra vez). El sello de referencia del comic adulto de DC en los 90 fue una cuna de muy buenas historias de todo tipo, pero con un cariño especial hacia el género de terror. También era un lugar donde experimentar y que servía para atraer a autores ajenos a DC.
En este caso tenemos la combinación de terror, autores ajenos y experimento. Lovecraft es un álbum de 138 páginas (algo raro en el mercado americano) que cuenta con un curioso equipo de artistas como Giffen, Breccia y Rodionoff para perpetrar esta mezcla de biografía, cuento de terror y estudio psicológico (algo superficial).
Lovecraft trata de Lovecraft. Hay ahí un buen spoiler. Trata del autor, de la persona y la obra, en una mezcla de recursos, ideas, tramas, líneas argumentales equilibrada en la que se tratan todos los temas. El travestismo del HP niño, su relación perturbadora relación matrimonial, sus dificultades económicas, su orgullo como autor, su familia, su precocidad, sus pesadillas… Lovecraft fue un hito, un autor especial y único, irrepetible, imitado, original. Más que un autor fue un portal a otras dimensiones, a otros mundos, creador de pesadillas y terribles dioses.
Giffen, Breccia y Rodionoff nos exponen eso de una manera original, mezclando técnicas narrativas y estilos. La polivalencia del argentino es portentosa para establecer diferencias entre el espacio, tiempo y la mente del autor de Providence.
Breccia es fabuloso para el detalle, la humanidad de la caricatura, la simplicidad de los personajes, la complejidad del entorno y la monstruosidad de las pesadillas. Giffen y Rodionoff cabalgan a lomos del dibujante, a remolque de la potencia y belleza gráfica de cada página. Traman una historia que mezcla mundo interior y exterior, pesadillas y realidad (que aveces es igual de terrorífica)
Es un cómic muy aprovechable pero que lo van a gozar al 100% quienes conozcan la vida y obra de Lovecraft, algo menos los que solo conozcan la obra y los que no sepan nada del creador de Re-Animator lo disfrutaran bastante menos. Aunque nada impide aventurarse en esta apasionante historia sin saber del autor, pero esta lleno de detalles para conocedores del tema.
Es una lectura disfrutable a muchos niveles que toca los principales elementos de la obra de Lovecraft y de su vida. Apenas araña la complejidad de ambas pero se intuye la superficie las principales línias de ambas. El horror insondable y cósmico, la oscuridad de las zonas rurales de Providence, la rareza, la soledad, la ignorancia, la putrefacción moral, la sensación de estar a merced de unas fuerzas imparables que no controlamos, los demonios cotidianos, la muerte, la agonía, la locura…
Tampoco pasa nada por sumergirse en las aventuras de los discípulos de Yog-Sothoth. Las obras completas de Lovecraft no son demasiado extensas y sí muy, muy interesantes.
Tened en cuenta que Lovecraft es de los pocos autores que han conseguido que su apellido se convierta en adjetivo. Muy lovecraftiano todo.
ANIVERSARIOS
30 AÑOS DE STARMAN
El legado de un nombre superheroico, así como que este pueda tener múltiples identidades, es un sello de DC Comics a lo largo de sus décadas. Ya fuese por adaptarse a los nuevos tiempos de cada época, o porque absorbía superhéroes de otras editoriales adquiridas, cuyo nombre de superhéroe era traspasado a un personaje cuya vinculación al universo DC fuese absoluta. En el caso de Starman, hasta llegar a Jack Knight, varios fueron los personajes que fueron publicados usando dicho nombre.
El primero de todos fue Theodore Henry Knight, creado en 1941 por Gardner Fox y Jack Burnley. Ted sería el padre de Jack Knight, y en este caso hablaríamos de legado directo. Mikaal Tomas, creado por Gerry Conway en 1976, tomó el nombre de Starman, más por referencia a la canción de David Bowie que al superhéroe de la propia editorial. En 2009 sería recuperado por el propio James Robinson para su Liga de la Justicia.
No fue el único alienígena en ser llamado Starman, ya que también tuvimos al Príncipe Gavyn, creado por Paul Levitz y Steve Dikto en 1979. Víctima de Crisis en Tierras Infinitas, sus energías prevalecieron en el cuerpo de Will Payton, creado por Roger Stern y Tom Lyle para la primera serie titulada Starman en 1988. Si Robinson sintió la necesidad de recuperar la creación de Conway, Scott Snyder hizo lo mismo con este personaje para su etapa en la Liga de la Justicia.
Este recorrido no es meramente informativo, pues en el segunda serie de Starman, James Robinson hace un trabajo de intentar encajar todas las piezas del pasado y legado de Starman, a la vez que construye un nuevo superhéroe en la figura de Jack Knight. Tanto es así que el gran amor del protagonista, Sadie Falk, acaba siendo Jayne Payton, la hermana del Starman de la primera serie regular.
No sólo de la propia historia del personaje se nutrió la serie, también de elementos ya trabajados en la obra previa del escritor británico, la también aclamada The Golden Age. Jack Knight brilla con luz propia, apoyado en las sombras de The Shade. Creado por Gardner Fox y Harold Sharp en 1942 como villano de Jay Garrick, este elegante ladrón fue un duro rival tanto para los superhéroes de la edad dorada como la edad de plata.
Rival de Ted Knight cuando era Starman, durante la serie de James Robinson toma un rol de mentor de su hijo, una vez el autor británico re-establece su origen. Este es mostrado en la primera de las historias tituladas “Times Past”, donde además de Richard Swift, vemos la vinculación de los otros Starman dentro de una misma continuidad.
De forma regular, salvo números del “Time Past” o algún pequeño arco puntual, tenemos a Tony Harris en los lápices, siempre acompañado por las tintas de Wade Von Grawbadger y los colores de Gregory Wright, que lucían especialmente en los números que Jack compartía plano con su fallecido padre, siendo una escala de grises para todo excepto el trajeado Starman original. Este equipo creativo duraría hasta el número 45.
Las aventuras de Jack Knight se centran en los primeros arcos como protector de Ciudad Ópalo, si bien las amenazas muy pocas veces eran “terrenales”. Eventualmente, con el legado que tenía Starman, lo acaba llevando hacia las estrellas. Esto coincide tanto con la marcha de Harris como dibujante principal, como la entrada de David S. Goyer como co-guionista. Otro nombre que inevitablemente ligamos a la época dorada de la Sociedad de la Justicia de America, al menos hablando en términos post-Crisis.
Goyer estuvo de co-guionista desde el número 48 hasta el 60, en el arco titulado “Stars My Destination”. Tras ello, no hubo relevo, sino que Robinson volvió a quedar como guionista en solitario hasta el fin de su serie, acompañado por Peter Snejbjerg en los dibujos, en el regreso de Jack Knight a su natal Ciudad Ópalo. El dibujante danés ya quedaría como el dibujante regular para los últimos arcos de la serie.
La vara cósmica acabó siendo heredada por Courtney Whitmore, quien dejaría atrás el nombre de Star-Sprangled Kid para convertirse en Stargirl. Al igual que Geoff Johns tomó el relevo del trabajo de Robinson con la JSA, aquí haría lo mismo para su creación más personal, y mantener el legado de una forma distinta a la mostrada en esta serie, pues al igual que los anteriores Starman, Stargirl nacía como hija de su época para un público distinto al de los años 40, incluso distinto al que había hacía treinta años.
La colaboración entre ambos guionistas no acabó aquí, pues a raíz de La Noche Más Oscura, varias series pudieron tener un último número, y James Robinson escribió el Starman #81, donde un anillo de los Black Lantern devolvería a la vida a Ted Knight, para que The Shade tuviese un último enfrentamiento, mostrando a The Shade como el actual protector de Ciudad Ópalo con el retiro de Jack Knight, dedicado ahora a su familia.
WASTELAND
En este mes de Halloween hemos querido revisitar clásicos distintos de los habituales. Pensamos en Flinch, pero nos parecía demasiado moderno. Pensamos en algo de Vertigo, pero para muchos es demasiado conocido… y luego reparamos en Wasteland.
Todo empezó por Mike Gold (¡artículo sobre este hombre, ya!), el editor de oro (punch intended) de la DC de los 80. Bueno, por su culpa y por una jefa demasiado permisiva, Jenette Kahn (¡artículo sobre esta mujer, pero YA!). El caso, era uno de esos retiros editoriales (¿para cuando el de Zona Negativa, Raúl?) de DC, y para terminar la lista de sospechosos habituales, contemos con el gran Dick Giordano (director ejecutivo), el inconmensurable Paul Levitz (vicepresidente), Bruce Bristow (director de marketing) y Andy Helfer (editor). Si eso no es un dream team para una época de ensueño…
Como decía, la culpa es de Gold, pues en medio de una discusión sobre House of Mistery y la falta de esos títulos en el mercado del momento (estamos en 1987), se puso a hacerse el listo. Que si esos comics no tenían verdadera personalidad, que si no vendían porque eran versiones light de la EC de los 50, que si querías algo realmente terrorífico tenías que arriesgarte a ofender, que si había que tratar de retorcer la mente del lector… “Suena bien, hazlo” soltó Kahn para sorpresa del propio bocazas.
Así que el editor tenía que sacar el proyecto adelante y se le ocurrió la pareja ideal, John Ostrander y Del Close, con los que ya había trabajado como editor para una locura llamada Munden’s Bar (una especie de spin-off de Grim Jack, serie de culto del propio Ostrander y Truman para First Comics). La frase para convencerlos entusiastamente fue: “imaginaros que Kafka escribiera comics de terror”.
A John ya lo conocemos, pero deberíamos presentaros al segundo. Del Close (Kansas 1934-1999) fue actor, escritor, director de teatro, profesor y, sobre todo, improvisador profesional, el cual influenció a media generación de los cómicos más habituales de Saturday Night Live. Aparte de un drogadicto declarado que en más de una ocasión alardeó de cómo llegar a estados de delirio y alucinación con cualquier droga, legal o ilegal, a su alcance.
Hay que admitir que Close era la necesaria parte de locura y provocación que buscaba Gold, pero fueron este último y Ostrander los que le dieron a la serie esa personalidad que también deseaban. La idea era elegir a cuatro dibujantes “ecléticos” (o no muy comerciales), que harían portada y los interiores de tres historias, en rotación, dando la estabilidad necesaria al producto. Los primeros elegidos fueron el talento británico David Lloyd, William Messner-Loebs, por aquel entonces más enfocado en el dibujo que los guiones, y los más independientes Donald Simpson y George Freeman.
“¿Pero qué salió de todo esto?” Os estaréis preguntando si he conseguido captar vuestra atención. Pues maravilla alucinógena. Realmente historias para no dormir sin utilizar ni un solo monstruo, gore, sorpresa final, ni ninguno de los trucos habituales del género hasta entonces. Auténticas pesadillas de la mente que sorprende ver publicadas en la época, o digamos mejor la compañía mainstream, que las vio nacer.
El primer número, con portada de Freeman algo turbadora, ya toca techo con la primera historia, dibujada por Lloyd, sobre una especie de ruleta rusa fúngica de la que es imposible salir. Pero es que la segunda historia de un Messner-Loebs entregado a la sátira, es una pesadilla futurista y Kafkiana en la que la vida de un bebé no vale nada. Para remate, la última de un Simpson muy Bisettiano, es una auténtica paranoia sobre las experiencias de Close con las drogas. Así estaba la cosa.
A partir de ahí tenemos auténticas joyas como Ghengis sings!!! (impresionante Freeman), Warning signals (sobre el maltrato parental), American Squalor (un no disimulado homenaje a Harvey Pekar), A safe place (sobre las huellas del trauma), Celebrity rights (escalofriante retrato de los juicios mediáticos), This time we win! (crítica al sistema militar americano), Astigmata, The Dreamer in the Darkness, Heartshadow y un largo y sabroso etcétera.
Cierto que también hay morralla (no tanta como creeríais) y al final todos los dibujantes no aguantan el ritmo, notándose el desgaste y comenzando las substituciones. Pero vamos, que si alguna de ellas fue para que entraran artistas de la talla de Joe Orlando (uniendo de alguna manera la herencia ECeíta), Ty Templenton o Tim Truman (su Mother! pone los pelos como escarpias), tampoco hay que quejarse.
Tampoco todas las historias eran de “terror”, el caso era retar al lector, y se coló mucho humor, sátira y autocrítica. Como en la historia Big Crossover Issue, en la que Close y Ostrander se pasean por buena parte de las creaciones de la editorial. También había algunas bromas recurrentes como el Detective Muerto, que serviría para hilar la historia de despedida. Aunque la mejor de éstas son los pedazos biográficos de la ajetreada vida de Close, en las que se juega a intuir lo que podría ser verdad de tanta locura.
De hecho, Gold, en los editoriales, no se corta en contar anécdotas compartidas con el cómico, aunque impliquen admitir abiertamente su propio consumo de estupefacientes. Un Gold que responderá religiosamente las alucinadas cartas de los lectores, tanto para bien como para mal. Un Gold que confesará, en el decimoctavo último número, que tal y como estaba planteada la cosa se sorprende haber pasado del octavo.
Esto es una auténtica serie de culto, ese calificativo que ahora se entrega con cierta facilidad. Arriesgada para DC y para los valores estadounidenses. Con escritores y dibujantes experimentales. Distinta, atrevida, maliciosa, molesta. Una serie en la que me gustaría caer en el típico “imposible de publicar hoy en día”, sino fuera por lo que escuché recientemente sobre un artista del underground sesentero americano: “es que entonces tampoco se podía”.
En un Magazine DC dedicado al terror, qué mejor libro sobre cómics que la biografía del autor que relanzó el género para la modernidad. El guionista y autor más emblemático que DC tuvo la suerte de aprovechar durante un periodo mágico, Alan Moore. Autor de tantas obras magistrales, muchas de ellas de auténtico terror.
Pero no nos vamos a pasar la reseña alabando a Moore, bien pudiéramos, pero ya se le dedicaron extensos artículos en Zona (auténticos pata negra). No, hablaremos de ese libro, que seamos honestos… ¡es una maravilla!
Si eres fan de Moore es directamente indispensable y ya puedes estar recibiendo collejas hasta que lo luzcas en tu estantería. Si eres aficionado al cómic (ergo, admirarás a Moore) también te convendría leerlo. Y si te gustan las biografías completistas hasta el extremo, tuyo es.
Lo mejor de Storyteller es esa minuciosidad por no perder detalle, desde su diseño hasta su selecta bibliografía. Pero además se adereza con algunas páginas extensibles que incluyen guiones originales, una cronología exhaustiva a más no poder y la sábana santa de los cómics; la planificación de su obra inacabada, Big Numbers.
Más que biografía, que lo es, pues recoge las etapas vitales del mago de Northampton, testimonios, fotos… es un completo catálogo de toda la producción del artista hasta el momento de publicación, incluyendo ensayos, tiras de prensa, portadas de discos, discos, el poco material que queda de sus performances, mágicas o no, videos, libros, revistas editadas o en las que ha colaborado, artículos… ah, sí, y cómics.
Sus obras más emblemáticas son desgranadas en capítulos de más o menos longitud dependiendo de la cantidad de anécdotas o curiosidades alrededor de las mismas. Pero sus épocas iniciales, periodos experimentales o más underground también reciben atención especial. Y por su puesto todo el terror que desplegó en DC.
La Cosa del Pantano, donde ciertos pasajes aún nos ponen la piel de gallina (sólo tengo que recordar el demonio que se alimentaba de las pesadillas de los niños o aquella tribu amazónica de la Brujería) fue su desembarco en nuestra editorial favorita. Pero no se pude negar la huella del género en aquellos Relatos de los Green Lantern Corps, en los complementos piratas de Watchmen, o incluso en La Broma Asesina.
Si aún no estáis convencidos el libro se complementa con un apartado gráfico sensacional, entre dibujos del propio autor, fotografías personales y muestras de todo su trabajo en el que han colaborado los mejores artistas. Y, para mi gusto personal, sin que toda esta imagen supere o despiste del texto.
Además de anexos que incluyen la completísima bibliografía del genio, una bibliografía comentada por el autor, Gary Spencer Millidge, referencias de las citas e imágenes, índice alfabético (no como ese libro rollo de Zinco, que ya va por su segunda edición) y, de regalo, un prólogo de Michael Moorcock.
Para colmo, la edición española de Planeta, fue traducida por José Torralba, lo que garantiza el cuidado y cariño. Lo dicho, una terrorífica maravilla.
(D):
La casa del Lago fue una espetacular miniserie de terror y ciencia ficción (bueno, vale) que venía a culminar el pico de la exitosa colaboración entre James Tynion IV y Álvaro Martínez Bueno.
Quien haya seguido la trayectoria del simpático autor del Departamento de la Verdad, quien conozca bien al autor, sabrá que es su obra más personal, detallada y en la que vuelca más cariño. Habla de él, de sus amigos, de las relaciones entre amigos, de como se siente en ese mundo, de su sexualidad… todo mezclado con una trama hiper compleja llena de trucos, sustos y giros repentinos. Una serie limitada cocinada a fuego lento por Tynion e ilustrada por Martínez Bueno en plan “Hold my beer”. El artista cántabro explosiona en un espectáculo que trasciende al género, desde las portadas hasta el uso del color absolutamente maravilloso, pasando por los diseños de interiores, las arquitecturas… lo de Álvaro Martínez es algo serio y algo casi inabarcable para el lector. Hay un trabajo increíble por debajo que no se ve.
Tynion además juega y disfruta, se recrea en los personajes, como un niño con su muñequitos pero con su dominio del ritmo, de la acción y de la estructura narrativa.
El resultado fue un viaje espectacular y adictivo que nos mantuvo abducidos como yonkis mes a mes. Pero los muy ca… autores nos dejaron con un cliffhanger jaw drop bastante ca… pu… desasosegante.
El regreso de la serie parecía que iba a resolver las incógnitas, a responder las preguntas… pues nada, ni por asomo. Éstas se multiplican en un cambio de ubicación radical. Nos vamos al Mediterráneo indeterminado (según nos dijo el propio Álvaro en X) con personajes nuevos. Tynion se gusta. Es un vuelta a empezar (pero no exactamente) en el que los autores nos dicen “chico, esto no va de “el final” (por ahora)
Ya nos dijo Tynion que sus grandes referentes son las series de televisión y Nice house bebe directamente de Perdidos. Esto significa que tenemos para rato y más si la serie continua (que por ahora sí) siendo el éxito de critica y publico que fue la primera parte.
Por todo esto, es nuestra novedad destacada del mes más terrorífico.
Nos vemos en 30 días en un nuevo Magazine DC y disfrutar del mes de noviembre.
Que loco se ve eso de Wasteland, otra prueba del meganivel inalcanzable y vanguardista del DC postCrisis y preVértigo.
Locurón Dr, lo cu ron. Gracias por comentar, como siempre!
A mi esa corta época en particular la siento como el fines de 60-primerísimos 70 para el rock, donde podias tener cosas que hoy llamariamos muy pop, otras totalmente vanguardistas, pero todas conviviendo sin etiquetas, vendiendo muchisimo y en sellos grandes. Beatles, Velvet Underground, Floyd, Crimson, todo era rock. Después se empezo a separar mucho «este hace prog» «este hace hard» «este es glam», etc, entre grupos pero tambien por sellos, y lo más «raro» también volvió a encasillarse, como el krautrock o el RIO.
Todo bien con Vértigo, pero siento justamente eso, prefiero esos dorados años previos donde TODO era DC y te podía aparecer cualquier superheroe en Sandman, Animal Man o Cosa del Pantano. Después se dividió mucho la cosa, a un nivel aburrido diría. O sea, hasta un Morrison se empezó a dividir mentalmente para hacer algo supermainstream (a su modo) como JLA o Xmen, e ir a Vertigo para hacer sus cosas locas. No se, capaz estoy diciendo pavadas…
Pavada ninguna. Fue una época maravillosa. La Doom Patrol metiéndose en los desaguisados que la Liga no era capaz de entender, Batman enfrentado a la Cosa del Pantano, Animal Man rondando por el mundo de los supers, Sandman recuperando objetos de supervillanos… Todo era loquísimo y en mi opinión genial.
La última serie que recuerdo que mostró toda esa locura fantástica de los superhéroes desde una perspectiva totalmente humana fue Starman y como dicen más arriba, ya cumple unos cuantos añetes también.
No es que reniegue de Vértigo, que dió joyas monumentales al margen de DC (Predicador, Transmetropolitan e Y el último hombre los tengo en un pedestal), pero sí era genial que el universo superheroico se saliese de la tónica habitual y tomase otros derroteros plagados de originalidad.
justamente pensaba en Starman, y como resaltaba muy solita en esa era peri Año Cero…por suerte no cayó en Vértigo. La heredera de todas las que mencionás. Se me ocurre Shade también de la era preVértigo, bueno, y Hellblazer también! Todas nacieron antes.
Bueno, claro, Shade para mí es sinónimo de Starman (en muchas ocasiones robaba el protagonismo de la serie de forma absoluta) y Hellblazer como tal yo ya la considero Vértigo (otra de sus joyas), que para ver a Constantine en DC te ibas a la Cosa del Pantano, no en su colección.
Siendo justos, creo que en la actualidad también tenemos alguna pincelada de esas maravillas en las obras de Tom King, pero parece que salvo su Batman y su Wonder Woman (que estoy disfrutando una barbaridad) la mayoría no están en continuidad. Una pena.
Interesante debate! Yo no creo que los sellos coarten la creatividad. Lo que limita es esa autoimpuesta exclusividad en plan, si aparece en Vertigo no puede aparecer en el UDC o viceversa. Creo que ahora lo están superando… pq Batman aparece en todos los sellos (jejeje)
Tal cual. Deberia ser Batman A, Batman B, Batman C, Batman Label, Batman Press, Milesbat, Batigo, etc…a eso me refiero, no hacia falta un sello especial para sacar Un Broma Asesina o Arkham Asylum. Y si no era elseworld todo entraba en continuidad! Que pito cuenta 3 Guasones por ejemplo? O Batman/Gatubela?
No yo hablo de Shade El hombre cambiante (no el villano), serie de Milligan. Muy heavy, esos episodios primerizos, con el espiritu americano etc. Gran serie.
Milligan si que es el guionista cambiante. Aunque en la balanza tiene más obrones que plomazos, todo sea dicho
Pero los plomazos són de extrema densidad. Prefiero su twitter donde habla de futbol XD
jejej yo lei pocas cosas, todas de esa época. Shade, El Extremista, Enigma, todas con ideas interesantes, algunas más densas que otras. Pero si, de entre los british contemporaneos, capaz es el más aburrido.
a veces no le ayudaba los dibujantes. Enigma con Fegredo era algo muy difícil de seguir.
Mea culpa, que esa nunca la llegué a leer. Milligan también cuando se pone puede ser una ida de olla importante, sí.